
por Vicent Masià
miembro de La Futbolteca
El Sevilla Fútbol Club es, sorprendentemente, todavía hoy en día uno de esos clubs españoles de larguísima trayectoria que, a pesar de lo que dicen los documentos y testimonios, inexcusablemente a su favor, mantiene una deuda pendiente con el inicio de su historia. Y es que la entidad hispalense, junto a una larguísima nómina de sociedades deportivas como el Real Madrid C.F., Valencia C.F. o Levante U.D., por poner algunos ejemplos de clubs de Primera División, aún camina subida al carro de aquellos clubs que confiesan haber sido constituidos justo en la misma fecha en que fueron inscritos en el Registro de Asociaciones que disponían los Gobiernos Civiles, como si constituirse y registrarse fueran una misma cosa.
La confusión, despejada recientemente de forma conjunta gracias al departamento de servicios históricos del propio club sevillano y a investigaciones llevadas a cabo de forma particular por quien escribe estas líneas, arranca a principios del siglo XX cuando el Gobierno reformista pretendió oficializar y, con ello fiscalizar mirando al futuro, todas las asociaciones existentes que de algún modo habían sorteado la Ley de Asociaciones de 1887 y aquellas que estaban por constituirse. Apoyado por un Real Decreto y una Real Orden Circular promulgados en 1901 y 1902 respectivamente que sustentaban legalmente su posición, el Gobierno quería poner fin de una vez por todas al descontrol imperante, siendo las asociaciones religiosas y recreativas de la época, entre ellas las deportivas, uno de sus principales objetivos por cuando actuaban bajo el conjunto de normas del Derecho Civil y eran administradas como sociedades mercantiles sin publicitarlo.
El resultado inmediato fue que prácticamente la totalidad de asociaciones religiosas decidieron inscribirse en el Registro convenientemente habilitado en la cabecera provincial, mientras que las recreativas y específicamente deportivas, más reacias, lo hicieron de forma escalonada en los años siguientes. Así pues vemos como un club decimonónico como el Río-Tinto English Club, con sede en la localidad onubense de Minas de Riotinto y advertido por los nuevos cambios, efectúa su inscripción el 16 de agosto de 1901, antes incluso de oficializarse el Real Decreto de 19 de septiembre de 1901, mientras otras asociaciones, dígase Athletic Club, de Bilbao, lo hacen el 5 de septiembre de 1901, el Madrid Foot-ball Club en fecha 15 de abril de 1902 y el Foot-ball Club Barcelona el día 5 de enero de 1903, mismo año en el cual queda registrado el Huelva Recreation Club, reservándose la inscripción del Sevilla Foot-ball Club para 1905.
Dentro de las formalidades requeridas por la administración, los fundadores o iniciadores de una asociación, independientemente de estar constituida con antelación a 1901 o encontrarse en vías de constituirse, debían presentar ante el Gobernador dos ejemplares, firmados por los mismos, de los Estatutos, Reglamentos, contratos o acuerdos por los cuales debía regirse, expresando claramente en ellos la denominación y objeto de la asociación, su domicilio, la forma de su administración o gobierno, los recursos con que iba a contar o con los que era previsible atender a sus gastos y la aplicación que había de darse a los fondos o haberes sociales en el supuesto caso de una probable disolución.
Comprometidos con la Ley, los clubs de nuevo cuño se acogieron en lo sucesivo a estas normas, pero, ¿qué sucedió con aquellos constituidos previamente a 1901 y en qué lugar quedaban?
Los clubs decimonónicos, en función de su capacidad social y, sobre todo, administrativa, tardaron más o menos tiempo en dejar constancia de su existencia ante los Registros provinciales y, aunque todos cumplieron a rajatabla -como no podía ser de otra forma- con el formalismo de elegir una junta directiva con nombres, apellidos y razón social para ser estudiada y ratificada por la Autoridad, en este caso el Gobernador Civil, no todos redactaron sus Estatutos por igual ni repararon al unísono dentro de estas normas en un detalle trascendental, se mire por donde se mire, en su memoria como colectivo: hacer constancia por escrito de la fecha exacta de su constitución como asociación, es decir, el preciso instante en el que un grupo de personas unidas por una misma inquietud, jugar al fútbol, adquirían personalidad jurídica.

Después de más de cien años de vicisitudes de todo tipo, analizados uno a uno los grandes clubs nacidos a caballo entre los siglos XIX y XX, se observan claramente dos tendencias a la hora de presentar los respectivos Estatutos ante la Administración: de un lado los clubs que hacen constar su fecha de constitución [fundación/nacimiento] a la par que el día de elección de su última junta directiva y, de otro, los que solamente confirman el día en el cual la junta directiva fue consensuada para ser ratificada por el Gobernador Civil, haciendo caso omiso estos últimos a su fecha de constitución real.
La libertad de redacción de los Estatutos, un derecho por supuesto irrenunciable para los clubs, en el supuesto de no ser elaborados a conciencia podía jugarles en el futuro una mala pasada y desencadenar sin mala fe, como posteriormente ocurrió, una serie de confusiones que todavía se viven, lamentablemente, en el día de hoy. Sin embargo, como se indica en el párrafo anterior, no todos los clubs actuaron de la misma forma y, afortunadamente, hubo quienes estuvieron más espabilados y atentos a su historia, situándose en el primer grupo Athletic Club, de Bilbao, quien registrado en 1901 hizo constar en sus Estatutos que había sido constituido previamente en 1898 y Foot-ball Club Barcelona, quien registrado a principios de 1903 también hizo lo propio destacando 1899 como fecha de partida.
En el segundo grupo, el de las asociaciones que no daban oportuna importancia a su fecha de constitución real, encontramos al Madrid Foot-ball Club, una entidad nacida en el otoño de 1900 bajo la presidencia de Julián Palacios que, con el relevo directivo y la llegada a la poltrona de Juan Padrós, quedando registrada en 1902 intentó con sus ansias de protagonismo convertirse en el adalid de todos los clubs de la geografía nacional encabezando varias propuestas de gran repercusión -en las cuales carece de importancia el orden- como el primer intento de crear una Federación Española, la representación del fútbol español ante la recién nacida FIFA y la organización del Campeonato de España, torneo este a disputar en Madrid entre cuyas normas de obligatorio cumplimiento para todas aquellas sociedades que deseaban acudir se les requería estar legalmente constituidas, es decir, haber pasado por el Registro.
La influencia del Madrid F.C. y de la prensa de la villa y corte no pasó desapercibida para el resto de clubs, fueran decimonónicos o no, sumándose a la moda de no incluir la fecha real de constitución en sus Estatutos clubs mucho más antiguos como el Huelva Recreation Club, constituido en 1889 pero de cuya fecha –día, mes y año- ya nadie se acordaba. El club onubense, registrado en 1903, alertado por sus aficionados y gracias a una referencia de su día de constitución encontrada varias décadas después en la prensa local, consiguió a base de luchar subsanar el error de no incluir tan significativa fecha en sus Estatutos y convencer, no sin mucho esfuerzo, que era el más antiguo de los originados en España, pero, ¿qué ocurrió con el Sevilla F.C.?
La entidad hispalense, nacida a la par que el club más representativo de Huelva, también cayó en las fauces del olvido y en el descuido de no subrayar su fecha de constitución pese a saberse que jugaba al fútbol desde hacía varios lustros y que sus miembros, implicados a lo largo de dos generaciones, habían mantenido viva la llama futbolística hasta su oficialización en octubre de 1905 culminando un proceso registral iniciado en 1904. Al igual que en la vecina Huelva, nadie fue capaz de tirar del hilo de 1890 y establecer esa fecha como año de partida, acomodándose en una fecha importante como era la registral, pero no tanto como la fundacional, muchísimo más significativa.
Algo más de ciento veinte años después, gracias al empuje del Área de Historia del Sevilla F.C., la clarividencia de su por entonces presidente, José María Del Nido, persona sensibilizada en estas cuestiones, la investigación de terceras personas ajenas al club pero comprometidas en rescatar su historia y, en especial, a la inestimable ayuda de los servicios digitales puestos a nuestra disposición en Internet, el Sevilla F.C., la ciudad de Sevilla y con ello España en general, han conseguido rearmar las distintas piezas de las que constaba el complejo puzle histórico de uno de sus más ilustres clubs para fortuna de todos, viéndose los hallazgos encontrados reforzados por una serie de personas que, con sus conocimientos legales, históricos y cognitivos del entorno sevillista y sevillano de alrededor de 1890, han profundizado si cabe más en descubrir al aficionado un pasaje de su historia hasta ahora desconocido.

Las conclusiones expuestas en las I Jornadas de Historia y Deporte organizadas por la Fundación del Sevilla F.C. en febrero de 2013 en el marco incomparable de la Universidad de Sevilla y todo el trabajo recopilado en el libro “El Sevilla Football Club a caballo entre los siglos XIX y XX” donde se explica el origen y constitución del club, no pueden ni deben caer en saco roto por el alcance histórico y relevancia que suponen para el Sevilla F.C. Es menester y obligación del Sevilla F.C., tanto de directivos, aficionados como simpatizantes, sin excluir cuerpo técnico, asalariados y jugadores, tomar conciencia de su historia e identificarse con el 25 de enero de 1890 como fecha inaugural de su trayectoria.
Si en el pasado reciente José María del Nido buscó el reconocimiento de la RFEF una vez conocidos los hechos, contó con el implícito de la FIFA a través de sus medios de comunicación congratulándose sobre el descubrimiento del 25 de enero de 1890 y la suma de varios organismos extranjeros con experiencia en asuntos históricos, el Sevilla F.C. y su nueva ejecutiva con el crédito que ofrece la documentación hallada no pueden mirar atrás y sentir dudas sobre su constitución. Al contrario, ahora más que nunca son dueños de sí mismos, saben de dónde vienen y fortalecidos por el acta de constitución, un documento irrebatible, pueden ir hasta donde quieran con todo lo que implica: prestigio, reconocimiento, reencuentro con sus raíces, amén de un mundo de posibilidades que se les abre con márketing y la satisfacción de sus propios socios y simpatizantes.
En el mundo del fútbol y el deportivo en general, no hay ni ha existido nunca organismo nacional o internacional creado ex profeso para regularizar la fecha constitutiva de los clubs, ni sería razonable que lo hubiese puesto que tradicionalmente han sido los propios clubs quienes se han ocupado de encontrar sus raíces, conservarlas y publicitarlas. La demanda de un organismo competente y su correspondiente creación precisaría de personas expertas, implicadas y comprometidas en hallar la verdad en la historia de cada club, con el consiguiente riesgo de ser influenciables por terceros cuando no mostrar despreocupación ante un tema tan delicado y sensible. En este aspecto, nadie mejor que el propio club rodeado de personas facultadas para llevar a cabo esta misión como siempre se ha hecho y como es deber.
Al final de todo, la decisión de oficializar el 25 de enero de 1890 como fecha constitutiva del Sevilla F.C. está en manos del club, y si no es esta será otra la directiva que lo haga, porque la verdad es como una boya marina que, por mucho que se la hunda y obstaculice, al final siempre sale a flote y la boya, en forma de acta surgida en The Dundee Courier & Argus, emerge ya desde hace un año teniendo la misma validez legal que un acta constitucional ante notario y el mismo alcance que tuvo el 18 de diciembre de 1889 aparecido en La Provincia para el Real Club Recreativo de Huelva. Ni más, pero tampoco menos. Ciento veinticuatro años de historia son muchos para olvidarse de ellos.
© LaFutbolteca.com. Septiembre 2014.
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por Vicent Masià
miembro de La Futbolteca
Hace ya unos cuantos años atrás el carismático Luís Aragonés respondió a un periodista, en medio de una rueda de prensa, que el fútbol es “ganar, ganar y ganar, y ganar y volver a ganar, y ganar, y ganar, y ganar, y volver a ganar, y ganar, y ganar, y ganar… y eso es el fútbol, señores“.
Tan machacona y repetitiva frase, a pesar de que al bueno de Luís no le faltaba por supuesto pizca de razón, sin embargo, vista la historia y la realidad, llevarla hasta su última consecuencia es extremamente complicado y, salvo raras excepciones, casi una utopía. Ganar en el fútbol o en cualquier disciplina es el fin de cualquier deportista y, aún a pesar de la famosa frase del Ethelbert Talbot -mal atribuida al barón Pierre de Coubertin- “lo importante no es vencer, sino participar”, es más que patente adivinar que con participar no basta y con perder, menos todavía. Nadie, absolutamente nadie, quiere o se conforma con la derrota. La derrota no entra en los planes del deportista, no es su motivación y, por lo tanto, hará todo lo que esté buenamente en sus manos para evitarla, bien mejorando a base de entrenamiento, mentalización o competitividad.
Las palabras de Luís son una excelente muestra del espíritu ganador que envuelve a cualquier deportista y un resumen más que completo de por qué y para qué juega un futbolista: para ganar. Emplear hasta doce veces la palabra ganar en una misma frase no es una casualidad, ni tampoco puede catalogarse como una genialidad, es simplemente un honor a la verdad, la verdad del deportista que, además de practicar deporte, es competitivo.
Esta reflexión, no obstante, trasladada al mundo real del fútbol de alta competición donde bajo un formato de Liga con encuentros a ida y vuelta dirimen una veintena de clubs en lucha por la obtención de un título como premio, sean profesionales, semi-profesionales o amateurs, aplicando la lógica implica muchas dificultades porque, generalmente, todos los deportistas afectados son ganadores a priori y, unidos bajo una misma bandera -la de sus respectivos clubs-, ninguno de ellos va a querer dar su brazo a torcer aunque, obviamente y siempre en condiciones normales, no todos van a poder vencer en todos los encuentros del campeonato ni tan siquiera, en el mejor de los casos, imponerse a la gran mayoría de sus adversarios sin sufrir alguna afrenta por el camino en forma de dolorosa derrota.
El honor de ganar a todos los rivales en un mismo torneo no es moco de pavo y, aunque suena bien a los oídos, su consecución es harto difícil, pero no imposible pues ya sucedió en una ocasión por milagroso e inaudito que parezca. En el recuerdo queda una hazaña, porque de hazaña hay que etiquetarla, el gran campeonato disputado por el C.D. Ourense en la ya lejana en el tiempo temporada 1967/68 cuando, alojado en el Grupo I, el conjunto gallego se impuso a sus quince rivales en todos los encuentros, tanto en los de casa como en los realizados a domicilio, un record dificilísimo de igualar y, al cual hasta la fecha, ningún otro club en cualquiera de las categorías nacionales ha podido aproximarse.
En su sustitución y debido a la complejidad de tal desafío, el mayor logro al que puede un club hoy en día optar siendo realistas, es el de mantener su casillero de derrotas a cero, un reto igualmente harto complicado si se tienen en consideración la gran cantidad de circunstancias que paralelamente han de darse cita para su plena consecución. Obtener la imbatibilidad, o sea, quedar invicto tras la finalización de una Liga entera, ya sea mediante la combinación de victorias y empates a partes iguales o bajo el dominio de una de las dos -tradicionalmente las victorias superarán a los empates- y, además, con holgura, es un reto al alcance de muy pocos y, prueba de ello, es que en esporádicas ocasiones se da lugar.
No es sencillo, por supuesto, ni una vez finalizado el torneo, ni durante su disputa ni, cómo no, antes de empezar su desarrollo, averiguar o adivinar por qué causas un equipo ha resultado imbatido o va a ser invencible. Nadie sabe antes de iniciarse un campeonato de Liga qué resultados va a dar la plantilla confeccionada, cómo se van a desenvolver los fichajes recién incorporados, cómo van a reaccionar los jugadores veteranos y si el entrenador, sea conocido o por descubrir, será capaz de gobernar la nave con buen atino en el manejo del timón.
En el caso de considerar un equipo ganador como aspirante a ser invicto -no todos lo serán y pocos pueden aspirar a tal rango-, durante el transcurso de la temporada cualquier lesión de uno o varios jugadores determinantes puede ser fatal, lo mismo que una decisión tomada desde el banquillo puede resultar negativa en cuanto no era precisamente ese el plan del técnico. Eso sin contar con el papel de los contrincantes, algunas de cuyas plantillas tendrán en mente similares objetivos y harán lo imposible sobre el terreno de juego para arrimar el ascua a su sardina, o el de los árbitros, parte fundamental en este juego de cuyas decisiones, afortunadas o no, todos dependerán. Desde el punto de vista extradeportivo se deben tener en consideración factores influyentes como tener al día el cobro de las mensualidades, una buena sinergia con la afición y, en muchas ocasiones la diosa Fortuna. Y es que sin una gran dosis de suerte, pese a la inmejorable predisposición de todo lo concerniente, no se puede agarrar con las manos el éxito. Cualquier balón al poste o travesaño del rival, lesión de su estrella, tarjeta roja que le deje en inferioridad numérica, incluso un golpe de viento que desvíe una trayectoria muy comprometida, puede ser decisivo para resultar invicto a lo largo de una temporada. Todo suma.
Explicar al detalle por qué un equipo termina un campeonato imbatido y por qué cada jornada los once jugadores elegidos no pierden sobre el campo, es sumamente complicado. Son demasiadas las circunstancias positivas tanto deportivas como extradeportivas las que han de reunirse para su desempeño y tan pocas las que, en un momento dado y bajo un prisma negativo, pueden dar al traste para su logro, que dar una respuesta convincente y razonada se antoja pura especulación. Pero el hecho es que, nos sorprenda o no, ahí está y cuando se produce nos causa una gran alegría y una respetuosa admiración por todo lo que hay detrás. Imaginemos a los directamente beneficiados -el club y sus jugadores- y pongámonos en su piel. Debe ser una satisfacción enorme sentir que se ha hecho historia.
Hasta aquí he comentado la extrema dificultad que implica finalizar invicto y todo el halo de circunstancias que han de hacerlo posible, pero para hacernos una idea exacta de hasta qué nivel es un mérito extraordinario, veamos cuántas veces se ha alcanzado y quiénes han sido sus protagonistas dentro de un abanico liguero que, en su número de participantes, va desde un mínimo de dieciséis clubs hasta uno de veintipocos en el que, curiosamente, los elegidos siempre lo han conseguido estando inmersos en Tercera División, ya siendo el tercer escalafón nacional, caso del Rayo Vallecano de Madrid SAD y C.D. Ourense SAD como el cuarto, caso del Málaga C.F. SAD y Tomelloso C.F. Fuera de esta selección, otros clubs fueron invictos dentro de sus grupos, pero aquí simplemente los mencionaremos por ser grupos ligueros de menos de dieciséis participantes, amén de excluir fases intermedias, finales y promociones. Estos fueron: Racing Ferrol F.C., Club Patria Aragón y Sporting Club, de Canet (1929-30); Club Atlético Osasuna (1931-32); Zaragoza F.C. y Hércules F.C. (1932-33); C.D. Torrelavega y Gerona F.C. (1933-34); Deportivo Alavés y Constancia F.C. (1940-41); U.D. Melilla (1956-57); y U.D. Mahón (1966-67).
Rayo Vallecano de Madrid, SAD

El madrileño club del popular barrio de Vallecas fue la primera entidad en suelo nacional que fue beneficiada con la gracia de no perder ni un solo encuentro en Liga. Era la temporada 1964-65 y los franjirrojos, tras haber militado cinco campañas en Segunda División, afrontaban su cuarta comparecencia consecutiva en el Grupo XIV de Tercera División perteneciente a la Federación Castellana, un grupo donde se reunían clubs de la capital y su provincia, así como de las provincias aledañas a la villa y corte castellanoleonesas y la integridad de las castellano-manchegas de hoy en día para sumar dieciséis participantes.
La A.D. Rayo Vallecano, este era su nombre en aquellos instantes, atravesaba desde el inicio de la década de los años sesenta una gran crisis económica a consecuencia de su pérdida de la categoría de plata y el abandono sufrido por parte de su presidente Esteras Navalpotro, habiendo quedado rota su estrecha vinculación de dependencia con otro club vecino, el Club Atlético de Madrid, a quien no le interesaba una filiación con una sociedad de Tercera División. Vallecas era conocido por ser territorio de franca adhesión colchonera y Juan Roiz, nuevo presidente rayista, llamó a las puertas de las principales autoridades provinciales y de la Federación Castellana en pos de ayuda, resultando el esfuerzo infructuoso al igual que con el Club Atlético de Madrid de Vicente Calderón.
Gracias a un consejo prestado por el Gobernador Civil de Madrid, Jesús Aramburu Olarán, Juan Roiz tragó saliva y dotado del gran desparpajo que ocasiona el estar desesperado, se entrevistó contando con la venia gubernativa con la ejecutiva del Real Madrid C.F. estando Santiago Bernabéu al frente, consiguiendo pese a la oposición del directivo madridista Raimundo Saporta, que el conjunto merengue se hiciese cargo de todos los gastos rayistas durante la temporada a cambio de que cuando el equipo amateur blanco -la A.D. Plus Ultra- jugase en Vallecas, el diez por cien de la taquilla ingresara en la cuenta franjirroja, mientras que en el resto de encuentros de Liga el treinta por cien iría a las arcas de Chamartín.
El acuerdo fue sellado con un apretón de manos entre Santiago Bernabéu y Juan Roiz del que la entidad rayista resultó ampliamente beneficiada, puesto que cubría su presupuesto anualmente y podía hacer una plantilla óptima para poder intentar ascender a Segunda División. La Tercera División de los años sesenta era el tercer nivel futbolístico nacional y la A.D. Rayo Vallecano luchó baldíamente durante las temporadas 1961-62, 1962-63 y 1963-64 resistiéndosele el objetivo pese a andar muy cerca de este en las tres ocasiones. A la cuarta, 1964-65, fue la vencida y los franjirrojos consiguieron el merecido ascenso y de qué manera.
Con Juan Roiz Morante en la presidencia y Pedro Eguiluz en el banquillo, el club confeccionó una gran plantilla donde se contaba con la presencia de jugadores de la talla de Picot, Martín Pérez, Flores, García, Corcuera, Dalmau, Chufi, José Luís, González, Juanito, Segovia, Zapater, Frutos, Murilla, Sánchez y Felines entre otros, consiguiendo dominar el campeonato de cabo a rabo con veintiséis victorias y tan solo cuatro empates. En el aspecto anotador tampoco anduvo mal la cosa y ofensivamente se sumaron ciento dos goles, por catorce en contra.
Tras proclamarse campeón de Liga quedaba un complicado paso, ascender a Segunda División, objetivo que se alcanzó de forma sobresaliente al eliminar a Jerez C.D. y U.D. Salamanca en la Promoción, siendo la derrota por 2-1 en Jerez de la Frontera, la única derrota cosechada en toda la campaña. Como complemento de tan históricos logros, la directiva rayista gratificó la ayuda prestada por varias personalidades y así el sábado 3 de abril de 1965 recibía en el restaurante Biarritz la insignia de oro y diamantes del club, además del título de Presidente de Honor el Gobernador Civil, Jesús Aramburu, por los servicios prestados durante varios años. En cuanto a la figura de Santiago Bernabéu, este no fue menos e igualmente fue condecorado con la insignia de oro y diamantes, además del título de Socio de Honor, todo ello en un acto celebrado el domingo 13 de junio de 1965 a las once y media de la mañana en el Estadio de Vallecas donde se tributaba homenaje al club rayista mediante un enfrentamiento contra el F.C. Girondins de Bordeaux. El conjunto de Vallecas salió reforzado con las estrellas Puskas y Gento, contando además con tres prometedores jugadores que habían ascendido recientemente a la primera plantilla merengue como eran Serena, De Felipe y Sanchis, una excelente ayuda que le sirvió para imponerse 2-0 a los franceses.
Club Deportivo Ourense, SAD

