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por Vicent Masiá

miembro de La Futbolteca

En el mundo del fútbol es sumamente raro ver a un club cuyo éxito o fracaso de una temporada se asiente sobre las espaldas de un determinado jugador, máxime en un club profesional donde, siempre presuntamente, todos sus integrantes son expertos en su oficio y, en el caso de Primera División, pertenecientes a una reducida élite que destaca por sus cualidades técnicas y físicas.

En todos los clubs siempre hay estrellas, jugadores tocados con una varita mágica que sobresalen del resto por su pundonor, esfuerzo, técnica, movilidad, habilidad, velocidad o facilidad para ver puerta sin reunir todas las características mencionadas al unísono. Tal vez, una, dos o tres a lo sumo.

Estos jugadores, proyección de los deseos del entrenador sobre el césped y ojito derecho de la afición, siempre son muy valorados teniendo, como cualquier ser humano, momentos mejores y peores atravesando rachas de gran acierto con otras donde, sin desmerecer en lo colectivo, no andan tan finos. Como nos sucede al resto de seres.

Sin embargo en la Liga española tenemos la fortuna, y desde luego debemos de estar muy agradecidos al destino por las grandes tardes o noches que nos ha brindado como aficionados al fútbol que somos, independientemente de nuestros colores, de poder contar con un jugador fuera de clase, superlativo como Lionel Messi.

La presencia del astro argentino sobre los terrenos de juego de la primera de las categorías del fútbol nacional hace que muchos encuentros anodinos, sin nada especial que destacar, de repente con una jugada suya sacada de la chistera se convierta en algo que merezca pagar una siempre cara entrada por ver un partido. Eso si se acude a un encuentro en directo. Si se ve a través de la pantalla de televisión, el goce será idéntico pero de forma gratuita si es en abierto o con unos euros si se está abonado a una plataforma de pago de las varias existentes.

El F.C. Barcelona, club para el que trabaja Messi desde hace ya muchos años, durante la temporada 18/19 dedicó un presupuesto para la primera plantilla de 632 millones de euros, uno de los más elevados del mundo contando con grandes profesionales especialistas en sus respectivos demarcaciones procedentes de diversos continentes.

Sin embargo, pese a su incontestable calidad, ninguno de ellos puede alcanzar los registros y peso sobre el terreno de juego del argentino.

El F.C. Barcelona, cuando Messi se ha ausentado por decisión técnica o lesión, ha sido completamente otro equipo distinto, una versión desmejorada que, como pollo sin cabeza, ha deambulado por las cuatro esquinas siendo totalmente vulnerable.

Sin Messi en el campo, el F.C. Barcelona que conocemos es menos F.C. Barcelona, un equipo vulgar que, pese a contar con excelentes jugadores, pasa por muchos problemas debiendo sudar la gota gorda para sacar un resultado positivo.

Si en las temporadas anteriores su ausencia siempre se notó, en la recién finalizada se ha convertido en dramática. No hubo encuentro en el que, de una manera u otra, estando presente el punta argentino no tuviera influencia en el marcador. Siempre hacía algo positivo.

Cuando no jugaba de inicio, había que sacarlo en la segunda parte para desatascar el resultado renegando de unos minutos de merecido descanso y, en ocasiones, mermado de facultades, todavía retenía detalles desequilibrantes.

Cuando no jugaba, todos le añoraban.

 

©LaFutbolteca.com. Octubre 2019.