por Vicent Masià
miembro de La Futbolteca
Hace ya bastantes años atrás, con motivo de una azarosa investigación sobre el origen de algunos clubs catalanes, tuve la oportunidad de descubrir una maravillosa revista catalana de principios del siglo XX que, en principio de forma quincenal y luego de forma semanal, ofrecía a la sociedad amante del sport de aquella época una amplia recopilación de los distintos eventos deportivos y vicisitudes que acontecían y cautivaban a los ciudadanos de la capital barcelonesa principalmente, a toda Cataluña y por extensión, al resto de España.
La sociedad de aquellos años evidentemente estaba lejos de la actual, con nuestra tecnología, nuestros medios y este mundo globalizado en el que cualquier noticia generada en una mitad del mundo tiene una repercusión inmediata en la otra, pero no nos equivoquemos, nuestros bisabuelos formaban parte de una sociedad desarrollada, con sus pros y sus contras, como siempre ha sido y será, con unas inquietudes en definitiva de entre las cuales el deporte empezaba a despuntar como una importante actividad que cubría parte del ocio y, además, servía para cultivar el cuerpo, la mente, amén de mantener la salud.
La revista Los Deportes, nombre en cuestión de aquella prestigiosa publicación que se convirtió en una viva referencia y en un magnífico retrato etnológico de la sociedad catalana, fue órgano oficial del Aero-Club de Cataluña, de la Real Asociación de Cazadores de Barcelona, del Club Velocipédico, del Real Club de Regatas, de la Asociación Catalana de Gimnástica, de la Federación Gimnástica Española y más tarde de un deporte que iba a revolucionar a grandes masas, el fútbol, cuya rápida progresión llevó a crear la Asociación de Clubs de Foot-ball, de Barcelona y a continuación la Federación Catalana de Clubs de Foot-ball, la primera federación de ámbito regional de nuestro país.
Ojeando aquellas amarillentas y oxidadas páginas, uno no puede dejar de fijarse, además de en las fotos, en el lenguaje que aquellas personas ponían al servicio de sus conciudadanos para expresar sus inquietudes y describir los acontecimientos deportivos que se sucedían día tras día. Lo novedoso del sport y la frecuente procedencia extranjera de la inmensa mayoría de las distintas disciplinas deportivas de la época, llenaron el panorama periodístico de una amplísima amalgama de términos y palabras desconocidas que para muchos eran, además de inteligibles, impronunciables.
Leer una crónica o cualquier información donde se describía un deporte no autóctono pasó de ser una distracción a una verdadera tortura y el sufrido lector, ansioso de interesarse y saber algo más acerca de su deporte favorito, una víctima de un mundo donde uno no sabía si estaba ambientado en plena calle de la lluviosa Londres o tumbado bajo la metálica estructura de la parisina torre Eiffel. La confusión se había adueñado del papel y de los recintos.
La propagación de multitud de sustantivos británicos y, en menor medida, franceses, fue brutal, tanto que muchos pensaron que terminarían adueñándose de las distintas lenguas españolas suponiendo una sigilosa invasión de uno de nuestros más preciados tesoros. Había que contraatacar de alguna manera, había que defenderse de anglicismos, galicismos y barbarismos en nuestras lenguas y tanto la más generalizada, el castellano, como el resto de lenguas autóctonas, recogían voces que podían suplir o mejorar la mayoría de las veces lo que procedía allende nuestras fronteras. En otras ocasiones no y era necesario improvisar o adaptarse de la mejor forma posible a lo de fuera.
Todo, o casi todo el mundo, piensa que en España las palabras fútbol o balompié fueron las primeras en sustituir y consolidarse tras la voluntad popular de no emplear la británica “foot-ball” a partir de 1907, 1908 y en adelante, pero años antes este debate ya había sido presentado en público por un periodista, Antonio Viada, quien ni corto ni perezoso, conocedor de las lenguas inglesa y francesa, hizo un gran esfuerzo con sus aciertos, fallos y errores por traducir o llegado el caso, adaptar, aquellos vocablos que tanta risa o desconcierto generaban entre los deportistas y los españoles en general.
