por Vicent Masiá
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Desde el origen hasta 1931
El Real Madrid C.F. es, según los entendidos y los números que lo avalan, por su largo historial y suma de títulos tanto a nivel nacional como internacional, sin duda alguna el club de fútbol más importante del mundo habiendo, además, sido declarado «Mejor Club del Siglo XX » en el año 2000 por parte de la FIFA. Nada que objetar al respecto y todo un orgullo para los españoles, sean aficionados o no al fútbol, residan en Madrid o en cualquier parte de España.
Esta consideración, categórica, forjada en buena lid deportiva frente a multitud de clubs de toda índole con los que se ha enfrentado consumiendo poco más de un siglo de vida, le otorga un merecido rango por encima del resto que, incesantemente, unos pocos privilegiados desean alcanzar siendo las distancias aún notables.
El club, consciente de su condición de líder mundial, arreglo a su potencial deportivo, económico y social se ha mantenido desde siempre, con mejores y peores épocas, muy cuidadoso con todo lo relacionado con su imagen, siendo sus presidentes, directivos, jugadores y entrenadores elegidos entre un selecto ramillete de los más destacados en sus respectivos oficios para engrandecer y hacer perdurar un proyecto, por sí solo, magnificente.
En todos estos años de grandiosidad, sin embargo, aunque parezca increíble para un club de estas características rodeado de personas tan cualificadas, bajo mi punto de vista se han descuidado dos puntos de considerable trascendencia histórica como son los concernientes a la fecha de constitución real de la sociedad, tradicionalmente confundida e identificada con la misma en la cual el club fue reconocido por el Gobierno Civil y, en segundo lugar, el relativo a sus escudos, señales de identidad lamentablemente maltratados por un colectivo profano que, pese a la mejor de sus intenciones, no ha sabido llegar hasta las raíces.
Del primer punto, referente al reconocimiento administrativo del club por parte del Estado en 1902, no voy a escribir por ser un tema que requiere por sí solo un artículo de larga extensión calzado a su medida, pero del segundo, con similar repercusión, sin ser un experto, pero con ciertas nociones, creo que es el momento de aplicar con algo de sentido común y sólida argumentación, algunos matices en unos casos, cuestionabilidad en otros y desaprobación en unos menos que, por su palpable falta de verosimilitud, merecen ser definitivamente apartados del inventario madridista.
En este estudio, de amplio y trabado recorrido en cuya introducción no quiero extenderme más a consecuencia de lo mucho que se ha de contar, por el camino trataré de romper con algunos falsos mitos que todavía hoy perduran y aclarar, con plena voluntad de corrección, el porqué de sus errores y sus probables o confirmados orígenes. Entremos en materia.
El escudo bicolor de 1902
Constituido en el otoño de 1900 como Madrid Foot-ball Club y presidido por Julián Palacios durante sus primeros pasos deportivos, entre esta fecha y mayo de 1902, mes en el que se disputa el Concurso de Madrid de Foot-ball Association -conocido también como Copa de la Coronación-, nunca fue hallada una fotografía, tanto en malas como buenas condiciones, donde se distinguiera el escudo original del club o un documento donde apareciese dibujado o simplemente descrito. Por no encontrarse, no hay ni una solo fotografía de este periodo, datándose las primeras relacionadas con el club entorno al mencionado torneo.
La importancia del evento futbolístico, con etiqueta de ámbito nacional, apoyo municipal por parte del consistorio madrileño y, sobre todo, presencia de S.M. El Rey D. Alfonso XIII, provocó que algunos de los medios periodísticos más afamados del país se interesaran por este casi desconocido deporte, enviándose reporteros a la villa y corte para redactar las crónicas de lo sucedido, además de tomarse fotografías donde se retrataban los onces de cada club, acciones del juego incluso imágenes de los entrenamientos. Para la prensa de Madrid, poco acostumbrada a estas citas, fue todo un acontecimiento, no tanto para la de Bilbao y Barcelona ambas más familiarizadas con la pelota aunque se le prestó la consideración que se merecía, siendo que en las dos localidades costeras se realizaba desde hacía unos años atrás una especial atención y seguimiento al fútbol. En cualquier caso, las imágenes tomadas en el Hipódromo de la Castellana o en los aledaños de la Plaza de Toros, habitual feudo de los merengues, resultaron de gran valor para la posteridad.
Entre estas, a las que sumamos unas pocas más sin fecha exacta de la toma, pero del mismo año, se distingue el que fue primer escudo oficial del Madrid F.C., un bordado donde se entrelazan las tres iniciales de la sociedad desconociéndose a falta de información concluyente si fue estrenado en 1902 con motivo del Concurso o si su diseño nació años antes junto con el club. Haciendo una ampliación del citado escudo e intentando ver hasta el último detalle, sorprenden de inmediato dos apreciaciones nunca antes percibidas ni reproducidas como cuán distinto es este entrelazado respecto a lo tradicionalmente aceptado como auténtico y, no menos destacable, la presencia de dos colores en las iniciales ofreciendo una de ellas una tonalidad más oscura que las otras lo que le da un gran valor cromático.
En este escudo del Madrid F.C., primera seña en su historia, la letra «M» prevalece sobre la letra «C», casi igual en tamaño y sobre la letra «F», bastante más pequeña y con menos protagonismo, dándose la circunstancia de que la «M» tiene un tono más elevado que la «C» y la «F», ambas del mismo tono pero más bajo con lo cual, a cierta distancia, la letra «M» que identifica a la ciudad de Madrid adquiere notoriedad sobre el resto viéndose con cierta facilidad desde cualquier punto por parte del observador. Pero, ¿cuáles son estos dos colores?