La historia del C.D. Orense -así se denominaba en aquel momento- de la temporada 1967-68 es un cuento precioso, casi perfecto, pero con un final infeliz. El conjunto gallego presidido por Florencio Álvarez inició la campaña con un objetivo muy claro: ascender. Esa la prioridad y atrás quedaban un par de ediciones frustradas donde los rojillos no habían alcanzado exitosamente la categoría de plata. El Grupo I de Tercera División contaba con dieciséis participantes, todos gallegos, aunque los aspirantes al título era muy pocos al margen de los orensanos, tan solo S.D. Compostela, Fabril S.D. y C.D. Lugo podían ser una amenaza.
El inicio del torneo fue muy serio por parte del C.D. Orense imponiéndose con relativa holgura a cuantos rivales se le ponían al frente. Lógicamente no todos los encuentros ofrecían los mismos guarismos y en más de una ocasión el 0-1 fue el resultado final, pero el ímpetu rojillo se mantuvo acorde a la calidad de la plantilla y al término de la primera vuelta se había conseguido una marca importante: quince victorias en quince partidos. Las expectativas en vistas a la segunda vuelta eran prometedoras y, a pesar de que los orensanos sabían que eran el rival a batir, en cada encuentro ponían toda la carne en el asador para salirse con los dos puntos en disputa dentro del zurrón.
A medida que el campeonato iba avanzando, jugadores, directivos y afición conformaron una gran piña que parecía llevar al equipo sobre andas en pos de la consecución del ansiado título para después, ya en la Promoción, dar el toque final con el deseado ascenso. Sin embargo la fortaleza de la plantilla hacía presagiar cotas más altas y en el imaginario de cada uno de los futbolistas empezó a mascullarse una exigente obsesión: concluir el torneo sin perder un solo encuentro y, a ser posible, imponerse a todos sus rivales desde el principio hasta el fin. La primera parte había ofrecido un resultado espectacular y romper esa tendencia suponía una mancha que podía ensombrecer una trayectoria que podía ser de record. ¿Por qué no seguir con lo empezado?
Disputadas ya más de tres cuartas del torneo, los orensanos se trasladaron a la ciudad de Vigo a falta de cuatro jornadas para el final con la mente puesta en seguir su impresionante record. El rival era el Club Rápido de Bouzas, un humilde plantel que luchaba por no descender y el desarrollo del encuentro, ante una hinchada local que alentaba a su equipo, fue realmente complicado por el temor de perder su primer punto en Liga y regresar a O Couto con su primer empate. Al final todo se resolvió positivamente y con un justito 0-1, los rojillos resoplaban a gusto por el triunfo. La meta quedaba más cercana y toda la prensa nacional se hacía eco de la extraordinaria racha de los muchachos dirigidos por el técnico Fernando Bouso.
El paso siguiente era el C.D. Lugo en casa, rival al que se impusieron por 2-1 con un gol obtenido en el minuto noventa en el que el portero lucense y el balón terminaron alojados dentro del marco y que el árbitro concedió ante las airadas protestas de los visitantes, llegando al penúltimo encuentro también en O Couto, en esta ocasión frente a un conocido, el Club Atlético Orense, un club fundado en 1956 como independiente bajo la denominación A.D. Couto que en 1966, tras haber sido tercero en Liga, pasó a formar parte de la estructura del C.D. Orense aunque, de cara a la Federación Gallega, seguía siendo autónomo. El duelo estaba servido y todo apuntaba a una fácil victoria del primer equipo como así fue, imponiéndose el líder por un contundente 5-0.
Tan solo restaba un partido de Liga y todo quedaba pendiente de un hilo. El encuentro se las traía y el rival era el mejor oponente, la S.D. Compostela, segundo en la tabla y con una derrota en su casillero, precisamente la que le había infligido el C.D. Orense en O Couto durante la primera vuelta por 2-1. Los compostelanos, que jugaban arropados por su público en casa, les tenían ganas y aunque fuese en el último minuto y de penalti, querían imponerse a los rojillos zanjando cuentas con ellos: de un lado siendo el único conjunto en vencerles y, de otro, quebrar una inmaculada trayectoria que mantenía en vilo a todo el país. El encuentro disputado en el Campo de Santa Isabel fue inenarrable y la tensión se podía cortar con el filo de una navaja hasta que los orensanos se adelantaron 0-1 en el marcador, manteniendo tan escaso pero trascendental margen hasta el pitido final. El C.D. Orense había logrado la hazaña, un record estratosférico con un pleno de treinta victorias en treinta encuentros que todavía nadie ha sido capaz de igualar.
Sin embargo el desenlace de la temporada 1967-68 no fue justo a tenor del esfuerzo realizado durante el torneo liguero doméstico. En la Promoción le esperaban conjuntos muy fuertes que, aunque habían sido derrotados en sus respectivos campeonatos, mantenían intactas sus aspiraciones. En la primera eliminatoria el rival fue el C.D. Condal, de Barcelona, imponiéndose los rojillos por 2-0 en casa y perdiendo el encuentro de vuelta por 2-1 en la ciudad condal en lo que suponía su primera derrota de la temporada y un serio aviso de que el ascenso no iba a resultar un paseo en barca. En la eliminatoria final el oponente era un descarado C.D. Ilicitano que había sorprendido en el Grupo IX y que en la primera eliminatoria había superado al Real Avilés C.F., tratándose los alicantinos de un conjunto joven pero con mucha calidad. El encuentro de ida disputado en O Couto terminó en tablas, 0-0, dejándose las espadas en alto para la vuelta en el Estadio de Altabix, recinto donde los orensanos cayeron por 2-1 y donde su sueño se vio truncado de la peor de las maneras.
En el mérito del C.D. Orense cabe una gesta casi irrepetible después de ver cómo es el fútbol actual y la obtención de cien tantos a favor por unos raquíticos ocho en contra. El esfuerzo orensano fue compensado parcialmente al final de la temporada cuando Juan Antonio Samaranch, cabeza de la Delegación Nacional de Deportes, entregó a los gallegos una placa de plata en favor del Mérito Deportivo, aunque en la consciencia de los rojillos pesaba un gran llanto por la no consecución de un ascenso por el que lucharon Roca, Esnaola, Oñate, Lozano, Paredes, Varela, Astigarraga, Bermejo, Márquez, Pito, Lolín, Ángel, Pombo, Segra, Túñez, Buján, Cortés, Pataco, Carballeda, Conde, Puente, Pazó y Guitián.
Málaga Club de Fútbol, SAD

El inicio de la década de los años noventa había sido durísimo para el fútbol malacitano y su máximo exponente a nivel nacional, el C.D. Málaga, víctima de una nefasta administración desaparecía en el verano de 1992 dejando huérfanos a los aficionados locales de un club histórico que tantos éxitos había cosechado. La solución inmediata a tan gran desastre se encontró en casa, potenciándose un Club Atlético Malagueño que en la temporada 1992-93 se proclamó campeón del Grupo IX de Tercera División ascendiendo a una Segunda División B donde en la campaña 1993-94 lamentablemente no se dio la talla y que terminó regresando al pozo del cuarto nivel nacional.
El batacazo malacista fue considerable y concluido el torneo era necesario revitalizar el club para volver a empezar con buen pie. Dos empresarios, Federico Beltrán y Fernando Puche, inyectaron dinero en la entidad blanquiazul y antes de empezar la temporada 1994-95, el antiguo Club Atlético Malagueño era transformado en Málaga C.F. SAD. No había que perder tiempo y con una nueva estructura, se depositó toda la confianza deportiva en manos del técnico Antonio Fernández Benítez “Antonio Benítez” quien, con buen acierto, rescató para la plantilla a antiguos jugadores del desaparecido C.D. Málaga como Angelo y Añón que reforzaron más si cabe una nómina de jóvenes promesas que se habían formado en el club.
El Grupo IX de Tercera División, formado por clubs de las provincias andaluzas de Almería, Granada, Jaén y Málaga, más la ciudad autónoma de Melilla, contó durante la incipiente temporada 1994-95 con veintiún participantes, aunque la diferencia cualitativa entre los teóricamente aspirantes al título y los menos favorecidos era notable. De entre todos ellos el Málaga C.F. era desde el principio el gran favorito, pero una cosa es la teoría y otra bien diferente, la práctica.
Para acometer el torneo y optar al título o como mínimo a una de las cuatro primeras plazas que dan opción a disputar la Promoción, el técnico malagueño se rodeó de una basta plantilla donde figuraban jugadores como Burgos, Dani, Ángelo, Añón, Bravo, Iván, Juanma, León, Ríos, Santi Verdú, Victoriano, Richard, Moreno, Maulichi, Guillermo, Armando, Álex, Basti, Kiko Aranda, Pineda, Sergio, Carmona, Servia y Toño que, como se desprende de los resultados, realizaron un trabajo extraordinario.
El campeonato de Liga tuvo la emoción de ver en la parte de arriba a dos clubs debatiéndose por el liderato como el Málaga C.F. y el marbellí C.D. San Pedro, pero a medida que fueron pasando las jornadas, pronto se supo que el rival a batir era el conjunto blanquiazul y que sus jugadores iban a vender muy cara la derrota sobre el terreno de juego. Finalizada la primera vuelta, los muchachos de Antonio Benítez se encaramaron en lo más alto permaneciendo invictos, un éxito que reforzó su moral de forma contundente de cara a la segunda vuelta donde mantuvieron su estatus y remataron el trabajo consiguiendo el objetivo del título de forma brillante con treinta y una victorias y nueve empates, además de anotar noventa y nueve tantos a favor por trece en contra.
Por el camino los malagueños no tuvieron piedad con algunos de sus rivales y entre sus víctimas quedaron el Atlético Estación, quien recibió un doloroso 9-0 y la P.D. Garrucha, quien se llevó nada más y nada menos que un severísimo 14-0. En cuanto a los goleadores, el Málaga C.F. estuvo muy bien representado con el acierto de Kiko Aranda con veinticinco goles, Basti con diecinueve y Toño, con dieciséis.
Conseguido el título de campeón de Liga, la Promoción se convirtió en el verdadero objetivo de los blanquiazules. El grupo resultante -por entonces el sistema adjudicaba el ascenso a categoría superior al primero de cada uno de los grupos asignados por razones geográficas-, determinó como rivales a C.D. Isla Cristina, Jerez C.F. y Puertollano Industrial C.F., siendo las expectativas a priori positivas a juzgar por la entidad de los tres clubs. Sin embargo el desarrollo de esta fase no fue en absoluto fácil y el C.D. Isla Cristina estuvo a una gran altura, presentando una gran batalla a los blanquiazules, sobre todo después de vencerles en la localidad onubense por 2-0. Gracias a un empate de los gualdiazules en Puertollano, el único punto que cosecharon los manchegos, el Malaga C.F. pudo cantar el alirón y ascender a una Segunda División B que se le había puesto muy complicada.
Tomelloso Club de Fútbol

No tan conocido como los clubs anteriores, el cuarto club en haber permanecido una temporada entera invicto, es el Tomelloso C.F. Fundado en 1979 como Atlético Tomelloso, la entidad castellano-manchega había tenido un crecimiento deportivo rápido y, tras escalar varias categorías, con mucha habilidad tuvo la fortuna de estrenarse en Segunda División B durante la temporada 1988-89 permaneciendo en esta hasta la temporada 1993-84, es decir, seis campañas consecutivas inserto en una categoría tan difícil que hablaba muy bien de su gestión.
El club de Tomelloso contaba en aquellos tiempos con una directiva muy decidida y con haberes económicos suficientemente importantes como para ser cabeza de león en el Grupo XVII de Tercera División y una más de las tantas sociedades que, de forma discreta, pasan por la división de bronce de vez en cuando.
El decepcionante fin de campaña que había supuesto el no poder ascender a Segunda División B en la recién finalizada temporada 1994-95 tras haber sido subcampeón de Liga por un solo tanto de desventaja a favor del Club Hellín Deportivo y la eliminación en la Promoción al ser superado por el Vélez C.F., habían marcado al club y las aguas andaban un tanto revueltas dimitiendo el presidente Ambrosio Armero y ocupando su puesto el, hasta el momento relaciones públicas, Higinio Ponce.
Antes de empezar la temporada 1995-96, la directiva que presidía Ponce tomó conciencia de que el club debía denominarse como clásicamente lo habían sido sus precedentes, adoptando el nuevo nombre de Tomelloso C.F., pero en el aspecto deportivo todo seguía igual y las aspiraciones eran, como ya se había demostrado antes, llegar lo más lejos posible en Liga para luego superar la Promoción y ascender a la categoría de bronce.
Para cimentar la estructura se incorporaron nuevos directivos y en el banquillo se instaló un técnico que prometía optimismo, Manolo Chico, quien se alojaba en la casa tras una positiva etapa anterior. Tras las lógicas bajas de cada año, Chico y la directiva incorporaron a jugadores de renombre para apuntalar el proyecto como Olmedo, Pinto, Niza, Aparicio y Edu que en pretemporada no dieron sensación de mejorar lo anterior, aunque eso sí, la falta de acoplamiento jugaba a su favor.
Durante los primeros encuentros de Liga el equipo anduvo un tanto renqueante, pero a medida que el campeonato iba transcurriendo se vio cada vez más a un Tomelloso C.F. bien armado en defensa y fuerte en ataque que encadenó una racha de siete victorias consecutivas que le llevaron en volandas hasta el liderato, consiguiendo con su fútbol atraer a la afición que deseaba ver con sus propios ojos cómo jugaba su equipo.
Terminada la primera vuelta el conjunto castellano-manchego seguía invicto y las taquillas del Estadio Municipal local empezaban a recaudar buenos dividendos que reforzaban la economía de la sociedad. Los partidos se iban sucediendo uno tras otro y llegados a febrero, la entidad merengue era la única en todo el país en permanecer invicta dentro de las distintas categorías nacionales tras haber perdido esta condición el extremeño Jerez C.F. La noticia causó impacto a nivel futbolístico y las cámaras de una televisión privada como Canal+, muy en boga por aquellos tiempos, fijaron sus lentes en un equipo que asombraba. Por suerte la fortuna quiso acompañarles y en el encuentro del reportaje se consiguió seguir con la racha tras empatar un partido agónico que se perdía 0-2 ante el Villacañas C.F.
Esto reforzó la moral de los tomelloseros y en los encuentros siguientes la mentalidad pasó de ser líderes a intentar por todos los medios seguir sin perder un solo encuentro. El desafío fue grande y oportunidades para caer derrotados las hubo, pero la fortaleza del equipo superó cualquier adversidad y al final de la temporada el Tomelloso C.F. se mantuvo invicto y, de paso, consiguió entonar el alirón proclamándose campeón de Liga con una diferencia holgada respecto a su más directo perseguidor, el C.D. Manchego.
La guindilla final a tan redonda temporada era, por supuesto, ganarse el ascenso a Segunda División B clasificándose como primero de grupo en la tan siempre traicionera Promoción. Lamentablemente para las aspiraciones del club castellano-manchego salió, una vez más, cruz y el conjunto granadino Guadix C.F. fue quien, sin contar demasiado en las apuestas, se llevó el premio con total merecimiento tras sacar un punto de su visita a Tomelloso y conseguir derrotarles en el partido de vuelta demostrando que, a pesar de parecer increíble, quedar invicto en un torneo regular no es sinónimo de llevarse una Promoción de calle.
© LaFutbolteca.com. Enero 2014.
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por Ferràn Esteve
miembro de La Futbolteca
Domingo 22 de diciembre de 2013, Coliseum Alfonso Pérez de Getafe. Es la decimoséptima jornada del Campeonato de Liga de Primera División y sobre el césped contienden el propietario del terreno de juego, Getafe CF, octavo clasificado con 23 puntos y, de otro lado, el FC Barcelona, primer clasificado con 43 puntos. Veinte puntos de diferencia entre unos y otros en tan solo dieciséis jornadas disputadas que hablan por sí mismos de la diferencia de potencial existente y de la falta de competitividad de un torneo donde los aspirantes al título son en este momento tres. Ninguno más.
Pero no quiero hablar de ello. Es lo que hay y he de aceptarlo, aún a pesar de ser frustrante para cualquier aficionado -entre los cuales me incluyo- que busque además de fútbol, algo de emoción. Lo que me llama la atención, aparte del colorido uniforme del conjunto catalán, es el triste aspecto que presentan las gradas del Coliseum: no se llega a cubrir la mitad del aforo, o lo que es lo mismo, cerca de 8.000 espectadores frente a los oficiales 17.400 que aparecen en varios medios. Algo no me cuadra. Juegan el líder de la Primera División ¿del mundo? y el octavo clasificado, y el estadio semivacío o semilleno según el cristal con que se mire. ¿Qué está ocurriendo? ¿Dónde me he perdido?
Situada a apenas 13 kilómetros al sur de Madrid, Getafe es una prometedora ciudad industrial con algo más de 170.000 habitantes que, aún azotada por la crisis como otras muchas localidades de todo el estado, tiene la fortuna de contar con Ángel Torres, un empresario toledano que tomó las riendas en 2002 de su principal institución deportiva, el Getafe F SAD, un club constituido en 1983 al que ha conducido y, lo más difícil, ha mantenido durante nueve temporadas consecutivas -esta será la décima- entre los grandes de nuestro fútbol.
Torres es un triunfador y con él, los azulones han llegado lejos en la Copa de la UEFA -UEFA Europa League desde hace pocos años- y en el Campeonato de España, siendo finalista en las ediciones de 2007 y 2008 donde cayó derrotado. Sin embargo, a pesar de su carisma y haber cosechado varias medallas por el camino, el máximo mandatario tiene clavada una espinita en su orgullo, pues a lo largo de diez años no solo no ha visto el Coliseum a rebosar, sino que año tras año observa cómo las gradas cada vez afloran más cemento. Si en la temporada 2009/10 la media fue de 10.579 (62.2%) espectadores, en la 2010/11 se redujo a 9.072, alcanzándose la cifra más baja en la 2012/13 con unos preocupantes 8.372 (49.2%).
Y eso que la plantilla azulona ofrece garantías más que suficientes para atraer público. Asentado en la zona media de la clasificación y sin contar con grandes estrellas, al menos sí reúne jugadores importantes, todos ellos profesionales que más acertados o no, cumplen en cada encuentro bajo la atenta dirección de Luís García Plaza, su entrenador. Entonces, ¿cómo se explica que todo un FC Barcelona, uno de los mejores clubs del planeta repleto de figuras internacionales, sea incapaz de hacer superar la mitad del aforo getafense?
Quizás la explicación la encontremos en varias razones, todas ellas de peso, como su tradicional dependencia futbolística de Madrid con sus dos grandes clubs, Real y Atlético, que constriñen el crecimiento del club azulón, el insuficiente arraigo del Getafe CF como club referente entre la sociedad local, la lejana ubicación del Coliseum respecto a la ciudad o puede que una simple cuestión de números ante la falta de una suficiente cantidad de aficionados capaces de arropar al club por la gran dimensión que ha obtenido este tras asentarse en una categoría tan cara y exigente como es la Primera División nacional.
Esto en cuanto a lo deportivo, pero desde el punto de vista económico también hay más motivos como la carestía de la vida, el azote de la desocupación, el elevado precio de los abonos y de las entradas, casi todos por las nubes y especialmente un desfase entre la realidad vigente y una actividad de ocio como es el seguimiento de un deporte profesional con todo lo que implica.
Esta constatable falta de afluencia al Coliseum getafense, pese a ser evidente cada fin de semana tan solo después de echar una rápida ojeada a las gradas, después de todo y, aunque se haya cebado con los azulones, no es en absoluto patrimonio del club que preside Ángel Torres. El mal es más profundo. Si analizamos el resto de estadios españoles de la máxima categoría en la pasada temporada y comparamos la asistencia de aficionados respecto a temporadas anteriores, certificaremos cómo el problema está más extendido de lo que se piensa y, de ser leve o inapreciable, ha pasado a adquirir unas proporciones que cómo mínimo empiezan a ser preocupantes rozando la gravedad.
La Liga española, enferma
La Liga española, la que algunos defienden como la mejor del mundo sin hacer cuentas y sin contrastar los datos que en cualquier rincón aparecen, está tocada y, a pesar de que la herida se acrecienta por momentos, aplicando el sentido común y algo de esfuerzo por parte de todos, sobre todo quienes la organizan, alberga todavía esperanzas de recuperación. Al menos yo lo veo así. Como en el caso de muchas enfermedades de graves repercusiones, lo importante siempre es hacer un diagnóstico rápido y acertado para evitar complicaciones futuras, pero también lo es aplicar una buena medicina que primero frene su expansión y luego mejore la situación del paciente.

