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La esferomaquia Jerez pionera del foot-ball en Espana titular

por Ernesto Alba Reina

 

Tradicionalmente ha existido entre los diversos investigadores e historiadores deportivos de nuestro país un cierto consenso llegado el capítulo de establecer la aparición del fútbol en España. Según esta extendida creencia, convertida casi en axioma incuestionable, a la hora de ubicar la cuna del fútbol español generalmente es aceptado, casi unánimemente por todos, la localidad onubense de Minas de Riotinto como lugar donde fue introducido por los empleados británicos de la empresa minera Río Tinto Company Limited con sede en Londres a quien, en 1873, el gobierno de la I República había arrendado la explotación de los yacimientos de mineral de cobre, considerándose este momento como el origen del fútbol en España. Los jóvenes británicos, en muchas ocasiones si la situación, terreno y clima lo permitían, ocupaban sus ratos de ocio practicando los diversos sports a los que se habían aficionado en su tierra natal siendo el foot-ball el que más interés despertó entre los vecinos españoles aunque la aparición de los primeros equipos organizados se demoraría algunos años, en concreto hasta 1889 cuando se constituyó el considerado Decano de los clubes españoles, el Huelva Recreation Club.

Sin embargo, un hallazgo documental realizado hace pocos años puso en crisis esta versión de los hechos hasta el punto de refutarla llevándonos a situar este histórico acontecimiento más atrás en el tiempo, concretamente en un cercano enclave geográfico también de marcada impronta anglosajona. Y es que desde el siglo XVIII, pero especialmente durante el XIX, Jerez de la Frontera experimentó un importante desarrollo y modernización de su prestigiosa industria del vino en gran parte como consecuencia de la llegada de comerciantes y empresarios procedentes del Reino Unido, quienes se asentaron en la ciudad trayendo consigo algunas de sus distracciones predilectas, siendo cómo no el foot-ball una de ellas.

La esferomaquia Jerez pionera del foot-ball en Espana 1

Lógicamente, esta circunstancia no solo afectó a los aspectos deportivos sino que la economía, la arquitectura, las costumbres sociales, las creencias religiosas y, en general, todos los ámbitos de la vida cotidiana de la importante colonia de ciudadanos británicos asentados en Jerez también desembarcaron con ellos, modificando de este modo la fisonomía y el tejido social de la ciudad. No en vano, Jerez era uno de los vértices del denominado triángulo victoriano de Andalucía junto a Minas de Riotinto y Gibraltar y su población censada de súbditos británicos ascendía en 1871 a 140 personas, aunque en esta cifra están excluidos los ciudadanos británicos de nacimiento que llevaban afincados algunos años en la ciudad -unidos en muchos casos por vínculos matrimoniales con jerezanos- así como sus descendientes, con lo que el número real de residentes británicos pero sobre todo su peso en la estructura de la ciudad eran neta y cualitativamente superiores. Buena muestra de estas estrechas relaciones es que en ese mismo año comenzaron los enterramientos en la zona de no católicos del Cementerio de la calle Santo Domingo y en 1874 se erigió la primera Iglesia Protestante en la calle Argüelles. También proliferaron multitud de elegantes edificios (villas, recreos, jardines, templetes,…) promovidos por las grandes familias bodegueras al más puro estilo inglés y que luego disfrutarían las siguientes generaciones, jerezanos ya plenamente integrados en la ciudad cuyos apellidos gozan hoy de una gran familiaridad: Gordon, Harvey, Williams, Garvey, Humbert, Osborne,…

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En este contexto, la edición del 1 de Noviembre de 1870, página 3, Sección Local, del periódico El Progreso, cuyo ejemplar se conserva en la Hemeroteca de la Biblioteca Municipal de Jerez, recoge una noticia referida a la celebración de un encuentro de foot-ball en un terreno ubicado junto al Hipódromo de Caulina, lo que prueba que este deporte ya era conocido en Jerez al menos tres años antes de que lo fuera en Huelva.

Es de sobra conocido que el término foot-ball apareció por primera vez registrado en la revista valenciana El Panorama el 30 de abril de 1868, aunque haciendo referencia al fútbol desarrollado en el Reino Unido, por lo que la reveladora noticia del diario jerezano constituye la mención más antigua aplicada a un evento futbolístico celebrado en nuestro país y señala a Jerez como la primera ciudad de España en la que se practicó el fútbol, lo que obliga a reescribir la historia del balompié nacional en sus comienzos otorgando a dicha ciudad un protagonismo relevante en la misma.