El presente artículo, que encabeza varios por su extensión y contenido, no es un artículo de fútbol aunque se le mencione y el deporte rey sea la base de este portal digital. Estas letras son un homenaje a Antonio Viada por su testimonio y por su gran visión de futuro adelantándose en años, incluso décadas, a movimientos de similares características que vendrían después propiciados por otros derroteros poco democráticos, alejados de los cauces naturales, pero también un reconocimiento de que muchas cosas, por gran empeño que se ponga, no siempre acaban como se espera o como se programa. Vayan estos artículos dedicados así mismo a los gestores de la revista Los Deportes, una publicación avanzada y líder en su época cuyos vestigios hemos heredado y de los que hoy, a pesar de la letanía de un siglo, algunos todavía agradecemos y disfrutamos por su magnitud. Gracias pues.
Capítulo I
A Narciso Masferrer, director de Los Deportes
Ya que, según me dices, los amigos han recibido bien mi anterior artículo sobre la españolización de nuestro vocabulario deportivo, así mismo benévolamente acogido por algunos periódicos deportivos y noticieros, me dedico a disparar con mayor confianza el segundo cañonazo, que me parece requerirá un tercero, y tal vez un cuarto, pues hay mucha tela cortada si se ha de pasar revista a todo el abundante surtido de voces exóticas que de aluvión han ido formando nuestro lenguaje de sport, es decir, de “deporte” ó de “spor”.
Procediendo metódicamente, a fin de facilitar la tarea, demos primeramente un ligero vistazo a las voces generales, esto es, las que tienen aplicación a todos o a varios deportes, antes de meternos en el tecnicismo particular de cada uno.
AMATEUR.- Voz de las más difíciles de sustituir. No porque no tenga su natural y directa traducción de “aficionado”, sino porque de antiguo esta voz francesa ha tomado carta de naturaleza en los lenguajes español, inglés y alemán, para significar “aficionado”, siempre que se trata de cosas de pintura, escultura, deporte y coleccionismo; así como la voz italiana dilettante significa en inglés, francés y español “aficionado” a la música, y la voz española “aficionado” (que los franceses escriben afficionado) significa a su vez en el extranjero “aficionado” a toros.
No obstante, a pesar de lo arraigada que está la palabreja, creo que haríamos bien en desterrarla del deporte, siguiendo el buen ejemplo de los italianos, que no la han admitido, usando exclusivamente su castiza palabra dilettante para designar a los que no son “profesionales”; es decir, a los que nosotros, los ingleses y alemanes, además de los franceses, llamamos amateurs.
AMATEURISME.- Aunque se siguiera usando la voz amateur, no debe emplearse la de amateurisme, ni amateurismo (?) como escriben algunos, voces no arraigadas aún; debiendo, a mi juicio, sustituirse por amatorismo, traducción de raíz española, puesto que existe el adjetivo “amatorio”.
COMINGMAN.- Voz inglesa usada en casi todos los deportes y que indica el que “promete”, como decimos vulgarmente; es decir, es esporman (aficionado o profesional) cuyas performances o exploits, ó digamos “pruebas” deportivas, hacen presagiar un hombre que figurará entre los de primera fila, dentro del deporte de que se trate. La traducción literal de comingman es el “venidero”, el “futuro”. Una de estas dos palabras o la de “prometedor” o “promisor” podría servir para sustituir el exótico comingman.
OUTSIDER.-El que en unas carreras, un asalto, una “prueba” cualquiera, puede ser o es el vencedor, sin figurar su personalidad entre los que ya tienen “cartel” adquirido. El outsider no es el comingman; viene a ser como el “sobresaliente” entre los matadores de una cuadrilla; pero un sobresaliente sin nombramiento y a veces imprevisto. Tal vez esta misma palabra “sobresaliente” podrá servir de traducción de outsider.
