por Ferràn Esteve
miembro de La Futbolteca
Quienes desde pequeños, al ojear la prensa nacional que compraban nuestros padres, empezamos en su día a sentir curiosidad por la procedencia de aquellos extraños nombres de equipos que aparecían relacionados unos tras otros en las clasificaciones de cada jornada, con el paso del tiempo, además de desear saber de dónde eran y cómo podían ser esas localidades, sumamos en nuestra inquietud el ansia de conocer cómo eran los colores de sus uniformes y si sus escudos serían parecidos a los de nuestro club favorito, incluso en un arranque de inusitado chovinismo, si podían ser comparativamente más o menos bonitos.
Esa inquietud por conocerlo todo, ya fuera de nuestra región, de la inmediatamente más próxima o de la geográficamente más alejada, posibilitó que creciera en nosotros un afán por descubrir primero, memorizar después y recopilar en una libreta finalmente todo aquello que nos proponíamos, para a continuación, ya más mayores, devorar cualquier tipo de publicación para hallar aquello que se nos resistía.
En el recuerdo quedan álbumes de cromos, revistas, recortes de prensa, calendarios o multitud de imágenes que llegaban a nuestras manos, pero también muchísimas cartas dirigidas a coleccionistas que conocíamos a través de anuncios con quienes trazamos amistad en ocasiones y a quienes, para satisfacer nuestros deseos, comprábamos insignias de metal que casi nunca nos convencían por uno u otro motivo. Todo valía con tal de hacer sonar la flauta y, con un poco de suerte, tener premio.
Los escudos de los clubs, cual tarjeta de presentación o primera imagen que tenemos relacionada con una sociedad deportiva, son además de patrimonio el principal distintivo con los cuales se les reconoce, su marca, su DNI, un tema al cual tradicionalmente en España no se le ha prestado demasiada atención y que, junto a la historia, ese otro gran patrimonio, son dos de los grandes perjudicados en nuestra lista de tareas pendientes.
Hace unos años atrás, cuando los miembros del equipo que formamos La Futbolteca emprendimos la aventura de hacer una web dedicada a recopilar toda la información posible sobre todos los clubs que han tenido la oportunidad de competir en cualquiera de los distintos niveles de Categoría Nacional del fútbol español, expuestos todos los temas encima de la mesa, de inmediato apreciamos el profundo desconocimiento existente a nivel general relacionado con muchos de los escudos y uniformes de estas sociedades, algo que nos preocupaba y precisaba de una oportuna respuesta. Y es que, aunque todos conocíamos qué colores llevan por ejemplo clubs tan significativos como los clásicos de Primera División, la realidad era y sigue siendo, que el desconocimiento quedaba patente a tenor de las publicaciones con las cuales nos habíamos topado.
Muchos de los clubs que eran parte de nuestro objetivo estaban perfectamente identificados, otros presentaban escudos en blanco y negro, algunos no se encontraban ajustados a la realidad, unos pocos eran sencillamente “inventos” y a una decena se les había perdido el rastro siendo los que más urgencia requerían. Confeccionar un álbum donde recopilar al unísono escudos y uniformes era, para nosotros, prioritario. Lo hecho hasta el momento no nos servía y era obligatorio empezar desde el principio.
El desafío desde luego era grande, nada más y nada menos que más de mil seiscientos clubs por delante. Puestos al tajo era menester, en primer lugar, repasar todo lo que teníamos, que no era poco, y luego una vez hecho el acopio anotar en la hoja de ruta todo aquello que nos faltaba. Los días, las semanas, los meses, incluso los años fueron pasando hasta reunir un primer boceto que, con mucha paciencia, fue depurado hasta tener algo tangible. Era la primera fase que convenía ser depurada, y lo fue hasta disponer de una segunda versión y una tercera que en el futuro será mejorada y ampliada.
Sin embargo, insaciables en nuestro apetito por contar con toda la información posible, no estamos satisfechos y en nuestro debe todavía quedan algunos flecos pendientes que, a pesar de la era tecnológica en la que nos ha tocado vivir, aunque parezca mentira en un mundo donde todo se sabe al instante, todavía no hemos resuelto.
En nuestro caminar por los senderos de la investigación nos hemos topado de bruces con muchos hechos curiosos, datos capaces de tumbar más de una creencia inamovible, fechas de constitución, escudos olvidados, desconocidos, alineaciones y resultados de encuentros no difundidos, crónicas que incitaban a la violencia y otras cuyo lenguaje rimbombante no era de uso común, pero también información que nos ha sido muy útil para completar los historiales que ofrecemos en la web.
