por Vicent Masià
miembro de La Futbolteca
Hoy 25 de enero de 2015 es un día importante en la historia del Sevilla Fútbol Club, la entidad futbolística domiciliada en la capital andaluza, la sociedad deportiva más relevante y laureada del sur. Y es un día importante, un día grande de los que aparecen en el calendario enmarcados con un círculo rojo alrededor porque el club hispalense cumple 125 años de vida, una cifra muy considerable y digna de tener en cuenta dentro del panorama español para cualquier entidad deportiva sea la disciplina o variedad de ellas que sus estatutos contemplen.
El Sevilla Fútbol Club no es la primera institución de rango deportivo que alcanza tan ilustre edad, ni la primera dentro de las que practican fútbol, dado que con anterioridad ya saborearon esta efeméride el Gimnàstic de Tarragona, constituido en 1886 y recientemente, apenas hace un mes, el Real Club Recreativo de Huelva, constituido en diciembre de 1889, ambos con dedicación multidisciplinar en sus orígenes que, con el devenir del tiempo, acabaron adoptando el fútbol como único camino a seguir aunque no del mismo modo, pues si los tarraconenses establecieron la sección balompédica en 1914, los onubenses ya contaban con ella desde las primeras semanas de existencia.
No obstante, la virtud del Sevilla Fútbol Club, lo que hace relevante y distinto a este club constituido el 25 de enero de 1890 por ciudadanos británicos y descendientes de estos con pasaporte español y acento sevillano, no es cumplir ciento veinticinco años, algo ya de por sí extraordinario, sino ser el primer club nacido en nuestro país con dedicación plena y exclusiva al fútbol, el primer Foot-ball Club como antiguamente a estas sociedades se les reconocía, una apuesta mérito de sus creadores calcada a imagen y semejanza de lo que estaba sucediendo en el Reino Unido con la aparición de los primeros clubs de fútbol plenamente independientes desligados de otras prácticas.
Cumplir ciento veinticinco años no es tarea fácil en un país como España donde el asociacionismo empezó de forma tan tardía por mor de vicios ancestrales y situaciones políticas contrarias propio de nuestra cultura, pero ni tan siquiera lo es alcanzar cien años o sobrepasar los cincuenta. Que un grupo de personas con ideas afines y un gusto compartido por un deporte sea capaz de establecer una sociedad, organizarse a través de unos estatutos y transmitir una serie de valores de generación en generación sobreponiéndose a crisis sociales, épocas de flaqueza, guerras, hambre, tiempos de penurias deportivas, descensos o decisiones erróneas de gran calado económico que ponen en serio riesgo su continuidad, es un gran reto que muchos clubs, nacidos con la misma voluntad que el Sevilla Fútbol Club, no superan, cayendo para lamentación eterna de sus seguidores en el rincón del olvido.
Ciento veinticinco años son muchos, alrededor de seis generaciones según la vara de medir que se emplee, pero en el caso del Sevilla Fútbol Club y a pesar de que siempre han estado ahí, uno tras otro, hasta hace poco no todo el sevillismo era consciente de ello.
La historia del Sevilla Fútbol Club no empezó el 14 de octubre de 1905 como tradicional y erróneamente se nos ha transmitido cuando los cronistas nos contaban que José Luís Gallegos, por entonces presidente del club, sancionó con su rúbrica los Estatutos de la entidad para depositarlos en la sede del Gobierno Civil provincial con la intención -obligada en el fondo- de fiscalizar la sociedad ante el Estado en cumplimiento con la Ley de Asociaciones de 1887. La verdadera historia del Sevilla Fútbol Club, esa que no se encubre ni se inventa, sino esa que se escribe, recupera y vive intensamente veinticuatro horas al día con sus minutos y segundos, arranca quince años antes, concretamente el 25 de enero de 1890 cuando un grupo de conocidos entre sí decide de común acuerdo dar carta de naturaleza al Sevilla Foot-ball Club y pone la primera piedra para levantar una entidad que ciento veinticinco años después ha visto pasar a multitud de presidentes, directivos, jugadores y su gran espíritu; las almas de sus aficionados.
La historia del Sevilla Fútbol Club es la gran desconocida del aficionado sevillista, del no sevillista y del sevillano en general sea cual sea su forma de pensar, idea política o filiación deportiva. La creencia absoluta en fijar la mirada en aquel 14 de octubre de 1905, detenerse en aquella fecha y no ser capaz de mirar más allá dejando de un lado todos los indicios que había respecto a la práctica del fútbol por la misma sociedad desde años antes por otras personas, ha sido un pesado lastre del cual el sevillismo no ha podido desprenderse hasta hace pocos días. La ignorancia, la falta de ambición de algunos periodistas, el desinterés general por la historia de los clubs o la carencia de perspectiva de algún que otro historiador, el desconocimiento de la legislación española y, sobre todo, la escasa información recogida en la prensa local de aquellos tiempos remotos, básica para cualquier iniciativa investigativa que requiera documentación a tiempo real, han supuesto un gran revés para el club permaneciendo inconscientemente amputado de quince años de su historia, su primera historia, sus primeros pasos.