De morado y oro
En medio de tanta fotografía en blanco y negro y alguna coloreada por algún aficionado a este arte que no estuvo demasiado acertado a la hora de distinguir los colores de las iniciales confundiéndolas todas en una misma tonalidad y trazándolas a su capricho, averiguar los dos colores originales se presentaría en condiciones normales, es decir, de no tener ni un solo dato, como un desafío complicado de resolver, pero por fortuna indagando en la propia documentación relacionada alrededor de la constitución la sociedad obtendremos la respuesta que buscamos, al menos en uno de ellos. En cuanto al otro, quedará despejado por pura lógica.
En este sentido cobra gran fuerza un extracto publicado en 1940 por el periodista Manuel Rosón Ayuso perteneciente a su obra titulada “40 años de historia del Madrid F.C.: 1900-1940” donde el autor, haciendo alusión a la presentación de los Estatutos del club en el Gobierno Civil y a los acuerdos tomados por los socios, dice:
(…) Se estudia el uniforme del equipo. El recuerdo de los célebres Corinthians, los amateurs ingleses, admirados por los que estudiaron en Londres, prevalece, y se acuerde que sea ese precisamente el uniforme de los madrileños. Un uniforme blanco, sin mácula, que significa pureza. El artículo 18 del reglamento reza así en su apartado 3º: “Pantalón y blusa blancos, medias negras con vueltas, y cinturón con los colores nacionales, completándose con un casquete azul oscuro”. La blusa está cruzada por una ancha banda morada, representativa del austero color de Castilla, en la que figura el escudo de Madrid bordado en colores (…).
Obviamente Manuel Rosón, nacido en 1901, no fue testigo de estos hechos, ni acudió a los encuentros disputados en el Hipódromo de la Castellana en mayo de 1902 por su temprana edad, con lo cual dicha información tuvo que conseguirla de alguien muy próximo y vivencia en primera persona de lo ocurrido. Este informador, más bien informadores y ambos privilegiados añadiría yo, fueron los hermanos Juan y Carlos Padrós con quienes Rosón mantuvo una excelente amistad durante los años que les tocó convivir, proporcionándole un dato tan estimable como que, sobre la blusa blanca, cruzaba una ancha banda morada, además de otro también interesante como el bordado en colores del escudo de Madrid.
La confesión del color morado, color que se tratará más adelante indicándose su procedencia y significado, descubre uno de los dos colores del escudo original del Madrid F.C. con letras entrelazadas y también el que identificará la orla que envuelve al escudo municipal que indica Rosón, pero siendo justos y haciendo honor a la verdad, es preciso dejar bien claro dos cosas: que la prometida banda morada no tuvo visos de continuidad pese a ser declarada oficial diluyéndose en la blusa de algunos jugadores que la ostentaron durante algunos encuentros y, en segundo lugar, que el escudo municipal de Madrid no fue oficial hasta la temporada 1904/05, curso en el que se luce por primera vez con motivo de la tercera edición del Campeonato de España -1905-.
Recurriendo a los Estatutos del Madrid F.C. presentados en el Gobierno Civil en fecha 18 de marzo de 1902, se comprueba que las palabras de Rosón y los hermanos Padrós no van muy desencaminadas respecto al Artículo 18 pero, quizás obedeciendo al paso de los años y a aportes apuntados en la memoria, se mezclan momentos previos a la redacción de los Estatutos con el cierre definitivo de estos. Dice el Artículo 18:
Para tomar parte en los partidos será preciso: 1º El pago previo del mes o la cuota de entrada, según los casos; 2º Usar el uniforme reglamentario; 3° Llegar al campo de juego antes de la hora señalada para el comienzo del partido. El uniforme reglamentario será para los partidos ordinarios pantalón azul oscuro, corto y recto, blusa blanca y medias oscuras, y para los partidos extraordinarios será pantalón y blusa blancos, medias negras con vueltas y cinturón con los colores nacionales, completando este uniforme un casquete azul oscuro.
Profundizando en la banda de color morado, según el aporte de Manuel Rosón a instancias de dos de los fundadores de la sociedad como son los hermanos Juan y Carlos Padrós, queda más que demostrada la especial relación del club madrileño con este color desde su origen y no desde 1931 como la mayoría de las fuentes erróneamente interpretan y aún hoy se empeñan en mantener por desconocimiento y falta de investigación, pues ni la banda morada fue impuesta sobre el escudo en el primer año de la Segunda República, ni el Madrid F.C., un club muy vinculado y excelentemente relacionado con la Casa Real, pasó de la noche a la mañana de ser monárquico a ser republicano. En este aspecto es oportuno mencionar que la masa social del Madrid F.C., extensa con el crecimiento deportivo y como sociedad libre que era en donde había cabida para todo tipo de ideologías, estaba muy fraccionada a principios de los años treinta cohabitando personas que iban de un extremo a otro, incluso personas que, según soplaba el viento, tomaban interés por un determinado régimen.
Volviendo al cromatismo del escudo entrelazado de 1902, despejada la duda del color oscuro que identificada a la letra «M», morado, llega el turno al color más claro que identifica a las letras «F» y «C» que, como no puede ser de otro modo, corresponde al dorado, color oro que representa al Sol, fuente de vida para todos los seres del planeta Tierra. El dorado siempre irá ligado al club y se verá en el escudo de 1908, del que más adelante se hablará y en las versiones de 1920, 1925, 1931, etc., hasta nuestros tiempos.
Banda morada sí, banda morada no
Una de las grandes incógnitas que siempre ha envuelto a la sociedad madridista es saber si en alguna ocasión, tal cual se desprende de los comentarios vertidos por algunas voces relacionadas con la historia del club como Manuel Rosón Ayuso, el Madrid F.C. hizo uso oficial de una banda morada sobre su blanca camiseta. Rosón, en su obra de 1940 titulada «40 años del Real Madrid C.F. 1900-1940», después de hacer referencia al domicilio social del club en 1902 situado en el número 48 de la calle de Alcalá, citar al Corinthians F.C. británico como inspirador de sus colores y describir el uniforme titular tal cual indica el punto 3 del Artículo 18 de los Estatutos redactados en 1902, añadió de su cosecha propia una frase que, además de sembrar confusión, era incierta al mezclar años y finalidades. Decía así:
«La blusa está cruzada por una ancha banda morada, representativa del austero color de Castilla, en la que figura el escudo de Madrid bordado en colores». Dicho comentario, a pesar de su buena intencionalidad y proceder probablemente de personas que recordaban haber vestido esa combinación, fue desafortunado puesto que, como ahora comprobaremos, al menos de forma oficial nunca se llegó al caso.