Y aun así nos siguen faltando dos escudos de Categoría Nacional. Todo un misterio, como muchos otros cuya lista sería larguísima enumerar y que por la falta de espacio y tiempo declinamos analizar como se merecen.
Vamos a centrarnos en ellos, por si alguien nos puede ayudar, y en un tercero que nos llama poderosamente la atención por lo inusual del caso y por tratarse de un club muy vivo, pero muy enrevesado en sus primeros años de vida.
CLUB CORUÑA
Heredero del desaparecido Real Club Coruña constituido en el lejano 1903, el Club Coruña nació como Emden Foot-ball Club en 1921 con el ánimo de recoger a varios de los futbolistas que habían militado en el Real Club Coruña y, junto a otros deportistas, seguir aplacando el gusanillo por el fútbol en una ciudad donde, a principios de los años veinte, la crisis futbolística vivida a finales de la década anterior, empezaba a ser superada. El Emden F.C., cuyos jugadores vestían camisa blanquinegra con pantalón blanco, fue junto al Club Oza-Coruña y otros que se constituyeron durante esos años, jugaron alquilados en el Campo de Monelos, propiedad del Real Club Coruña, llegándose entre 1924 y 1925 a especular en un inmediato regreso del equipo titular de la cancha y una posible fusión con el Emden F.C. de modo que el club realista dispusiera de jugadores tras deshacer su primera plantilla en 1919.
Nada de ello se hizo realidad para desesperación de muchos de sus seguidores quienes creían poder ser una alternativa al Real Club Deportivo y revivir aquellos intensos duelos protagonizados entre 1906 y 1913, continuando los blanquinegros con su trayectoria y consiguiendo militar en Primera Categoría junto a los grandes clubs gallegos.
En 1929 el Emden F.C. acomete las obras del nuevo Campo de la Torre de Hércules y se traslada provisionalmente a jugar a la vecina localidad de Betanzos, siendo citado en las crónicas deportivas como Emden de Betanzos durante el tiempo de construcción del nuevo recinto. El Emden F.C. disputa el campeonato de Tercera División valedero para ascender a Segunda División de la campaña 29/30, torneo a raíz del cual toma consideración de su nivel y en marzo de 1930, bajo la presidencia de Luís de Vicente, decide cambiar su denominación a Club Coruña al considerarse sus socios herederos del histórico Real Club Coruña, además de sus colores, los cuales pasan a ser camisa gualdinegra y pantalón blanco como los lucidos por los realistas.
Esta sociedad tendrá una gran importancia durante los años treinta convirtiéndose en el segundo club por orden de importancia en la ciudad herculina, pero tras la guerra desaparecerá en 1942 finiquitando un capítulo digno de ser recordado. Previamente, concretamente en la temporada 41/42, habrá disputado la Fase de Ascenso a Segunda División en su Grupo I, identificada como Tercera División, siendo superado por Cultural y Deportiva Leonesa, quien asciende, Real Valladolid Deportivo, Real Santander S.D. y Club Ferrol, quedando colista el Club Langreano.
El Club Coruña, los conocidos como gualdinegros de Monelos y luego del Campo de Hércules, con su última sede en la calle Olmos 16, la misma que comparte con el C.D. Juvenil, posterior filial del Real Club Deportivo, tendrán en la figura de Antonio Mariño Boeda a su postrero presidente y alma mater desde incluso antes de la guerra, habiéndonos resultado imposible localizar su escudo tanto bajo la denominación Emden F.C. inicial como Club Coruña en su último periodo.
ATHLETIC CLUB DE ALMERÍA
La capital del sureste andaluz, desde que el fútbol hizo acto de presencia en la ciudad siempre contó con clubs representativos de escasa trayectoria. Nacidos casi todos ellos como selecciones de los distintos clubs locales, todos nacían explosivamente con ganas de comerse el mundo para, al poco tiempo, ir la afición desentendiéndose, las deudas acumulándose y la fecha de caducidad acercándose. A este ritmo crecieron inicialmente Almería Foot-ball Club, Balompédica Almeriense, Almería Sporting Club, Cultural, etc.
Nuestro segundo protagonista fue constituido el 15 de noviembre de 1931 como Athletic Foot-ball Club de Almería -nada que ver con el Athletic Club de Almería constituido en 1914 y disuelto en 1918- en plena efervescencia republicana, vistiendo sus jugadores camisa rojiblanca con pantalón negro como era tradición en las selecciones locales y convirtiéndose Carlos Amigó Barberá en su primer presidente.
