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por Vicent Masià

miembro de La Futbolteca

La venta de los derechos televisivos por parte de los clubs profesionales de fútbol españoles se ha convertido, desde hace una veintena de años, en una de las fuentes financieras que más ingresos ha proporcionado a los clubs y, a su vez, paralelamente en una de las que más distancia ha puesto entre ellos originando unas diferencias presupuestarias enormemente desequilibradas que cada temporada acaban favoreciendo a unos pocos en perjuicio de unos muchos.

El reparto del pastel televisivo español no es equitativo, ni si quiera lo medianamente equilibrado que cabría esperar en un negocio como este donde se alcanzan tan altas dimensiones y cuyas repercusiones son tan importantes en las sociedades deportivas que atañe.

De las cuarenta y dos plazas consensuadas para los clubs profesionales, cuarenta y una si tenemos en cuenta que el F.C. Barcelona cuenta con plantillas en Primera y Segunda División A respectivamente, tanto F.C. Barcelona como Real Madrid C.F. suman entre ambos casi el 40% del reparto, una distribución totalmente injusta se mire por donde se mire salvo para los interesados que, además, demuestra una gran insolidaridad respecto a los demás. Y si no comparémonos con otros países provistos de campeonatos tan ilustres como el italiano, con la suma del 21% entre sus dos primeras espadas, un 13% para los alemanes y un 12% en el caso de los ingleses.

Implantado desde hace años el sistema actual, alejado de lo que se viene haciendo en las principales Ligas europeas donde prima el beneficio de todos con márgenes más restrictivos, en los últimos tiempos y, aunque en un principio apenas se mostraron contrarios con tal método, clubs como el Sevilla F.C., Valencia C.F., Club Atlético de Madrid o Villarreal C.F. por citar a los que más ruido han hecho, parecen liderar apremiados por sus deudas y por el desfase existente entre los dos grandes clubs y ellos mismos, una corriente reivindicativa reclamando lo que consideran suyo, movimiento que ha calado en el resto de clubs y al fin muestra síntomas de empezar una reversión.

Este cambio, sin embargo, no es fruto de la casualidad y los clubs perjudicados no se han unido acordándose de su potencial hasta que no han logrado la inestimable ayuda de dos invitados con los cuales no contaban; de un lado la FIFA, preocupada por la curiosa forma en la que los españoles administramos nuestros ingresos y, de otro, la LFP, alertada por la mayoría de sus asociados quienes al fin han hecho piña en lugar de batallar cada uno por su cuenta.

Si la FIFA ha puesto el dedo en la llaga alertando sobre la financiación de muchos de los clubs españoles, no menos cierto es que en el programa del presidente de la LFP, Javier Tebas, constaba el reparto televisivo como uno de los puntos cruciales a resolver, estando en la mente de este último el poder por fin echarle mano.

Llevarlo a buen puerto no es fácil y si tenemos en cuenta que Real Madrid C.F. y F.C. Barcelona se van desde el principio a oponer, a continuación deberemos considerar que tres de los organismos que rigen el fútbol en España, esto es CSD, RFEF y LFP, mantienen entre ellos una fratricida disputa por demostrar, sobre el terreno de juego y nunca mejor dicho, quién es el gallito del corral sin contar, lamentablemente, con el interés y beneficio de los clubs, los que mantienen el circo.

Informado el Gobierno sobre la cuestión e instado por la LFP y sus representados a solucionar el problema mediante un Real Decreto que obligue a centralizar y, con ello, hacer un mejor reparto de los derechos televisivos, las conversaciones mantenidas y la promesa de cerrarlo todo de forma satisfactoria a lo largo de 2014 por el Partido Popular se ha diluido como azúcar en el agua, colmándose la impaciencia de los afectados quienes reclaman insistentemente abrir ya el melón, cortarlo a gajos y repartirlos cuanto antes.

Ante una demora del Gobierno que parece eternizarse en pleno año electoral, los clubs parecen más dispuestos que nunca a emprender iniciativas -se habla de una huelga con fecha ya concertada como medida de presión- y muchos son los que acusan de dicho retraso a la mala sintonía entre CSD y RFEF, con conocidas denuncias por parte de los federativos acusando al Gobierno de injerencia e intervencionismo en un ente privado. Como si la RFEF estuviera al margen de la Ley.

El pasado viernes 6 de febrero y en Madrid, la LFP ya cansada de tanto marear la perdiz, mediante Asamblea General Extraordinaria decidió apremiar al Gobierno de la Nación para que, con enorme urgencia, cumpla con el prometido compromiso de dictar un Real Decreto que regule la venta colectiva de los derechos televisivos, ejecutándose a poder ser cuanto antes y, en la medida de lo posible, a partir de la temporada 16/17. En el punto de mira un objetivo fijo: reducir las enormes desigualdades y convertir el fútbol profesional en un lugar de encuentro más equitativo. En la recámara, otra bala, esta vez más ambiciosa: comercializar a nivel colectivo y no individualizado los derechos en bloque de la Liga para ganar valor competitivo. Y es que Real Madrid C.F. y F.C. Barcelona, quienes hasta la fecha han visto cómo sus cuentas engordaban suculentamente gracias a los derechos televisivos yendo por su cuenta sin considerar a los demás alegando ser los clubs más idolatrados de España, ahora, tras ver las orejas al lobo inglés, conscientes de lo que les espera de repente se han acordado de sus compañeros de manada y quieren hacer causa común, lucha que aceptan el resto de clubs con resignado y obligatorio interés cuando durante años no han sabido valorarse frente a los grandes. Quizás sea demasiado tarde.

