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titular HF Ricardo Cabot

por Vicent Masià

 

Cuando las personas alcanzamos la edad juvenil empezamos a pulir un carácter y unas aficiones que hemos ido forjando desde nuestro nacimiento. En determinadas ocasiones nos sentimos ampliamente influenciados por hechos que suceden en el espacio donde vivimos y algo parecido le debió suceder a Ricardo Cabot Montalt, un joven barcelonés de familia acomodada nacido en 1884 quien a la edad de dieciséis años fue testigo de la rivalidad recién estrenada entre F.C. Barcelona, Sport Club Catalá e Hispania Athletic Club alrededor de un nuevo deporte denominado foot-ball. Sin duda alguna Cabot quedó marcado por este deporte y aunque quería ser abogado, de inmediato se propuso como meta tener su propio club. Buscando entre amigos y conocidos, en 1901 conseguía reunir a cuarenta socios y fundar el Catalonia F.C., una modesta sociedad de la que fue presidente y pronto empezó a demostrar sus aptitudes organizativas al redactar él solo los estatutos de la misma. A los pocos años, el Catalonia F.C. se fusionó con el Salud Sport Club, y Cabot, quien ya había terminado sus estudios de derecho, tras jugar un breve tiempo en el club fusionado ingresó en 1907 en el F.C. Barcelona jugando de medio o de delantero, no siendo extraña la ocasión en la que aprovechaba para jugar con el X Sporting Club, una sociedad puntera en aquellos tiempos en donde figuraban destacados jugadores como los hermanos Torras, Massana y Gisbert.

Hombre inquieto e hiperactivo, durante ocho años consecutivos alternó el ejercicio de la abogacía con las letras, fundando y dirigiendo en 1906 el semanario Sports, en 1908 Los Deportes y en 1911 la prestigiosa revista quincenal Stadium, la más conocida de todas y que empezó costeando de su propio bolsillo, empresas todas ellas que le llevarían a ser elegido presidente de la Asociación de Periodistas Deportivos de Cataluña.

Legislador y presidente federativo

Pero si en algo destacó sobre manera Ricardo Cabot fue en su gran capacidad legisladora. Bien joven se atrevió con los estatutos del Catalonia F.C., hecho que le valió participar en la elaboración de los de la Federación Catalana de Clubs de Foot-ball en 1906, unos estatutos que serían aprovechados por las a continuación constituidas en Galicia y Valencia. En 1914 y aún caliente la lucha sin cuartel que mantuvieron la Federación Española de Clubs de Foot-ball y la Unión Española de Clubs de Foot-ball, fue requerido por la Federación Catalana de Clubs de Foot-ball para presidir esta en vista a los profundos cambios que iban a producirse como consecuencia de los acuerdos tomados en junio de 1913 que desembocaron en el cambio reestructural a Real Federación Española de Foot-ball. Cabot aceptó el cargo no sin antes poner como condición tener plenos poderes para presentar unos nuevos estatutos y reglamentos en breve tiempo. Dicho y hecho, en 1915 la Federación Catalana disfrutaba de los mejores y más modernos estatutos de todo el país y en su primera comparecencia en la Asamblea Nacional celebrada en el Aero-Club de España, Cabot se llevó a Madrid un borrador con los nuevos estatutos para la Real Federación Española de Foot-ball. Tras entregar una copia a cada uno de los delegados que no habían asistido convenientemente preparados, estos viendo la importancia de tales documentos acordaron reunirse durante más de una semana y tras estudiarlos concienzudamente finalmente los aprobaron. Por fin la principal federación tenía unos estatutos dignos, estatutos que fueron de inmediato copiados y asimilados por el resto de federaciones territoriales.

Cabot, un hombre joven pero curtido ya en varios frentes a lo largo de su intensa vida deportiva, no olvidaba los procesos de fusión que habían llevado a su Catalonia F.C. a unirse con el Salud Sport Club y viendo que un proceso de estas características no podía emancillar y liquidar la historia de una sociedad por el mero hecho de unirse a otra, hábilmente y con gran sentido de cordura introdujo un artículo entre los estatutos que rezaba lo siguiente:

“De los clubs y asociaciones deportivas:

El club/asociación resultante de la fusión podrá denominarse como desee y será inscrito en el Registro de Entidades Deportivas de su región/país con el nuevo nombre si su denominación es distinta a la de los clubes/asociaciones fusionados, debiendo estarse en cada caso a lo que proceda en virtud de la normativa administrativa aplicable. El club/asociación resultante de la fusión se subrogará en todos los derechos y obligaciones de los anteriores y, en cuanto a su situación competicional, quedará adscrito a la categoría del que la tuviere superior y conservará la antigüedad federativa del primer inscrito en la región/país.”

Este breve artículo pese a su corta extensión decía mucho y gracias a él gran cantidad de clubs y federaciones territoriales iban a beneficiarse posteriormente de una antigüedad la cual sin la existencia de éste iban a perder de forma irremediable. Sociedades como los actuales Club Atlético de Madrid, Levante U.D., C.D. Badajoz, C.F. Badalona o U.E. Lleida; y desaparecidos como el C.D. Málaga entre los más conocidos se han acogido históricamente a éste artículo para conservar una fecha de origen hoy indiscutible, lo mismo que federaciones territoriales de gran tradición como la catalana, valenciana, andaluza, vizcaína o asturiana que a lo largo de su existencia han sufrido numerosos cambios estructurales, geográficos o nominativos.