No obstante, el empleo del término foot-ball a secas puede generar dudas sobre si la reseña hace alusión en realidad a un encuentro de foot-ball-rugby o de foot-ball -association, que era la denominación utilizada en Inglaterra para designar al fútbol jugado con los pies. Y es que la palabra foot-ball se usaba indistintamente para designar ambas variantes del juego y por este motivo cuando una noticia menciona la celebración de un encuentro de foot-ball durante este periodo -y hasta principios del siglo XX- nunca se tiene la certeza absoluta de que se trate de fútbol o de rugby.

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El nacimiento en 1863 de la Football Association (F.A.) en Londres estableció una primera distinción oficial en su reglamentación y, aunque un gran número de clubes se mantuvieron fieles al rugby, otros unidos en torno a esta nueva federación se decantaron por la práctica del fútbol tradicional o dribbling game comenzando a organizar encuentros sujetos a las denominadas Reglas de Cambridge de 1848, aunque introduciendo sensibles modificaciones que prohibían el uso de las manos para trasladar el balón y el juego brusco para derribar contrarios, en busca de un juego más hábil y menos tumultuoso. Aun así, “establecer una cronología confiable del proceso de introducción del fútbol asociación en el mundo es casi imposible. […] Esto es particularmente válido para el período anterior a 1880, en el que muchos británicos, sobre todo los instalados en el exterior durante un lapso extenso, aún no habían incorporado la separación radical que se operó entre los dos juegos primero en 1863, y luego en 1871” (Christiane Eisenberg), cuando con la creación de la Rugby Football Union tomaron caminos independientes de forma definitiva.

Sin embargo, esta dificultad de los emigrantes ingleses para mantenerse al día de las últimas innovaciones futbolísticas como consecuencia de sus largas temporadas ausentes de las islas británicas no fue tal en el caso de Jerez donde, gracias a los frecuentes y periódicos viajes de empresarios vinícolas jerezanos e ingleses a la patria del foot-ball por motivo de negocios, se forjó un estrecho y secular vínculo con Inglaterra durante todo el siglo XIX. A este respecto, María Elena Sanz Ruiz, refiriéndose al gran número de sociedades recreativas que proliferan en Jerez a partir de la segunda mitad del siglo XIX expresa que “siempre están vinculadas a un deporte y normalmente de gusto anglófilo, debido a la influencia que ejercieron las costumbres y usos de este país en la alta sociedad jerezana, gracias a las constantes relaciones comerciales con dicha nación en torno al comercio del vino de Jerez y a la masiva llegada a la ciudad de comerciantes de dicha nacionalidad”. De este modo, se mantuvo siempre abierto un fluido canal de comunicación entre ambos enclaves que habría favorecido la llegada a la ciudad andaluza de las novedosas normas de la federación inglesa de fútbol que habían comenzado a difundirse hacía ya siete años. Resulta por tanto perfectamente plausible desde un punto de vista cronológico que el juego celebrado en Jerez en 1870 consistiera en un partido de fútbol asociación.

Por otro lado, la fórmula a porrazos que también aparece en el cuerpo de la noticia ha llevado a algunos investigadores a poner en duda que Jerez sea el lugar de nacimiento del fútbol español puesto que, según su opinión, de dichas palabras se infiere que el juego consistió en una partida de rugby debido a la dureza inherente a este deporte. Esta idea, que a simple vista podría parecer lógica, queda rebatida por dos motivos fundamentales que ayudan a interpretar adecuadamente el sentido de dicha expresión.

El primero es que, inicialmente, el estilo y la técnica del foot-ball eran todavía muy rudimentarios y los jugadores se disputaban la pelota propinándose pisotones, patadas y empujones; de este modo, el balompié fue percibido por la sociedad española como un deporte violento y en consecuencia resultaba muy frecuente recurrir a expresiones como a porrazos, y peleas en la zona onubense, para referirse a estos primeros partidos de fútbol. Esto, unido a la ausencia absoluta en los años sucesivos de tradición rugbística en la ciudad -el rugby no comenzó a practicarse seriamente en España hasta comenzada la década de los años veinte del siglo XX en Cataluña, aunque el primer testimonio ocurrió en Bilbao tres décadas antes con miembros del Athletic Club, de los Astilleros del Nervión-, señala que la línea evolutiva del fútbol jerezano proviene por vía directa del football-association; es decir, que el fútbol que se practicaba en esta ciudad era el mismo que se comenzó a jugar de manera informal en la zona de Huelva algunos años después y que se diferenciaba sustancialmente del rugby en cuanto a su reglamentación y al espíritu del juego: primacía de la habilidad sobre la fuerza, del dribling sobre la melé. Y es que resulta difícil imaginar a los refinados súbditos británicos desenvolviéndose a base de duros placajes y derribos pero no tanto practicando una variante más técnica -fútbol- en el que la integridad física no resultaba tan comprometida.