La LFP, consciente del potencial reunido por países emergentes como los del este asiático entre los que destacan China, Hong Kong o Singapur y su especial predilección por el fútbol español a raíz del Campeonato conquistado en 2010, en suma con la experiencia acumulada por clubs de primer nivel como el Club Atlético de Madrid y el Valencia C.F. con recientes aventuras asiáticas de altos vuelos en búsqueda de financiación para cubrir su futuro, no es ajena en absoluto a abrir horizontes que aporten dinero fresco y el esfuerzo vale la pena.

Las previsiones de crecimiento pasan por lo colectivo, no por lo individual. El nuevo sistema podría incrementar en cerca de mil millones de euros lo recaudado hasta ahora a través de canales de pago internacionales, cifra a la que el mercado español con 4,5 millones de abonados no puede ni en sueños llegar. Importantes cadenas televisivas de ámbito mundial como Sky Sports, Movistar o Al Jazeera, cada una con fuerte dominio e implantación en distintas áreas geográficas, serían candidatas a entrar en la puja por nuestros derechos pagando fuertes cantidades, una aspiración que no se puede desdeñar así como así por un quítame las pajas doméstico como el que mantienen Cardenal, por parte del CDS y Villar, por lo que corresponde a la RFEF. El fútbol español merece algo más que luchas internas que no llevan a nada y lastran posibles beneficios.

El Real Decreto, cuyo texto debería contar con el estudio y aportación de los Ministerios de Hacienda y Economía, sorprendentemente no parece contar con el apoyo del primero pese a ser teóricamente uno de los más beneficiados con la nueva medida puesto que, bien hechas las cosas, podría recuperar gran parte de la deuda contraída por los clubs. Incluso la LFP, como se ha comentado en algunos círculos, podría tener su pequeña cuota de protagonismo si jugase bien sus bazas como aliado de Hacienda llegando a financiar con un bajo interés a aquellos clubs que presenten deudas con el Ministerio. Eso si la RFEF y CSD se lo permiten con la cantidad de dinero que hay en juego.

La ceguera oprime a muchos. Para ello basta mirar en nuestro entorno y ver qué hacen nuestros vecinos. Ellos, como siempre, van varias leguas por delante con arreglo a sus posibilidades demostrando saber qué es lo que quieren para mejorar a todo su colectivo, se llamen como llamen sus clubs y tengan la importancia que tengan. Lo fundamental es crecer. Nosotros, en cambio, tenemos que soportar deplorables peleas de gallos que llenan portadas de periódicos con grises cruces de declaraciones mientras el corral, nuestros clubs, cada vez se verán más distanciados de lo que generan otros si pronto no le ponemos remedio.

El nuevo acuerdo alcanzado en la Premier League aportará al fútbol profesional inglés cerca de siete mil millones de euros para el próximo convenio. Casi nada. Dos mil trescientos millones por temporada. El 50% del total a repartir en partes iguales; un 25% atendiendo exclusivamente a méritos deportivos y el restante 25% dependiendo de las audiencias. Cada club se asegura un mínimo de 135 millones por temporada y el torneo inglés, uno de los que más prestigio tienen a nivel internacional, contará con clubs dotados de presupuestos similares y un campeonato equilibrado lleno de emoción. Pero no sólo eso; los británicos pueden hacer tambalear el mercado mundial moviendo con toda la idea del mundo un reparto colosal donde, hasta el último clasificado, puede acumular unos dividendos televisivos superiores a nuestras dos grandes estrellas del torneo doméstico. Los hasta ahora “ricos” Real Madrid C.F., F.C. Barcelona, A.C. Milan, Paris Saint-Germain o F.C. Bayern München pueden ir haciéndose a la idea de que los mejores jugadores no recalarán en sus respectivas Ligas, sino que pondrán rumbo directo a las islas atraídos por contratos multimillonarios y más expectativas para ganar dinero.

En España, país donde expira el actual contrato televisivo este año, suena con fuerza el modelo italiano: el 50% de los ingresos sería a partes iguales, el siguiente 25% se adjudicaría por criterios deportivos -resultados de las últimas cinco campañas- y el otro 25% restante en función del interés y las audiencias generadas en España así como en el extranjero. Parece igual que el modelo inglés, pero no nos dejemos engañar, no lo es. Tiene trampa. Y esta radica en que los dos grandes, Real Madrid C.F. y F.C. Barcelona se llevarían un gran trozo del pastel volviendo a las andadas como hasta ahora mientras que los segundones, léase Valencia C.F., Club Atlético de Madrid o Sevilla F.C. por poner algunos ejemplos, tendrían que conformarse con porciones más pequeñas puesto que, cuando más campañas se empleen en las cuentas, los dos grandes siempre andarán de por medio sumando más porcentaje.

La distribución de los porcentajes es básica para el desarrollo de muchos clubs, pero más importante es hacerla con coherencia y con sentido común. Innovar, ser atrevidos y tratar de equilibrar el reparto para que todos los afectados salgan satisfechos en base a una lógica consensuada debe ser el espejo en el que mirarse y, puestos a dar ideas, deberían valorarse mucho más los méritos deportivos al final de cada temporada, el esfuerzo de cada club por lograr un buen puesto en la clasificación, en lugar de la cantidad de presuntos seguidores que puede reunir un club en todo el país, la masa social abonada que acude al estadio o la cantidad de horas que se le destinan en un telediario. Si se siguen estos últimos patrones, apenas nada cambia y nos quedamos prácticamente como estamos.

Si se ha de realizar un cambio, háganlo bien y no nos cambien los cromos de sitio empleando un álbum con el mismo formato de siempre. Hagan un álbum nuevo y caliéntense la cabeza para que los cromos queden bien pegados y no se caigan dentro de unos años.

 

© LaFutbolteca.com. Febrero 2015.