Para empezar, hay que saber cuáles son las causas que han llevado a ver nuestros estadios despoblados de aficionados, pero tan importante como esto es querer dar una solución. Si no se desea recuperar al enfermo, por mucho que este de síntomas de no estar bien y se queje, no habrá solución y eso, en una competición como la española que tantas alegrías ha dado últimamente alcanzando el zénit a nivel internacional, no podemos permitirlo.
Pero vayamos por partes.
Los horarios de la Liga, esa maravillosa competición a ida y vuelta que nos tenía hace años acostumbrados a sentarnos junto a una radio cada domingo oyendo con gran atención todos los encuentros a partir de las 16:30 o 17 horas de la tarde, ha pasado a la historia. Primero fue el encuentro televisado del sábado por la noche a las 21 horas el que rompió los esquemas, luego fue este unido al del domingo por la mañana que retransmitía una cadena privada y más tarde, el encuentro retrasado a las 22 horas del lunes al que se ha sumado recientemente el adelantado del viernes entre las 20 y 21 horas. Fraccionar tanto los encuentros de una jornada no es una idea brillante, pese a los intereses de algunos y a lo sumo, gran parte de ellos deberían empezar a la misma hora para tratar, si se puede, concentrar el interés del aficionado.
No todo el mundo puede acudir un viernes por la noche al estadio de su club, como tampoco un lunes a sabiendas de que al día siguiente hay que madrugar para incorporarse al trabajo. Si el viernes no es bueno, el lunes es, con diferencia, mucho peor. Y no hay que frotarse mucho las sienes o echar mano de las ecuaciones matemáticas para intuir por qué. Pensemos y pongámonos en el papel de aquel padre de familia que acude con uno o dos hijos en edad escolar a su recinto deportivo para apoyar a su club y, de paso, inculcar la afición entre sus descendientes: se les está robando tiempo de sueño y descanso, algo sagrado. ¿Cómo van a rendir padre e hijos al día siguiente? ¿Lo podrán recuperar en el caso de los niños?
Justificar este cambio de jornadas hábiles para el fútbol con sus respectivos e incordiables horarios, sólo beneficia a los clubs quienes ingresan dividendos directos que de otra forma no recaudarían, pero, ¿y al abonando, socio o aficionado que paga una entrada, en qué se le beneficia? En nada. Este acudirá a regañadientes en la mayoría de los casos, obligado por las circunstancias que imperan en otros y siempre, no lo olvidemos, por su fidelidad a los colores. En el instante que bien el día, la hora o el tiempo le supongan un inconveniente, con mucho dolor de corazón dejará de ocupar su asiento, y la razón le asistirá. El club habrá perdido y cuando un club pierde, difícil es recuperarlo por los cauces normales.
Luego están los precios de los abonos y, como cubo atado a una cuerda, el precio de las entradas. El que algunos clubs demanden cuatrocientos y pico euros o más por una localidad donde apenas se ven los jugadores es un disparate, máxime teniendo en cuenta que hay otros que en circunstancias similares o por asientos incluso con mejor visibilidad recaudan entre doscientos cincuenta y trescientos euros. No hay color. Tampoco aciertan mucho quienes, ante la visita de cualquiera de los dos clubs más importantes, aprovechan para duplicar y triplicar precios en las entradas cobrando alrededor de ciento cincuenta euros. ¿Cuántos van a poder sufragar ese coste? Muy pocos, seguro.
¿Y la competitividad? Es casi nula. Si hay un factor capaz de generar asistencia por sí solo a un estadio, este es la competitividad. Si el seguidor de un club entiende que su equipo no va a presentar batalla ante un rival teóricamente muy superior -la verdadera motivación de este deporte- y la derrota es segura, ¿para qué molestarse en pasar frío a la interperie o bajo una pertinaz lluvia? Los milagros se producen de vez en cuando, pero siempre, no. La Liga española ha perdido encanto y los clubs ricos aumentan la distancia con los de nivel medio y, para qué decirlo, con los de abajo. Estas no son maneras por mucho que las televisiones y publicidad generen dinero que los compense.
Volviendo a los problemas del Getafe CF con su dudosa capacidad de llenar el Coliseum, tampoco parecen comprensibles las decisiones que se toman para facilitar el regreso de los aficionados. Si ya es difícil no cubrir ni la mitad de las 17.400 plazas del estadio azulón, su presidente Ángel Torres se ha descolgado recientemente con unas sorprendentes declaraciones donde anuncia que, ante la perplejidad de muchos entendidos, uno de sus objetivos para recuperar a la afición es la construcción de un nuevo estadio con capacidad para 32.000 asientos, todo ello para una sociedad que cuenta con tan solo 6.000 abonados. ¿Para recuperar a los aficionados o para recuperar otras cosas?
La extraña propuesta no parece cabalgar a lomos de la realidad económica que atraviesa la sociedad española, como tampoco se entiende la subida que han experimentado los abonos getafenses para la presente temporada 2013/14: un 9% la Tribuna Cubierta al pasar de 550 a 600 euros, un 3% la Tribuna Baja, en este caso más leve al pasar de 450 a 465 euros, un 2,6% los de Lateral (390 donde antes eran 380 euros) y un 2,7% el Fondo tras subir de 360 a 370 euros.
Liga vs. Bundesliga y Premier League
Si extrapolamos estos condicionantes tan negativos a nuestro entorno más inmediato y nos comparamos con lo que hacen nuestros vecinos, todos ellos más ricos, veremos lo mal que lo estamos haciendo y cómo en lugar de avanzar, retrocedemos cada día un pasito tras otro siendo el conjunto de nuestros clubs superados en el contexto europeo y, por supuesto, por otras Ligas más compensadas que la nuestra donde, además de espectáculo, existen más alternativas a la obtención del título.
La Premier League inglesa, con estadios muy similares en capacidad a los españoles, cuenta con una media que se instala en el 97%, siendo el Manchester United FC su principal exponente con un poder de convocatoria del 99%. Los estadios ingleses no solo están llenos, algo sin duda admirable, sino que ofrecen un aspecto abarrotado de colorido quedando plenamente identificadas las hinchadas de cada uno de los contendientes. A diferencia de España, país que cuenta con dos clubs que suman muchos adeptos y simpatías en el resto del país superando en muchísimas ocasiones a los propios clubs locales o generando más ruido en la mayor parte de las provincias, en Inglaterra las aficiones son fieles por naturaleza al club de su localidad. Como debe ser.
Pese a la existencia de grandes clubs por todos conocidos, generalmente es impensable que alguien siga las evoluciones del club de otra ciudad, pues sería tomado como si se traicionasen las raíces de uno mismo o se vendieran los sentimientos y alma a personas ajenas residentes fuera de su entorno geográfico. Este posicionamiento hace que acuda bastante gente a los estadios cuando el club local se enfrenta a un club poderoso o no tanto, apoyando incondicionalmente a su equipo dado que el aficionado se ve reflejado en cada uno de los once jugadores que hay sobre el césped.

Esta defensa a ultranza de lo de cada uno refuerza a los clubs tanto a nivel de abonados como económicamente, limándose las diferencias entre unos y otros y ocasionando que los dividendos de los derechos televisivos resulten más proporcionados. Todo el mundo quiere ver a su equipo por la tele y los grandes, aquellos más poderosos, les importan un pito. El poder de la Premier League a nivel nacional es importantísimo facturando 1.013 millones de euros, pero su atractivo hacia otros países también es notable, siendo muchos los aficionados extranjeros los que, viendo la igualdad entre el potencial de muchos clubs, toman partido hacia uno de ellos al ver una competición equilibrada, una opción que las televisiones valoran justamente y queda reflejada en el reparto de dinero.
La situación de la Bundesliga alemana es aún mejor, y eso que los germanos no cuentan con clubs tan afamados como los ingleses. En Alemania da la sensación de que casi todo se hace bien, con más cabeza. La asistencia a los estadios es del 93% frente al 51% de la Serie A italiana, 66% de la Liga española y 67% de la Ligue 1 francesa, lo que incrementa el número de espectadores en varios millones respecto al resto de países europeos, pero no es el único dato positivo, pues a esto hay que añadir que sus estadios con motivo de las reformas del Campeonato Mundial de 2006 son enormes y sus capacidades muy significativas. Clubs como el Borussia Dortmund y el FC Bayern München venden el 100% de las entradas cada jornada, algo impensable en España si los comparamos con el Real Madrid CF (90%) y FC Barcelona (75%) por alusión a los dos clubs más destacados y que más tirón tienen.
La televisión, contradictoriamente alcanza los 520 millones de euros, un valor inferior a los 1.013 de la Premier League, 918 de la Serie A italiana y 647 de la Liga española, pero es que el soporte de las empresas alemanas es digno de consideración compensando con su aportación estos desfases y equilibrando la balanza. Firmas como Lufthansa, Deutsche Telekom, BMW, Audi o Bayer financian a los clubs más importantes, incluso algunas de ellas al mismo club, caso de los muniqueses.
En cuanto al precio de los abonos y entradas, francamente son más realistas que lo observado en el resto. Además de disfrutar la mayoría de los alemanes de unos sueldos con una media superior a la de sus vecinos europeos, el precio de los tickets es más barato. El abono más caro es de 653 euros, muy por debajo del español (953 euros), pero si vamos al otro extremo, el más barato es de 246 euros frente a los 277 del español. Si en lugar de abonos hablamos de entradas puntuales, aquellas que se venden en partidos frente a clubs punteros de gran atracción, la media de la Bundesliga es de 56 euros frente a los 145 de la Liga, casi noventa euros de diferencia con los cuales un padre puede alimentar a sus hijos varios días y muy bien, por cierto. Eso por arriba, pero por abajo también es significativo, 12 euros la entrada más barata alemana por 29 euros de la española.
Y eso que la media salarial española es muy baja si la comparamos con la germana. Si cobramos menos y las entradas y abonos son más caros, ¿cómo van a acudir los aficionados a los estadios? ¿Es que ninguno de los directivos de este país se da cuenta o es que el aficionado, en realidad, poco o nada importa?
Dejando atrás los campeonatos domésticos vemos cómo las diferencias son abismales, algo muy preocupante dada la coyuntura española donde cohabitan cinco millones de parados, muchos de ellos jóvenes en edad de trabajar, con millones de personas que cuentan con un trabajo pero cuyo nivel adquisitivo ha bajado a niveles de 1990 si nos atenemos a la estadística.
Si analizamos los campeonatos europeos, dígase Liga de Campeones o Liga de Europa, también salimos perdiendo y por goleada. La entrada más barata en Alemania es de 12,3 euros frente a los 16,8 de Italia y 29,4 de España, siendo Inglaterra quien supera en esta ocasión al resto con 33,7 euros. No hace mucho los aficionados alemanes de visita por España para apoyar a sus clubs se percataron de los precios abusivos de los clubs españoles. Y no lo hacían cuando llegaban a su casa, sino aquí, en nuestros estadios y con pancartas alusivas bien grandes y con mensajes muy claros leíbles desde la otra punta de sus localidades. Los aficionados alemanes no entienden el por qué de unos precios tan desorbitados en un país segundón que juega en la misma competición que ellos. Yo tampoco, y no soy alemán aunque al paso que vamos no se dónde terminaremos. De verdad, no se entiende cómo un país más pobre cobra mucho más que un rico por el mismo espectáculo. ¿Es que no hemos aprendido nada?
La Segunda División
Si alguien piensa que el éxodo de aficionados dentro de las categorías profesionales afecta tan solo a la Primera División, anda muy equivocado. La Segunda División, nuestra popular categoría de plata, todavía suma peores registros que la división de honor y en las últimas cinco temporadas sus campos han ido vaciándose paulatinamente pasando de una media asistencial de 7.423 espectadores en la temporada 2008/09 a los 6.273 de la 2012/13, todo ello dentro de un cupo máximo de 18.681 posibles que desvelan una ocupación del 38%, una cifra muy por debajo de lo deseable.
La Segunda División no atrae a los aficionados, quién lo iba a decir, pese a contar con una pléyade de clubs que en algún momento de su historia reciente han militado en Primera División. Esta falta de asistencia a los estadios, al igual que sucede con su hermana mayor, tiene las mismas raíces: precios desorbitados en las entradas y abonos, pero su efecto es aún mayor dado que la capacidad de muchos de sus recintos es grande, en algunos casos mayores incluso que algunos de la categoría reina.

En comparación con otros países europeos, el segundo nivel atraviesa un momento claro de vacas flacas y así la Bundesliga 2 reúne a algo más de 17.000 espectadores mientras el Championship inglés, con gran repercusión, le sobrepasa en no llega un millar de aficionados quedándose a las puertas de los 18.000 asientos ocupados de un total de 25.913 posibles.
Sabido es que un segundo nivel nunca puede alcanzar las cifras que se manejan en el primer eslabón, pero el 38% de asistencia de la Segunda División española pone de manifiesto que urgen medidas reactivadoras para que el asunto no se vaya de las manos y, al menos, se recobre algo de la ventaja que nos llevan la Bundesliga 2 con un 55,3% y la Championship inglesa con un notable 68,3%. Nuestra categoría de plata no puede soportar por más tiempo esta tendencia tan desoladora, una inercia con sabor muy negativo que la ha convertido en el 21º campeonato por su capacidad de seguimiento. Campeonatos de tercera categoría como la League 1 inglesa (52,4%) y la Ligue 2 francesa (41,6%) la han superado recientemente con 7.954 y 7.650 espectadores respectivamente, unos datos que abochornan nuestro ego y nos dicen claramente que: menos cháchara con que somos campeones del mundo y nuestra Liga es la mejor. Manos a la obra ahora que estamos a tiempo.
El aficionado español lo tiene muy crudo a no ser que los rectores del fútbol español apliquen el sentido común de una vez por todas y adapten racionalmente el precio de las entradas y abonos al mundo real. Sólo así, pagando como se vive y cobra según el salario en España y no en Alemania, el aficionado de siempre volverá a los estadios y estos presentarán un aspecto como el de hace varias décadas atrás cuando la TV tenía dos canales y muchos de nosotros la veíamos en blanco y negro. No dejemos que el cemento sea el protagonista, aunque sea mucho pedir.
© LaFutbolteca.com. Enero 2014.
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por Vicent Masià
miembro de La Futbolteca
Las fechas
- 14 de octubre de 1909: se constituye en Madrid la Federación Española de Clubs de Foot-ball.
- 29 de noviembre de 1912: se constituye en San Sebastián la Unión Española de Clubs de Foot-ball.
- 17 de febrero de 1913: la Casa Real otorga a la UEdeCF el título de Real, pasando ésta a denominarse oficialmente Real Unión Española de Clubs de Foot-ball.
- 30 de marzo de 1913: la Casa Real otorga a la FEdeCF el título de Real, pasando ésta a denominarse Real Federación Española de Clubs de Foot-ball.
- Mayo de 1913: ambas federaciones solicitan su respectivo ingreso en la Fédération Internationale de Foot-ball Association, FIFA.
- 13 de mayo de 1913: la FIFA comunica a la RFEdeCF que no aceptará su ingreso en el organismo internacional, así como tampoco el de la RUEdeCF a menos que estas dos se fusionen en una sola.
- 30 de julio de 1913: reunidos en San Sebastián los representantes de la RFEdeCF y la RUEdeCF, se acuerda la disolución y extinción de ambas federaciones nacionales para constituir una nueva que nacerá con el título honorífico de Real por decisión consensuada con la Casa Real.
- 1 de septiembre de 1913: se reúne en Madrid una comisión de delegados regionales para constituir la Real Federación Española de Foot-ball.
- 18 de septiembre de 1913: se disuelve en Madrid la RFEdeCF.
- 23 de septiembre de 1913: se presentan en el Gobierno Civil de Madrid los requisitos para que sean aprobados por el Gobernador.
- 29 de septiembre de 1913: se constituye oficialmente en Madrid la Real Federación Española de Foot-ball.
- 5 de febrero de 1914: se disuelve en San Sebastián la RUEdeCF.
Tal y como suele abrir su popular programa noticiero-humorístico un reconocido presentador de televisión, “ya conocen las noticias, ahora les contaremos la verdad”.
Cuando el 29 de septiembre de 1913 los distintos representantes de las distintas federaciones regionales creadas pocas semanas antes constituyeron la flamante Real Federación Española de Foot-ball, pocos eran los que se aventuraban a pronosticar que aquel organismo futbolístico nacional lograse alcanzar algún día los cien años, pero seguro que en el mejor de los escenarios posibles, nadie dudó siquiera un instante que, llegado el caso, dicha efeméride sería celebrada por todo lo alto tal y como sucede con los grandes acontecimientos.
Sin embargo, aquellos hombres bigotudos de forzada pose ante la cámara del fotógrafo, pelo engominado, sombrero sobre la cabeza y cigarrillo en mano, qué equivocados estaban y, de vivir hoy si la ciencia lo hubiese permitido, cuánto pesar tendrían al ver cómo los actuales dirigentes no sólo no han celebrado el centenario de la federación que ellos tan duramente constituyeron en la fecha exacta, sino que, ante la sorpresa e indignación de muchos, se atrevieron hace ya cuatro años atrás a celebrar un reconocimiento no celebrable porque las cuentas fallaban.
En la España actual tenemos el triste mérito -quizás demérito sería el adjetivo más apropiado-, de ser uno de los países con menor nivel matemático y cognitivo de Europa según nos relatan los informes que de vez en cuando los sesudos estudiosos recopilan mediante encuestas y estadísticas, pero lo que quizás ignoremos es que, tal vez, parte de estos trabajos tuvieron como fuente de inspiración la RFEF. Y es que para lo que para muchos es obvio, para la RFEF no lo es tanto. Y así nos va.
Las comparaciones a veces son crueles, y si a un niño de tercero de primaria le planteamos un sencillo problema de cálculo en el cual le formulamos la siguiente pregunta: “si naciste en 1913, dentro de cien años ¿en qué año vivirás?”, con toda probabilidad y, sin hacer grandes alardes, nos responderá que “en 2013”. Esta sencilla cuestión, sin embargo para la RFEF y si la trasladamos a su origen, puede resultar traumática y de difícil respuesta si nos acogemos a lo vivido durante el pasado 2009, porque para la federación que preside Ángel María Villar en el presente, hace cuatro años atrás y desde hace varios lustros, 1913 más 100 no son 2013, sino 2009, una cifra se mire por donde se mire desconcertante. Y más si nos retrotraemos a 1988 cuando, desde la misma federación y con el mismo presidente a la cabeza, se celebró con toda fastuosidad el 75º aniversario del organismo nacido en 1913.
Error o manipulación
Pero, ¿por qué celebrar en 2009 el centenario y no en 2013 como sería lo apropiado? En principio, cuando en 2009 la RFEF anunció una serie de acontecimientos para recordar su cien cumpleaños, algunos creyeron que fue un claro error de cálculo, otros opinaron que habían tomado fallidamente 1909 como fecha constitutiva y no 1913, la fecha real y, algunos menos, como quien escribe estas líneas, opinábamos que de error o presunto equívoco nada, y que la intención era “apropiarse” de cuatro años que, por nacimiento, no le correspondían.
Denunciados en varios medios y descubierto el pastel, la RFEF alegó que el motivo de los festejos de 2009 no era el centenario de la RFEF en sí, sino el de la creación del primer organismo nacional -la RFEdeCF- con vocación de aglutinar de forma asociada todos los clubs constituidos en España, un hito que merecía una atención especial. Pero pese al esfuerzo federativo y los intentos de echar humo para neutralizar la verdad, lo cierto es que los actos de 2009 fueron vendidos en tiempo presente como “Centenario “ de la RFEF y no de la RFEdeCF como predicaron tras la publicación de las primeras advertencias.

Cuatro años después, pese a las reticencias de muchos, las sospechas de entonces se han confirmado y el escudo que lucen en su pecho, junto al corazón, nuestros campeones mundiales de la selección absoluta, sigue mostrando sin el más mínimo rubor una fecha que aparece dividida en dos partes sobre las columnas del emblema nacional, 19 a la izquierda y 09 a la derecha, dos cifras que conforman una que nos suena y mucho, 1909, la de la RFEdeCF.
La no celebración de 2013
Cualquier atisbo de error o equivocación, por si había aún dudas, queda descartado y la fecha constitutiva de la actual federación nacional, la RFEF, ha sido convenientemente manipulada retrotrayéndola a 1909, una fecha que no le pertenece, pese a quien pese, sino a una federación primitiva disuelta en 1913.
Durante el presente año a punto de finalizar, la RFEF no ha realizado movimiento alguno con el fin de enmendar el presunto error de 2009, al contrario, se ha reafirmado en su decisión dejando transcurrir los 365 días sin acordarse de hacer oportuna mención a una referencia que, de haber transcurrido dentro de los cauces habituales, hubiese sido rememorada con una pléyade de acontecimientos a su altura. Lo noticia de 2013 es precisamente que no hay noticia. No ha habido referencia, manifiesto, frase o párrafo que evoque lo acontecido en 1913, como si en aquel lejano año, pasados ya cien, nada fuese digno de comentario.

Con esta actitud emprendida por la RFEF en 2009 y reafirmada en 2013, queda patente cuál es la intencionalidad federativa: borrar del mapa el 29 de septiembre de 1913 y hacer olvidar esta fecha sustituyéndola, artificial y falsamente, por otra que no le incumbe, la del 14 de octubre de 1909. O lo que es lo mismo, a los ojos de la RFEF el organismo que comanda y rige los entresijos del fútbol español no quiere ser de 1913, sino de 1909 para sumar 104 años de una antigüedad que, legalmente según atestiguan los documentos, no tiene.
La modificación de los estatutos
Para muchos aficionados de a pie los Estatutos de la RFEF son un auténtico tema tabú y es que, la verdad sea dicha, las bases por la que se rige el órgano que tutela el fútbol español a pocos les importan. Sin embargo su importancia es vital. Los Estatutos son como la Constitución, una carta magna que tiene la facultad de ser la norma suprema por la que se rige la RFEF, definiendo los límites y las relaciones entre las distintas instituciones que de ella dependen.
Tradicionalmente y, para aquellos que nunca o poco la hayan ojeado, hay que recordar que el artículo 1.1, el primero de todos los que aparecen y por supuesto, uno de los más significativos, desde hace una veintena de años en los que fue aprobada la Ley del Deporte 10/1990, de 15 de octubre, decía lo siguiente:
Artículo 1.1. La Real Federación Española de Fútbol -en lo sucesivo RFEF-, constituida el 29 de septiembre de 1913, es una entidad asociativa privada, si bien de utilidad pública, que se rige por la Ley 10/1990, de 15 de octubre, del Deporte, por el Real Decreto 1835/1991, de 20 de diciembre, sobre Federaciones Deportivas Españolas y Registro de Asociaciones Deportivas, por las restantes disposiciones que conforman la legislación deportiva española vigente, por los presentes Estatutos y su Reglamento General y por las demás normas de orden interno que dicte en el ejercicio de sus competencias.
Este artículo, cuya lectura era inequívoca y muy familiar para los estudiosos, curiosamente ha variado un ápice casi insignificante, todo ello sin apenas hacer ruido, pero con una clara finalidad: eliminar cualquier prueba o resquicio que aclare su fecha constitutiva. Este simple borrón, apenas perceptible, varía sustancialmente el artículo y tras la manipulación a la cual ha sido sometido, da vía libre a la RFEF para determinar la fecha de constitución que le venga en gana. Y si no, veamos cómo quedan por ejemplo los estatutos de 2012:
Artículo 1.1. La Real Federación Española de Fútbol -en lo sucesivo RFEF-, es una entidad asociativa privada, si bien de utilidad pública, que se rige por la Ley 10/1990, de 15 de octubre, del Deporte, por el Real Decreto 1835/1991, de 20 de diciembre, sobre Federaciones Deportivas Españolas y Registro de Asociaciones Deportivas, por las restantes disposiciones que conforman la legislación deportiva española vigente, por los presentes Estatutos y su Reglamento General y por las demás normas de orden interno que dicte en el ejercicio de sus competencias.

