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titular HF Torneo Nacional 1939

por Vicent Masià

 

Cuando en el mes de mayo de 1937 el general José Moscardó encomendó al teniente coronel Julián Troncoso organizar una Federación Española en el bando nacional, el final de la guerra era todavía una incógnita y nadie a ciencia cierta sabía cuando se produciría, aunque desde la sede de San Sebastián se tenía por seguro quién iba a ser el vencedor. Convertida a finales de 1937 en la única federación con cabeza visible, pues la gubernamental apenas daba signos de vida en Barcelona a través de su Secretario General Ricardo Cabot, en el primer tramo de 1938 dada la basta extensión que ocupaba y la relativa calma existente en esas tierras empezó a actuar como un ente ya organizado y con poder de acción convocando una Selección Nacional que actuó en varios encuentros internacionales. El buen recibimiento que se le hacía a la Selección en cada una de las ciudades por donde pasaba entre enero y febrero, fue propenso para que tanto la FEF como las federaciones territoriales en bando nacional, iniciaran una serie de conversaciones con el fin de que sus clubs disputaran un torneo del mismo estilo que en 1937 habían realizado los clubs gubernamentales con el respaldo de las Federaciones Catalana y Valenciana. El tanteo no obtuvo el éxito esperado y sólo la delicada situación de la mayoría de los clubs, todavía en ascuas y con apenas jugadores, además de no estar decidida la guerra, sirvieron de freno a esta iniciativa federativa que tenía a sus mandos militares como los más interesados en llevarla a cabo para emplearla con fines propagandísticos. No obstante, las conversaciones tuvieron algunas consecuencias y a partir de entonces comenzaron una serie de torneos a nivel local y regional que culminaron con la disputa de un campeonato regional gallego y uno guipuzcoano finalizado en junio que recibió el título de Campeonato de las Brigadas Navarras.

Preparativos de un Torneo Nacional

En julio de 1938 el bando gubernamental inició una ofensiva en el Ebro que pese a los buenos resultados de las primeras semanas se convirtió posteriormente en su tumba, quedando despejado el camino para los nacionales. En el mes de octubre prácticamente la batalla estaba decidida y los rebeldes, exultantes por divisar en el horizonte el final del conflicto sentaron en secreto el día 20 las bases para realizar ahora sí, un torneo de fútbol de ámbito nacional en el que participasen clubs bajo su área de influencia, es decir, todo el territorio estatal excepto Madrid, Valencia, Cataluña, Murcia, la actual Castilla-La Mancha y las provincias orientales andaluzas. Aunque con posterioridad, ya en 1939, se difundió desde la FEF que los clubs en zona gubernamental no habían podido participar por encontrarse en pésimas condiciones, lo bien cierto es que no fueron invitados por evidentes motivos políticos y más teniendo en cuenta que se estaba en plena guerra y esta opción era imposible de todas todas.

Hacia el mes de noviembre los clubs de la zona norte estaban ya casi definidos y la falta de jugadores estaba cubierta por veteranos o nuevos valores. El 2 de diciembre el diario ABC anunciaba públicamente el acuerdo tomado el 20 de octubre y en un breve artículo daba cuenta de la magnífica normalidad que se disfrutaba en la zona liberada que propiciaba la celebración de una competición nacional por el sistema de eliminatorias al cual acudirían una serie de clubs previamente clasificados. Esta competición recibiría el nombre de Torneo Nacional de Fútbol y los clubs participantes se disputarían un trofeo denominado Copa del Generalísimo, donado por el mismo a consecuencia de las gestiones realizadas por Troncoso a instancias del general Moscardó.

Las federaciones invitadas en origen eran la Aragonesa, Cántabra, Castellana (sin Madrid), Gallega, Guipuzcoana, Navarra, Sur y Vizcaína por poder reunir a priori un mínimo de cuatro clubs en condiciones de competir, quedando al margen la Extremeña, Asturiana, Balear, Canaria e Hispanomarroquí por no ser capaces, mientras que la Valenciana, Catalana y Murciana quedaban excluidas por motivos obvios. La idea que tenía en mente la FEF era que cada una de las federaciones con posibilidades efectuase un campeonato regional para decidir qué clubs acudirían a la Fase Final del Torneo Nacional, estableciendo unas bases entre las cuales destacaba una composición por grupo con un máximo de seis sociedades de los que campeón y subcampeón se clasificarían, mientras que por aquellos grupos con tan sólo cuatro componentes clasificaría el primero. La FEF tenía igualmente especial interés en que dentro del grupo Sur se diese cabida a un club hispanomarroquí en compensación a la ayuda prestada en guerra y en lo que concernía a los jugadores, se especificaba que se iba a conceder una autorización especial para que pudiesen participar en los campeonatos regionales a iniciar a primeros de enero, entendiéndose que tras la finalización de estos en marzo y Torneo Nacional en junio, todos ellos deberían de incorporarse a sus clubs de origen en donde se encontraban en julio de 1936, antes del incio de la contienda.