El segundo radica en que con el empleo de a porrazos el redactor no está calificando realmente la condición violenta del juego en cuestión, sino refiriéndose a los aficionados a los porrazos, es decir, a los batazos, o sea, a los jugadores de la partida de cricket que se jugaría esa mañana y que tras un intermedio volverían a la acción practicando esta vez el foot-ball puesto que, como veremos más adelante, ambos sports eran compaginados asiduamente por los mismos deportistas. Debemos aclarar que en el cricket el jugador que golpea la bola se llama bateador y que entre los sinónimos del término batear se encuentra la acepción Dar un porrazo.

No obstante, la constitución el año 1886 de la International Foot-ball Association Board, organismo encargado de unificar un conjunto de reglas comunes a nivel mundial, se considera como el inicio del fútbol moderno. Pero de todos modos esta circunstancia no desmerecería el foot-ball practicado hasta entonces porque, aunque algunas de sus reglas comparadas con las actuales puedan parecer arcaicas, ello no supone que se tratase de un deporte distinto sino de fútbol en un momento de plena y constante evolución de sus normas dentro del proceso que desembocaría más adelante en la fijación de su forma más o menos -pero nunca- definitiva. Pero fútbol al fin y al cabo, ya que quienes lo practicaban en ese momento también lo hacían de manera diferente a como lo habían hecho sus antecesores y asimilaban las sucesivas novedades con naturalidad, al igual que a nosotros en la actualidad nos parecen anacrónicas las normas del fútbol que se jugaba hace medio siglo sin que por ello lo cataloguemos como otra clase de fútbol. Para ellos, lo que jugaban era simplemente foot-ball association, el único fútbol que existía y de la única manera que conocían.

En consecuencia, estos datos corroboran el hecho de que Jerez fue el lugar por el que el foot-ball penetró en territorio español y donde por primera vez el público tuvo un conocimiento directo de la práctica de este juego. La ciudad andaluza fue testigo de los pasos iniciales del fútbol en España, al igual que sucedió con otros muchos deportes de origen británico que encontraron en la capital del vino un entorno propicio para desarrollarse. Este carácter pionero se formó básicamente como resultado de la concurrencia de dos factores. Por un lado, los miembros de la alta burguesía y la nobleza jerezanas, cuyo apego por la cultura inglesa en busca una mayor distinción constituían uno de sus principales rasgos definitorios, solían enviar a sus hijos a estudiar a algunas de las más prestigiosas escuelas del Reino Unido. Durante sus largas estancias estos jóvenes se impregnaban de las costumbres y tradiciones especialmente de la Inglaterra victoriana, importando de este modo a su regreso a Jerez todo deporte de moda con el que habían entrado en contacto y del que posteriormente disfrutaban en exclusiva las élites más acomodadas.

El ejemplo más significativo lo encarna Pedro Nolasco González de Soto (1849-1946), dueño por aquellos años de las Bodegas González-Byass y matriculado durante la década de los años 60 del siglo XIX en el St. Edward’s College, de Liverpool. Este destacado sportman, que había regresado en 1866 a su localidad natal, fundó en 1869 el Jerez Gun Club, la primera sociedad de tiro de pichón de España; creó en 1870 el Jerez Polo Club, el equipo de polo más antiguo del país y habilitó en su bodega la primera pista de tenis de hierba de la que se tiene noticia allá por 1884. Su primo Pedo Nolasco de Soto y Colón estudió con él y en 1889 fue uno de los fundadores y copresidente del Huelva Recreation Club, gracias sin duda a sus conocimientos sobre el fútbol adquiridos en Inglaterra.