PRUEBA.- Esta palabra, que antes he usado, y que todos los que escribimos de espor empleamos, podríamos sancionarla ya definitivamente para significar carrera, asalto, encuentro, regata, “record”, campeonato y todo otro acto o juego deportivo. Hacía falta una palabra genérica de todos los “actos” de deporte, a fin de evitar reseñas y demás escritos, repeticiones enojosas.
PERFORMANCE.- El malogrado Antonio Sendras, traducía esta voz performancia, y así ha sido empleada en bastantes publicaciones deportivas, que han tenido siempre que luchar en nuestro país con la pobreza del tecnicismo deportivo castellano. Tal vez sería conveniente aceptar dicha traducción de performance, que significa toda “prueba” de alguna importancia.
JUNIOR, SENIOR.- Voces también difíciles de sustituir, y que, después de todo, encajan en nuestro idioma, hijo del latín, del cual tantas voces conserva en toda su pureza.
TEAM, EQUIPE.- Sin duda será unánime la opinión de que deben rechazarse estas palabras y usar indistintamente bando o equipo.
MATCH.- Díjose ya en el anterior artículo que la españolización que de está tan popularizada voz se había propuesto a la Academia era mache (no matche, como, equivocadamente sin duda, me hace decir el amable redactor deportivo de La Vanguardia). Si bien match puede traducirse muchas veces por partido, por ejemplo cuando se trata de un encuentro entre dos bandos, no siempre es bien exacta esta traducción, como por ejemplo cuando se trata de un encuentro definitivo entre dos individuos.
RECORD.- Esta palabra, que algunos han intentado traducir por colmo, está también tan popularizada, que no hay más remedio que españolizarla. La única manera racional de hacerlo, parece ser adoptándola tal como se pronuncia en castellano, que es recor. Lo mismo hay que decir de recordman, que hay que españolizar recorman.
POULE.- Esta voz francesa, tan usada en hípica, esgrima y otros deportes, tiene su traducción natural en la palabra serie, que si bien tiene una significación más lata, puede precisarse su alcance diciendo “serie cerrada”, “serie eliminatoria”, “serie progresiva”, etc., según sea la forma de la serie. Las poules hípicas del primitivo Derby, los stakes, como se decía y se dice, eran sencillamente lo que llamamos metafóricamente un “guante”; esto en cuanto a su aspecto económico, pues deportivamente hablando, tratábase y trátase de series eliminatorias, como las de esgrima, billar, etc.
CHALLENGE.- Puédase traducir esta palabra por “concurso”, a menos que alguien prefiera españolizarla “chalenje”; pues, en realidad, trátase de un concurso especial; en los challenges verdaderamente deportivos requiérase que cada concurrente lleve la representación de un club, asociación, población, etc., siendo el triunfo para estos, como en las pruebas “interclubs”, y no personal del vencedor o vencedores.
Últimamente viene llamándose challenge a todo concurso deportivo (personal o representativo) para disputarse un objeto de arte. Y bajo este punto de vista también, convendría españolizar la palabra.
DEAD-HEAD, EX EQUO.- Estas palabras pertenecen al número de las que deben desterrarse en absoluto, para usar exclusivamente empate; voz cuya equivalencia no tienen ni el inglés ni el francés en sus diccionarios, por cuya razón han de valerse de dichos modismos.
CHRONOMETREUR.- No recuerdo quién propuso traducir esta voz cronometror. Pero la palabra cronometrista parece ha sido aceptada ya por la mayor parte de los que nos ocupamos de estas cosas.
EMBALLAGE, DEMARRAGE.- Su popularización ha impuesto también la españolización de estas voces, que debemos escribir embalaje y demarraje. Esta última, no obstante, creo que tiene su significación precisa y más expresiva en la palabra “arrancada”.
ENTRAINEMENT, TRAINING.- Entrenamiento.
SPORT, SPORTMAN o SPORTSMAN.- Espor, esporman. (1).
(1) Y ¿por qué no deporte, deporman? Esto sin perjuicio de algunas otras observaciones que nos permitiremos hacer al amigo Viada. (Nota de Los Deportes).