¿Dónde está la frase “constituida el 29 de septiembre de 1913”? Evidentemente no está, y no la busquen porque no la van a encontrar en este o en el resto de artículos federativos que dan forma a los Estatutos. La susodicha frase ha sido “convenientemente” censurada, sufriendo el artículo 1.1. un tijeretazo en toda regla para que nadie pueda reclamar en el futuro cualquier reminiscencia a una constitución federativa en 1913.
La credibilidad de la RFEF, en duda
La apuesta de la RFEF por auto-designarse como constituida en 1909 en lugar de 1913 es, sin dudas, contraproducente. Y lo es por varios motivos a pesar de que, a priori, salga aparente beneficiada sumando y reivindicando una antigüedad que, de cara al exterior, representa un peso histórico dentro del concierto futbolístico internacional frente a otros países con menos tradición.
En primer lugar la imagen de la RFEF frente a sus asociados, los que con su esfuerzo y soporte la mantienen, queda en entredicho. No es aceptable ver cómo la llamada federación de federaciones modifica su fecha constitutiva adoptando la de una federación primitiva extinguida en 1913 adueñándose de su historia.
En segundo lugar, el resto de federaciones nacionales, todas ellas conocedoras de nuestras señas de identidad y de la fecha en que nos constituimos, no conciben cómo mentimos en un dato que, a pesar de su aparente intrascendencia, forma parte de nuestro DNI futbolístico.
En tercer lugar, la actuación de la RFEF con este tema encubre un episodio vital de la historia del fútbol en España, un momento que duró apenas un año, pero que se gestó desde mucho tiempo antes y en el que la dirección del deporte rey tomó dos caminos diferentes para, alertados por la FIFA, volver a reencontrarse para regenerarse y purificar gran parte de sus males. Tapar lo acontecido entre 1912 y 1913 como si nada hubiese ocurrido, es como amputar parte de nuestra historia y los aficionados españoles, parte sustancial que mantiene este deporte encumbrado en lo más alto de la cima, no podemos renunciar a lo que la historia nos ha dado, sea negativo o positivo, porque nos pertenece.
Otra consecuencia, no menos importante, es la percepción que tienen sus asociados -los clubs- sobre el organismo que dirige sus vidas. Si la RFEF, un ente que debe dar ejemplo y no manipular su historia conservándola tal como fue, es capaz de tergiversarla a su antojo, con esta iniciativa abre la veda para que cualquier sociedad siga sus pasos adulterando con ello un pasado que, por respeto a las diferentes generaciones de deportistas, directivos y aficionados, debería permanecer inalterable.
La RFEF, quien ya acumulaba poco crédito a la hora de determinar las fechas de constitución de sus asociados, en primer lugar por desconocerlas y en segundo, por ser incompetente en la materia, queda aún más deslegitimada por si es que todavía acumulaba algún resquicio. Como sabemos, y si alguien anda despistado, este es el momento de recalcarlo, las fechas de constitución son un tema sólo atribuible a los clubs. Ellos son los únicos responsables de demostrar su antigüedad y no la RFEF como interesadamente muchos han defendido a capa y espada. Aferrarse a inscripciones federativas del pasado con denominaciones iguales o similares de clubs precedentes para demostrar una supuesta antigüedad no sirve para apenas nada, tan solo para atestiguar que en la federación hubo un club inscrito con un nombre determinado desde una fecha en concreto y que pertenecía a una localidad. Todo lo que sea sobrepasar este límite es pura especulación sin fundamento.
La RFEF queda muy tocada en este sentido, pues como se desprende de todo lo acontecido, un organismo que adultera su fecha de constitución de forma arbitraria y sin justificación, existiendo además documentos que obran en su contra, no puede de ninguna de las formas erigirse en garante ni en voz autorizada que con su aliento respalde las demandas de antigüedad de terceros. Aceptar el papel mediador de la RFEF y concederle una autoridad que no le concierne, visto lo visto sería como designar al lobo para defender la integridad de las ovejas: una insensatez.
© LaFutbolteca.com. Diciembre 2013.
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por Vicent Masià
miembro de La Futbolteca
Este segundo capítulo que nos ofrece Antonio Viada, al igual que sucede con toda su intervención en Los Deportes, es muy generosa con los estudiosos del deporte en general y con los del fútbol en particular. El testimonio de Viada, efectuado a tiempo real y sobre todo, recordemos, redactado en 1902, tiene la virtud de poner sobre la mesa de forma clara y abierta los grandes problemas lingüísticos que supusieron para la sociedad la asimilación de tanta terminología extranjera y, en correspondencia, los esfuerzos que tuvieron que hacer muchos para adaptarse primero en entender qué significaban aquellas palabras y en segundo término, cómo se podían traducir y acomodar a los españoles.
Analizando la referencia que Viada hace al foot-ball, aquel deporte de origen británico que con tanta pasión íbamos a acoger los españoles pese a las reticencias iniciales, hay que descubrirse ante la solvencia con la cual el autor resuelve su traducción yendo directamente al grano: fútbol. La pronunciación de este sustantivo británico, aunque compuesto -foot, pie y ball, pelota-, dependiendo de cada persona y de forma completamente auditiva la traduce en dos términos, fútbol y fúdbol, una peculiar traducción que, para muchos, podría haber obtenido otras apreciaciones como sucederá pocos años después.
Viada, yendo a lo fácil y tirando de anglicismo apuesta por fúdbol en lugar de fútbol, una inclinación que parece extraña a sabiendas de que la pronunciación inglesa de foot es fut y no fud como él escoge, pero cuando traduce esta palabra al castellano su interpretación tampoco deja indiferente a nadie, pues su opción es pelota-pié o pelotapié, descartando otros términos de significado muy similar relacionados, sobre todo, con el objeto con el que se juega, la pelota.
Viada, quien tiene muy claro que el sustantivo “pie” ha de estar presente, rehúsa el empleo de “bola”, entiéndase por una esfera maciza, como rechaza también el término “balón”, esfera de piel rellena de aire, pero lo más sorprendente de su elección es que su segunda opción, “fútbol”, será la que triunfará en el futuro.
Sea como sea, el término “fútbol” acabará imponiéndose a dos propuestas que nacerán pocos años después como “balompié”, vocablo originado en 1908 por el académico aragonés Mariano de Cavia, el cual tendrá relativo éxito en algunos clubs y a “esferomaquia”, vocablo defendido por el alicantino y también académico, José Martínez Ruiz “Azorín”, quien se fijará en el antiguo juego de pelota heleno de la Grecia clásica.
Capítulo II
Pasemos, por de pronto, revista a los nombres de los deportes que lo tienen extranjero, que son la mayor parte.
ROWING.- Puesto que no ha cuajado la voz “remeo” que para traducción de rowing propone Fraguas en su tratado de “Gimnasia higiénica”, debemos desterrar el rowing y sustituirlo decididamente por remo, aunque la traducción no sea tan exacta como “remeo”.
Los franceses, aunque mucho más que nosotros son aficionados a lo inglés y emplean por lo tanto rowing, no obstante usan también aviron, que es una traducción de rowing como la que propongo, pues aviron es el nombre francés antiguo, o mejor castizo, del “remo”, que más comúnmente llaman rame.
Los que escriben en España de rowing usan ya bastante la voz “remo” como símbolo, pero no como sustantivación de “remar”, como “remeo”, que dijo el otro.
YACHTING.- Palabra que con mucha mayor razón que rowing ha de ser desterrada y sustituirla por vela; ya que “veleo” correría tal vez la misma suerte de inaceptación que “remeo”. (Por más que mi voto particular se inclina a “remeo” y “veleo” por expresar con exactitud la navegación o ejercicio de remo y vela respectivamente).
Pero de todos modos hay que proscribir la palabra yachting. Hoy que casi todos los yates son de vapor y hasta a los de carreras, o digamos de regatas, les está permitido fuera de faena, llevar motores portátiles, hoy, repito, la idea de yacht o yate no puede caracterizar tan exactamente como “vela” el deporte de esta clase.
SKATING.- Voz de las más proscribibles, aunque sea muy generalizada. Debe traducirse por patinación, mejor que por patinaje (como dicen algunos), pues en esta última voz se ve demasiado el galicismo, por lo de patinage. Lo mismo hay que proscribir skating-ring y emplear patinatorio, del francés patinoire.
FOOT-BALL.- Paréceme naturalísimo aceptar la traducción literal de “pelota-pie” o “pelotapié”, como se dice “tirapié”, “buscapié”, ”tentempié”, “volapié” y otras voces compuestas de pie. Los alemanes nos dan el ejemplo, a pesar de lo que se parece al alemán aquella voz inglesa; pero ellos prefieren decir fussball, en alemán, que es como si nosotros dijéramos “pelota-pié” (y no “piepelota”, pues sabido es que los ingleses y alemanes anteponen en las voces compuestas el componente principal).
Mas es el caso que se trata de una voz en boga como lo es foot-ball, que casi sería preferible españolizarla escribiendo “fútbol”, y aún mejor “fudbol”, como se pronuncia. Tienen la palabra los “futbolistas” o “fudbolistas”.
Lo que es indispensable traducir desde luego y al pie de la letra, es el association; que parece ser el foot-ball que se juega más en España, por más que las reseñas no lo dicen y por más que el foot-ball por antonomasia no sea el association, sino el rugby.
Si el f-b association no hay dificultad en traducirlo f-b asociación, no así el f-b rugby, por ser rugby un nombre propio. Pero no faltará quien diga, con razón, que también son nombres propios London, Wien, Milano, Mainz, etc. Y los hemos traducido por Londres, Viena, Milán, Maguncia, etc.
TENNIS.- Usar esta palabra es pura gana de hablar inglés, pues al pie de la letra es raqueta y así todo el mundo nos entendería. Y si no queremos que se confunda con la raqueta del volante o de la pelota al largo, podríamos decir “raqueta inglesa” como decimos “pelota vasca”. Pero si queremos consagrar la palabra ya en uso, escribamos tenis y no tennis.
Lawn-tennis no lo dicen más que los profanos, pues ya se sabe que el tennis se juega en una pradera (lawn) o terreno a propósito, y no se juega en una sala de tresillo ni en una azotea. Y aunque modernísimamente ha aparecido el table-tennis o tennis de salón (o si se quiere “de mesa”), vulgarmente llamado ping-pong, siempre el tennis por antonomasia será el lawn-tennis.
BADMINTON.- Este juego, casi igual al tennis, y que se juega con volante en vez de pelota, podría llamarse tenis-volante.
CROQUET.- Está en uso desde años ha croquete, en castellano.
CRICKET.- Creo que no habría dificultad en españolizar este nombre del juego nacional inglés de pelota, escribiendo criquete, como de croquet se ha dicho croquete. Y también podríamos llamarlo “bilorta inglesa”.
GOLF.- Aunque golfo no es lo mismo que golf, ni cosa que se le parezca, no obstante es la manera racional de españolizar golf; palabra inglesa que no tiene más significado que el del juego de este nombre; juego de origen escocés, en cuya primitiva lengua, que era una derivación del gaélico, tal vez tenía algún significado que motivó el nombre del juego.
HOCKEY.- Hay que repetir lo dicho al tratar del foot-ball. La traducción literal de hockey es “cayada”, con la cual se juega dicho deporte. Pero el “hockey” ha adquirido un honroso puesto entre los deportes y no sería bien acogido el cambiarle el nombre tan radicalmente.
El caso no es el mismo que el de la “raqueta” y el tennis, porque la raqueta no sirve para nada más que para jugar, y la cayada sólo sirve, en lengua española, para apoyarse. Por lo tanto, tal vez sería preferible españolizar el nombre de dicho juego escribiéndolo en castellano: hoquey.
Respecto del skating-hockey, o bandy, como también se llama, hay que decir lo mismo que del table-tennis; siempre será el lawn-hockey el hockey por antonomasia. El bandy, o skating-hockey, puede traducirse el “hoquey en patines”; juego, por cierto, bien distinto del hockey propiamente dicho, pues mientras este se parece al cricket, aquel se parece al foot-ball association.
Cuanto al jildee-jildee, hay que llamarlo hoquey-indio, pues no es más que una variación del hockey, importada de la India inglesa.
CROSSE.- Este juego, que los ingleses y franceses tomaron del bagatabai de los indios canadienses (nombre este que aquellos escriben bagataway), es en España poco conocido y podemos españolizarlo antes no cunda el nombre exótico.
Crosse es voz francesa que, como el hockey inglés (que los franceses llaman gouret); significa también cayada: Pero trátase de una cayada provista de una redecilla, como las raquetas, formando una verdadera raqueta grande y prolongada. De manera que me atrevo a proponer la voz raquetón como traducción del juego de la crosse.
BASE-BALL.- En rigor habría que llamar “pelota yanqui” a este juego nacional de los Estados Unidos; como habría que llamar “pelota inglesa” al juego nacional de Inglaterra, que es el cricket en verano y el foot-ball en invierno. Pero trátase de un nombre ya generalizado y no hay más recurso que españolizarlo a la manera que me he permitido para el fudbol, y escribir el juego yanqui en la forma que lo pronunciamos: basbol.
BASKET-BALL.- Otro juego yanqui cuyos campeonatos anuales han sido en ocasiones casi tan sensacionales como los de base-ball, y que tal vez sería también más conveniente españolizar por basquedbol, que traducir “pelota-cesta”, que es lo que significa literalmente la palabra.
PUSH-BALL.- Este otro juego yanqui, mucho menos popularizado que el basket-ball, y por supuesto que el base-ball, se caracteriza por el enorme tamaño de la pelota, de más diámetro que la estatura de una persona. Por este motivo, tan característico, podríamos españolizarlo con el aumentativo “pelotaza” y aún mejor “balonazo”, tomándolo del “balón”, el juego de pelota italiano (aunque su nombre es de origen francés); ya que los aumentativos de pelota “pelotón” y “pelotaza” significa el primero cosa muy diferente de lo que nos proponemos, y el segundo se parece demasiado a “pelotazo”, de significado también muy distinto de nuestro propósito.
BOXING.- Esta palabra años ha que está traducida boxeo, que ha tenido más fortuna que el proyectado remeo del rowing, y de la que tendría tal vez también el veleo del yachting.
SKATING-POLO, WATER-POLO.- Estas palabras, si no se quiere traducirlas respectivamente por “polo-patín” o “patín-polo” y “agua-polo”, que es lo que me atrevo a proponer, deben emplearse diciendo respectivamente “polo en patines” y “polo acuático”, palabra esta última que sería tal vez la acertada, por lo que toca al water-polo.
Cuanto al lawn-polo, ya todo el mundo le llama “polo” a secas, si se trata del hípico, y “ciclo-polo” o “polo en bicicleta” si se trata del cíclico.
SPIRA-POLE.- Este juego, que no tiene nada que ver con el polo, podría traducirse pelota-espiral, y aún mejor pelota-cautiva.
CROSS-COUNTRY.- La prueba clásica del deporte pedestre creo pudiéramos españolizarla al pie de la letra. Los franceses son los únicos que usan el nombre inglés (aparte los ingleses), pues los alemanes e italianos lo han traducido a sus respectivos idiomas.
Existe una locución española que expresa exactamente lo que cross country, y es campo a través, que me permito proponer para españolización de cross country; a menos que se prefiera traducir cruza-campos.
© LaFutbolteca.com. Diciembre 2013.
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por Vicent Masià
miembro de La Futbolteca
Hace ya bastantes años atrás, con motivo de una azarosa investigación sobre el origen de algunos clubs catalanes, tuve la oportunidad de descubrir una maravillosa revista catalana de principios del siglo XX que, en principio de forma quincenal y luego de forma semanal, ofrecía a la sociedad amante del sport de aquella época una amplia recopilación de los distintos eventos deportivos y vicisitudes que acontecían y cautivaban a los ciudadanos de la capital barcelonesa principalmente, a toda Cataluña y por extensión, al resto de España.
La sociedad de aquellos años evidentemente estaba lejos de la actual, con nuestra tecnología, nuestros medios y este mundo globalizado en el que cualquier noticia generada en una mitad del mundo tiene una repercusión inmediata en la otra, pero no nos equivoquemos, nuestros bisabuelos formaban parte de una sociedad desarrollada, con sus pros y sus contras, como siempre ha sido y será, con unas inquietudes en definitiva de entre las cuales el deporte empezaba a despuntar como una importante actividad que cubría parte del ocio y, además, servía para cultivar el cuerpo, la mente, amén de mantener la salud.
La revista Los Deportes, nombre en cuestión de aquella prestigiosa publicación que se convirtió en una viva referencia y en un magnífico retrato etnológico de la sociedad catalana, fue órgano oficial del Aero-Club de Cataluña, de la Real Asociación de Cazadores de Barcelona, del Club Velocipédico, del Real Club de Regatas, de la Asociación Catalana de Gimnástica, de la Federación Gimnástica Española y más tarde de un deporte que iba a revolucionar a grandes masas, el fútbol, cuya rápida progresión llevó a crear la Asociación de Clubs de Foot-ball, de Barcelona y a continuación la Federación Catalana de Clubs de Foot-ball, la primera federación de ámbito regional de nuestro país.
Ojeando aquellas amarillentas y oxidadas páginas, uno no puede dejar de fijarse, además de en las fotos, en el lenguaje que aquellas personas ponían al servicio de sus conciudadanos para expresar sus inquietudes y describir los acontecimientos deportivos que se sucedían día tras día. Lo novedoso del sport y la frecuente procedencia extranjera de la inmensa mayoría de las distintas disciplinas deportivas de la época, llenaron el panorama periodístico de una amplísima amalgama de términos y palabras desconocidas que para muchos eran, además de inteligibles, impronunciables.
Leer una crónica o cualquier información donde se describía un deporte no autóctono pasó de ser una distracción a una verdadera tortura y el sufrido lector, ansioso de interesarse y saber algo más acerca de su deporte favorito, una víctima de un mundo donde uno no sabía si estaba ambientado en plena calle de la lluviosa Londres o tumbado bajo la metálica estructura de la parisina torre Eiffel. La confusión se había adueñado del papel y de los recintos.
La propagación de multitud de sustantivos británicos y, en menor medida, franceses, fue brutal, tanto que muchos pensaron que terminarían adueñándose de las distintas lenguas españolas suponiendo una sigilosa invasión de uno de nuestros más preciados tesoros. Había que contraatacar de alguna manera, había que defenderse de anglicismos, galicismos y barbarismos en nuestras lenguas y tanto la más generalizada, el castellano, como el resto de lenguas autóctonas, recogían voces que podían suplir o mejorar la mayoría de las veces lo que procedía allende nuestras fronteras. En otras ocasiones no y era necesario improvisar o adaptarse de la mejor forma posible a lo de fuera.
Todo, o casi todo el mundo, piensa que en España las palabras fútbol o balompié fueron las primeras en sustituir y consolidarse tras la voluntad popular de no emplear la británica “foot-ball” a partir de 1907, 1908 y en adelante, pero años antes este debate ya había sido presentado en público por un periodista, Antonio Viada, quien ni corto ni perezoso, conocedor de las lenguas inglesa y francesa, hizo un gran esfuerzo con sus aciertos, fallos y errores por traducir o llegado el caso, adaptar, aquellos vocablos que tanta risa o desconcierto generaban entre los deportistas y los españoles en general.
El presente artículo, que encabeza varios por su extensión y contenido, no es un artículo de fútbol aunque se le mencione y el deporte rey sea la base de este portal digital. Estas letras son un homenaje a Antonio Viada por su testimonio y por su gran visión de futuro adelantándose en años, incluso décadas, a movimientos de similares características que vendrían después propiciados por otros derroteros poco democráticos, alejados de los cauces naturales, pero también un reconocimiento de que muchas cosas, por gran empeño que se ponga, no siempre acaban como se espera o como se programa. Vayan estos artículos dedicados así mismo a los gestores de la revista Los Deportes, una publicación avanzada y líder en su época cuyos vestigios hemos heredado y de los que hoy, a pesar de la letanía de un siglo, algunos todavía agradecemos y disfrutamos por su magnitud. Gracias pues.
Capítulo I
A Narciso Masferrer, director de Los Deportes
Ya que, según me dices, los amigos han recibido bien mi anterior artículo sobre la españolización de nuestro vocabulario deportivo, así mismo benévolamente acogido por algunos periódicos deportivos y noticieros, me dedico a disparar con mayor confianza el segundo cañonazo, que me parece requerirá un tercero, y tal vez un cuarto, pues hay mucha tela cortada si se ha de pasar revista a todo el abundante surtido de voces exóticas que de aluvión han ido formando nuestro lenguaje de sport, es decir, de “deporte” ó de “spor”.
Procediendo metódicamente, a fin de facilitar la tarea, demos primeramente un ligero vistazo a las voces generales, esto es, las que tienen aplicación a todos o a varios deportes, antes de meternos en el tecnicismo particular de cada uno.
AMATEUR.- Voz de las más difíciles de sustituir. No porque no tenga su natural y directa traducción de “aficionado”, sino porque de antiguo esta voz francesa ha tomado carta de naturaleza en los lenguajes español, inglés y alemán, para significar “aficionado”, siempre que se trata de cosas de pintura, escultura, deporte y coleccionismo; así como la voz italiana dilettante significa en inglés, francés y español “aficionado” a la música, y la voz española “aficionado” (que los franceses escriben afficionado) significa a su vez en el extranjero “aficionado” a toros.
No obstante, a pesar de lo arraigada que está la palabreja, creo que haríamos bien en desterrarla del deporte, siguiendo el buen ejemplo de los italianos, que no la han admitido, usando exclusivamente su castiza palabra dilettante para designar a los que no son “profesionales”; es decir, a los que nosotros, los ingleses y alemanes, además de los franceses, llamamos amateurs.
AMATEURISME.- Aunque se siguiera usando la voz amateur, no debe emplearse la de amateurisme, ni amateurismo (?) como escriben algunos, voces no arraigadas aún; debiendo, a mi juicio, sustituirse por amatorismo, traducción de raíz española, puesto que existe el adjetivo “amatorio”.
COMINGMAN.- Voz inglesa usada en casi todos los deportes y que indica el que “promete”, como decimos vulgarmente; es decir, es esporman (aficionado o profesional) cuyas performances o exploits, ó digamos “pruebas” deportivas, hacen presagiar un hombre que figurará entre los de primera fila, dentro del deporte de que se trate. La traducción literal de comingman es el “venidero”, el “futuro”. Una de estas dos palabras o la de “prometedor” o “promisor” podría servir para sustituir el exótico comingman.
OUTSIDER.-El que en unas carreras, un asalto, una “prueba” cualquiera, puede ser o es el vencedor, sin figurar su personalidad entre los que ya tienen “cartel” adquirido. El outsider no es el comingman; viene a ser como el “sobresaliente” entre los matadores de una cuadrilla; pero un sobresaliente sin nombramiento y a veces imprevisto. Tal vez esta misma palabra “sobresaliente” podrá servir de traducción de outsider.
PRUEBA.- Esta palabra, que antes he usado, y que todos los que escribimos de espor empleamos, podríamos sancionarla ya definitivamente para significar carrera, asalto, encuentro, regata, “record”, campeonato y todo otro acto o juego deportivo. Hacía falta una palabra genérica de todos los “actos” de deporte, a fin de evitar reseñas y demás escritos, repeticiones enojosas.
PERFORMANCE.- El malogrado Antonio Sendras, traducía esta voz performancia, y así ha sido empleada en bastantes publicaciones deportivas, que han tenido siempre que luchar en nuestro país con la pobreza del tecnicismo deportivo castellano. Tal vez sería conveniente aceptar dicha traducción de performance, que significa toda “prueba” de alguna importancia.
JUNIOR, SENIOR.- Voces también difíciles de sustituir, y que, después de todo, encajan en nuestro idioma, hijo del latín, del cual tantas voces conserva en toda su pureza.
TEAM, EQUIPE.- Sin duda será unánime la opinión de que deben rechazarse estas palabras y usar indistintamente bando o equipo.
MATCH.- Díjose ya en el anterior artículo que la españolización que de está tan popularizada voz se había propuesto a la Academia era mache (no matche, como, equivocadamente sin duda, me hace decir el amable redactor deportivo de La Vanguardia). Si bien match puede traducirse muchas veces por partido, por ejemplo cuando se trata de un encuentro entre dos bandos, no siempre es bien exacta esta traducción, como por ejemplo cuando se trata de un encuentro definitivo entre dos individuos.
RECORD.- Esta palabra, que algunos han intentado traducir por colmo, está también tan popularizada, que no hay más remedio que españolizarla. La única manera racional de hacerlo, parece ser adoptándola tal como se pronuncia en castellano, que es recor. Lo mismo hay que decir de recordman, que hay que españolizar recorman.
POULE.- Esta voz francesa, tan usada en hípica, esgrima y otros deportes, tiene su traducción natural en la palabra serie, que si bien tiene una significación más lata, puede precisarse su alcance diciendo “serie cerrada”, “serie eliminatoria”, “serie progresiva”, etc., según sea la forma de la serie. Las poules hípicas del primitivo Derby, los stakes, como se decía y se dice, eran sencillamente lo que llamamos metafóricamente un “guante”; esto en cuanto a su aspecto económico, pues deportivamente hablando, tratábase y trátase de series eliminatorias, como las de esgrima, billar, etc.
CHALLENGE.- Puédase traducir esta palabra por “concurso”, a menos que alguien prefiera españolizarla “chalenje”; pues, en realidad, trátase de un concurso especial; en los challenges verdaderamente deportivos requiérase que cada concurrente lleve la representación de un club, asociación, población, etc., siendo el triunfo para estos, como en las pruebas “interclubs”, y no personal del vencedor o vencedores.
Últimamente viene llamándose challenge a todo concurso deportivo (personal o representativo) para disputarse un objeto de arte. Y bajo este punto de vista también, convendría españolizar la palabra.
DEAD-HEAD, EX EQUO.- Estas palabras pertenecen al número de las que deben desterrarse en absoluto, para usar exclusivamente empate; voz cuya equivalencia no tienen ni el inglés ni el francés en sus diccionarios, por cuya razón han de valerse de dichos modismos.
CHRONOMETREUR.- No recuerdo quién propuso traducir esta voz cronometror. Pero la palabra cronometrista parece ha sido aceptada ya por la mayor parte de los que nos ocupamos de estas cosas.
EMBALLAGE, DEMARRAGE.- Su popularización ha impuesto también la españolización de estas voces, que debemos escribir embalaje y demarraje. Esta última, no obstante, creo que tiene su significación precisa y más expresiva en la palabra “arrancada”.
ENTRAINEMENT, TRAINING.- Entrenamiento.
SPORT, SPORTMAN o SPORTSMAN.- Espor, esporman. (1).
(1) Y ¿por qué no deporte, deporman? Esto sin perjuicio de algunas otras observaciones que nos permitiremos hacer al amigo Viada. (Nota de Los Deportes).
ENDURANCE.- Voz inglesa que tampoco tiene exacta traducción española; porque “ser sufrido”, “soportar la fatiga”, no podemos sustantivarlo por “sufrimiento”, “soportamiento”, que representan cosas bien distintas a endurance. Esta palabra es de las que el escritor malagueño Sendras puso en circulación vertida al castellano despreocupadamente: endurancia; que podría aceptarse; o tal vez podría traducirse por dureza, voz que, así como aplicada a un cuerpo sólido significa una cosa y aplicada al entendimiento significa otra, y aplicada al sentimiento otra, así al decir “dureza”, “duro”, tratándose de un esporman, todo el mundo entendería “duro a la fatiga”.
HANDICAP, HANDICAPER.-La primera de estas palabras tendría su traducción directa con la palabra “compensación”; pues hándicap no es más que una compensación en peso, distancia o tanteo, según la clase de deporte. Mas se trata de una palabra generalizada, que no hay más remedio que españolizarla: Handicad o handicación. Respecto a handicaper, hay que sustituirlo por “handicapista”, o “handicadista”, si se acepta “handicad”. Cuanto al verbo “handicapar”, hay que resolver si es mejor usarlo en esta forma o diciendo handicar; por más que los ingleses y franceses dicen respectivamente to handicape o handicaper.
LIMITMAN, SCRATCH.- Estas voces, que en los hándicaps por distancia representan respectivamente el contrincante más distanciado y el que parte de la línea de meta, creo que no habría inconveniente en traducirlas respectivamente por límite y línea. Pues no hay que olvidar respecto a esta última, que carrera scratch significa también lo que nosotros llamamos carrera “en línea”. De manera que en rigor el scratch de los hándicaps de distancia debe llamarse scratchman; que de ambas maneras se emplea.
STARTER.- Voz llamada también a españolizarse, no sólo por lo muy generalizada que está, sino porque siempre resultará más corto y cómodo decir starter que “juez de salida”. La castellanización estárter tiene asinencia castellana, pero no lo es la desinencia. Pero otras palabras existen en nuestro idioma que tampoco la tienen, como éter y otras que no sería difícil encontrar de terminación parecida.
TOURISTE, TOURISME.- Voces tan populares que todos decimos ya en español, desde años ha, turista, turismo. Hay quien escribe tourista, tourismo, lo cual no resulta francés ni castellano.
ROUND, REPRISE.- Emplear estas palabras, tratándose de boxeo, lucha y esgrima, es sencillamente ganas de hablar inglés y francés. Tanto sobre el ring, como sobre el tapis, como sobre la pedana, cada una de las acometidas que termina respectivamente en un blow o en un tombé o en un tocado, es en castellano un asalto, como se llama asalto también al conjunto de dichas acometidas y hasta al espectáculo de dicho conjunto de asaltos.
RALLY-PAPER, PAPER CHASE, PAPER-HUNT.- El amigo “Corredissas” se ocupó ya de estas palabras en La Veu de Catalunya, y conviene decidamos su españolización antes no se popularicen. Trátase de tres palabras compuestas inglesas que significan las tres lo mismo, “caza de papeles”; si bien el uso, en Inglaterra y Francia, aplica la última de las mismas al rally-paper a caballo, sin duda porque los caballos de steeple-chase, esto es, los hunters, son los más a propósito para el paper-hunt.
Si traducimos dichas palabras por “caza-papel” o “caza-papeles”, no resulta expresiva la palabreja, ni estética, por lo que se parece a “pisa-papeles” (¿).
Yo me atrevería a proponer la traducción de “caza-pista” o “cazapista”, porque esta es realmente la significación del rally, pues no se trata de dar caza a los papeles, sino a la pista que marcan los mismos, tratándola de distinguir de las pistas falsas (que en esto se distingue el rally –a secas, como también se dice- del cross-country).
© LaFutbolteca.com. Diciembre 2013.
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por Miguel Ángel Navarro
miembro de La Futbolteca
¿Qué hubiera ocurrido si en la jornada 17 de la temporada 12/13 en el encuentro Real Murcia CF vs. CD Guadalajara, el resultado hubiese sido de 1-0 en vez de 0-1? Pues que quizá nos hubiéramos ahorrado el culebrón del verano de 2013. Sencillamente porque los puestos de Real Murcia CF y CD Guadalajara se hubiesen invertido, quedando el primero salvado y el segundo descendido al ocupar la primera plaza de las cuatro del descenso. Eso hubiera quitado un gran peso de encima a la Liga de Fútbol Profesional.
Tebas, nuevo presidente, intenta dar ejemplo
Pero la realidad fue bien diferente. Los hechos no empiezan en este encuentro, sino meses antes cuando Javier Tebas, desde que tomara posesión del cargo como presidente de la LFP el pasado 26 de abril de 2013, se propuso como objetivo el castigar a alguno de los asociados y predicar con el ejemplo a fin de afirmar su estancia en el puesto.
El que fuera vicepresidente de la Liga, fue elegido para el cargo tras su promesa de luchar contra la piratería de los partidos televisados, su compromiso con el saneamiento de los clubs y su implicación en erradicar el amaño de partidos para beneficiar a determinadas apuestas. Tebas acabaría con el todo vale, para recuperar los valores del fútbol. En mi opinión, pura demagogia, puesto que el fútbol moderno, el de ahora y el que llevamos contemplando desde hace muchos años con la fuerte entrada de los derechos televisivos, sólo vale el dinero, vender portadas y camisetas, fichar por todo lo alto y pagar estratosféricas cantidades por alguna estrella mediática.
Mientras, la crisis generalizada del país contagia cómo no al fútbol, y cada vez hay más diferencias entre ricos y pobres, estos últimos claramente castigados por la austeridad. Tampoco son medidos por el mismo rasero los unos y los otros, si no que hablen los seguidores de algún que otro club desaparecido recientemente por el trato recibido por ciertas entidades bancarias o por la propia Agencia Tributaria… y es que Hacienda somos todos, pero al parecer, algunos lo son más que otros.
Destape de la corrupción y castigos ejemplares
La puesta en escena de Javier Tebas al poco de incorporarse al cargo no se hizo esperar y al poco tiempo estallaba su primer caso: como resultado de las presuntas irregularidades deportivas llevadas a cabo por algunos jugadores en determinados encuentros puntuales en el último tercio liguero, en un principio parecía que el Levante UD iba a convertirse en el primer cabeza de turco siendo un reducido número de sus futbolistas señalados sancionados con un castigo ejemplar, pero finalmente y pasados los meses, todo quedó en nada. Después del gran revuelo suscitado en distintos medios periodísticos, las aguas volvieron a su cauce y a día de hoy todavía no sólo no se ha impuesto sanción alguna a ningún jugador de los posibles implicados en el Levante UD-RC Deportivo terminado con el sospechoso 0-4, sino que el asunto se ha diluido como castillo en el aire.
Una vez finalizada la temporada los siguientes clubs en recibir un toque de atención por la LFP fueron Hércules CF y Real Racing Club de Santander, por las sospechas levantadas en la última jornada de Liga en Segunda División A donde se les acusaba a ambos de un supuesto amaño por un chirriante tema de presuntas apuestas ilegales. En esta trama se vio implicada la SD Huesca, club que se apresuró en demandar la plaza de los alicantinos en caso de descenso administrativo y que, ante la indemostrable culpabilidad de los afectados, tuvo incluso que recular para disipar las dudas generadas en diversos ambientes futbolísticos, viéndose obligada a lanzar un comunicado oficial en contra de las acusaciones vertidas contra ellos por el posible trato de favor de Javier Tebas, con raíces en la capital aragonesa.