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El segundo y no menos importante aspecto que contribuye a explicar la pronta implantación del fútbol y otros deportes de procedencia anglosajona a finales del siglo XIX en Jerez es la influencia ejercida por la importante colonia de ciudadanos británicos establecidos en torno al negocio de la exportación de vino. Germán Rueda Hernanz abunda en esta idea al afirmar, con respecto a la atracción mostrada por un sector de la sociedad jerezana hacia las costumbres sociales y deportivas inglesas, que “algunas veces serán los mismos ingleses los que las introduzcan, por ejemplo en Huelva o Jerez de la Frontera. Otras llegaban de la mano de cosmopolitas y viajeros”, como vimos en el caso de Pedro Nolasco González. Y es que el sport arribó a Jerez como divertimento de los jóvenes británicos empleados en las bodegas, aunque también era frecuente que los grandes propietarios en persona exhibieran sus habilidades, para admiración de los miembros de la burguesía local quienes en un ejercicio de mimetismo social practicaban igualmente los nuevos deportes en busca de un pretendido prestigio.

Resultado de la incidencia de los dos factores anteriormente expuestos, la actividad de la colonia británica local, por un lado, y el gusto por algunos aspectos de su cultura por miembros de la alta sociedad jerezana, por otro, se generó una efervescencia deportiva en la ciudad que no pasó desapercibida para la prensa de ámbito nacional. Ya el 14 de Noviembre de 1875 el diario madrileño La Época había afirmado que “si en Madrid sigue sin vida el sport, en Jerez florece y prospera esta institución británica”, refiriéndose a la práctica de las carreras de caballos y del tiro. La también madrileña revista Gran Vida reflejaba el 1 de Julio de ese mismo año que en Jerez “el sport alcanza hoy un desarrollo que pueden envidiar ciudades mucho más populosas”. La actividad deportiva en general, y la de inspiración anglófila en particular, era habitual en Jerez desde la segunda mitad del siglo XIX, donde “la gente joven tenía donde escoger. Estaba el Jockey Club, fundado en 1868; el Polo, desde 1870; el Regata Club […] Famosísimas eran las competiciones en el Guadalete, utilizando esquifes construidos en Inglaterra. Tenis, foot-ball, cricket, crocket, bridge, todo esto llegó a Jerez mucho antes que a otros puntos de España. Entretenimientos también de la juventud, el Paper Chase y el Veloz Club Jerezano. Téngase en cuenta que la primera bicicleta que rodó en nuestro país la compró don Pedro Nolasco González Soto…” (ABC, 17/10/1962).

Para cubrir este creciente interés por el deporte entre los aficionados locales nació el 1 de Octubre de 1882 en nuestra ciudad la primera publicación periódica dedicada de manera genérica al deporte del país, Sport, editada mensualmente en formato de cuatro hojas tamaño cuarto y dirigida a los aficionados a la hípica, el tiro y la caza, entre otros. Las carreras de galgos y el ciclismo gozaban también de una gran repercusión y seguimiento por parte del público. La ciudad era escenario de importantes competiciones nacionales como las temporadas de carreras de caballos y los concursos de saltos en el hipódromo, torneos de polo, tenis, tiro al pichón o la Copa La Ina, que hasta 1931 constituyó el campeonato nacional oficial de galgos, mientras que los deportistas y sociedades jerezanos obtuvieron resonantes triunfos por todo el país. Además, recientemente hemos conocido que en los Juegos Olímpicos de París 1900 el jerezano Mauricio Álvarez, duque de Gor, se convirtió en el primer deportista olímpico español de la era moderna al participar en la disciplina de esgrima, alcanzando la semifinal B en la modalidad de sable además de competir en las de florete y espada.

Una voz autorizada como Narciso Masferrer, redactor jefe del diario El Mundo Deportivo, en una serie de reportajes en los que repasaba el panorama deportivo en Andalucía afirmaba en la edición del 17 de Mayo de 1906, ante la indiferencia existente por el deporte en la mayoría de ciudades andaluzas, que “Jerez es una verdadera excepción; verdad es que aquella ciudad –con lindos squares- se presta al cultivo del sport” y destacaba la presencia de “gente joven aficionada a todos los deportes y practicándolos con frecuencia todos con general aplauso de la población”. Así mismo, la Sociedad General de Deportes, dedicada al fomento del sport en la ciudad, recordaba en una reunión celebrada el 3 de Mayo de 1907 en su sede del Parque González Hontoria “que fue Jerez la primera ciudad española donde se empezaron a desarrollar tales higiénicos recreos” (El Guadalete, 04/05/1907).