Para empezar hay que rememorarse a los momentos iniciales y tener en cuenta que desde 1900 los miembros fundadores del Madrid F.C. habían renunciado al empleo de un color en su blusa que fuese distinto al blanco, renunciando al rojo como propuesta alternativa. Luego, a partir de octubre de 1901, coincidiendo con su segunda temporada y tal cual ha quedado registrado en las crónicas periodísticas de la época, en los encuentros de entrenamiento protagonizados por los señores socios, para distinguirse unos de otros se emplearon bandas de colores sobre la blusa blanca siendo las más representativas el azul y el rojo hasta el punto de dar nombre a los respectivos bandos. Sin embargo, la prueba más concluyente se halla en los propios Estatutos donde, además de no hacerse ninguna mención acerca de una probable banda morada en todo el Artículo 18 anteriormente descrito relativo a los colores de los uniformes, queda claro que el uniforme para los encuentros extraordinarios era pantalón y blusa blancos mientras que para los ordinarios se hacía servir una blusa blanca siendo el pantalón azul oscuro. Entonces, ¿de dónde sale la banda morada y para qué pudo ser empleada?
Revisadas las pocas fotografías que subsisten de aquellos tiempos, centradas alrededor de 1902 puesto que de 1900 y 1901, al parecer, no hay registros, todo indicaría a priori que el Madrid F.C. nunca vistió con banda morada como indicó Rosón en 1940 y que, a lo sumo, en las únicas donde se observa una banda cruzada ésta fue la azul o roja de los entrenamientos como se menciona en los reportajes. Sin embargo, profundizando más en el tema y rebuscando fotos poco conocidas, publicadas en octubre de 1902 por el semanario madrileño El Cardo aparecen imágenes y grabados donde se ve a dos equipos jugando tanto en las proximidades de la Plaza de Toros como en el Hipódromo de la Castellana, que sí coinciden con lo aportado por Rosón.
En ellas, cedidas algunas por uno de los hermanos Giralt, se distingue en un encuentro a un bando vistiendo blusa blanca con pantalón oscuro -azul- frente a otro con blusa blanca cruzada por una banda oscura y pantalón blanco. En el otro, la diferencia entre ambos bandos, los dos con camisa y pantalón blancos, radica en la banda oscura que luce uno de los dos contendientes. Teniendo en cuenta que las imágenes fueron publicadas antes de disputar el Madrid F.C. sus primeros encuentros de la temporada 1902/03 y que en los del Torneo de Coronación los madridistas siempre vistieron blusa y pantalón blancos, las imágenes sólo pueden corresponder a entrenamientos realizados por distintos bandos de la sociedad en las cuales, para no confundirse los jugadores, unos visten pantalón azul, otros blanco y para reafirmar las diferencias, unos añaden una banda oscura a su blusa.
Esta banda, descrita como morada por Rosón y antiguos jugadores de la sociedad, en definitivas cuentas debió quedar limitada a los entrenamientos no siendo exhibida en encuentros oficiales, consideración que explicaría por qué no fue introducida en los Estatutos y, a su vez, por qué algunos jugadores de aquella época mencionaban haber vestido este color. Para reforzar esta idea cabe incluso sumar una imagen más que no ha sido suficientemente valorada debido a la coloración manual a la que fue sometida décadas después, imagen con los hermanos Giralt y resto de jugadores entre los cuales, algunos de ellos, visten el pantalón blanco exclusivo según los Estatutos a los encuentros extraordinarios combinado con una blusa blanca atravesada por la banda morada. Lamentablemente tanto la banda morada como el escudo bicolor fueron coloreados en azul oscuro seguramente por desconocimiento, perseverando en silencio un color erróneo como el azul oscuro sobre los colores originales.
En cuanto al escudo de Madrid -el municipal se entiende- que fue bordado en colores sobre la blusa, pasados casi cuarenta años de los hechos Rosón se equivoca nuevamente pues de la banda morada sólo hay registros de 1902 y del escudo municipal se sabe, por lo que se explica a continuación, que fue implementado en la temporada 1904/05 con lo cual nunca coincidieron.
El escudo municipal de 1904
Transcurrido el torneo de Coronación de Alfonso XIII en 1902 con notable éxito deportivo y social, Carlos Padrós, presidente del Madrid F.C., decidió a finales de ese mismo año constituir una federación local para que todos los clubs que lo deseasen se sumaran a un proyecto que, por encima de todo, venía a poner orden y legislar todo lo concerniente a la organización de encuentros, reglas de juego, torneos y cuestiones relativas a los jugadores. Con asistencia de Juan Padrós, delegado por el Madrid F.C., Ángel Garrido por el New F.C., Francisco Borbón, presidente del Moncloa F.C., Enrique García Sansegundo como delegado del Club Español de Foot-ball, Julián Valls en representación del Retiro F.C. y Pedro de Velasco por The Modern F.C., el viernes 28 de noviembre quedaba fijada para el viernes siguiente 5 de diciembre la constitución de la Federación Madrileña de Clubs de Foot-ball.
Elegido como no podía ser de otra manera Juan Padrós flamante presidente de la federación local, a principios de enero de 1903 comenzó el primer torneo municipal teniendo como campeón de forma inesperada al Moderno F.C., conjunto de reciente formación que, tras haber nacido como The Modern F.C. y haber castellanizado con bastante celeridad su denominación, sorprendió a todos los concursantes y aficionados al presentar un «team» de gran fuerza.