La voluntad de la FEF en diciembre de 1938 sin embargo no correspondía a la realidad y a la hora de la verdad, las propias federaciones territoriales se las veían y deseaban para confeccionar no sólo grupos de seis participantes, sino de cuatro. Tal fue el apuro que la FEF determinó la participación de equipos militares en estas competiciones para poder completarlos y aún en algunos de ellos no obtuvo éxito, una medida que se escapaba de lo que tradicionalmente era un torneo de estas características y violaba la obligatoriedad de que todos los clubs participantes estuviesen legalmente constituidos, registrados y oportunamente federados. Los equipos militares en tiempo de guerra estaban formados por jugadores en edad de servir que prestaban sus servicios en los distintos ejércitos del bando nacional y que por sus condiciones de futbolistas habían sido reclutados para formar parte de estos. Su misión era jugar encuentros amistosos frente a otros equipos militares o bien contra clubs federados con el ánimo de recaudar fondos para la lucha armada. Estos equipos carecían de sede fija, estaban a merced de un destino propiciado por el devenir de la guerra y no contaban con campo propio, además de no tener una continuidad como la tenían los clubs federados.

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Los Campeonatos Regionales de 1938/39

Bajo estas condiciones totalmente ajenas a lo que era un torneo reglamentario al uso empezaron los campeonatos regionales de la temporada 1938/39, quedando los grupos definidos del siguiente modo:

Por la Federación Gallega se inscribieron inicialmente Club Celta de Vigo, C.D. de La Coruña y Racing Ferrol F.C., retirándose el club olívico antes de dar comienzo este y dejándolo más cojo de lo que estaba. Por la Vizcaína acudieron Bilbao Athletic Club, nueva denominación para el conjunto rojiblanco, Arenas Club de Guecho, S.D. Erandio Club, Sestao Sport Club y C.D. Baracaldo-Oriamendi, nueva denominación del Baracaldo F.C. tras su fusión con el Oriamendi Sport Club en 1938. Por la Guipuzcoana se daban cita Donostia F.C., Deportivo Alavés, Unión Club de Irún, Tolosa F.C., C.D. Euskalduna de Rentaría y C.D. Aurrerá de Vitoria. Por la Navarra tres eran los participantes, Club Atlético Osasuna, C.D. Indarra de Pamplona y una Selección Militar de soldados con destino en la región. Por la Cántabra se presentaban Racing Club de Santander, S.D. Juventud Unión Montañesa, S.D. Juventud Rayo Cantabria, Iberia F.C., S.D. Barreda Sport y C.D. San Juan. Por la Aragonesa, la más militarizada, Zaragoza F.C., Huesca F.C. y los equipos militares de la División 105, Aviación Nacional, 80ª Compañía Automovilística y Recuperación de Levante. Finalmente por la Regional Sur lo hicieron Sevilla F.C., Betis Balompié, Xerez F.C., Cádiz F.C., Club Recreativo de Granada y el representante hispanomarroquí Ceuta Sport Club. El Club Recreativo de Granada acabó declinando su participación y aunque se especuló con que su puesto sería ocupado por el C.D. Malacitano, éste tampoco se hizo adelante.

Los campeonatos regionales comenzaron mayoritariamente en enero y los clasificados para entrar en el Torneo Nacional de Fútbol fueron los siguientes: Racing Club de Ferrol, S.D. Juventud Unión Montañesa, Racing Club de Santander, Bilbao Athletic Club, C.D. Baracaldo-Oriamendi, Club Atlético Osasuna, Zaragoza F.C., Aviación Nacional, Deportivo Alavés, Donostia F.C., Betis Balompié, Sevilla F.C. y Ceuta Sport Club. El decimocuarto participante en esta fase correspondía a una Selección Asturiana, pero la federación de esta región ante la falta de forma de gran parte de sus jugadores declinó la propuesta a última hora, dejando una de las eliminatorias a medias.