En este caldo de cultivo resulta lógico que el foot-ball hiciera acto de aparición -tibiamente al principio, con menos continuidad y repercusión que en Huelva o Sevilla- como uno más de estos entretenimientos. Hasta el momento solo disponíamos de la escueta noticia de 1870, de la que pese a todo podemos extraer importantes conclusiones. En ella no se hace referencia a sus protagonistas aunque comprobamos que se desarrolla en un recinto municipal, el Hipódromo de Caulina, y que tiene la suficiente trascendencia como para figurar como noticia en un periódico, lo que denota que no fue una partida improvisada de amigos sino que contaba con una cierta organización, es decir, que contaba con el respaldo de alguna entidad de la ciudad.

Otro dato trascendental es que la jornada deportiva anunciada consta de dos partes y que en la misma se alternarán los dos deportes más en boga en el Reino Unido: el cricket y el foot-ball. Ambos sports aparecen en este periodo con gran frecuencia íntimamente relacionados debido a que eran los más populares en tierras británicas y además se complementaban a la perfección. Y es que la creación del nuevo club reproducía una “dualidad muy de moda como los que había en el Reino Unido y, recientemente, en otros países europeos y sudamericanos donde se habían podido exportar desde las islas con inusitado éxito. La suerte estaba echada y la elección no podía defraudarles ya que se cubría toda la temporada a partes iguales: fútbol para el invierno y cricket para el verano, dos deportes compatibles entre sí”1. A esto debemos sumar que el número de jugadores por cada equipo en ambos juegos es el mismo -once- y que además los dos se disputan en amplias extensiones de terreno al aire libre, por lo que esta comunión resultaba muy conveniente y práctica a todos los efectos. Algunos ejemplos de esta tendencia fueron el Genoa Cricket and Foot-ball Club -primer club fundado en Italia-, el Milan Cricket and Foot-ball Club -actual A.C. Milan- y el Fulham Cricket and Foot-ball Club, el equipo más antiguo de Londres. Así mismo, “el Tottenham, el Everton y el Aston Villa provienen, respectivamente, del Hotspur Cricket Club, del club de cricket de una iglesia metodista de Liverpool y del Villa Cross Cricketers”2.

1 En Cricket y Foot-ball Club de Madrid (Historias de Fútbol. Lafutbolteca.com; Septiembre de 2013), por Vicent Masiá.

2 En El cricket… o cómo se creó el fútbol (Lamediainglesa.com; 06/10/2015), por Francisco Muñoz Bolinches.

En nuestro entorno, el ejemplo más cercano lo constituyó el nacimiento en 1879 del Cricket y Foot-ball Club de Madrid, con el objetivo de fomentar y cultivar la práctica del cricket y del foot-ball en la capital del país, siendo una de las fuentes de inspiración que animó a sus promotores el constituir un club de cricket “similar a los existentes en Sevilla y Jerez” (London Standard, 05/10/1879). Y en efecto, en esta última ciudad existía por aquellos años el Jerez Cricket Club, de cuya constitución da fe la edición correspondiente al 14 de Enero de 1865 del diario inglés Bell´s Life in London and Sporting Chronicle.

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El texto del artículo es el siguiente:

“CRIKET EN ESPAÑA. JEREZ VS. SEVILLA

Estimado Bell: El pasado mes de Agosto unos pocos ingleses de buena clase, residentes en la ciudad del vino, decidieron dar un buen ejemplo a sus compatriotas en España, estableciendo un club de cricket. La idea fue aceptada gustosamente. El Vicecónsul Británico, C.H. Furlong, aceptó la presidencia y veinte o treinta miembros se incorporaron rápidamente. El Lunes, 26 de Diciembre, el J.C. (Jerez Club) jugó su primer partido contra once caballeros de Sevilla…”

Esta reseña constituye en la práctica el acta fundacional del Jerez Cricket Club y junto a posteriores noticias en este y otros periódicos nos aporta datos y pruebas avalando que:

- El Jerez Cricket Club fue fundado en Agosto de 1864.

- Por nacer antes de la promulgación de la Ley de 30 de junio de 1887, de Asociaciones, su constitución fue totalmente legal y no precisaba registro según la época.

- Conocemos el nombre de su presidente honorario, por lo que tenía junta directiva o un órgano de gobierno equivalente.

- Estaba formado por entre 20 y 30 miembros o socios, como son llamados en posteriores reseñas.