El Madrid F.C., gran favorito al título, defraudó por su pobre juego y por quizás no tomar en serio a más de uno de sus contrincantes presentando en ocasiones alineaciones donde faltaban algunos de sus mejores jugadores pero, si en algo se coincidió, fue en exhibir en todos sus encuentros el escudo bicolor morado y dorado con las iniciales del club entrelazadas.
Juan Padrós, hombre incansable, parecía haber nacido para estos menesteres y en el mes de marzo, pocas semanas después de concluir el campeonato organizado por la federación local, andaba ya organizando las bases de lo que era su siguiente propósito: organizar un Campeonato de España para clubs de fútbol donde a principios de abril acudieran a Madrid los mejores del país. Conseguida la aprobación y patrocinio de la Casa Real a través del monarca quién se prestó a poner en disputa una copa bajo su nombre, este torneo sería considerado como el primero a nivel nacional de su rango. Acababa de nacer el Campeonato de España de Fútbol.
En su tercera edición, disputada en abril de 1905, se constató sobre el Hipódromo de la Castellana un hecho diferencial en el uniforme del Madrid F.C. como fue estrenar un nuevo escudo nunca antes visto. Y es que el club madrileño, en sus encuentros ante el San Sebastián Recreation Club donostiarra y Athletic Club, de Bilbao no se presentó con el característico escudo bicolor que los había venido identificando en los últimos tiempos, sino con una insignia donde, dentro de una gruesa circunferencia morada, figuraba el escudo municipal sin corona. Este escudo municipal, aprobado en 1859, se componía de dos cuarteles y manteladura, figurando en el cuartel derecho, sobre campo azur, un grifo de oro y en el izquierdo, dentro de una bordadura de azur con siete estrellas de oro de cinco puntas, sobre campo de plata, un madroño de sinople con frutos de gules y un oso empinado a él lenguado de gules con terrazado de sinople. En la manteladura, sobre campo de oro, una corona cívica formada por un trenzado en guirnalda de hojas de roble y una banda carmesí concedida a la villa de Madrid por las Cortes Españolas mediante un Decreto promulgado el 27 de diciembre de 1822 durante el trienio liberal.
Sobre el origen este escudo, empleado como oficial hasta 1930, se ha hablado mucho y varias son las especulaciones que se manejan siendo la más seguida por su buen respaldo una que alude a una presunta normativa de principios del siglo XX que pretendía regularizar a los clubs que representaban a Madrid en los Campeonatos de España frente a clubs de otras ciudades. De esta presunta normativa, atribuida al consistorio madrileño pero también a la Federación Madrileña de Clubs de Foot-ball para darle más validez, lo cierto es que nunca se ha encontrado nada que la avale, tratándose más de un bulo que de un hecho documentado pues resulta inconsistente por sí misma y ofrece serias dudas como ahora se verá.
Empezando por el consistorio, es poco creíble que un ayuntamiento como el de la villa tuviera tanta influencia en un deporte minoritario y de escasa tradición como el fútbol hasta el punto de obligar de algún modo a que, cualquier representante local dentro de un Campeonato de España o frente a clubs de otras localidades, llevase el escudo municipal máxime tratándose de sociedades con personalidad jurídica. Siguiendo por la Federación Madrileña de Clubs de Foot-ball, tampoco es creíble que a su representante se le impusiera lucir el escudo municipal puesto que todos tenían escudo propio y, en sus Estatutos, no se hace mención alguna a esta posibilidad. Entonces, ¿a dónde apunta el origen de este escudo?
La respuesta o quizás respuestas, sin ser categóricas porque delante de un hecho de estas características siempre hay que dejar las puertas abiertas para cualquier otra posible razón, podrían ser más sencillas de lo esperado. Siguiendo con este hilo bastaría con tener en cuenta que el Madrid F.C. (constituido en octubre de 1900) era a mediados de 1904 la sociedad más antigua de la ciudad una vez extinguidos el Sky F.C. (1897-1901) y la intermitente Association Sportive Française/Amicale (1897-1904) en sus dos épocas, adquiriendo en base a ello el rango honorífico de Decano y, por otra parte, era el único club que llevaba inserto en su denominación oficial el nombre de la capital refiriéndose el resto a barriadas de Madrid o nombres simplemente arbitrarios.
Estas dos razones, ambas de gran peso, son por sí solas suficientemente importantes para justificar el uso del escudo municipal al margen de disfrutar en paralelo de un anagrama particular con las iniciales entrelazadas en dos colores debiéndose considerar, además, que el Madrid F.C. había sido constituido para ser el club referente de la ciudad y, por ende, de todos sus habitantes, ganándose el derecho según sus gestores de ostentar la insignia municipal.
Sin embargo, existe todavía una tercera razón más poderosa si cabe: en el mes de noviembre de 1903, desde diversos ámbitos y teniendo como trasfondo el interés de algunas personas, se estimuló la unión de los clubs madrileños para tener un campeonato local más fuerte y, a ser posible, la fusión de algunos eligiendo como base uno de ellos. Este club beneficiario, como no podía ser de otro modo, era el Madrid F.C., un club derrotado en el Torneo de la Coronación de 1902 y en el primer Campeonato de España de 1903 al que se quería potenciar para tener opciones de salir victorioso en la edición de 1904 además de enfrentarlo contra sociedades deportivas del extranjero.