Por eso había que recuperarla. Por eso era vital coser esos quince años de historia amputados y unirlos con un buen hilo quirúrgico a lo conocido desde 1905. Pero no rescatarla a cualquier precio, no ir con prisas ni con un hilo de algodón presto a romperse, sino lenta y organizadamente, con mano firme de cirujano y un buen sedal trazándose líneas de investigación a seguir desde distintos ángulos y desde diferentes formas de pensar para abarcar la mayor extensión posible sin dejar un sólo cabo suelto.
El reto era complicado, un desafío en toda regla y en principio se contaba con un puzle donde había muchas piezas nuevas o seminuevas que encajaban a la perfección y no ofrecían dudas, pero también las había muy desgastadas a falta de pulir, tan viejas cuya imagen era casi imperceptible para poder montarlas en su correcta posición. Cual labor de artesano restaurador, a base de meticuloso trabajo y tiempo, la suciedad, los cantos romos y los pedazos sueltos fueron uniéndose y sacándoles el brillo necesario para saber dónde encajaban y así surgió el acta constitutiva de la sociedad fijada el 25 de enero de 1890, sus protagonistas, sus cargos directivos, quién era quién, las cartas de correspondencia de sus miembros a familiares y conocidos del Reino Unido, las citas de finales del siglo XIX y principios del XX donde se habla del fútbol sevillano y las notas de clarín tocando a arrebato en 1904 para reorganizar el club y oficializarlo para competir en un futuro muy próximo en el Campeonato de España como estaban haciendo sociedades con menos antigüedad localizadas en distintos puntos del país.
Reconocidas e identificadas todas las piezas que había esparcidas sobre la mesa, restaba encajarlas y fusionar la historia amputada y olvidada del fútbol sevillista de entre 1890 y 1905 con la historia hasta ahora oficial aprendida por todos de memoria con fecha de nacimiento datada el 14 de octubre de 1905. Y así se hizo, publicando para la afición esmerados trabajos con el apoyo de la Universidad de Sevilla, periodistas, letrados, incluso investigadores con algo de experiencia y sin partidismo alguno tanto de España como del extranjero con quienes compartimos investigaciones y permanecemos en continuo contacto. El trabajo, muy documentado y del cual se muestra una ínfima parte con algunos apuntes, recortes y datos de interés que describen cómo y por qué sucedió todo, fue totalmente aséptico y científico, pero paralelamente enormemente enriquecedor. Con el Sevilla Fútbol Club y el rescate de sus primeras andanzas hemos aprendido multitud de cosas, desde cómo se constituía un club hasta cómo se inscribía en el Registro de Asociaciones, pasando por el ineludible cumplimiento de las Leyes y los primeros problemas a ras del césped. Pero también hemos aprendido que la historia es más importante de lo que muchos clubs piensan, un bien patrimonial al que en España por desgracia se le da la espalda en cuanto debería ser un asunto primordial. El resultado está ahí: 25 de enero de 1890.
El Sevilla Fútbol Club, con el apéndice SAD desde 1992, tiene en sus manos toda la documentación -aún saldrá más con el tiempo y ritmo de investigación emprendida- necesaria para sustentar y defender su constitución en enero de 1890 ante quien sea, y en sus aficionados y dirigentes está el deber y obligación de conservarla.
Para los indecisos que recelan de retrotraerse a 1890 acomodándose en 1905 y buscan el amparo de entidades supremas como la Real Federación Andaluza de Fútbol, la RFEF, la UEFA o la FIFA para restablecer el 25 de enero de 1890 como fecha constitutiva, sólo basta recordarles que estos organismos tienen como fin agrupar bajo una misma bandera a todas aquellas sociedades que practican fútbol, organizar campeonatos de Liga y hacer cumplir unas leyes para que todo se desarrolle bajo unas reglas, además de que todos los asociados estén al corriente en sus pagos. En absoluto están autorizadas para dar o quitar fechas de constitución. No es su labor, ni remotamente se les ha de solicitar su ayuda porque no es su competencia ni tienen argumentos para dar o quitar razones. Un organismo deportivo no puede ni debe bajo ningún concepto tutelar la constitución o la historia de un club. Iría contra natura y las consecuencias serían terribles. Este trabajo, se mire como se mire, es reserva única y exclusiva de los clubs, pues es su patrimonio y cada uno ha de velar por lo suyo, no los demás.
Hoy 25 de enero el Sevilla Fútbol Club cumple 125 años. El club lo sabe, el sevillismo lo sabe y nosotros no lo olvidamos estando aquí para recordarlo.
Feliz cumpleaños.
© LaFutbolteca.com. Enero 2015.