- Era una sociedad mixta compuesta por ciudadanos británicos y españoles, como se comprueba en las crónicas de los partidos.

- Poseía un Reglamento, según se recoge en una carta de un aficionado jerezano dirigida a la revista El Campo (01/01/1877), todavía en inglés.

- Más adelante, dispuso de un local en la calle Capuchinos donde disputa algunos encuentros.

Por todo ello, podemos afirmar que el Jerez Cricket Club fue una sociedad deportiva constituida legalmente y, en este caso, la primera que se fundó en la ciudad de Jerez de la Frontera pues nació 4 años antes de la considerada hasta ahora como la más antigua: el Jockey Club (1868).

Respecto a la cuestión de su sede, hemos localizado en un mapa de Jerez de 1884 la parcela en la calle Capuchinos a la que hacen referencia las crónicas periodísticas de los partidos de cricket del Jerez Cricket Club, la cual para nuestra mayúscula sorpresa aparece rotulada como Juego de Pelota, lo que indica reforzando todavía más nuestro trabajo que claramente era un espacio fijo dedicado a la práctica, entre otros deportes, del cricket y base de operaciones del club jerezano. El terreno es una extensión rectangular al aire libre de grandes dimensiones idónea para la práctica de dicho sport así como de cualquier otro con un balón o pequeña pelota de por medio, por lo que no puede descartarse que alguna vez se hubiese jugado también al fútbol, así como al frontón, deporte este último que gozaba de gran popularidad entre los jerezanos.

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La elección de este espacio dentro del Jerez urbano se debió a cuestiones de índole práctica y de operatividad ya que el Hipódromo de Caulina, escenario de los primeros partidos del club, estaba situado a unos cuatro kilómetros de distancia del centro de la ciudad, lo que implicaba una serie de dificultades logísticas y de desplazamiento cada vez que se concertaba un encuentro.

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Ahora, en este punto, debemos retroceder a la histórica partida jerezana disputada el 1 de Noviembre de 1870, en la que como ya vimos el cricket y el foot-ball iban igualmente de la mano, y que, lógicamente, sólo pudo estar organizada por el Jerez Cricket Club, referente único y exclusivo de este deporte en la ciudad, y en un momento temprano donde aún el sport era una actividad minoritaria al alcance de muy pocos. Esa mañana los integrantes del club celebraron un encuentro de cricket, deporte que era su primordial razón de ser, y por la tarde esos mismos jugadores -aquellos aficionados a porrazos- protagonizaron una partida de foot-ball, simultaneando ambos sports como en los casos anteriormente citados. De este modo, el Jerez Cricket Club se convirtió en la primera sociedad deportiva formal y legalizada que practicó el fútbol en España, antecediendo en casi una década al Cricket y Foot-ball Club de Madrid y en dos al Huelva Recreation Club y al Sevilla Foot-Ball Club, lo que constituye uno de los hitos más importantes del fútbol nacional que debe ser reconocido y valorado dada su gran trascendencia.

El Jerez Cricket Club debe ser considerado, en consecuencia, como el club deportivo más antiguo que ha existido en nuestro país que en algún momento de su historial como sociedad se dedicó al balompié. En este periodo era muy frecuente que, aunque un club se fundase con la intención inicial de dedicarse a un deporte, la avidez de sus sportmen por mantenerse al día de las últimas novedades les llevaba a recrearse además con otros juegos. Un caso similar sería el de la ciudad de Barcelona donde los socios del Club de Regatas fueron los primeros en iniciarse al fútbol y practicarlo de forma organizada. Además, los primeros clubes españoles que jugaron al foot-ball no nacieron como sociedades exclusivamente futbolísticas sino que eran entidades -clubes de recreo- que fomentaban la práctica de un variado número de sports, como en el caso paradigmático del Huelva Recreation Club, que nació para promover la práctica del cricket, el foot-ball y el tenis entre otros. El primer club español que nació con A.D.N. netamente futbolístico fue el Sevilla Foot-ball Club en 1890.