ENDURANCE.- Voz inglesa que tampoco tiene exacta traducción española; porque “ser sufrido”, “soportar la fatiga”, no podemos sustantivarlo por “sufrimiento”, “soportamiento”, que representan cosas bien distintas a endurance. Esta palabra es de las que el escritor malagueño Sendras puso en circulación vertida al castellano despreocupadamente: endurancia; que podría aceptarse; o tal vez podría traducirse por dureza, voz que, así como aplicada a un cuerpo sólido significa una cosa y aplicada al entendimiento significa otra, y aplicada al sentimiento otra, así al decir “dureza”, “duro”, tratándose de un esporman, todo el mundo entendería “duro a la fatiga”.
HANDICAP, HANDICAPER.-La primera de estas palabras tendría su traducción directa con la palabra “compensación”; pues hándicap no es más que una compensación en peso, distancia o tanteo, según la clase de deporte. Mas se trata de una palabra generalizada, que no hay más remedio que españolizarla: Handicad o handicación. Respecto a handicaper, hay que sustituirlo por “handicapista”, o “handicadista”, si se acepta “handicad”. Cuanto al verbo “handicapar”, hay que resolver si es mejor usarlo en esta forma o diciendo handicar; por más que los ingleses y franceses dicen respectivamente to handicape o handicaper.
LIMITMAN, SCRATCH.- Estas voces, que en los hándicaps por distancia representan respectivamente el contrincante más distanciado y el que parte de la línea de meta, creo que no habría inconveniente en traducirlas respectivamente por límite y línea. Pues no hay que olvidar respecto a esta última, que carrera scratch significa también lo que nosotros llamamos carrera “en línea”. De manera que en rigor el scratch de los hándicaps de distancia debe llamarse scratchman; que de ambas maneras se emplea.
STARTER.- Voz llamada también a españolizarse, no sólo por lo muy generalizada que está, sino porque siempre resultará más corto y cómodo decir starter que “juez de salida”. La castellanización estárter tiene asinencia castellana, pero no lo es la desinencia. Pero otras palabras existen en nuestro idioma que tampoco la tienen, como éter y otras que no sería difícil encontrar de terminación parecida.
TOURISTE, TOURISME.- Voces tan populares que todos decimos ya en español, desde años ha, turista, turismo. Hay quien escribe tourista, tourismo, lo cual no resulta francés ni castellano.
ROUND, REPRISE.- Emplear estas palabras, tratándose de boxeo, lucha y esgrima, es sencillamente ganas de hablar inglés y francés. Tanto sobre el ring, como sobre el tapis, como sobre la pedana, cada una de las acometidas que termina respectivamente en un blow o en un tombé o en un tocado, es en castellano un asalto, como se llama asalto también al conjunto de dichas acometidas y hasta al espectáculo de dicho conjunto de asaltos.
RALLY-PAPER, PAPER CHASE, PAPER-HUNT.- El amigo “Corredissas” se ocupó ya de estas palabras en La Veu de Catalunya, y conviene decidamos su españolización antes no se popularicen. Trátase de tres palabras compuestas inglesas que significan las tres lo mismo, “caza de papeles”; si bien el uso, en Inglaterra y Francia, aplica la última de las mismas al rally-paper a caballo, sin duda porque los caballos de steeple-chase, esto es, los hunters, son los más a propósito para el paper-hunt.
Si traducimos dichas palabras por “caza-papel” o “caza-papeles”, no resulta expresiva la palabreja, ni estética, por lo que se parece a “pisa-papeles” (¿).
Yo me atrevería a proponer la traducción de “caza-pista” o “cazapista”, porque esta es realmente la significación del rally, pues no se trata de dar caza a los papeles, sino a la pista que marcan los mismos, tratándola de distinguir de las pistas falsas (que en esto se distingue el rally –a secas, como también se dice- del cross-country).
© LaFutbolteca.com. Diciembre 2013.