El primer paso en aunar jugadores no lo dio precisamente el Madrid F.C. sino un club en franca progresión como el Moderno F.C., campeón local de 1903 donde fueron a parar los más distinguidos jugadores del federado Iberia F.C. y algunos del Victoria F.C., saltando la sorpresa a mediados de diciembre cuando en prensa se anunciaba la probable fusión de dos importantes sociedades. Estas dos sociedades eran el Madrid F.C. y el Moderno F.C., fusionadas finalmente el 30 de enero de 1904 como Madrid-Moderno F.C. En las semanas posteriores se incorporaron jugadores del Moncloa F.C. (Garrido, Irigoyen, Lizárraga y Prast) y de la Association Sportive Amicale (caso de Parages) con lo cual el conjunto fusionado merengue compensaba en parte la numerosa pérdida de efectivos padecida durante el verano de 1903 marchados a las filas del Club Español de Foot-ball entre los que se encontraban Neyra, Pérez, Vallarino, Arruabarrena, Cárdenas y los hermanos Giralt. El Madrid-Moderno F.C., tras estos movimientos, se convertía de facto en la selección oficiosa de Madrid y en moral merecedor a llevar en su escudo titular detalles parciales o totales del escudo municipal.
El Madrid-Moderno F.C. -desde 1905 nuevamente Madrid F.C.-, siguió fiel a este sentimiento de privilegio no disimulado en su uniforme oficial hasta 1930, constatándose que entre 1904 y esta última fecha ningún otro club madrileño, y hubieron varios como el Español F.C. (1904 y 1909), Sociedad Gimnástica Española (1911, 1912 y 1914), Racing Club (1915 y 1919) y Athletic Club (1921, 1925 y 1928) que, siendo campeones locales de la Federación Madrileña de Clubs de Foot-ball y luego campeones de la Federación Regional del Centro de Clubs de Foot-ball, nunca tuvieron el privilegio de lucir en cualquier tipo de forma el escudo municipal.
El escudo de 1908
Demostrado que el Madrid F.C. se fusionó el 30 de enero de 1904 con el Moderno F.C. adoptando el resultante el nombre de Madrid-Moderno F.C., alcanzado este punto se hace necesario aclarar una serie de cuestiones que, en parte propiciadas por la prensa a la cual se malinterpretó y en parte originadas por aficionados que llegaron en sus investigaciones hasta donde pudieron, desde entonces vienen repitiéndose siendo inciertas. La primera de ellas afecta a la duración de la denominación Madrid-Moderno F.C., mantenida oficialmente a lo largo de la temporada 1904/05 solamente puesto que, tanto para directivos, jugadores y aficionados en general todos se referían a la sociedad como «el Madrid» y nunca como «el Madrid-Moderno», habiéndose conservado el primer apelativo hasta el día de hoy. La segunda, más confusa en sus inicios pero afortunadamente despejada en la actualidad, afecta a las fusiones realizadas por el Madrid F.C. durante sus primeros años de existencia.
Contrariamente a lo expuesto en muchas partes, el Madrid F.C. sólo se fusionó legalmente con un club, el Moderno F.C. en 1904, siendo el resto de sociedades a las que se les vincula una fusión clubs con los cuales no se materializó acuerdo alguno. Sociedades como el New F.C., Club Español de Foot-ball, Moncloa F.C. o Association Sportive Amicale nunca se fusionaron o fueron anexadas por el Madrid F.C., sino que parte de sus por entonces respectivos socios decidieron, motus propio, darse de alta como nuevos socios del club merengue. Mencionado este tema es imperativo recordar que el Madrid F.C. era el club más importante de los existentes en la corte por su brillante organización, el más numeroso en cuanto a socios y la sociedad en la que muchos deseaban jugar, extinguiéndose todos los clubs mencionados no por sumarse a la estructura blanca en algún momento de sus carreras, sino por presentar todos ellos debilidades que les hicieron retirarse al no poder competir con un club tan grande. Tan solo el Athletic Club, constituido en 1903 como una sucursal del Athletic Club bilbaíno, pudo resistir el empuje madridista.
Regresando a 1904 y a la fructífera fusión con el Moderno F.C., de la citada unión el Madrid F.C. salió reforzado al sumarse una buena cantidad de jugadores modernistas que, en poco tiempo y tras una breve adaptación, elevaron el nivel de la plantilla. Hombres y nombres como Alcalde, Álvarez, Aparici, Chapí, Chulilla, Contreras, Faccini, Hodans, Lafora, Ramos, Sanz, Seguí, Joaquín Yarza y Manuel Yarza empezaron con mayor o menor presencia a figurar en las alineaciones participando algunos de ellos en la consecución de los Campeonatos de España de 1905, 1906, 1907 y 1908, pero no iba a ser la única contribución modernista: restaba su escudo.
Conocido hoy en día a nivel nacional e internacional el escudo del Real Madrid C.F. por todos los aficionados del mundo, muy pocos saben que el origen del entrelazado de sus iniciales no nació en el club blanco, sino que fue una adaptación surgida en 1908 de la herencia recibida por parte del Moderno F.C. cuya insignia, insertada en el interior de un pentágono irregular invertido, reflejaba entrelazadas y bordadas en oro las tres iniciales de la sociedad.
Todavía en uso el escudo con heráldica municipal inscrito en una gruesa circunferencia morada para todos los encuentros oficiales, la directiva del Madrid F.C. decidió dar un nuevo aspecto a su escudo fundacional de forma interna relegando el escudo bicolor de sus primeros años por un nuevo diseño donde, aprovechando las letras doradas y entrelazadas que caracterizaron al Moderno F.C., a diferencia de éste no quedaban insertadas en un pentágono irregular invertido, sino que lo hacían en una fina circunferencia también dorada, versión que a posteriori, con nuevos elementos, sería definitiva.
La bandera del Madrid F.C
Casi todos los clubs de fútbol españoles, mayormente aquellos que tengan cierta categoría, más tarde o temprano han confeccionado tradicionalmente banderas con los colores de la sociedad llegando, muchos de ellos, a insertar en el medio su escudo como marca característica. Clubs como Sevilla F.C., Athletic Club, F.C. Barcelona o Valencia C.F. por citar algunos, han seguido este paso sintiéndose orgullosos de esta seña y, como era de esperar, el Madrid F.C. también dispuso de la suya aunque las imágenes retrospectivas que he encontrado, unas por ser demasiado pequeñas y otras por estar seccionadas, no son lo suficientemente buenas para demostrar todo su plenitud.