La nómina de jugadores que integraron esta sociedad en algún momento de su vida está formada en parte por A. J. Lecolant –francés-, W. G. Richardson, Oliveira Davies, F. Ardizone, E. Noble, James A. Speed, C. Creswell, Joseph Warter, Manuel Cantillo, M. González, Fernández, Guillermo Garvey, Schwann, Charles H. Younger, T. H. Smith, Shaw, Rodway, Warwick, W. Noble, Carsey, J. Hayes, J. Tibbs, P. González, Richard Henry Davies, John P. Marks, S. F. Rowland, W. Glassford, Roderick Creswell, Anthony Speed, Francis Forrester,…, entre quienes con seguridad se encontraran algunos de los que en 1870 dieron las primeras patadas a un balón de foot-ball en nuestro país. Los miembros del Jerez Cricket Club también lo fueron en diferentes momentos del Jockey Club, del Gun Club y del club de regatas, el Jerez Coursing Club. El Jerez Cricket Club mantuvo una importante actividad durante más de una década concertando numerosos encuentros de cricket pero progresivamente fue perdiendo presencia al no adquirir este deporte el arraigo necesario y dejó de existir dos décadas antes de la finalización del siglo.

Pese a ello, el foot-ball siguió practicándose en Jerez a tenor de varias referencias procedentes básicamente de diferentes publicaciones editadas por casas bodegueras conservadas en el Archivo Histórico de González-Byass. En 1876 daban testimonio de un “nuevo deporte de extrañas reglas y complicadas palabras extranjeras”, que en este caso podemos asociar con el fútbol puesto que en dicho año el polo y el cricket -únicos deportes de pelota que podrían prestarse a confusión- habían perdido toda condición de novedosos pues se empezaron a jugar en Jerez con una anterioridad de 6 y 12 años respectivamente. Ya en 1884 otra noticia que parece apuntar más claramente al fútbol habla de “divertimentos de empleados de firmas exportadoras inglesas radicadas en Jerez aficionados al goal”.

Aunque hasta el momento solo dispongamos de estas tres referencias, ello no implica que el foot-ball no se hubiera practicado en más ocasiones en Jerez. Lo que ocurre es que no todas las veces que se jugó habrían sido recogidas como noticias, bien fuera porque no respondían a un interés general de los lectores o porque al jugarse dentro de la disciplina del propio club -ya que no existían otros clubes a los que enfrentarse- el carácter privado de estas reuniones dificultaba que llegasen a oídos de los redactores. Y es que si analizamos detenidamente la noticia de 1870 vemos como en ella se informa sobre el juego del foot-ball de manera directa y sin más explicaciones ni presentaciones, lo que da a entender que podría haberse ya practicado con anterioridad.

Aquella tarde, los socios del Jerez Cricket Club se distribuirían en dos bandos identificados cada uno por un color y tratarían de llevar el balón a la portería del contrario impulsándolo con los pies. Si pudiésemos viajar en el tiempo y observarlos desde la distancia todos convendríamos en que lo que estaríamos viendo era, con sus peculiaridades y diferencias, claro, un partido de fútbol. Lógicamente, no fue un partido que enfrentase a dos equipos diferentes, pero lo que está meridianamente claro es que seríamos testigos de los inicios del fútbol en nuestro país y que el Jerez Cricket Club, por el momento y mientras no aparezca otro más antiguo, fue la primera sociedad deportiva de España que practicó el fútbol.

A la luz de estos nuevos datos, los hitos clave en los inicios del fútbol español quedarían configurados del siguiente modo:

- 1870: Primera partida de fútbol documentada en España: Jerez de la Frontera.

- 1870: Primera sociedad deportiva en jugar al fútbol: Jerez Cricket Club.

- 1879: Primera sociedad deportiva con dedicación parcial al fútbol: Madrid Cricket and Foot-ball Club.

- 1878: Primera sociedad recreativa en jugar al fútbol: Río Tinto English Club.

- 1889: Primera sociedad recreativa con una sección de fútbol: Huelva Recreation Club.

- 1890: Primera sociedad deportiva con dedicación exclusiva al fútbol: Sevilla Foot-ball Club.

- 1890: Primer encuentro de fútbol entre dos sociedades distintas: Huelva Recreation Club vs. Sevilla Foot-ball Club.

Como exponíamos con anterioridad, el foot-ball de entonces era una actividad ocasional y sin apenas repercusión fuera de los corrillos de la alta sociedad jerezana o de la colonia británica local, por lo que sus ecos acabaron perdiéndose en el tiempo. La afición por el balompié no cuajó con la consistencia necesaria por lo que hubo que esperar a la segunda década del siglo XX para que el fútbol calara y se convirtiera en el deporte de mayor aceptación entre los jerezanos, momento en el que experimentaría un mayor desarrollo gracias fundamentalmente a la aparición de la figura de Thomas Spencer.

 

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