El Torneo Nacional de Fútbol

El 14 de mayo de 1939 el torneo que según la FEF venía a ocupar el sitio que anteriormente correspondió al Campeonato de España, dio comienzo con dos clubs exentos, Donostia F.C. y Racing Club de Santander, a los que se sumaba el Racing de Ferrol F.C. por incomparecencia de la Selección Asturiana que tenía una plaza reservada. Las eliminatorias que sí se pudieron disputar fueron la que enfrentaba a la S.D. Juventud Unión Montañesa vs. C.D. Baracaldo-Oriamendi, 0-2 en Santander y 5-1 en Lasesarre; Bilbao Athletic Club vs. Deportivo Alavés, 1-2 en Bilbao y 6-2 en Mendizorroza; Club Atlético Osasuna vs. Zaragoza F.C., 0-1 en San Juan y 3-1 en Torrero; Betis Balompié vs. Aviación Nacional, 1-1 en Heliópolis y 4-0 en Vallecas (nueva sede del club militar), y Ceuta Sport Club vs. Sevilla F.C., 3-4 en Ceuta y 2-1 en Nervión.

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En los Cuartos de Final se emparejaron Aviación Nacional vs. Sevilla F.C., 2-0 en Vallecas y 4-1 en Nervión; Racing Club de Santander vs. Deportivo Alavés, 2-5 en la capital cántabra y 2-1 en Mendizorroza; Racing de Ferrol F.C. vs. Donostia F.C., 3-1 en Inferniño y 0-0 en Atocha; y C.D. Baracaldo-Oriamendi vs. Zaragoza F.C., 2-1 en Lasesarre y 2-2 en Torrero. Las Semifinales también se disputaron a ida y vuelta, eliminando el Sevilla F.C. al Deportivo Alavés, 6-5 en Nervión y 1-1 en Mendizorroza; mientras el Racing de Ferrol F.C. hacía lo propio con el C.D. Baracaldo-Oriamendi, 1-1 en Inferniño y 1-2 en Lasesarre. La gran Final se disputó el 25 de junio de 1939 en Montjuïch imponiéndose el Sevilla F.C. al Racing de Ferrol F.C. por 6-2.

El Torneo Nacional como Campeonato de España

Cuando en el mes de octubre de 1938 la FEF con sede en San Sebastián llevó a cabo las gestiones para organizar un torneo nacional en el que se diesen cita los mejores clubs españoles que tenían sede bajo su zona de dominio militar, los mandos militares con el teniente coronel Julián Troncoso al frente eran conscientes de la dificultad de la empresa y de que dicho torneo no podía tener el rango o catalogación de Campeonato de España de fútbol tal y como era su interés, puesto que por desgracia el país en esos momentos estaba dividido en dos y además inmerso en una cruel guerra. Sólo era previsible la disputa de un torneo de estas características con implicación de sociedades procedentes de varias regiones en la zona nacional, pacificada y alejada del frente, viéndose la FEF obligada a considerar el torneo bajo el título de Torneo Nacional de Fútbol y no Campeonato de España de Fútbol como en condiciones normales hubiese sido su título a todos los efectos, al no contar con clubs de la zona gubernamental.

En el momento que el capitán sevillista Marcelo Campanal levantó con sus brazos el trofeo que le acreditaba como vencedor de la Copa de S.E. el Generalísimo aquel 25 de junio de 1939 en Barcelona, todo el mundo pudo comprobar que la leyenda inscrita en tal trofeo rezaba: “Copa de S.E. el Generalísimo – Barcelona 25 junio 1939 – Año de la Victoria”, yéndose todos a sus respectivos domicilios sabiendo en qué torneo habían competido y sin duda qué habían con su esfuerzo ganado. Este texto, centrado alrededor del trofeo, constó así desde que fue marcado por el orfebre y la copa, entregada en propiedad al Sevilla F.C. puesto que este torneo no iba a tener continuación. Sin embargo, años después y sin saber quién y por qué motivo ni con qué autorización, la copa que engalanaba con su presencia las vitrinas sevillistas apareció un día con una sobreinscripción que en su origen no constaba: la de “Campeonato de España”, una consideración para la que no fue construida y que ante la falta de espacio oportuno tuvo que ser grabada arriba de la titular y oficial dejando el rótulo descentrado. Tal profanación no quedaba ahí y desde hace bastantes años este torneo consta en los anales de la actual RFEF como el Campeonato de España de 1939, un atributo injusto en comparación con el resto de campeonatos disputados desde 1903 y más sabiéndose cómo fue originado, quiénes participaron y con qué fin se creó.