Donde no hay tipo alguno de dudas es en la pareja de colores elegidos con los que se pudo establecer la combinación definitiva, siendo estos según se desprende de las crónicas deportivas de la segunda década del siglo XX, blanco y morado. Sí, efectivamente, morado como la «M» presente en el anagrama de 1902, la banda diagonal que cruzaba su primera camiseta y la gruesa circunferencia que envolvía el escudo municipal de 1904.
La bandera original del Madrid F.C., hoy desaparecida y probablemente guardada en algún oscuro rincón sin nadie que se acuerde de ella, adquirió mucha popularidad tras la inauguración del Campo de O’Donnell sucedida el 31 de octubre de 1912 en encuentro disputado frente al Sporting Club, de Irún, viéndose ondear los colores blanco y morado en todos sus encuentros como local hasta el abandono de esta sede en 1923. Pendiente de un mástil de considerable altura erigido junto al margen izquierdo de la tribuna cubierta mirando desde el frente, la bandera madridista presentaba sobre un paño blanco cruzado en diagonal por una banda morada de izquierda a derecha el escudo oficial del club de esos momentos con la heráldica municipal, siendo distinguible desde cualquier punto de la instalación al carecer de competencia en altura.
En una de las tomas realizadas en la inauguración del Campo de O’Donnell, sito en una manzana delimitada por las calles O’Donnell, Narváez, Duque de Sexto y Fernán González, se puede divisar la bandera en todo su esplendor pero no es la única descripción y, al margen de la visual, hay otras de carácter literario que evocan cuán importante fue entre los socios del club. Dos de estos ejemplos los tenemos en la revista semanal Madrid-Sport publicada en la corte entre 1916 y 1924 donde en un par de artículos se la menciona. En el primero de ellos, publicado el 7 de diciembre de 1916 con motivo de un encuentro del Campeonato Regional entre el Madrid F.C. y el Racing Club, de Madrid donde, curiosamente, a los seguidores merengues todavía se les reconocía como madrileñistas y no madridistas como sucede en la actualidad, se lee que:
(…) Una mañana británica fue precursora de otra tarde que no tenía nada que envidiar a la mañana. Los elementos nos acariciaron con sus nebulosidades y sus fríos, y, sin embargo, despreciando alicientes que convidaban a permanecer en locales confortables y tibios de calefacción, una multitud de jovencitas, arrostrando las inclemencias de la temperatura -beneméritas aficionadas-, invaden el campo de los colores morado y blanco y, traspasando la barandilla del reservado de socios, colócanse en su lugar preferido: delante de la caseta (…).
El segundo de ellos, publicado el 3 de mayo de 1917 haciendo referencia a un breve resumen de lo acontecido durante la temporada, su autor nos dice:
(…) Ruda ha sido la lucha, múltiples los contratiempos, sensibles las bajas; mas fuera ello lo que quiera, el resultado ha sido favorable, y al congratularnos de ello enviamos a los paladines de Castilla un afectuoso apretón de manos, y unido a él, un vehemente deseo que la realidad corone justiciosamente sus esfuerzos otorgándoles el título de campeones de España. Una vez cumplido con el primordial deber que nos movió a coger la pluma, hemos de examinar, aunque sea muy a la ligera, la evolución de la temporada en relación con el «once» representante de la bandera blanca y morada. Comencemos por los de casa… (…).
1920: el Madrid F.C. consigue el título de Real
Cuando el 29 de junio de 1920 la directiva del Madrid F.C. recibió en su sede una carta procedente de la Mayordomía Mayor de S.M. el Rey D. Alfonso XIII, entre todos los presentes hubo una sonrisa de complicidad y un suspiro de alivio porque todos sabían de qué se trataba. Alfonso XIII, a quien le divertía el fútbol, al fin atendía la demanda de los gestores madridistas presididos por Pedro Parages (en el sillón desde 1916) y concedía al club merengue el título honorífico de «Real» que tanto se ansiaba.
Y es que en el subconsciente madridista, acostumbrado a tratar con el entorno de la Casa Real y plaza habitual donde solía acudir Alfonso XIII de vez en cuando para pasar un rato de ocio viendo al Madrid F.C. frente a otros clubs en encuentros de cualquier índole, pesaba y mucho que otras sociedades constituidas todas ellas años después de haberlo hecho los merengues, gozaran de la presidencia honoraria del rey y de un título que ellos carecían cuando para sus adentros se consideraban más merecedores que nadie.
Habituados como estaban a disfrutar de cierta proximidad con la Casa Real, sin duda más que ninguna sociedad deportiva en todo el Estado, nadie del club se había esforzado en solicitar a la Mayordomía Mayor de Su Majestad la presidencia honorífica de la sociedad con lo cual otras, más atrevidas y conscientes del estatus social que dicho título prestaba, se le habían adelantado consiguiendo preceder a la sociedad de la bandera blanca y morada en esta parcela honoraria. Veamos a continuación los beneficiados y su año de concesión: Real Club Coruña (1908), Real Fortuna F.C., de Vigo (1908), Real Club Deportivo Sala Calvet, de La Coruña (1909), Real Sociedad de Foot-ball, de San Sebastián (1910), Real Santander F.C. (1910), Real Club Deportivo Español, de Barcelona (1912), Real Sporting de Gijón (1912), Real Racing Club de Irún (1913), Real Betis F.C., de Sevilla (1914), Real Vigo Sporting Club (1914), Real Sociedad Gimnástica Española, de Madrid (1916), Real Club Recreativo de Huelva (1916) y Real Sociedad Alfonso XIII F.C., de Palma de Mallorca (1916), habiéndose fusionado algunas de ellas con otras provistas o no del título de «Real».