No fue el único asunto turbio en el que los cántabros fueron mencionados y por si no les bastaba con el Real Racing Club vs. Hércules CF de la última jornada, al poco tiempo salió a la luz la alarma por la presunta compra del partido Real Racing Club-Girona FC, denunciado por el presidente de estos últimos, Joaquim Boadas. En esta denuncia se destapaba una proposición del Real Racing Club hacia el club catalán para que este firmase una alineación indebida y así ser sancionados con seis puntos, todo ello para beneficio y salvación de los cántabros, lo que provocó un gran convulsión en el seno de la Liga de Fútbol y puso en alerta a la RFEF para una posible actuación. Sin embargo, el caso sólo se pudo denunciar ante la LFP, puesto que la RFEF, el único organismo capacitado para poder descender al club cántabro al encontrarse este en Segunda División B por su descenso deportivo, finalmente decidió no tomar medidas provisionales por no haber pruebas suficientes.
Incluso el propio Real Racing Club y el Xerez CD fueron parte de la caza de brujas llevada a cabo por la LFP, con la intención de llevarlos a liquidación por la insolvencia de sus economías y así dar ejemplo. Al margen quedaba la situación económica que atravesaba el Real Murcia CF, también en el punto de mira de la LFP, teniendo los pimentoneros relaciones poco amistosas con la Liga. Javier Tebas llegó a afirmar que la Liga estaba en la obligación de solicitar la liquidación de cántabros y gaditanos, ya que para la siguiente campaña los clubs debían presentar unos presupuestos ajustados a la realidad y estos dos clubs no los satisfacían al no cumplir tampoco con los ingresos previstos. Dicho esto, curiosamente al Real Racing Club no se le tuvo en cuenta una futura ampliación de capital, ni la venta de su jugador estrella Jairo, ni tampoco la reducción en un millón de euros de la deuda con Hacienda en tan sólo un año.
En cuanto al Xerez CD, el club gaditano quedó a merced total de Tebas al haber sido este su abogado durante el concurso de acreedores llevado a cabo por los azulinos. Tebas, en un arranque de honestidad, dejó el cargo de abogado en el concurso alegando incompatibilidad de cargos, pero tras sus manifestaciones de liquidar el club, el presidente xerecista, Ricardo García, respondió que Tebas había dañado al club tras percibir alrededor de 400.000 euros por sus servicios cuando fue su abogado, además de presentar un convenio de acreedores totalmente inviable.
Al Xerez CD le fue embargada, además, la ayuda por valor de 1.300.000 euros que da la LFP a los clubs descendidos (dividida en una cantidad destinada por descenso, una segunda por el valor contable del club que es su tasación dentro de la Liga, y un tercero por compensación al no pertenecer al grupo profesional). Esa ayuda embargada supuestamente por Hacienda que debería haber sido ser usada en toda lógica para pagar a los jugadores y así poder evitar el descenso a Tercera División tal cual les prometió Tebas, finalmente se desvaneció en el aire.
Las causas de la ruptura y en un previsible ejercicio de rencor, podrían haberse originado tiempo atrás cuando la empresa Energy entró a tomar el control del club jerezano coincidiendo con la salida de Tebas como abogado del concurso de acreedores. Y es que la cruzada contra ambos clubs llega hasta el punto de querer hacerlos desaparecer sin que la LFP sea en modo alguno acreedor, ni tampoco parte personada en los procesos de ambos concursos de acreedores en que se encuentran inmersos. Recordemos también que a la hora de ser elegido presidente, Tebas recibió sólo 32 votos a favor de los 42 participantes, aunque suficientes para ser mayoría absoluta.
Llegados a agosto y como era previsible, no hubo fuego y sí mucho humo, concluyendo todos estos temas como empezaron, sin ningún castigo ni sanción. Falta de pruebas, decisiones no tomadas por estar fuera de la competencia de la LFP, la rapidez de las diversas autoridades en actuar en este tipo de casos, etcétera. Pocos argumentos a favor y demasiadas dudas sin despejar.

No terminaría este circo sin antes anunciarse la última gota que desbordaba el vaso, el posible descenso de la AD Alcorcón ante posibles irregularidades durante su transformación en SAD. Y es que el CD Guadalajara, lamentablemente, podía tener un compañero de viaje de forma inesperada. Había que seguir dando ejemplo, y en esta tómbola ahora le tocaba el turno al club alfarero, un club convertido en Sociedad Anónima Deportiva nada menos que el 31 de agosto de 2011, dos años atrás… como si no hubiese transcurrido tiempo más que suficiente para resolver las posibles anomalías sin necesidad de tener que esperar hasta una semana antes del incio de la competición 13/14.
Sin embargo, parece ser que el motivo real fue no haberse alcanzado el presupuesto de cuatro millones de euros mediante una ampliación de capital comprometido por el club alfarero, y pasado un año, todavía no estaba cubierto finalizando el plazo el 31 de julio. Tras anunciarse una auditoría llevada a cabo por el CSD para comprobar las cuentas y movimientos de los amarillos en ese proceso, el calendario de Liga volvió a retrasarse hasta saber la decisión final de si eran descendidos o no, resolviéndose finalmente a favor de los intereses del club madrileño, y diluyéndose con esta las ilusiones de los racinguistas que esperaron hasta el final para ver si recuperaban la categoría.
Al final de toda esta historia llena de despropósitos y de forma objetiva, lo que realmente ocurrió y lo que se extrae en claro es que Levante UD, Real Racing Club, AD Alcorcón y Hércules CF sortearon la situación como pudieron, quedando la patata caliente en manos de un CD Guadalajara que, sin defensa ni coartada, fue el gran perjudicado.
El C.D. Guadalajara, único cabeza de turco
Tebas se encontró con un problema que venía de tiempo atrás de su elección, puesto que en el mes de noviembre de 2012 se inició una investigación respecto los movimientos del club alcarreño en cuanto a la ampliación de capital abierta por la SAD entre febrero y agosto de 2012. Llegados a 2013, la LFP interpuso una querella en febrero contra el presidente alcarreño Germán Retuerta por posibles estafas en la misma, llevando la LFP al presidente del CD Guadalajara SAD ante los juzgados. El agravante radica en que Tebas, cuando todavía era vicepresidente de la LFP, firmó un contrato como asesor del CD Guadalajara en julio de 2012, y tras conocer los movimientos que iba a hacer la LFP, en vez de asesorar al CD Guadalajara y proteger los intereses del club (quien le pagaba sus servicios), decidió presuntamente usar esta información en contra de la SAD para anotarse un tanto ante la LFP para su elección como presidente.
Sin embargo, los tres millones de euros para cubrir la ampliación de capital del CD Guadalajara SAD fueron destinados a pagar deudas con proveedores, obras en el estadio y otras facturas pendientes, cumpliendo en todo momento los artículos de la Ley de Sociedades para cubrir una ampliación, es decir, realizando la ampliación al 100 por 100 (caso ocurrido al depositarse los 2.936.000 euros necesarios), los cuales fueron cubiertos mediante capital efectivo. Para demostrarlo, el club alcarreño presentó los certificados de los depósitos realizados en las entidades bancarias. Tras la auditoría instada por la LFP, se pudo comprobar que los ingresos y pagos estaban presentados correctamente. Según la familia Retuerta, en todo momento el proceso de ampliación de capital fue público, sin restricción ninguna para que cualquier persona comprara acciones, actuando conforme a la Ley.
Al margen del aspecto económico, con el paso de las jornadas el CD Guadalajara SAD se hizo fuerte deportivamente y consiguió en la antepenúltima jornada la permanencia matemática al empatar a cero contra el Real Racing Club. Sin embargo, el tema no estaba olvidado, ni mucho menos. Tebas siguió con el proceso, pese a tener dudas y margen suficiente para retractarse. A una jornada para terminar la competición, la LFP anuncia de forma insólita e inesperada el 4 de junio mediante comunicado oficial que el Comité de Disciplina Social de la LFP acordó el día 27 de mayo imponer al CD Guadalajara SAD la sanción de descenso de categoría por una infracción muy grave contemplada en el artículo 69.2 b) de los Estatutos Sociales de la LFP. Según la LFP, el CD Guadalajara SAD incumple los requisitos que dicta la Ley del Deporte y la Comisión Mixta en cuanto a la conversión de los clubes en Sociedades Anónimas Deportivas (SAD). Al parecer, la auditoria del Consejo Superior de Deportes realizada por una empresa externa, dictaminó que había “graves irregularidades” en el proceso de ampliación de 2,9 millones de euros.
Desinformación de los medios
Ante un suceso de estas características, resulta ampliamente chocante ver cómo los medios de comunicación se hicieron directamente partícipes de tal desaguisado colaborando con sus manifestaciones a agrandar el entuerto. Si ya de por si es triste comprobar cómo se condena a un club a un descenso administrativo sin pruebas fehacientes, igualmente grave es palpar cómo un sinfín de periodistas deportivos obviaron bien por interés, bien por total ignorancia, que el CD Guadalajara es SAD desde 1998, por lo que el descenso no se produjo como muchos medios vinieron “informando” tras no alcanzarse su conversión en SAD, sino por el supuesto proceso irregular llevado a cabo por la SAD en una ampliación de capital.
El CD Guadalajara culminó su transformación en SAD el día 25 de junio de 1998 mediante escritura pública ante notario y su posterior inscripción en el Consejo Superior de Deportes. No hace falta indagar mucho ni investigar por Internet para dar con este dato. Sin embargo y contrariamente a lo que sería preferible en estos casos, desde febrero en que la LFP denunció los hechos, la noticia fue filtrada en diversos medios de comunicación, algunos de gran importancia a nivel nacional, convirtiéndose en portavoz de la Liga Profesional en todo momento previamente a que el propio club recibiera notificación oficial alguna por parte de la LFP, es decir, los medios adelantaron la exclusiva antes de ser notificada al club. Todo un acto de menosprecio hacia la sociedad alcarreña.
Ningún precedente del caso Guadalajara
Quizá nos encontremos ante uno de los mayores escándalos dentro de la LFP desde su creación en 1983. Lejos queda ya el affaire de los avales no presentados a tiempo por Real Club Celta y Sevilla FC en el verano del 95 que fueron grandes portadas de diarios y televisión. Nos encontramos ante un caso sin precedentes: tomar la decisión de descender a un club antes de finalizar la competición oficial por parte de la LFP. Nunca antes se dio un caso igual. Inaudito.
Tendríamos que hacer previamente un recuento de los descensos administrativos, retiradas o renuncias en la categoría de plata a lo largo de su historia para certificar que el descenso del CD Guadalajara SAD no tiene precedentes. Veamos pues los casos anteriores:
1) Descensos por renuncia o retirada voluntaria.
Por voluntad propia, tan sólo tres clubs se han retirado o renunciado en la categoría de plata: el Cataluña FC en la sesión 31/32 (al retirarse a falta de 3 partidos por problemas económicos), el CD Logroño durante la 34/35 (tras jugar solamente 3 encuentros), y el CD Condal al renunciar a participar durante la temporada 60/61 para la siguiente campaña, aunque esta decisión se hace pública y fue aprobada por la Federación una vez acabada la Liga.
2) Descensos por arrastre insertos en el Reglamento:
Descensos confirmados antes del fin de la Liga de Segunda División existen tres casos, y los tres fueron por arrastre al afectar a equipos filiales o dependientes:
- En la temporada 61/62 el San Sebastian CF es descendido por arrastre al ser por entonces filial txuri-urdin una jornada antes de acabar el campeonato, todo ello después de perder en la penúltima jornada la Real Sociedad, en Primera División, frente a un rival directo: el Real Santander, “ayudando” indirectamente al Real Gijón que ganó al Sanse ya descendido en la última jornada y condenó a la SD Indautxu a Tercera División. Los bilbaínos fueron los perjudicados en esa ocasión.
- En la 99/00 el Club Atlético de Madrid B por arrastre, tras descender automáticamente en la antepenúltima jornada el primer equipo y faltando todavía al equipo dependiente 4 jornadas para terminar su campeonato en las que perdió frente al Real Sporting de Gijón (sin afectar a la clasificación ya que acabó en zona de nadie), cumpliendo con su trabajo y ganando al Real Club Recreativo de Huelva (que finalmente descendió), empatando frente a CD Toledo (que ya estaba descendido cuando se dio este resultado) y CP Mérida en la última jornada (que aún hubiera necesitado 1 punto más para poder ascender en caso de haber ganado el encuentro).
- Por último el Villarreal CF B, cuando en la campaña 11/12 es descendido por arrastre también faltando 4 partidos y habiéndose jugado en Primera División ya las 38 jornadas. En esos 4 partidos, el Villarreal CF B ganó a SD Huesca y Real Club Recreativo (no afectando estos resultados en ningún sentido) y perdió frente a Real Club Deportivo (ya ascendido como Campeón) y contra el FC Cartagena, que terminó de todas formas descendiendo, por lo que el “regalo” para los cartageneros fue estéril.
Existen varios precedentes de descensos administrativos:
En la sesión 81/82 el del Burgos CF por deudas con jugadores; en la 90/91 el de Orihuela Deportiva por impago a jugadores; al finalizar la 91/92 el del Club Real Murcia por no conversión en SAD una vez terminado el plazo debido a la entrada en vigor de la Ley del Deporte; el del CP Mérida durante la 99/00 por deudas acumuladas e impago a jugadores (y que supuso su desaparición); concluida la 01/02 el del nuevo Burgos CF por no transformarse en SAD después del primer año dentro de la LFP; y nuevamente en la 02/03 el de una SD Compostela tocada de muerte tras no poder hacer frente al pago de salarios a la plantilla. En todos estos casos, el descenso administrativo se produjo una vez acabada la Liga, sin que estas decisiones afectaran al normal transcurso de la competición.
La jornada 42
Así pues, la última jornada de la pasada Liga en Segunda División A ofreció su más esperpéntica cara, puesto que tres clubs tenían posibilidad de salvación pese a no poderlo hacer matemáticamente al hallarse desahuciados. Anunciado el descenso prematuro del CD Guadalajara SAD, los clubs Real Racing Club, SD Huesca y Real Murcia CF albergaban una vía de esperanza para mantener la categoría y los tres, sin merecerlo, pugnaban por la plaza alcarreña.

