por Vicent Masià
Nacido en Burgos en 1895, Julián Troncoso Sagredo pertenecía a una familia de fuerte arraigo militar que consiguió formar una estirpe al ingresar junto a tres de sus hermanos en el Ejército. Cursados sus estudios en la Academia de Caballería de Valladolid, fue destinado a Pamplona donde contrajo matrimonio, participando desde 1920 activamente en los distintos frentes que se desataron en el norte de Marruecos. En plena Guerra Civil fue destinado a efectuar acciones de sabotaje en el sur de Francia para impedir la entrega de material bélico al Ejército gubernamental cuando no a la captura de embarcaciones de la marina leal a las órdenes del Gobierno regente. Troncoso, con el grado de teniente coronel, era uno de los miembros más destacados de la Unión Militar Española, una organización que aspiraba al resurgimiento de las antiguas Juntas Militares de Defensa que intervenían en política y en 1937, cuando el general José Moscardó decidió formar una Federación Española de Fútbol ajena a la gubernamental en vistas a reconducir este deporte tras el fin de la guerra, este depositó toda su confianza en Troncoso como persona más indicada para liderar tal proyecto.
Julián Troncoso era un amante del deporte y todo lo que representaba el ejercicio para el desarrollo físico y espiritual. Como jinete había participado en diversos concursos hípicos, fue un gran impulsor del atletismo aragonés y en el fútbol ostentó cargo como directivo en el Zaragoza F.C. desde 1934. La gran empresa que Moscardó le adjudicó, durante los años que estuvo al mando, la acometió con pasión y gran firmeza pues Troncoso era un hombre recto y de ideas claras con unas fuertes convicciones que aplicó a rajatabla en el gobierno de la FEF. En ningún momento tuvo dudas de lo que debía de hacer y fiel a la doctrina que representaba actuó en consecuencia delante de los problemas que se presentaron, dimitiendo de su puesto a finales de 1939 cuando tras haber prometido al Club Atlético Osasuna una plaza para este en Primera División nada más terminar el conflicto, tuvo que aceptar la resolución del Comité de la FEF que exigía dirimir la plaza vacante que dejaba el Oviedo F.C. entre el propio Club Atlético Osasuna y el Athletic Club de Madrid, una decisión que él no compartía por su promesa respecto a los pamploneses. Troncoso acabó su carrera militar con el grado de coronel, logrado en 1952, pasando en 1959 a estar en la reserva y a presidir el Sindicato Nacional de Transportes, consiguiendo en 1963 ser procurador en las Cortes.
Para entender de una forma más clara la personalidad de este militar puesto al mando de la FEF y las directrices que se le habían encomendado bajo el ideal nacional de ese tiempo, reproduzco un artículo publicado en el diario ABC con fecha 25 de mayo de 1939, momento previo aún a la inminente reestructuración y reforma de la FEF, en el cual el teniente coronel Julián Troncoso explica propósitos, decisiones y proyectos en relación con el Deporte Nacional. Este artículo no lleva firma ni en él figuran las preguntas realizadas por el periodista al teniente coronel, pero si constan las respuestas de este acompañadas por un titular que advierte de su temática.
Este dice así:
Concentración y operación bélica
No ha menester presentación el teniente coronel D. Julián Troncoso, presidente de la Federación Española de Fútbol; y, en todo caso, si yo pudiera (o estuviera autorizado para descubrirle) sería a cuenta de importantes misiones de guerra, de las que confío en poder escribir algún día. Cuestión de paciencia y de conveniencias nacionales. Ahora, le tomé por mi cuenta, le hice una concentración de cerca de dos horas, y como resultado de la “operación”, traigo estas noticias, que supongo os interesarán tanto como a mí. De todos modos, la victoria en esta primera batalla contra el Presidente de la Federación, no es mía, sino de la originalidad de los temas con que él me ha querido obsequiar.
- ¿…?
- Por cauces enteramente distintos a los que utilizó hasta el comienzo de la guerra. Ante todo, piense usted que nosotros somos una dependencia tan disciplinada como las restantes del Consejo Nacional de Deportes que preside el general Moscardó, y que las normas que ese organismo señale, serán precisamente las que nosotros sigamos. Dentro de este criterio, y como función esencial del fútbol y de los demás deportes, está bien entendido que los clubs, las Federaciones y los jugadores han dejado de ser esas entidades que funcionaban con independencia y hasta con anarquía muchas veces, para convertirse en elementos sumisos al mecanismo deportivo del Estado, al que tienen la obligación de servir.