El título de «Real», concedido curiosamente al Madrid F.C. por los dispendios mostrados por la directiva blanca en la organización del Campeonato de España de fútbol para equipos militares de 1920 contrajo, además del cambio de nombre de la sociedad a Real Madrid Foot-ball Club, otras reformas como la de sus dos escudos, pues tanto el oficial con heráldica municipal como el privado con el anagrama entrelazado de sus iniciales, tuvieron que añadir una corona real cerrada flotante símbolo de la monarquía que varió considerablemente sus respectivos aspectos.
Así, de este modo, el escudo particular fue el que menos variación tuvo puesto que el cambio quedó limitado a superponer la corona real sobre la circunferencia donde se hallaba inscrito el anagrama dorado de la sociedad mientras que en el heráldico, un poco más complejo y con más trabajo, se redujo drásticamente el grosor de la circunferencia morada quedando ésta en una fina línea dejando todo el espacio interno en un color purpúreo para alojar una nueva versión del escudo municipal con la corona monárquica superpuesta y rodado de una corona laureada que le daba una aire totalmente diferente.
Concedido el título de «Real» al Madrid F.C., el «modus operandi» de la entidad merengue permaneció invariable tal cual se había desarrollado hasta la fecha, esto es, luciendo el escudo municipal con base morada durante los encuentros oficiales correspondientes al Campeonato Regional del Centro y, si la ocasión lo permitía, en el Campeonato de España quedando el escudo privado de la sociedad con base blanca relegado a un segundo plano.
En los años sucesivos a la concesión, sin embargo, algo sí cambió puesto que el escudo particular del club, prácticamente desconocido para los aficionados del resto de España con los cuales se enfrentaban los merengues, empezó paulatinamente a ser promovido desde la prensa insertándolo en artículos periodísticos pero también desde el mundo empresarial pues industrias dedicadas a la elaboración de chocolate, viendo la gran repercusión que tenía el fútbol entre los niños, emprendieron la iniciativa de lanzar colecciones de cromos donde cada temporada aparecían los principales ases del fútbol. En este sentido y, respectivamente, cabe destacar la labor realizada por publicaciones como Gran Vida y Madrid-Sport, ambas muy seguidas en todo el territorio y empresas como Chocolates Amatller, de Barcelona o Chocolates Piera y Brugueras, de Terrassa, quienes abrieron el camino a otras industrias también del mismo sector.
1925: se incorpora la banda morada al escudo
«El Real Madrid C.F. incorporó la franja morada de su escudo en 1931, con el advenimiento de la Segunda República». Esta es la percepción de más del noventa por cien de los seguidores madridistas por no decir de casi todos y esa es la falsa creencia que, repetida y machaconamente, leemos en decenas de páginas dedicadas al club en todo Internet desde que este medio se popularizó a principios del siglo XXI. Evidentemente la incorporación de la banda morada no fue en 1931 ni tuvo nada que ver con el advenimiento de la Segunda República, sino que se incorporó varios años antes aunque haya pasado desapercibido para muchos.
Como ya sabemos, el morado nació junto al blanco con el club madrileño, figuró en la primera camiseta de su historia en forma de franja diagonal, pasó a colorear la circunferencia que envolvió el escudo municipal empleado para los encuentros oficiales y era uno de los dos existentes en la bandera de la sociedad por lo que, tarde o temprano, era justo incorporarlo al escudo particular.
El porqué de la tardanza y los motivos que llevaron a las distintas directivas madridistas a relegar la introducción del morado en el escudo privado de la sociedad es algo que nunca sabremos a ciencia cierta, aunque tal vez el papel secundario que venía ocupando este escudo tuviera mucho que decir. Sea lo que fuere, lo cierto es que la aparición de la banda morada surgió alrededor de 1925 -no he hallado una fecha anterior- siendo presidente del club Pedro Parages y entre las razones de peso para incorporarla dos destacan sobremanera como justificación. Veámoslas:
La primera de ellas concierne a una simple cuestión de equitatividad entre los dos escudos representativos de la sociedad pues si bien el morado estaba presente en el escudo oficial y público del club en sus distintas variantes desde 1904, el grado de presencia de este color en el anagrama dorado surgido en 1908 y coronado en 1920 era totalmente nulo pareciendo cada uno identificar a dos sociedades distintas. En este aspecto, más si cabe desde el crecimiento en popularidad del anagrama en los últimos tiempos mediante prensa y colecciones de cromos que llegaban a todas partes, aproximar ambos escudos era pertinente y, aunque no fueran del todo iguales, al menos debían compartir colorido.
La segunda obedece a una cuestión de identidad. La similitud del anagrama dorado madridista inscrito en una circunferencia también dorada y rematado por una corona real era extraordinaria con el escudo de un club puntero, con gran renombre, como el Real Unión Club, de Irún por lo que diferenciarlo de alguna manera del logo de la sociedad guipuzcoana se convirtió en una urgencia si se pretendía, como finalmente sucedió, otorgarle al escudo del anagrama un carácter preferente por delante del municipal.
Si a todo esto unimos que en gran parte del país surgieron una cantidad enorme de clubs vistiendo de blanco por su económico precio y empleando como escudo anagramas sobre fondo blanco, coronados o no es lógico pensar que los gestores del club madrileño optasen por tomar una decisión al respecto pues, un club como el suyo, debía tener en su escudo rasgos diferenciables del resto para ser siempre identificado a primer golpe de vista y no causar confusión.
De entre las distintas opciones a elegir -no creo que hubiese sólo una sobre la mesa-, la directiva de Parages se inclinó por la banda diagonal morada cruzada de izquierda a derecha respetándose el resto del escudo, una decisión acertada que prestaba personalidad y, al mismo tiempo, conectaba con la idea que había en la época sobre el color del Pendón de Castilla y el color que envolvía el escudo municipal oficial por entonces. Otra opción -y esta aportada desde mi propia cosecha-, hubiera sido cambiar el grosor de la circunferencia y dotarla de color morado al estilo de lo que se hizo en los primeros años setenta con el Castilla C.F., filial madridista, pero este es un irrelevante comentario que no va a ninguna parte.