El Real Racing Club, tras la sospechosa actuación de los herculanos que sobre el terreno de juego fueron muy superiores durante la primera parte y una constante en ataque sobre la portería racinguista disponiendo de innumerables ocasiones de gol además de varios palos, sorprendentemente voltearon el resultado en la segunda parte y el encuentro finalizó con un 3-0 favorable para los santanderinos que paradójicamente no valió para su salvación.
La SD Huesca, otro de los pretendientes, visitó Huelva pero no pudo pasar del empate a cero pese a necesitar la victoria para salvarse. La SD Huesca, previamente a su decisivo encuentro, estuvo en el ojo del huracán por hablarse en muchos corrillos acerca de un posible trato de favor por parte de Javier Tebas al haber sido este presidente del club oscense años atrás, pero pese a que injustamente la entidad azulgrana era uno de los pocos clubs saneados y que no tiró la casa por la ventana para contratar jugadores fuera de sus posibilidades, este pagó con la moneda del descenso.
El tercero en discordia, el Real Murcia CF, fue el gran beneficiado y quien finalmente se llevó el gato al agua tras lograr la victoria por 1-0 sobre la UD Las Palmas, consiguiendo virtualmente su salvación (aunque en el momento de la celebración, todavía no las tenían todas consigo por los posibles movimientos y pasos que diera el club alcarreño en el futuro). El club pimentonero fue el que menos ruido hizo pese a sus problemas económicos y, en definitiva, quien obtuvo la recompensa.
Los recursos del club alcarreño contra la decisión
Terminada la competición y pasado un tiempo prudencial, contra la resolución tomada por la LFP respecto al descenso del CD Guadalajara SAD cabía recurso ante el Comité Social de Recursos de la LFP y, posteriormente, en el supuesto caso de no prosperar este, ante el Comité Español de Disciplina Deportiva. A tenor de la gravedad del asunto era casi seguro que los habría y, de hecho, como era de esperar, los hubo. El primero y más importante de los dos era un trámite de obligado cumplimiento, aunque lógicamente fue desestimado por ir en contra de los intereses de la propia LFP, mientras que el segundo, del que poco cabía esperar al tratarse claramente de un conflicto económico y no deportivo, el CEDD terminó lavándose las manos desentendiéndose en su intromisión. Así pues se interpusieron dos recursos de ineludible cumplimiento, pero ambos fueron desestimados, quedando ratificado el descenso administrativo del club por el CEDD el 27 de julio. De poco sirvieron las diversas manifestaciones públicas que la afición morada llevó a cabo para mostrar su apoyo al club alcarreño y expresar su indignación.

Llegados a este punto y en defensa de los intereses del club alcarreño, este decidió acudir a la Justicia Ordinaria, ese organismo que tanto disgusta a la LFP y a la propia RFEF por salirse de su jurisprudencia, convirtiéndose de inmediato el caso de la entidad morada en un tema eminentemente extradeportivo. El CD Guadalajara SAD realizó la petición cautelar al Juzgado Central de lo Contencioso-Administrativo número 3 para que el proceso fuese catalogado de urgente y se tomara una decisión antes del inicio de la siguiente temporada 13/14, quedando desestimada por el juez el 31 de julio al considerar este que dicha urgencia no era tal.
El proceso quedaba suspendido hasta después de agosto, mes inhábil en el que los magistrados toman sus vacaciones, merecidas por supuesto, dejándose en todo caso la decisión final para antes del 25 de septiembre, una fecha que sin lugar a dudas era demasiado tarde para los intereses del club.
El largo e infructuoso proceso judicial
Esta medida dejó totalmente K.O. al CD Guadalajara SAD ya que el inminente 18 de agosto comenzaba la Liga en Segunda División A y ellos en ese momento, tras la decisión de la LFP y CEDD, estaban con los dos pies inmersos en Segunda División B. Para no quedar al margen de una u otra categoría, los alcarreños forzosamente se inscriben en la categoría de bronce garantizándose al menos un mal menor dentro de las competiciones federadas, todo ello mientras paralelamente siguen su lucha por la vía judicial.
Los morados no querían dar su brazo a torcer y en pleno mes de agosto, mediante comunicado oficial y en vistas a ganar tiempo, su gran y acuciante rival, la directiva comunica que se ha recurrido la decisión del Juzgado de lo Contencioso-administrativo tomada el 31 de julio de 2013 que deniega la medida cautelar solicitada por razones de especial urgencia, optándose por tramitarla por vía ordinaria, un paso que significa haber perdido un tiempo precioso que hubiera sido de gran valor para recuperar al menos la categoría de plata durante la sesión 13/14.
Al final de la película la cruda realidad con la cual se encuentran los alcarreños al iniciarse la campaña es que los recursos han sido desestimados uno a uno paulatinamente y el club ha de empezar la temporada 13/14 en Segunda División B. Por el camino todo parece haberse vuelto en su contra y como una trama bien elucubrada, el retraso en la toma de decisiones por parte de la LFP unido a otros escándalos como la presunta compra de encuentros o el famoso caso de la subasta de los derechos federativos de la recién liquidada UD Salamanca SAD por parte de su expresidente José María Hidalgo con la intención de poner a competir al nuevo Salamanca Athletic Club (aunque este es motivo para otro artículo en profundidad), inciden fatalmente en su más inmediato destino.
El affaire en el que se vio envuelto el CD Guadalajara SAD sin comerlo ni beberlo junto a los otros asuntos en los cuales la LFP se auto-adjudicó un papel protagonista con pruebas bastante tenues, acarrearon el aplazamiento del sorteo del calendario de Liga 13/14 y la correspondiente distribución de los 4 grupos en la que está estructurada la Segunda División B. El fútbol español lamentablemente llegó a ser surrealista durante este largo verano de 2013.
El tema aún tiene mucho para dar de sí. Al César lo que es del César… y el CD Guadalajara SAD, el cual se ha ganado deportivamente sobre el terreno de juego lo que es suyo, la permanencia, y en un triste despacho un amargo obsequio inmerecido, veremos qué le deparan los acontecimientos futuros. Si el CD Guadalajara SAD consigue el ascenso deportivamente en la sesión 13/14, quizá todo quede en una pesadilla que duró tan sólo una temporada, y su reivindicación ante los juzgados se centre en una compensación por daños y perjuicios contra la decisión tomada por la LFP.
Si no ascienden, pedirán su reposición en la categoría (les sonará en estos momentos el caso Obradoiro CAB SAD de baloncesto), por lo que el tema aún no ha acabado, ya que el asunto está en manos de la justicia y ya se sabe que en los juzgados se tardará meses, sino años, en darse una resolución al problema, tanto favorable o no para los intereses del CD Guadalajara SAD.
Estaremos pendientes.
© LaFutbolteca.com. Diciembre 2013.
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por Ferràn Esteve
miembro de La Futbolteca
Nadie puede dudar a estas alturas que en los últimos quince o veinte años el fútbol español ha mantenido una destacada presencia a nivel europeo fundamentada en sus dos principales clubs, Real Madrid CF y FC Barcelona, pero también gracias a ese gran séquito de grandes clubs que, aún alejados económicamente de las dos superpotencias, pese a su manifiesta desventaja han sabido jugar sus bazas y dar zarpazos de merecidísima gloria con algún que otro título europeo para satisfacción de sus seguidores.
Si el Real Madrid CF se adjudicó la Liga de Campeones en las ediciones 97/98, 99/00 y 01/02, el FC Barcelona no fue menos e igualó sus registros durante la era Guardiola adjudicándose los entorchados de 05/06, 08/09 y 10/11, todo ello sin olvidar el destacado papel de un no recompensado Valencia CF que se quedó con la miel en los labios de forma consecutiva en las finales de 99/00 y 00/01.
Esto en cuanto a la Liga de Campeones, pero si nos vamos al otro gran torneo continental, la Liga de Europa, hallaremos por el camino otro gran ramillete de éxitos cosechados por la segunda línea en importancia de clubs españoles: Valencia CF en 03/04, Sevilla FC en 05/06 y 06/07, con la particularidad de jugarse el título frente al RCD Espanyol de Barcelona, quedando más cercanos en el tiempo los triunfos del Club Atlético de Madrid en las campañas 09/10 y 11/12, esta última en lucha fratricida frente al Athletic Club bilbaíno. Todo ello sin olvidarnos de aquel maravilloso y sorprendente Deportivo Alavés de la temporada 00/01 que tan buen recuerdo dejó en nuestra memoria.
A nivel de selecciones absolutas tampoco nos podemos quejar y recientemente, todavía lo somos, hemos conquistado nuestro mayor título a nivel internacional: la Copa del Mundo de 2010 que nos acredita como el mejor país futbolísticamente hablando de todo el universo. Continentalmente España brilla con luz propia con el doblete europeo de 2008 y 2012, pero, ¿va a seguir esta tendencia así?
El fútbol español es una muestra calcada de la realidad que sus habitantes viven y, como esta, repite sus pautas con un mimetismo abrumador donde los éxitos y los fracasos, la abundancia y la escasez, atañe a los clubs de forma directa sin distinciones.
Los clubs españoles, en su gran mayoría, han dejado y están dejando de ser aquellos que apenas hace unos años atrás hinchaban pecho y dejaban constancia de su gran poderío en Europa. La maldita crisis económica que la coyuntura internacional de un mundo totalmente capitalizado y la falta de luces de unos gobernantes patrios inmersos en la mediocridad más absoluta dentro de sus pobres ideales nos ha envuelto con sus fuertes brazos como una robusta tenaza que constriñe a la inmensa mayoría de los ciudadanos y, por extensión, a los clubs de fútbol.
Sociedades deportivas como el Real Madrid CF y el FC Barcelona, como los multimillonarios lo hacen de la mayoría de los ciudadanos de a pie, gracias a la crisis cada vez se alejan más y más económicamente de sus adversarios en el campeonato de Liga doméstico, creándose una ruptura sustancial en la equidad de las fuerzas futbolísticas.
La España de 2013 y pronto 2014 no es la misma de hace diez años atrás. Los tiempos han cambiado y las reglas, aunque son iguales para todos, no afectan a todos por igual. La competitividad de la Liga nacional es casi nula y los dos grandes parecen ser más grandes que nunca, resultando tan solo la presencia de un destacadísimo Club Atlético de Madrid la ilusionante promesa que abriga un halo de ruptura en medio de la hegemonía merengue y blaugrana.
Los clubs de segunda línea y los más modestos de nuestra Primera División se han instalado a lomos de una furibunda crisis que amenaza con acrecentar de forma irremediable la gran distancia que les separa de los blancos y blaugranas, aunque algunos de ellos, como el Valencia CF, aparte de los azotes de la economía global han sufrido en sus carnes la ruinosa gestión de unos dirigentes oportunistas que no dieron la talla ni el cayo, pero que a cambio si dejaron un aparente vergel en un auténtico solar lleno de deudas hasta el gorro.
La crisis se ha cebado con la medianía y los clubs más modestos de la élite nacional siendo su más directo reflejo el éxodo masivo de jugadores nacidos en nuestro país a otras Ligas con tradicional pujanza y especial atracción para países exportadores de futbolistas. La España importadora de futbolistas de alto y mediano nivel de la que siempre nos hemos vanagloriado está en franca bancarrota y esa tendencia interrumpible casi secular, se ha invertido. España ya no es un país importador de grandes estrellas como en el pasado, al menos no tanto, habiendo pasado reciente pero inexorablemente, a ser una nación exportadora.
Sin embargo esta realidad tan tangible y a la vez contrastable por los datos, parece haber sido silenciada colectivamente por la prensa y también, sorprendentemente, por directivos, entrenadores y los propios futbolistas. El nivel de la Liga española, pese a que muchos mantengan lo contrario y nos lo intenten hacer creer a través de la prensa escrita y televisada, ha descendido notablemente y no es, ni muchísimo menos, comparable al de hace un lustro atrás. La Liga española ya no es la mejor del mundo.
Y para muestra un botón, o en este caso un montón de botones. Este último verano, continuando y ampliando la tendencia iniciada unas temporadas atrás, la venta de jugadores españoles de renombre ha superado significativamente al de las grandes adquisiciones que normalmente ocupan días y días las tiradas de los periódicos.
Mientras Neymar cubría las expectativas blaugranas y jugadores como Illarramendi, Isco y Bale las del Real Madrid CF, el resto de clubs importantes se han visto obligados a deshacerse de jugadores franquicia con gran peso en la plantilla que marcaban diferencias con los de abajo y les acercaban a los de arriba.
El jugador español, salvo honrosas excepciones, siempre se ha manifestado como un futbolista de casa, hogareño, muy alejado de cualquier insinuación que supusiera un cambio de aires y el traspaso de fronteras para marchar a un club que no fuese de aquí. El fútbol español, con sus diversas competiciones, era una inagotable fuente que cubría todas sus necesidades deportivas y económicas, rehusándose a emprender cualquier iniciativa que le alejase de su familia y de un fútbol que conocía a la perfección e interpretaba como el mejor entre los mejores.
Esta percepción ha cambiado definitivamente. Los dos grandes tienen cubiertas sus plantillas y no caben más, mientras el resto de clubs españoles, pese a que cumplen con unos generosos pagos, no pueden satisfacer las exigencias de algunos de nuestros más destacados jugadores ni, por supuesto y en medio de una virulenta crisis, competir con clubs de otros países mucho mejor gobernados y que han sabido lidiar un toro tan bravo como el económico con sus cíclicos achaques.
Los clubs españoles se han empobrecido respecto a los clubs de siempre del orbe occidental europeo residentes en el Reino Unido, Alemania o Italia, los de más tirón, pero también respecto a algunos clubs de fútbol y economía tan emergentes como Rusia, Turquía o países del este que antes no contaban entre los lugares de destino de las grandes figuras. Incluso los países asiáticos parecen, a tenor de los movimientos documentados, irradiar una atención en nuestros jugadores.
En la memoria colectiva quedan muy lejos las experiencias de Luís Suárez y Joaquín Peiró en el Internazionale milanés, las más próximas de Gaizka Mendieta, Ricardo Gallego, Iván de la Peña, Víctor y Martín Vázquez quienes abrieron la brecha tras muchos años sin presencia de españoles en el extranjero y las más recientes de Álvaro Arbeloa, Xabi Alonso, Núñez, Pepe Reina o Fernando Torres por el fútbol inglés y el sempiterno Raúl González por el fútbol alemán.

Algunos de estos jugadores -todos los más próximamente mencionados-, siguen todavía en activo, y aunque varios gozan hoy en día de una estancia deportiva en España, han sentado un precedente que ha sido seguido de un nutrido grupo de futbolistas de diverso talle, porque el éxodo no afecta tan solo a jugadores de élite o prestigio, sino a jugadores de la medianía, jóvenes con notable proyección como Iago Aspas o Deulofeu y muchos que, ante la amenaza de quedarse sin jugar, tuvieron que buscarse un plato de comida en otras Ligas menos conocidas.
La enfermedad se extiende y talentos en edad juvenil, incluso infantil, marchan hacia las islas británicas a cambio de un simple cambio de residencia unidos a cheques millonarios que garantizan un buen futuro para sus padres. Para una familia media o con pocos recursos, tener un hijo futbolista talentoso es una bendición y, aunque el precio que haya de pagarse es alto haciéndose frente a un idioma y costumbres desconocidas, además del oportuno aislamiento social, quizás el esfuerzo valga la pena al garantizar unos ingresos seguros de otro modo inalcanzables. Dentro del estamento futbolístico no sólo los jugadores, tengan la edad que tengan, resultan afectados, pues la hemorragia parece no tener anticoagulantes que la detengan y la marcha de entrenadores, preparadores y técnicos cualificados empieza a ser significativa.
La exportación de futbolistas no es una buena noticia para el fútbol nacional, más bien al contrario, es un síntoma inequívoco de que nuestro campeonato no es atractivo como lo era antes y lo peor, nuestra capacidad económica para retener a las estrellas nacionales e internacionales que mantengan el nivel ostentado durante décadas se ha devaluado patentemente. El aficionado pierde con el descenso de competitividad, los ingresos de los clubs se resienten y el espectáculo, uno de los principales fines de este deporte, sufre una fuga talento que no es fácil de suplir. Y es que cuando la élite deportista de un país empieza a emigrar, cuán importante debe ser la crisis que en este habita.
Pero, ¿cuáles son los destinos elegidos por los españoles? La ley de la oferta y la demanda varía según los países, el nivel de sus clubs y la categoría de los jugadores que se precisen, de modo que aquellos más talentosos tienen en el mercado de la Liga inglesa su mayor escaparate. Una cuarentena de ellos juegan en las islas, entre los que destacan varios internacionales con la selección absoluta como Jesús Navas, David Silva y Álvaro Negredo en el Manchester City FC, Juan Mata y Fernando Torres en el Chelsea FC, Nacho Monreal y Santi Cazorla en el Arsenal FC o Roberto Soldado en el Tottenham Hotspur FC.

La Liga italiana es la siguiente en importancia, algo más de una decena, destacando la presencia de Fernando Llorente en el Juventus FC, Raúl Albiol y Pepe Reina en las filas del SSC Napoli, o la de Borja Valero y Joaquín Sánchez en la ACF Fiorentina. Casi a la par de la italiana, la Liga alemana recoge también a una decena de futbolistas, destacando entre todos la figura de Javi Martínez en el poderoso FC Bayern München. Sin embargo, al margen de la Liga inglesa, países como Grecia y Chipre les superan ampliamente en número con veintiséis y veinte jugadores respectivamente, existiendo en la vieja Europa alrededor de una quincena de Ligas que brindan a nuestros jugadores una oportunidad de seguir demostrando su calidad.
Fuera del continente, países exóticos hasta hace pocos años como los asiáticos China, Hong Kong, Tailandia, Corea del Sur, Azerbayán o Qatar han tendido las redes al productivo fútbol español, algo inimaginable hace apenas un par de décadas, aunque no son los únicos. En nuestras antípodas, destinos sumamente alejados como Nueva Zelanda a la cabeza y Australia nos dan la bienvenida, siendo el continente americano una puerta todavía por explorar donde escasos efectivos están haciendo el camino inverso al que tradicionalmente centenares de jugadores sudamericanos han hecho hacia España en busca de gloria.