Tras esta magnífica e histórica intervención, Cabot concluyó su mandato en la Federación Catalana y renunció a su reelección, pasando unos cinco años alejado de cargos federativos y concentrándose en la dirección de la revista Stadium y a la práctica de otros deportes que le atraían como la natación, tenis, automovilismo y carreras a pie de las que era fiel devoto. No obstante, su relación con el fútbol se mantenía viva y a pesar de residir largas temporadas a caballo entre Madrid y Barcelona, tuvo la oportunidad de asistir como delegado catalán y voz autorizada a las Asambleas Nacionales que se realizaban en la capital del Estado.

Secretario General de la RFEF

En 1921 fue requerido por el F.C. Barcelona para entrar en su directiva bajo la presidencia de Hans Gamper con el fin de allanar los aspectos jurídicos en pos de conseguir aportaciones económicas para la construcción del Campo de Las Corts, el nuevo feudo barcelonista. En 1922 Cabot accedió a la presidencia de la Federación Catalana por segunda ocasión y con un gran sentido de visión del futuro reformó nuevamente sus estatutos para adaptarlos a la realidad vigente que se debatía entre el amateurismo y un profesionalismo incipiente. Estos estatutos fueron extrapolados a la Real Federación Española de Foot-ball y como en ocasiones anteriores al resto de las federaciones territoriales tanto antiguas como de nuevo cuño. El gran dispendio de trabajos y servicios desplegados no pasaron desapercibidos para los dirigentes nacionales quienes valorando su gran implicación, decidieron otorgarle en 1923 bajo la presidencia de Gabriel Maura la primera Medalla al Mérito, de reciente creación. La carrera deportiva de Ricardo Cabot parecía no tener fin y entre junio y octubre de 1925 fue emplazado a dirigir la Selección Nacional absoluta de España, labor que desempeñó como siempre con acierto al imponerse en las dos ocasiones en que lo hizo a Austria, 0-1 en Viena, y Hungría, 0-1 en Budapest. En 1926 la Asamblea Nacional crearía la figura de Secretario General para la RFEF, siendo la plaza cedida por unanimidad a Cabot quien la representó con orgullo durante varias décadas consecutivas. Esta misión le fue otorgada concienzudamente para implantar el profesionalismo, una dura batalla con la que tuvo que lidiar frente a la oposición de muchos clubs modestos, consiguiendo la victoria al fin y resultando de esta la creación del Campeonato Nacional de Liga de Foot-ball, una vieja aspiración que tenía como objetivo seguir los pasos que se habían dado con anterioridad en otros países.

HF Ricardo Cabot 1

Una vez implantada la Liga y consolidado el nuevo régimen profesional de los jugadores, Cabot puso todo su empeño en codificar toda la reglamentación de nuestro fútbol, perdida en muchas disposiciones padecidas tras muchos años de cambios y variaciones en sus articulados. Comenzando por los estatutos, actuó a continuación con el Reglamento Orgánico, pasando luego a definir las dos clases de jugadores, profesionales y aficionados, y como colofón las bases para la disputa de encuentros y competiciones.

Máximo responsable de la FEF en periodo de guerra

En julio de 1936, como gran parte del resto de españoles, se vio sorprendido por la Guerra Civil. Cabot, firme defensor de la autonomía de las regiones, quedó atrapado en el bando gubernamental y fiel a sus principios se mantuvo coherente en el desempeño de sus funciones. Trasladado a Barcelona ante la inoperancia de la sede de la FEF en Madrid, desde allí condujo este organismo mientras pudo y a su labor se debe la circular emitida el 3 de octubre que decía:

“El comité Ejecutivo de la FEF ha tomado los siguientes acuerdos:

1º. Suspender la temporada en juego para toda clase de Competiciones oficiales de esta Federación, mientras no se dicten otras disposiciones que dejen sin efecto las presentes.

2º. Autorizar a las Federaciones Regionales para que procedan de igual manera en cuanto a las competiciones oficiales que les son propias, y en cuanto a las Superregionales en que estén interesadas, sin perjuicio de que si la situación especial de cada Región permite estimarla de otro modo subsistan aquellas que puedan jugarse, pero en la inteligencia de que, en este caso, será bajo su exclusiva responsabilidad.”

Con estos acuerdos quedaba suspendida la Liga de la temporada 36/37 a nivel estatal pero se dejaba una puerta abierta a que los Campeonatos Regionales se disputasen si la situación bélica lo propiciaba. Gracias a esta circular diversas regiones como Cataluña, Valencia, Murcia o Baleares alejadas en principio del frente, pudieron disputar sus torneos regionales con carácter oficial durante al menos uno o dos años, según los casos, en pleno conflicto.

Durante el verano de 1937 se gestó en San Sebastián una FEF con miembros afines al bando nacional. Ante los problemas logísticos de la gubernativa o republicana, la nacional adquirió un gran auge que le llevó a solicitar a la FIFA la disputa de encuentros internacionales y su confirmación como único organismo legal para competencias de fútbol estatales. Tras una negativa inicial, la FIFA accedió a tal petición y Ricardo Cabot comprendió que la FEF que él representaba tenía sus días contados. En un acto que le honra tuvo la sangre fría de esperar el fin de la guerra y dar cuenta de todas las gestiones realizadas al frente de la Secretaría General que él ostentaba mediante un informe dirigido al coronel Julián Troncoso, Presidente de la FEF elegida en San Sebastián.

Dada su condición de elemento de gran valía para desempeñar la labor de reconstrucción del fútbol español de posguerra y que no tenía ni había participado en actos sangrientos durante el conflicto bélico, Cabot fue integrado en el organismo de la FEF resultante de 1937 y ubicado en el desempeño de las mismas funciones que había venido realizando desde su elección en 1926, el Secretariado General. Hasta el fin de sus días en 1958, don Ricardo Cabot vivió y se desvivió por el fútbol y el deporte en general, estando todos los estamentos en los que prestó sus servicios en deuda con su fecundísima labor.

© Vicent Masià. Abril 2011.

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