Modificado el segundo escudo del Real Madrid F.C., pocas son las fotografías que atestiguan el cambio realizado en aquella época con la banda morada debido, principalmente, a que el club compitió generalmente con el primer escudo provisto de heráldica municipal en encuentros oficiales y, en un buen número de ocasiones, hasta sin escudo quedando la segunda marca expuesta muy pocas veces. Es por ello que casi toda la información recogida pertenece a fuentes ajenas al club quienes, por diversos motivos, se preocuparon en su día de inmortalizar dicho escudo siendo algunas de ellas, como ahora veremos, pertenecientes a terrenos muy alejados del meramente deportivo.
La primera de ellas, por orden cronológico, procede de la industria del papel y tiene como protagonista a la prestigiosa firma José Laporta Valor, radicada en Alcoy, especializada en la fabricación de papel de fumar. Laporta, gran empresario y sabedor que los niños influirían en los padres y abuelos a la hora de elegir una determinada marca, lanzó al mercado en 1925 una serie de pequeñas cajitas de papel de fumar conteniendo en su interior un cromo dedicado a un jugador de fútbol. En esta colección, donde entraban los tres principales clubs valencianos de la época, Valencia F.C., Levante F.C. y Gimnástico F.C., también se dejó por cuestiones comerciales un espacio para los clubs estatales más relevantes como el Real Unión Club, de Irún, Athletic Club, de Bilbao, Sevilla F.C., F.C. Barcelona, Real Club Deportivo Español, de Barcelona y los madrileños Athletic Club y Real Madrid F.C., contando cada club con un total de cinco cromos dedicados a los jugadores más destacados.
En el caso del Real Madrid F.C., los cinco fueron el guardameta Martínez, el defensa Escobal, el medio Mejía, el interior Félix Pérez y el extremo Del Campo vistiendo los jugadores de campo con camiseta blanca sin escudo mientras que, ahí viene la sorpresa, el meta Cándido Martínez, integrante de la plantilla madridista entre las temporadas 21/22 y 27/28, figura con un reconocible escudo donde se aprecia con suma nitidez la banda morada que cruza el escudo de izquierda a derecha. Teniendo en cuenta que la imagen fue publicada en 1925, ésta podría pertenecer a la temporada 24/25 o a la 25/26 puesto que todos los jugadores aparecidos en el coleccionable integraron las plantillas de los clubs antes mencionados en ambas temporadas, pero el hecho de que los torneos regionales empezaran a finales de año tiende a hacer pensar que más bien correspondiera a la 24/25 disponiendo la papelera así de más tiempo para preparar la maquetación.
La segunda fuente procede del sector de la alimentación y en concreto de uno tan atractivo para los niños como es el chocolate. Coincidente con el papel de fumar de José Laporta y sus cromos, desde Tarragona y también en 1925 los gerentes de otra ilustre empresa con amplia tradición, Chocolates Orthí, pensaron que distribuir una baraja de cartas coleccionable con motivos futbolísticos podía aumentar sus ventas por lo que, intercalados entre los cuatro palos de la clásica baraja española compuesta por oros, copas, espadas y bastos, aparecían escudos de clubs de fútbol y jugadores de prestigio uniformados con los colores del club al que pertenecían.
En lo que respecta al Real Madrid F.C., aparecen los jugadores Monjardín, Quesada y Félix Pérez, resultando totalmente identificable el escudo madridista con la banda cruzada de color morado aunque, como se puede comprobar, este color es reflejado erróneamente en azul. Tratado este punto, para que no haya confusiones ni malinterpretaciones, es preciso hacer hincapié en un par de cuestiones: uno, los dos escudos que empleaba oficialmente el club eran en morado, no en azul y, dos, los colores aplicados a muchos de los escudos representados en esta colección lamentablemente no corresponden a los oficiales, no siendo el error cometido con la entidad merengue una excepción. A fin de cuentas lo que importa realmente sustraer de estos naipes es que ya en 1925 la franja diagonal formaba parte de uno de los dos escudos de la sociedad.
La tercera, publicada en la revista madrileña Alrededor del mundo en su número 1.490 correspondiente al 7 de enero de 1928 que analiza de forma resumida el historial de los seis clubs que van a competir en el Campeonato Regional del Centro, Real Madrid F.C., Racing Club, Unión Sporting Club, C.D. Nacional, Athletic Club y Real Sociedad Gimnástica Española, en el apartado referente al Real Madrid F.C. donde aparece el capitán Félix Quesada se observa una vez más de forma clara el escudo coronado con el anagrama del club y la banda en diagonal -morada- en una imagen reproducida en blanco y negro.
Por último y para cerrar este capítulo, en una cuarta originada también en una industria alimentaria dedicada a la fabricación de chocolate, pero en esta ocasión con sede en Barcelona, Chocolates Amatller, esta conocida empresa con amplia experiencia en acompañar sus productos con cromos para los más pequeños de la casa publicará en 1929 una serie de 50 cromos teniendo como característica común el uso de un maniquí dibujado al que, dependiendo del club que represente, irá uniformado con los respectivos colores acompañado por el escudo de la sociedad.
Como en los casos anteriormente mencionados, el cromo dedicado al Real Madrid F.C., más allá de ir el maniquí vestido de blanco, mostrará el segundo escudo madridista con el anagrama del club coronado y atravesado por una banda diagonal, en concreto de azul marino, pareciéndose en esta oportunidad algo más que sus precedentes a la banda oficial morada.
© Vicent Masiá. Mayo 2018.
Bibliografía y hemerografía
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