Lamentablemente la sangría española no tiene visos de solución a corto plazo y aunque sería deseable que todos nuestros principales mimbres jugasen en la Liga española como hasta ahora siempre ha sido, mucho me temo que la plena recuperación tanto económica como futbolística de talentos y jóvenes promesas tardará mucho en producirse, si es que se consigue.
© LaFutbolteca.com. Diciembre 2013.
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por Juan Luís Franco Sánchez
miembro del Área de Historia del Sevilla Fútbol Club
El Real Madrid Club de Fútbol pudo constituirse en el siglo XIX.
La “I” de “CIHEFE” es “Investigación”
Se han abierto las puertas a una gran línea de investigación. Afortunadamente el inmovilismo histórico que anquilosaba al fútbol, que en muchos casos se limitaba a copiar estudios anteriores, parece que está cambiando.
Prueba de ello es el artículo publicado en esta revista, en el número 47 (octubre 2013), firmado por L. J. Bravo y V. Martínez-Patón, titulado “La aguja del pajar: el origen del fútbol en Madrid“, en el cual se pone sobre la mesa una amplísima documentación.
Se nos abre un espacio en el que todavía puede haber mucho por encontrar, como bien dicen los autores:
“Se hace imprescindible encontrar más documentos que avalen las tesis que aquí vamos a defender o que por el contrario las desmientan. Y tienen que existir. No es posible que ciudades como Sevilla, Huelva o Barcelona puedan tener un caudal de información tan sumamente superior al que tenemos en Madrid.”
No pretendemos ni avalar ni desmentir, sino aportar otras piezas al puzle para que quien venga detrás las interprete. Aquí van estas cinco piezas:
1. Documentos equivalentes, conclusiones equivalentes.
2. Parámetros para constituir un club en el XIX.
3. Nueva normativa sobre Asociaciones a principios del siglo XX.
4. Sociedades y clubs.
5. El Madrid del XIX.
Pieza 1: Unifiquemos criterios
¿Qué criterios tenemos en la actualidad para fijar la fecha de constitución de un club? Aunque la respuesta parezca fácil, es más ambiguo de lo que parece. Lo que vale para unos no siempre vale para otros.
El Athletic Club, según su propia página web, en 1898, se creó a partir de un grupo de 33 deportistas, de entre los que en el Gimnasio Zamacois se reunían para practicar y hablar de fútbol, constituyeron un equipo que, sin tener forma legal, denominaron Athletic Club. El 5 de abril de 1901 se celebró en el Café García, la asamblea de constitución definitiva del Athletic Club. Sin ningún documento que lo avale utiliza como fecha de fundación 1898.
No ponemos en duda que sea cierta la fecha, nos referimos a la prueba documental.
Otro caso, el Fútbol Club Barcelona, ampliamente desarrollado por Fernando Arrechea en el número 38 (diciembre 2012) de esta revista, en el artículo “1899 o 1902, ¿cuándo se fundó el Fútbol Club Barcelona?”
Concluye Arrechea:
“¿Debemos concluir entonces que el FC Barcelona se funda el 29 de noviembre de 1899 dado que se trató de un acto público del que informó la prensa y sabemos que efectivamente ese día se constituye su junta directiva y el equipo empieza a jugar partidos y competiciones o por el contrario tenemos que afirmar a partir de hoy que el Barça no se funda hasta el 5 de enero de 1903 ya que esa es su fecha de inscripción en el Registro de Asociaciones y la Ley de Asociaciones vigente en la época requería de la inscripción de las sociedades en el Gobierno Civil?”
Antes de exponer su respuesta nos atrevemos a decir que el criterio que se adopte para el FC Barcelona debe ser el mismo que se adopte para el resto. En caso contrario estaríamos en una clara doble vara de medir la historia. Sea cual sea la conclusión, debe aplicarse para todos el mismo criterio.
La respuesta que proporciona Arrechea es la siguiente:
“El club existe de facto desde el 29 de noviembre de 1899, pero de iure solo desde el 5 de enero de 1903.”
Convalidando la información del Athletic Club, podríamos decir que existe de facto desde 1898 y de iure desde 1901.
¿A qué equipo le aplicamos el facto y a cual el iure?
Los equipos más escrupulosos con su documentación siempre han utilizado la fecha de iure, lo cual desde un principio, les ha colocado en inferioridad histórica a la hora de acreditar su antigüedad.
Siguiendo con el artículo de Arrechea tenemos una copia de los Estatutos del F. C. Barcelona reformados en 1911, que dicen lo siguiente:

“Bajo la denominación de Foot-Ball-Club-Barcelona se constituyó (…) en dos de diciembre de mil novecientos dos”
La fecha del 5 de enero de 1903 corresponde a la del asiento registral con el que se pone fin al procedimiento burocrático.
Aunque sus propios estatutos señalen un día, siempre han utilizado su fecha de facto, lo cual históricamente les ha dado una ventaja sobre otros que ahora, más de un siglo después, es cuando tienen aportar una documentación que a otros no se les ha pedido.
Pieza 2: ¿Cómo se constituía un club a finales del XIX?
No podemos comparar los datos de principios del siglo pasado con los mecanismos superprofesionalizados de hoy. Tenemos que irnos a fuentes de la época.
Destacamos un párrafo de un debate en la prensa sobre el decanato barcelonés, publicado en “Los Deportes”, Barcelona, el 27 de octubre de 1901, en el que vemos cuáles eran los parámetros para constituir un club:

“Como tenemos tales periódicos á la vista y las pruebas escritas son las de mayor validez y considerando que la antigüedad de un club se cuenta desde que adopta un título y nombra su Junta Directiva…”
Años después, en el verano de 1913, en pleno movimiento de la organización de la Federación Española, encontramos en “El Heraldo de Madrid” del 1 de agosto de 1913:
“Con objeto de no herir susceptibilidades, queda encargado de convocar á la reunión correspondiente el Club más antiguo de cada región, y en la imposibilidad de conocer en este momento cuál es dicho Club, rogamos á usted tenga la bondad de buscar el medio de facilitar esta labor utilizando, por ejemplo, la valiosa cooperación de la Prensa de esa localidad.”
Si la inscripción en el Registro hubiera sido obligatoria para todos desde el momento de su constitución bastaría con una certificación del Gobierno Civil. Entonces ya se tenía claro que constitución-fecha de estatutos-registro no tenían que ser coincidentes, por ello se recurre a lo publicado en la prensa.
Eso era en España, pero en Inglaterra lo tenían mucho más claro, y no hay que ignorar la influencia británica en nuestros primeros clubs. En noviembre de 1880, en “Union Jack”, se publicó un extenso artículo firmado por T. Murray Forde, “How to Form a Football Club, And How to Ensure Its Success” (“Cómo formar un club de fútbol, y cómo garantizar su éxito“). Este texto ha sido reeditado en 2013 en “Goal-Post: Victorian Football Vol 2″, recogido por el escritor Paul Brown.
En este artículo se nos narran las características y vicisitudes relacionadas con la constitución de un club y su puesta en marcha. Detallando hasta de qué debería ocuparse cada uno de los cargos directivos. Incluye también un modelo de reglamento, del cual citamos solo las cuatro primeras reglas propuestas:

Para los británicos elegir un nombre, aprobar un reglamento y designar una directiva era suficiente para constituir un football club, lo mismo que nos contaba “Los Deportes” en 1901.
En ninguna de estas referencias aparece tener que ir al Registro del Gobierno Civil para que el club se considerase constituido.
Pieza 3: De facto y de iure
Catorce años después de promulgada la Ley de Asociaciones, de 30 de junio de 1887 (Gaceta de Madrid de 12 de julio), el Gobierno dicta un Real Decreto, de 19 de septiembre de 1901 (Gaceta de Madrid de 20 de septiembre), en el cual se insta a las Asociaciones a cumplir el requisito formal de la inscripción en el Registro.

“EXPOSICIÓN
SEÑORA: La ley de 30 de junio de 1887, que vino a regular el ejercicio de derecho de asociación, determinó las formalidades necesarias para que por el Poder Público pudiera ejercerse la debida fiscalización sobre las entidades jurídicas que se creasen al amparo de aquel derecho mismo, otorgando un plazo de cuarenta días para que llevasen tales requisitos las Asociaciones ya entonces existentes.
Notorio es, sin embargo, que transcurridos ya catorce años, todavía, existen muchas de aquellas y otras fundadas posteriormente, sobre todo para fines religiosos y políticos, remisas al cumplimiento de tales obligaciones; y aunque la ley misma autoriza para este caso su suspensión, no puede desconocerse que sería contrario a los más elementales dictados de la equidad, que ha de ser canon constante para el ejercicio del Poder público, aplicar súbitamente todo el rigor de la ley después de tan largo periodo de tolerancia.”
En el mismo se hace referencia a “las Asociaciones ya entonces existentes“, lo cual implícitamente reconoce la existencia (personalidad jurídica) de las mismas, a la vez que les exige el cumplimiento de un requisito formal. No se condiciona su reconocimiento a su inscripción en el Registro.
Más adelante continúa exponiendo que “todavía existen muchas de aquellas y otras fundadas posteriormente (…) remisas en el cumplimiento de tales obligaciones y aunque la ley autoriza su suspensión (…)”.
El texto legal reconoce explícitamente a “otras fundadas posteriormente“, haciendo alusión expresa a las fundadas entre julio de 1887 (publicación de la Ley) y septiembre de 1901 (publicación del Real Decreto).
Reconoce asociaciones “remisas en el cumplimiento” de sus obligaciones y aclara que la ley autoriza su suspensión, pero como esta suspensión no se ha ejecutado, estas asociaciones siguen siendo válidas. Es más, el Real Decreto menciona la suspensión, pero en ningún momento plantea la disolución.
Literalmente, el legislador está reconociendo fundadas, constituidas, a estas Asociaciones. En ninguna expresión del texto las considera “no fundadas” o “no constituidas”, aunque señala que tienen pendientes obligaciones formales.
“Artículo 1º. Se concede un plazo de seis meses, a contar desde la publicación del presente Real decreto en la GACETA DE MADRID, para que las Asociaciones ya creadas y comprendidas en los preceptos de la ley de 30 de junio de 1887 puedan inscribirse en el Registro correspondiente de los Gobiernos de provincia y cumplir las demás formalidades que determinan los artículos 4º, 9º, 10 y 11 de aquella ley misma.”
En el artículo 1º textualmente dice Asociaciones ya creadas, lo cual no deja ninguna duda de la percepción sobre el momento de creación de estas Asociaciones que tenía el Gobierno.
Estas Asociaciones a las que hace referencia este Real Decreto son las que han sido consideradas en anteriores artículos, por el hecho de no estar registradas, como “de facto“, como podemos ver, para el legislador no hay duda de que son “de iure“.
Este Real Decreto vino acompañado, seis meses después, de una Real Orden Circular, de 9 de abril de 1902 (Gaceta de Madrid de 10 de abril), dirigida a los Gobernadores Civiles de las provincias, en la cual se les encomendaba que fueran especialmente diligentes con las asociaciones para fines religiosos y las formadas por extranjeros, las cuales ejercían actividades en España y cuyos interesados consideraban que la Ley de 1887 les eximía de cualquier obligación.
Tras el Real Decreto y posterior Real Orden Circular, un gran número de asociaciones, entre ellas algunos clubs deportivos, se sometieron al Gobernador Civil acudiendo al Registro.
El ejemplo antes expuesto del F. C. Barcelona encaja perfectamente con la publicación de esta Real Orden Circular.
Pieza 4: Sociedad vs Club
Llamémosle Sociedad o llamémosle Club, lo que es en realidad es una Asociación sujeta a la normativa antes expuesta.
Retomemos el artículo de L. J. Bravo y V. Martínez-Patón, “La aguja del pajar: el origen del fútbol en Madrid“. Las citas que vienen a continuación corresponden al mismo.
“Cuando se presenta la junta directiva que se reunió el día 5-1-1898 se habla de “los socios del foot-ball”, por lo que parece que el primer nombre debió de ser simplemente Sociedad de Foot-ball, muy común por otro lado en otras muchas ciudades para el primer club de fútbol que se fundaba.
Ignoramos la fecha de fundación de esta Sociedad de Foot-ball ya que sabemos que en el mes de diciembre de 1897 ya jugaban al fútbol. En todo caso la reunión importante tuvo lugar el 5-1-1898 en la casa de Luis Bermejillo para designar junta directiva y en definitiva, entendemos, constituirse formalmente como sociedad. Ningún rastro queda por cierto de esta sociedad en el Registro de Asociaciones.”
Cosa lógica, como tampoco lo hay, en esas fechas, del F.C. Barcelona, Athletic Club o Recreativo de Huelva y concuerda con lo expuesto anteriormente sobre la normativa legal. Decir que no tenemos constancia de su inscripción en el Registro no puede entenderse como que las autoridades no tengan conocimiento de su existencia, incluso que hasta en algunos actos de la sociedad colaboren o participen, sino a que no hemos visto ningún documento que certifique, o haga mención, a su asiento en el Registro de Asociaciones.
“No obstante algunos meses antes la Revista Nueva (15-2-1899, pág. 730) decía lo siguiente:
Dos sociedades existen en la actualidad que se dedican en Madrid a practicar este sport.
En el invierno pasado nacieron ambas, siendo la primera fundada por el conocido sportman Sr. Bermejillo, la que juega sus partidos junto a las tapias del Retiro. La otra juega sus partidos en un solar de la plaza de toros.”
Sigue habiendo señales de que esa sociedad permanece.
“El propio don Julián [Palacios] -fallecido en 1947- le explicaba al autor alguno de los pormenores de aquel Foot-ball Sky que él conoció siendo un chico: “no éramos más de treinta los socios, y solo pagábamos la cuota unos cuantos. El principal animador del club era un suizo llamado Paul Heubi. Era difícil reunir un equipo, y más de una vez tuvimos que jugar siete u ocho. Otras les prestábamos jugadores a los contrarios que en el fondo éramos nosotros mismos, porque solo existía el Sky”
Las noticias, como no puede ser de otra forma, son intermitentes.
“Leyendo los nombres de los jugadores de la Nueva Sociedad de Foot-ball constatamos cómo la inmensa mayoría eran precisamente aquellos que estarían después en el Madrid FC.”
“Nueva Sociedad de Foot-ball, fundada en octubre de 1900 en una taberna de la calle de la Cruz, probablemente presidida por Julián Palacios.”
Según Bravo y Martínez-Patón, existieron varias sociedades, Sociedad de Football, Nueva Sociedad de Football o Football Club.
Los términos “Sociedad de Football” o “Football Club” se usan indistintamente para el Madrid Football Club, y para todas las sociedades, hasta bien entrado el siglo, encontrándose crónicas de un mismo partido, que según qué periódico consultes aparecerá sociedad o club.
El caso paradigmático por excelencia es un recorte de “La Época” del 10 de abril de 1907, que dice lo siguiente:

“SPORT”:
“Con motivo del nacimiento del heredero de la Corona, el presidente de la Sociedad Football, señor Padrós (…) uno de Gibraltar y el español M. F. C.”
En 1907, Sociedad y Club en el mismo artículo, refiriéndose a la misma entidad: el Madrid.
Si en mayo apareciese un artículo en un diario deportivo que titulase “El Madrid gana la Copa de Europa” ¿Podría un investigador del siglo XXIII decir que el Real Madrid Club de Fútbol había ganado, hasta esa fecha, nueve copas de Europa y el Madrid una?
Esa es la tarea del investigador, averiguar si la Sociedad de Football es la misma que el Football Club, y a su vez del Madrid, como suena, sin apellidos.
Pieza 5: El caso de Madrid
La posibilidad, para algunos cierta, de que estas antiguas sociedades fueran el auténtico “Madrid“, y que estuviera constituido en el siglo XIX, ya constaban en publicaciones del primer cuarto del siglo pasado, (ALONSO DE CASO, F. “Fútbol. Association y Rugby“. Biblioteca de Deportes Calpe. Madrid, 1924. pg. 12):

“EL “FÚTBOL” EN ESPAÑA”:
Hacia 1898 es cuando comienza a jugarse al fútbol en España. Los introductores fueron, en casi todas las provincias, jóvenes que habían hecho sus estudios en Inglaterra, y Suiza, empleados de oficinas inglesas y en alguna parte profesores universitarios enamorados de los métodos e ideales pedagógicos de las Universidades de Oxford. y Cambridge. Pero fué indudablemente Bilbao la población española donde comenzó a, jugarse al futbol. Nació el primer club en un gimnasio, y fueron sus fundadores Juan Astorquia, Alejandro Acha, Enrique Goiri y Carlos Castellanos. Este club pervive todavía: es el “Athlétic”, que, además de ser el más antiguo, es el más laureado, puesto que ha logrado nueve veces el título de “Campeón de España”. En 1899 se funda el “Barcelona”; en octubre de 1900, el “Madrid”; en el año 1901, el “Español”, de Barcelona, y el “Coruña”.
Si estas sociedades fueran el Protomadrid, independientemente del nombre recogido en la prensa (asunto que tiene un amplio campo de investigación), cuando Bravo y Martínez-Patón nos dicen:
“Madrid FC, fundado en octubre de 1901 y presidida también por Julián Palacios, jugó su primer partido el 6-10-1901,”
nos están diciendo que el grupo madrileño está informado del Real Decreto del 21 de septiembre, de días antes, y lo que pretende es regularizar su situación, que no su personalidad jurídica.
No queda ahí el asunto. Como vimos anteriormente, este Real Decreto vino acompañado, seis meses después, de una Real Orden Circular dirigida a los Gobernadores Civiles, de 9 de abril de 1902 (Gaceta de Madrid de 10 de abril). ¿Cómo actuaron los directivos madrileños?
“Y el día 18 de abril de 1902 se somete al gobernador la siguiente instancia:
“Juan Padrós Rubió, del comercio de Madrid, que habita calle de los Madrazo, número 25, tercero izquierda, a V. E. respetuosamente expone:
Que con objeto de constituir una sociedad de juegos de sport que se denominará Madrid Foot-ball Club le acompaña las bases por que ha de regirse, para su aprobación.”
¿Y qué pasaba en Barcelona? Volvemos al artículo de Arrechea:
“En efecto, el 18 de noviembre de 1902 Pere Cabot presenta en el Gobierno Civil una instancia junto a los estatutos del Foot-ball Club Barcelona (”como organizador” de dicha sociedad) para que el Gobernador los apruebe y se pueda inscribir el club “según está prevenido en la vigente ley de asociaciones”.
Ambos se dirigen al Gobierno Civil presentando una instancia ¿de nuevo coincidencia?
Si el Madrid se había fundado en 1901, ¿cómo se constituye una sociedad el 18 de abril de 1902? ¿Puede un club fundarse dos veces? La respuesta es clara, NO. El sometimiento al Gobernador Civil es el fin del procedimiento burocrático.
Hemos dicho dos veces, pero ¿y cuatro? En el caso del Barcelona, según nos documenta Arrechea, el lío podría considerarse fenomenal. 29 de noviembre de 1899, la fecha aceptada por todos; el 2 de diciembre de 1902, según los Estatutos; por tercera vez, el 29 de diciembre de 1902 a las 21:30 horas en el Café Alhambra; y el 5 de enero de 1903, según el Registro.
Los movimientos de los futbolistas madrileños encajan perfectamente con el proceso burocrático promulgado por el Gobierno, al igual que ocurrió en Barcelona.
La inclusión en el club regularizado de los jugadores del Sky, incluso si me apuran la fusión de ambos, tiene fácil encaje, ya que cuando se produce una fusión el club resultante se subrogará en todos los derechos y obligaciones de ambos, entre ellos la antigüedad. En el mismo número de Cuadernos de Fútbol, Arrechea, en “El archivo general de palacio y el fútbol español: los clubs” nos dice que “tras la fusión del Real Betis Foot-ball Club con el Sevilla Balompié” se considera el mismo club para ostentar el título de Real, así como, añadimos, para conservar la antigüedad del Sevilla Balompié; y este hecho, a su vez, lleva aparejado un cambio de nombre sin que sea considerado como un nuevo club.
La diferencia está en que al F. C. Barcelona se le reconoce, y es justo reconocerlo ya que es lo que dicta la normativa administrativa, la constitución de la sociedad previa al registro y a la publicación del RD y la ROC, la de 1899. Si comparamos hitos y movimientos veremos la similitud de las situaciones en ambos escenarios.
Si el proceso seguido por los madrileños es igual que el de los barceloneses tendríamos una sociedad formada pendiente de la tramitación legal, que culmina el proceso administrativo el 18 de abril de 1902.
Si la auténtica constitución va más allá de 1901, el Real Madrid Club de Fútbol pudiera haber sido constituido en el siglo XIX.
Artículo publicado en la revista digital “Cuadernos de fútbol” (diciembre de 2013) y en “La Futbolteca” bajo el consentimiento de su autor.
© LaFutbolteca.com. Diciembre 2013.
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por Óscar González Hoya
Historiador
Hace unos meses nos llegó al correo del blog “Pinceladas de Historia Bejarana” una consulta curiosa. Desde la página web La Futbolteca inquirían acerca de la Unión Deportiva Béjar y, sobre todo, por su posible escudo. “Tenemos los de todos los equipos de fútbol que han jugado en Primera, Segunda y Tercera división, pero nos falta el de Béjar”. A partir de ahí se preguntó a distintas personas que hubiesen tenido que ver con este deporte en Béjar y, si escasas eran las noticias sobre este antiguo equipo, menos pistas aún podían darnos del escudo. Hasta que nos encontramos con Paco Tejeda y él, son su simpatía y buen hacer, acabó desentrañando el misterio: un antiguo jugador de fútbol conservaba una pequeña insignia. Se tomó de ella una fotografía y se reenvió a la página web con la suerte de que tuvieron a bien hacernos llegar el diseño que hoy reproducimos en este artículo. La investigación no podía quedarse ahí y decidí continuar rastreando en las páginas del semanario “Béjar en Madrid”, del cual se surte el siguiente artículo. Las fotografías antiguas que lo ilustran son posteriores, la mayoría de los años 50 y 60, del periodo del C.D. Béjar Industrial, y nos las ha prestado el Archivo Fotográfico y Documental de Béjar, a quien damos las gracias por ello, así como a Mª Carmen Cascón Matas del Centro de Estudios Bejaranos.
De la derrota a la victoria
En Béjar si hablamos de fútbol nos referimos siempre al Club Deportivo Béjar Industrial, obviando la existencia de uno previo denominado Unión Deportiva Béjar o Unión Deportiva Bejarana. En este trabajo les relataré el origen y los avatares surgidos en torno a este equipo de fútbol. Corría el año 1943 y en el hoy desaparecido Béjar en Madrid, concretamente el 20/02/1943 (1), aparecía: «En la imposibilidad de citar a una junta general, por no contar con un lugar adecuado, creemos de nuestro deber dar a conocer a nuestros socios y afición bejarana, un resumen de nuestra actuación hasta la fecha, con el movimiento de caja de nuestra sociedad deportiva. Hace poco más de seis meses fue creada por un grupo de entusiastas bejaranos convencidos de la necesidad de los deportes en la educación de la juventud, la Unión Deportiva de Béjar»
Los primeros pasos de la Unión Deportiva Béjar (a partir de ahora UDB) no parecían los más satisfactorios a juzgar por los inconvenientes que en el mismo artículo se sugieren:
1. Necesidad, como es lógico, de un campo de fútbol de propiedad municipal. Para ello se hacía preciso seguir los trámites de rigor y lograr la colaboración entre el Ayuntamiento y la nueva sociedad deportiva. Esto no supondría ningún problema porque los integrantes de su junta directiva estaba formada por empresarios textiles bejaranos al igual que el consistorio. Es preciso recordar que la guerra civil había terminado hacía cuatro años, sin que nuestra ciudad sufriese las duras adversidades surgidas de una guerra abierta al encontrarse en la zona sublevada o también denominada nacional desde los inicios del conflicto y lejos de los grandes frentes. A su vez, el resultado de la guerra fue positivo desde el punto de vista económico para la ciudad, puesto que nuestra industria abasteció, durante la guerra y después de ella, al bando vencedor ante la desaparición momentánea de la industria textil catalana producto del propio conflicto y de sus consecuencias. El desarrollo económico, no siempre bien repartido, impulsó la creación de este equipo. Además el fútbol se usaba como válvula de escape para desviar los problemas y las dificultades por las que pasaba la clase obrera. Se sufrían hambre y penurias, pero el fútbol hacía olvidar los males, al menos momentáneamente.
2. Ya se tenía el campo, pero para jugar al fútbol era necesario que la cancha tuviese una caseta, un sistema de drenaje de aguas y, a su vez, era preciso equipar a los jugadores con la correspondiente vestimenta y calzado. Para ello se hacía un llamamiento a los “buenos bejaranos” (imaginamos que hacían alusión sobre todo a los fabricantes) para que realizasen aportaciones monetarias a la causa. Es preciso matizar que en un primer momento el campo estaba situado en los terrenos actualmente ocupados por la Escuela Superior de Ingeniería -una mera explanada de tierra- y, posteriormente, se trasladaron al actual campo de Mario Emilio.
3. El siguiente objetivo es contar con el mayor número de socios posibles para hacer frente a los gastos y celebrar partidos, tanto oficiales como amistosos, para que los seguidores de la UDB se encontrasen satisfechos. Por ello se juega algún partido amistoso contra equipos de la zona, como el Plasencia, el Navalmoral o el Fuentes de Béjar, y alguno oficial contra el Ciudad Rodrigo. Ya desde el principio se hace alusión al escaso apoyo del público, al darse de baja muchos socios, y a la precaria situación económica del club, similar a lo que ocurre en la actualidad con el Béjar Industrial. Era el presidente honorario en estos momentos don Emilio Muñoz. Analizando el primer balance económico de la UDB destacamos unos ingresos de 24.743,15 pts. contra unos gastos de 24.682,20 pts., por lo que se obtiene un saldo positivo de 60,95 pts. Al igual que ocurre con el actual equipo de fútbol, el cual obtiene siempre un pequeño superávit debido al buen hacer de las juntas directivas.