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El Campeonato de España de 1939, haciendo caso a la consideración que se le da en la actualidad y que varía notablemente de la que obtuvo en el tiempo que se celebró cuando fue considerado como Torneo Nacional de Fútbol, es la única edición en la que han sido convocados clubs de media España y no en su totalidad, además de ser el único en el que se han dado cita equipos militares (originados con ocasión del conflicto civil) que no clubs, variantes que contradicen el espíritu de cualquier Campeonato de España que se precie y que desde su origen en 1903 ha constado en las bases organizativas del torneo.

Desagravio comparativo respecto a otros torneos

Este torneo de 1939 presenta además un desagravio comparativo respecto a otros torneos disputados durante la guerra en zona gubernamental como los Campeonatos Regionales de Cataluña, mancomunado de Valencia-Murcia, la Liga Cataluña-Valencia y la Copa de España Libre, no por su consideración como Campeonato de España, sino por homologación como competición oficial en detrimento de las anteriormente mencionadas. Si la FEF presidida por Julián Troncoso declaró nulos, sin validez ni efectos las clasificaciones establecidas y los compromisos adquiridos entre el 18 de julio de 1936 y 1 de abril de 1939 en la zona bajo control gubernamental, contradictoriamente no hizo lo propio con la zona bajo control nacional, máxime cuando las condiciones en las que jugaron unos y otros fueron exactamente las mismas. Si los Campeonatos Regionales de 1938-39 fueron organizados por las respectivas Federaciones Territoriales en zona nacional, los de 1936-37, 1937-38 y 1938-39 en zona gubernamental lo fueron por las federaciones de Valencia, Murcia y Cataluña (esta hasta bien avanzado 1938); si en la Copa de España Libre de 1937 el trofeo no fue entregado por el presidente de la República, en el Torneo Nacional de Fútbol de 1939 el trofeo tampoco fue entregado por el Generalísimo a pesar de haberlo donado y llevar su nombre; si el Torneo Nacional de Fútbol de 1939 fue organizado por la FEF, los torneos disputados en Cataluña, Valencia y Murcia entre 1936-39 lo fueron por sus respectivas federaciones.

Esto en cuanto a organización, porque en cuanto a uso de jugadores ambos también coincidieron y aplicaron la circular lanzada por la FEF el 23 de diciembre de 1936 que indicaba: “Los jugadores pertenecientes a las Federaciones Regionales enclavadas actualmente en zonas de guerra afectas a los rebeldes y que se hallen en zonas afectas al Gobierno, pueden fichar libremente, en la forma que gusten, por clubs enclavados en su actual residencia con la expresa condición de que una vez restablecida la normalidad y sofocada la rebelión, vuelvan al club de procedencia.” Es decir, los clubs que participaron en los Campeonatos Regionales 38/39 y Torneo Nacional de Fútbol aplicaron y disfrutaron de esta circular federativa empleando a jugadores que iban de un club a otro, muchos de ellos sin ficha como hicieron los gubernamentales. Mención aparte merecen los equipos militares, puesto que no sólo no eran clubs federados ni registrados como obligaba la FEF desde 1927 para poder competir en torneos oficiales, sino que además se habían nutrido de jugadores pertenecientes a otros clubs con ficha en vigor.

Decidir en estos momentos si se debe descatalogar este título de la memoria del Campeonato de España es una tarea que compete al único órgano existente capacitado para tal finalidad, la RFEF, una decisión difícil y complicada por cuando lleva mucho tiempo asentada e implica directamente a uno de sus asociados, el Sevilla F.C. SAD, y por alusiones a todos los clubs que participaron en este torneo. Quienes suscribimos este deber de la RFEF y firmamos el presente artículo, opinamos que si el problema nació en el seno de la RFEF, este organismo es quien debe darle solución por ser la única competente en este tema. Los hechos, acontecimientos y devenires ya han sido aquí expuestos.

© Vicent Masià. Abril 2011.

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