Creador de un torneo local donde los jugadores más destacados acabaron tomando parte de sus filas, los rojiblancos ingresaron en la Federación Murciana viéndose desde el principio, a tenor de lo expuesto en la prensa local, que su paso no iba a ser en absoluto cómodo como posteriormente se confirmaría en 1935 con distintos rifi-rafes federativos donde sale perjudicado. A pesar de ello, con mayor o menor fortuna, sus muchachos representaron a la ciudad frente a las grandes potencias de entonces como Murcia F.C., Elche F.C., Hércules F.C., Cartagena F.C., Imperial F.C, Gimnástica Abad o Alicante F.C., llegándose incluso a soñar con la construcción de un estadio similar a los de Granada o Murcia de los cuales se había obtenido plano.
En 1933 permuta su nombre a Athletic Club de Almería, clasificándose en la temporada 33/34 para disputar la Fase Inicial de Ascenso -calificada entonces como Tercera División- a Segunda División dentro del Grupo V, torneo donde es segundo tras el Alicante F.C. quien accede a la Prefase Final, mientras le acompañan en esta eliminatoria Imperial F.C. y el Club Gimnástica Abad, de Cartagena.
Con sede en el Bar Colonia domiciliado en la Avenida de la República, 28 y presidido por Juan Rubio Morano, a finales de 1935 disputa un encuentro decisivo frente al Cartagena F.C. que dilucide su futuro dentro del Campeonato de España. El empate 1-1 cosechado frena sus aspiraciones y, apartado de poder obtener ingresos y con una economía bastante tocada pone fin a su existencia en enero de 1936 cuando se prestaba a competir en el campeonato 35/36.
Algunos de sus jugadores profesionales, sin equipo y sin dinero que les permita regresar a casa, ingresan en la Unión Deportiva Almeriense, su relevo jerárquico, no habiéndonos dejado constancia el Athletic Club de Almería, al igual que sucede con el Club Coruña, de su escudo.
LEVANTE U.D.
El tercer caso que nos ocupa no afecta al escudo, sino a la indumentaria. Se trata del Levante U.D. y concretamente al periodo que va desde 1915 hasta 1939 bajo el nombre de Levante Foot-ball Club. El Levante F.C., fundado a finales de 1908 y legalmente constituido en septiembre de 1909 para ingresar en la antigua y desaparecida Federación Regional Valenciana de Clubs de Foot-ball, vistió en su origen camisa blanquinegra listada con pantalón blanco, colores que mantuvo mientras estuvo federado y posteriormente hasta finales de los años diez o bien principios de los veinte, desconociéndose exactamente en qué año permutó al uso de una camisa blanquiazul oscura que, con el tiempo, sería de un azul casi celeste.
La gran paradoja del club valenciano es que los datos proporcionados a la RFEF en donde constan su domicilio, presidente, campo y colores, oficiales todos ellos, se indica al menos desde 1922 que la sociedad emplea camisa blanquiazul con pantalón negro, para pasar en poco tiempo a pantalón azul según se desprende en los anuarios federativos, es decir, los mismos colores que el R.C.D. Español, de Barcelona.
Sin embargo, paralela y concretamente entre 1922 y 1925, la prensa autóctona se refiere en ocasiones a los levantinistas tanto con el apelativo de blanquinegros como blanquiazules, llegando al extremo de que en dos periódicos distintos y para un mismo encuentro, se emplean ambos términos a la vez, incluso un mismo periódico en ocasiones habla de blanquiazules y en otras de blanquinegros.
Nosotros no creemos que los periodistas fueran daltónicos y con ello incapaces de diferenciar el color azul oscuro del negro, como tampoco creemos que empleasen ambos uniformes a la vez en un mismo encuentro, ni mucho menos que la RFEF mantuviera un equívoco entre 1922 y 1939 con la cantidad de observadores in situ que veían los partidos y lo fácil que era que alguno de ellos rectificase dicha apreciación en el supuesto de estar equivocada. Las pistas en ese sentido son muy claras y sólo basta ver los banderines del club en los años treinta, blanquiazules, las crónicas a partir de 1925, mayoritariamente blanquiazules y como último recurso, los uniformes, con pantalón más oscuro (negro) que las listas de la camisa.
La historia poco documentada en este aspecto del club no nos ha ayudado demasiado y, aunque todas las pistas nos conducen a 1922 como año del cambio y las referencias como blanquinegros tal vez se traten de una alusión a un pasado muy reciente en la memoria de la prensa, nos sigue costando concretar si el cambio fue en esa fecha o en su alrededor.
© La Futbolteca. Febrero 2015