No voy a analizar de forma íntegra el capítulo de gastos e ingresos porque de lo contrario nos extenderíamos de forma excesiva. El dinero provenía de las entradas de los partidos, las aportaciones de los socios y de otras fuentes, como el propio ayuntamiento, que aportaba una cantidad de 5.000 pts., y socios de peso, por ejemplo don Emilio Muñoz que donaba una suma de la misma cuantía, o anónimos, como las 4.335 pts. que cita el Béjar en Madrid de cuenta de diversos particulares. Los gastos se refieren a los viajes del equipo, la compra de balones, botas, bombas para hinchar los balones y parches ante posibles pinchazos, cal para el campo, obras para agrandarlo, etc. Los resultados fueron favorables al resultar la UDB campeona provincial de fútbol en junio de ese año (2).
Buenas perspectivas se abrían para la siguiente temporada. Además se procedió al cambio de la junta directiva (3). Presidente: Lázaro Calzada. Vicepresidente: José Gómez Rodulfo y Jesús García Téllez. Tesoreros: Luis Díaz-Trías. Secretario: Ángel García Sánchez. Vocales: Higinio Cascón, Felipe Gutiérrez, Enrique García Fernández, Francisco García Cascón, Francisco Cano, Ángel Martín, Clemente Sánchez y Máximo Campos. También se fichó a nuevos jugadores, con lo que la alineación quedaba de la siguiente manera: de porteros, Capilla y Panadero; de defensas David, Becerra y Carbajo; y como delanteros Guinaldo, Maera, Jerónimo, Merino, Venancio, Jaro, Paco y Millán. Como decimos, a juzgar por estos nombres nos daremos cuenta de que el equipo estaba impulsado y apoyado económicamente por la burguesía textil bejarana.
Por desgracia en la actualidad no tenemos un tejido empresarial tan amplio, puesto que la mayor parte de las fábricas textiles, florecientes entonces, ya han desaparecido. Se vivían momentos muy duros, pero nuestra ciudad tenía futuro porque poseía una industria pujante. Por desgracia, en la actualidad no podemos decir lo mismo puesto que la crisis ha acrecentado nuestra precaria situación. Nos hemos convertido en un banco a la deriva que se precipita peligrosamente hacia el abismo. La apertura de la temporada se hizo en Béjar, ganando nuestro equipo.
En enero de 1944 se celebró el primer partido oficial entre la UDB y el Salamanca con el resultado de empate a tres, siendo la alineación: Panadero, David, Becerra, Carbajo, Medinilla, Leoncio, Perrico, Maera y Mandín. El segundo partido oficial fue en el campo del Calvario en Salamanca con el resultado de Ciosvin 0- UDB 2 (4) . Esta victoria fue anunciada en el Béjar en Madrid con el siguiente titular: “Sabemos jugar y ganamos”. El corresponsal de Salamanca afirmó que “¡Este no es el equipo de Béjar! ¡Este es un equipazo!” y que “el equipo contrario no fue más que una sombra al lado nuestro”. A partir de ese momento la sección dedicada al fútbol en el Béjar en Madrid contará con la pluma de Arsenio Muñoz de la Peña, quien en ese mismo enero nos habla de la rivalidad entre la UDB y el Salmantino. “El tema del fútbol sigue absorbiendo la atención del público bejarano: el esperado encuentro de mañana es la comidilla general”, afirma, haciendo una entrevista a los distintos miembros de la directiva y jugadores sobre el posible resultado de tan esperado partido (5) . En ese mismo escrito se daba noticia de que la UDB iba a participar también en el Campeonato Nacional de Aficionados, una competición que se jugaba entre ocho clubes de la provincia.

El campeón se enfrentaría a los vencedores de las diferentes provincias españolas y cada partido era una eliminatoria, celebrándose la final mediante el “sistema de ida y vuelta”. Nuestro equipo sufrió una dura derrota ante el eterno rival, el Salmantino, cayendo derrotado por 4 – 0. El titular del Béjar en Madrid (6) es elocuente: “Vencidos por la desgracia antes que por el Salmantino”. Si tenemos en cuenta lo ocurrido antes del encuentro podemos afirmar que el partido estaba perdido antes de celebrarse: un referente importante del equipo como David se lesionó en el entrenamiento del viernes previo al encuentro, Becerra tampoco pudo jugar puesto que una desgracia familiar le impidió viajar y el colmo de las desgracias ocurrió a la llegada a Salamanca, donde el autobús se estropeó a 4 km de la capital, obligando a los jugadores a acudir al campo andando.
Los resultados no fueron mejores en el Campeonato Nacional de Aficionados al perder la UDB frente al Escolar 1 – 2. Sin embargo el partido se invalidó porque el rival jugó con jugadores que no habían sido fichados y, por tanto, fue descalificado y se otorgó la victoria al equipo de Béjar (7). En el siguiente encuentro la UDB ganó al Ibérico por 2 – 3, quedando el equipo finalista (8). La alineación estuvo compuesta por Lucas, David, Becerra, Antigüedad, Perico, Mandín, Burgos, Leoncio, Maera, Antonio y González. La directiva se muestra crítica con la afición porque afirma que no es generosa económicamente con el equipo. Como ya he comentado la situación del club era delicada, por lo que siempre se buscaba el apoyo de los socios. Los duros años 40 impedían, por desgracia, la generosidad. Para suplir esta falta de sustento se organizaron bailes en el Novelty y el Obrero con motivo del futuro partido con el Salmantino.
En fechas posteriores se celebran tres encuentros que se saldarán con derrotas en todos los casos. 1-Final del Campeonato nacional de Aficionados: UDB 2- Salmantino 3 (9). 2- Final del Campeonato Nacional de Aficionados: Salmantino 4- UDB 1 (10). 3- Fútbol en Plasencia. Plasencia 4- UDB 2 (11). Ante tal cúmulo de derrotas se afirma: “Vamos a Salamanca y tenemos que jugar con árbitros de Salamanca. Vamos a Plasencia y tenemos que jugar con árbitros de Plasencia. ¿Por qué cuando vienen aquí los contrarios no jugamos con un árbitro de Béjar?” La rivalidad provincial entre Béjar y Salamanca siempre ha sido una constante. La racha pareció cambiar un tanto en los partidos amistosos que se jugaron a continuación contra el Arenas, 5 – 2, el Plasencia, 7 – 0, el Frente de Juventudes de Salamanca, 9 – 0 y Los Gallegos, el equipo salmantino semifinalista del Campeonato Nacional de Empresas, 2 – 1. Este último encuentro se jugó en el ámbito de las fiestas de la patrona de la Colonia Catalana de Béjar, la Virgen de Montserrat (12).
Después de la guerra, la industria textil catalana quedó muy dañada por las consecuencias de la contienda, lo que motivó el asentamiento de empresarios, técnicos y trabajadores en la ciudad ante la pujanza de nuestra industria, bien para crear nuevas empresas o trabajar en otras fábricas. Para conmemorar estas fiestas el equipo hizo una visita al santuario de Nuestra Señora del Castañar, se entregó un ramo de flores a la madrina de las fiestas, la señorita Vivens, y se celebró un baile en el desaparecido Hotel Comercio. El resultado del partido contra el sempiterno equipo rival, el Salmantino, se saldó con una sonora victoria: UDB 4- Salamanca 1 (13). Destacamos la alineación: Valderrama, David, Becerra, Ortega, Leoncio, Maera, Sixto, Marzá, Ciriaco, Navarro y Sánchez. Durante los siguientes encuentros el Béjar arrasó ganando todos los que restaban a la temporada.
Jugando en Tercera División
Al llegar el inicio de la siguiente temporada, se reúne la junta directiva y los socios en el Cine Castilla y se decide afrontar el reto de ascender a Tercera División por los excelentes resultados obtenidos (14). Esto ocasionará problemas económicos al club, puesto que la subida de categoría implica la inversión de más recursos. Por cierto, es una constante en el fútbol de nuestra ciudad el no tener una sede social amplia donde poder reunirse. Actualmente lo hacen en el ayuntamiento o en el antiguo centro de profesores. En todo caso, en la citada reunión se presentaron los siguientes puntos del día junto a los acuerdos logrados:
1-Aprobar la gestión de la directiva que había conseguido el ascenso a la Tercera División.
2-Aceptar el club los requisitos exigidos para entrar en esa nueva categoría, dotando al campo de fútbol de unos requisitos indispensables para la práctica del fútbol en esa categoría.
3-Se autoriza a la directiva a hacer las obras necesarias y gestionar un crédito de 125.000 pts. Para amortizarlo se plantean: aportaciones voluntarias de los socios, recursos excedentes del club y cuotas extraordinarias obligatorias.
4-Se establecen las siguientes cuotas: socios masculinos 6 pts. al mes, féminas 3 pts. y niños hasta 15 años 2 pts. al mes. Para las entradas a los encuentros se establecen los siguientes precios: señores 30 pts., señoras 15 pts. y niños 10 pts.
A pesar de las dificultades surgidas la UDB comenzó su andadura en Tercera División. Destacaremos algunos de los resultados más significativos. Uno de ellos enfrentó a la UDB con la Segoviana, 3 – 2 en el campo bejarano y asistieron 3.000 personas (15). El balón fue donado por Daniel Rodríguez Arias y un bombín por la tienda El Pedal. La alineación estuvo compuesta por Valderrama, Bardají, David, Leoncio, Guijuela, Maera, Sánchez, Navarro, Eyarti, Ortega y Sixto. También se ganó frente al Burgos, 5 – 3 (16), el Ávila, 6 – 0 (17) el Imperio de Madrid, 4 – 1 (18), el Zamora, 4 – 3 (19), el Ferroviario, 4 – 1 (20), de nuevo frente a la Segoviana, 3 – 1 (21) y contra el Palencia, 4 – 1 (22), pero se perdió frente al Palencia en el segundo encuentro, 1 – 3 (23) y al Valladolid, 0 – 4 (24). Llega entonces el temido y esperado derbi contra el Salamanca y la UDB vuelve a perder, 0 – 4 (25). El titular del Béjar en Madrid es elocuente: “Del usted al tuteo”. Sin embargo, los ánimos no descienden. Los comentarios acerca de este partido resultan sumamente interesantes: «El equipo más importante ha venido a jugar a Béjar. Antes se jugaba con el Baños, el Hervás, el Candelario o el Plasencia», «hace poco se suspendía un partido en La Corredera porque pasaban vacas, caballos o un señor que le molestara», «ha conseguido un precioso campo, afición y un equipo en Tercera. Todo gracias a don Emilio Muñoz, junta directiva y el entusiasmo de bejaranos».

El ascenso a Tercera supone un cambio cualitativo para la UDB, pues pasan a enfrentarse con equipos de cierta entidad de nivel nacional pertenecientes a la antigua Castilla la Nueva. Antes se jugaba solo con equipos provinciales. Además se cuenta con el nuevo campo costeado por don Emilio Muñoz desde 1941, el actual Campo de Mario Emilio, en recuerdo de su hijo fallecido durante la guerra civil. Todo el mundo conoce dónde se encuentra el campo, pero es preciso recordar que en aquellos momentos la zona se encontraba despoblada y estaba configurada por prados.
Las primeras edificaciones de la zona fueron construidas en la actual calle Primero de Mayo. También son evidentes el apoyo de la población al club y el impulso económico dado por los empresarios. Comienza el año 1945 con tres victorias para la UDB: UDB 4- Valladolid 1 (26), UDB 3- Imperio de Madrid 1 (27) y dos derrotas frente al Zamora, 1 – 2 (28) y el Ávila, 2 – 5 (29) , además del anuncio del interés por parte del Deportivo de la Coruña por Ortega, el mejor jugador del equipo en ese momento. Debido a las gestiones de la junta directiva, el jugador continúa jugando y no se marcha al club gallego. En febrero, durante un encuentro entre la UDB y el Ciosvín, que se saldó con un empate a 3, se produce un desastroso accidente en el Campo del Calvario: el portero Valderrama sufre una grave fractura en su pierna derecha que conllevó la amputación de la misma (30). La temporada termina jugándose otros partidos cuyos beneficios irían a parar a Valderrama y a su familia.
Siempre el dinero
En agosto de 1945 se celebra otra nueva reunión de la junta directiva en el Cine Castilla (31), anunciada por la reproducción íntegra en los medios de comunicación escritos de la octavilla que se reparte por la ciudad. Destacaré las partes más relevantes:
1-Se invita a los socios, simpatizantes y bejaranos en general a la junta general para dar a conocer la delicada situación del club que se encuentra en trance de desaparecer.
2- Se anima que a dicha junta asistan el mayor número de personas para así lograr la mejor solución posible, pues, de lo contrario, se verán obligados a disolver el club.
En definitiva, se busca apoyo económico. En la asamblea el Presidente José Gómez Rodulfo habló acerca de la difícil situación económica por lo que presenta su dimisión de forma irrevocable. Posteriormente, se pidió opinión a los congregados: los optimistas decían que era fácil continuar, otros apostaban directamente por la desaparición y, por último, los irónicos hacían una reflexión coherente, no alejada de la realidad bejarana actual, comentando que nuestra población era un pueblo tan pobre que no podía permitirse un club representativo en Tercera División. Como conclusión final se acordó que todos los medios debían ser empleados para que Béjar no quedase en el ridículo de tener que retirarse de la categoría nacional futbolística y se dio por buena cualquier iniciativa que aportase al menos cinco céntimos, elocuente iniciativa que dejaba a las claras la asfixia económica que vivía el club.
En el Béjar en Madrid se saca el siguiente titular “Seguimos en Tercera División” (32), como iniciador de la nueva temporada de fútbol. En el artículo se afirma que se pensó en abandonar la categoría, pero gracias al trabajo callado de una serie de bejaranos que han conseguido fichajes, material y realizar obras en el campo el club, se ha salvado la temporada. También se agradece el apoyo de la población. Además se anima a los bejaranos a hacerse socios con la siguiente expresión: «Hay un medio de poner cada uno su granito de arena; hacerse socio de la Unión Deportiva Béjar». Por este motivo las cuotas de los socios fueron rebajadas para lograr su aumento y lograr de esta forma más ingresos para financiar al club. Asimismo se da a conocer la nueva alineación: Quique, Marzá, Guijuela y los jugadores locales Lucas, Becerra, David, Perico, Antigüedad, Manolín y Maera (33).
La directiva lanzaba panfletos pidiendo a los bejaranos que se hiciesen socios de la UDB en masa e incluso se organizó una becerrada en la Plaza de Toros, donde se mataron dos novillos con el objetivo de lograr fondos. El espectáculo se denominó “Fútbol y Toros” con un absoluto lleno en la plaza. Los diestros fueron El Chino, El Extremeño, Lucas y Avelino (34). Nuestro equipo continuó jugando en Tercera División enfrentándose a importantes equipos como el Palencia, el Burgos, el Zamora, el Ávila, la Leonesa o el Plasencia. Destaco los siguientes resultados del año 1945: Plasencia 3- UDB 5, Ávila 1-UDB 3, Salamanca 4- UDB 4, UDB 4- Zamora 3, UDB 4- Imperio 0, UDB 4- Burgos 2, UDB 2- Madrid 0, Palencia 1- UDB 1, UDB 1- Zamora 3, León 0- UDB 2. Muchos otros partidos se perdieron y ni siquiera aparecieron publicados los resultados concretos. En enero de 1946 se jugó el último partido en Béjar contra la Segoviana que la UDB ganó, librándose de la promoción.
Del cielo al infierno
En el Béjar en Madrid del 2 de marzo de 1946, se hace una entrevista al presidente de la entidad deportiva (35), y éste afirma que la situación económica por la que atraviesan los clubes de la Tercera División era muy delicada, en el marco de una reunión celebrada por los presidentes de esta categoría en Ávila. Por este motivo se van a dirigir a la Federación Nacional con el fin de lograr algún tipo de solución. También se le pregunta por la copa, incidiendo en si el resultado será positivo. El presidente se muestra confiado en el que el equipo figure a la cabeza del torneo, pero indica que ha sido necesario llevar a cabo nuevos fichajes y, unido a los gastos de los desplazamientos, se teme que originará mayores desembolsos. Asimismo se le inquiere por la situación real del club y declara es precaria, pues mantener un equipo en esa categoría supone mucho dinero.
Por este motivo se abre una suscripción en la que espera que todos los bejaranos contribuyan. Habla de los esfuerzos de la directiva para mantener el equipo en Tercera y de los beneficios sociales para la población, ya que gracias al fútbol se priva al público de estar recluido en las tabernas, proporcionándoles unas horas de apasionante espectáculo al aire libre. No olvidemos que estamos en los 40, unos años caracterizados por el estraperlo, el hambre, la miseria, las cartillas de racionamiento, los presos políticos, una España muy diferente a la mostrada en el NODO. Ante esta situación, el Régimen, de manera muy hábil, intentaba desviar la atención de la gente con el fútbol y otros espectáculos. Las victorias del Real Madrid y las grandes corridas de toros servían para olvidar las grandes penurias por las que estaba pasando la mayor parte de la población. Aquí se puede usar la expresión romana de “pan y circo”. Por supuesto, en el caso de nuestra ciudad la UDB cumplía también esa función. Además, gracias a la UDB, el nombre de Béjar será conocido en otros lugares.

Se trata de un interesante impulso al turismo gracias al fútbol, puesto que el equipo se desplazaba a ciudades de la actual comunidad de Castilla y León e incluso a Madrid. Se le consulta al presidente acerca de la subscripción y sobre la posibilidad de algún donativo especial, pues los bejaranos no contribuyen demasiado. Se comenta la posibilidad de que el gobernador civil podría hacer algún tipo de contribución al igual que el Ayuntamiento, la Cámara de Comercio y la Agrupación de Fabricantes. Pero en realidad son meras promesas, puesto que por el momento nadie ha desembolsado nada. A pesar de las buenas perspectivas y los mejores deseos expresados para el futuro del club la situación económica no remonta. «Sólo hay cuatro suscripciones de 100 pesetas mensuales», se dice en una ocasión en el Béjar en Madrid (36). Los nombres de los contribuyentes son conocidos: Francisco Gómez Rodulfo, Juan Muñoz, Luis Izard y José Martín Alonso.
Es evidente el apoyo de los fabricantes a la causa. Previo al inicio de temporada, en julio, desde el semanario se hace mención a un comunicado lanzado por la directiva de la UDB (37):
1-Se reconocen deudas con los jugadores estableciéndose como causa la enorme cantidad de recibos impagados.
2-Se promete liquidar el mayor número de deudas posibles, pero al no encontrar el suficiente apoyo la junta directiva se ve obligada a dimitir ante la Federación Comarcal, dando conocimiento previo de la situación a las fuerzas vivas de la ciudad, no encontrando en éstas una solución satisfactoria.
3-Se afirma que el número de socios es insuficiente para mantener los gastos del club.
A pesar de todo se juegan algunos partidos en el año 1946, con los siguientes resultados: Salamanca 2- UDB 4, UDB 1-Salamanca 5 (este partido fue el día de la Coronación de la Virgen pero no hubo ningún milagro y el Béjar perdió de forma estrepitosa), Segovia 8-UDB 2, UDB 2- Valladolid 5, UDB 1- Zamora 7. La alineación de esta temporada estaba formada por Lucas, Navarro, Avelino, Maera, Jalito, Manolo, Manolín, Quique, Rosado, Marzá y Sixto. El club terminará desapareciendo debido básicamente a la complicada situación económica por la que atravesaba. Resulta un contrasentido: Béjar tenía una buena situación económica porque tenía una industria floreciente, pero fue incapaz de mantener al club deportivo. Por suerte, su desaparición en 1947- 1948 fue contrarrestada con la fundación en 1951 del Club Deportivo Béjar Industrial (38) que se mantiene en la actualidad.
Como todo el mundo sabe, nuestra ciudad está inmersa en una profunda crisis desde aproximadamente los años 70 del siglo pasado, pero a pesar de ello hemos sido capaces de mantener al Béjar Industrial gracias a la labor desinteresada de las diferentes juntas directivas.
Bibliografía
(1) Béjar en Madrid, nº 1.094 (20/02/1943).
(2) “Béjar, campeón provincial de fútbol”. Béjar en Madrid, nº 1.109 (05/06/1943).
(3) Béjar en Madrid nº 1.134 (27/06/1943).
(4) HERRERO, Gaspar: “Sabemos jugar y ganamos”. Béjar en Madrid nº 1.141 (15/01/1944). Por entonces se abre una sección fija en el semanario llamada “Fútbol de Campeonato” que los bejaranos siguen con atención.
(5) MUÑOZ DE LA PEÑA, Arsenio: “Fútbol”. Béjar en Madrid nº 1.143 (29/01/1943).
(6) Béjar en Madrid nº 1.144 (05/02/2014).
(7) Béjar en Madrid nº 1.145 (12/02/1944).
(8) “¡Béjar, finalista!”. Béjar en Madrid nº 1.146 (19/02/1944).
(9) Béjar en Madrid nº 1147 (26/02/1944).
(10) Béjar en Madrid nº 1148 (04/03/1944).
(11) Béjar en Madrid nº 1149 (11/03/1944).
(12) “Fútbol amistoso. Buen ambiente y mal juego”. Béjar en Madrid (06/05/1944)
(13) “Campeonato provincial de futbol. Justa recompensa. Béjar 4 Salamanca 1”. Béjar en Madrid nº 1.159 (20/05/1944).
(14) Béjar en Madrid nº 1.174 (02/09/1944).
(15) “Futbol de 3ª División. Béjar 3 Segoviana 2”. Béjar en Madrid nº 1.179 (07/10/1944).
(16) Béjar en Madrid nº 1.180 (14/10/1944).
(17) Béjar en Madrid nº 1.183 (04/11/1944).
(18) Béjar en Madrid nº 1.185 (18/11/1944).
(19) Béjar en Madrid nº 1.186 (25/11/1944).
(20) Béjar en Madrid nº 1.187 (02/12/1944).
(21) Béjar en Madrid nº 1.188(09/12/1944).
(22) Béjar en Madrid nº 1.190 (23/12/1944).
(23) Béjar en Madrid nº 1.181 (21/10/1944).
(24) Béjar en Madrid n º1.182 (28/10/1944).
(25) Béjar en Madrid nº 1.194 (11/11/1944).
(26) Béjar en Madrid nº 1.192 (06/01/1945).
(27) Béjar en Madrid nº 1.195 (27/01/1945).
(28) Béjar en Madrid nº 1.196 (03/02/1945).
(29) Béjar en Madrid nº 1.197 (10/02/1945).
(30) Béjar en Madrid (17/02/1945).
(31) MUÑOZ DE LA PEÑA, Arsenio: “Crisis del fútbol bejarano”. Béjar en Madrid nº 1 222 (04/08/1945).
(32) Béjar en Madrid nº 1. 223 (11/08/1945).
(33) Béjar en Madrid nº 1.224 (18/02/1945).
(34) Béjar en Madrid nº 1.225 (25/08/1945).
(35) Béjar en Madrid nº 1.252 (02/03/1946).
(36) Béjar en Madrid nº 1. 265 (01/06/1946).
(37) Béjar en Madrid nº 1.271 (13/07/1946).
(38) Si se quiere conocer su historia ver FRUTOS MARTÍN, José, de: 40 años de historia del C.D. Béjar Industrial. Béjar, 1991.
© LaFutbolteca.com. Diciembre 2013.
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