Disciplina terminante
- ¿…?
- Al hablar de disciplina, no he dicho una palabra vana, sino la ley que nos obliga a todos: del más importante al que se suponga menos indispensable; y ello, por supuesto, con disciplina militar, con esta sencillez y esta jerarquización, que no es soberbia, pero que ha de imponerse como sistema inflexible para que cada cual cumpla con su deber y ocupe su puesto. Sin discusiones y mucho menos, sin inútiles protestas.
- ¿…?
- Concretando: las Federaciones han dejado de existir como entidades numerosas que necesitaban asambleas, congresillos y elecciones enojosas. Mientras yo tenga la confianza del general Moscardó (lo que no quiere decir que sea eterno en este puesto, sino que duraré exactamente lo que el general estime oportuno y conveniente) las Federaciones tendrán unas gestoras compuestas por dos o tres señores que encauzarán el fútbol con arreglo a las precisas instrucciones que la Nacional les dicte; los clubs tendrán unas directivas poco numerosas, que se atendrán a las normas señaladas desde arriba, y, en fin, los jugadores…
- ¿…?
- No se preocupe, porque está estudiado el problema con arreglo a la situación actual de España y a las conveniencias deportivas del momento. No hay motivo para que ellos sean exceptuados a la hora del sacrificio que va a exigirse a todos. Los jugadores tienen que pensar que la Patria necesita del esfuerzo de todos, y por lo tanto, acabaron las grandezas y mucho más las exigencias. Los futbolistas tienen que ser muchachos capaces de forjarse una situación duradera, y a ello tenderemos. Recibirán los clubs indicaciones terminantes respecto de las ventajas económicas que se pueden ofrecer, y como en ningún caso serán admisibles las transgresiones, el primer futbolista y el primer club que se atrevan a vulnerar lo dispuesto (y los siguientes con más motivo si se repitieran los atrevimientos) serán borrados del mapa deportivo, como medida inicial de disciplina. ¿Me comprende ahora mejor respecto del concepto de disciplina?
Clubs, árbitros y entrenadores
- ¿…?
- Por su parte los clubs serán severamente inspeccionados y no habrá jamás, en ningún caso, beneficios económicos, ni tendrán otras finalidades que las puramente deportivas, ateniéndose los responsables a las consecuencias de sus…errores. A este respecto, y como es muy lógico, no hemos olvidado el tema de los árbitros ni mucho menos el de los entrenadores. Será difícil que se concedan autorizaciones a los extranjeros para actuar como entrenadores, en tanto que en España tengamos hombres capacitados para la labor, sin otras excepciones que aquellas que las muy problemáticas de individuos de categoría internacional verdaderamente extraordinaria: y por lo que se refiere a los árbitros, los Colegios, que están en plena reorganización, van a volver a la actividad luego de una perfecta depuración, muy reducidos en número, como era obligadísimo. Esta tarea está muy adelantada, y la siguiente, el funcionamiento de los Colegios, se atendrá a aquella simplicidad de las Federaciones. Es decir, que si yo tengo plena confianza en un Colegio no necesito perder el tiempo tratando de poner de acuerdo a dos clubs, sean los que fueren; el Colegio designa el que crea mejor y los demás obedecen.
Reorganización de los campeonatos
- ¿…?
- En la temporada actual mi ferviente deseo sería que la Copa del Generalísimo pudiera jugarse en Madrid. Tienden a ello mis esfuerzos y es bien sabido el cariño que ponemos en el propósito. Si pudiéramos habilitar el campo a propósito, y tengo muchas esperanzas de conseguirlo, se haría la invitación al Caudillo para que acudiera a honrar nuestro deporte con su presencia en la jornada final. Para la temporada venidera los propósitos son más amplios. Hay que ir a la reorganización de nuestra pujante vida futbolística, pero sin los peligrosos apresuramientos. Se comenzará, como siempre, en el mes de septiembre, por los campeonatos regionales, a los que se dará un gran prestigio, con desarrollo de tiempo suficiente para que los equipos logren una buena forma. Más tarde se celebrará el campeonato de España, por eliminatorias, a doble vuelta, del modo clásico. No iremos todavía el curso próximo al campeonato de Liga, porque entiendo que para celebrarse es menester de una clasificación auténtica, que ahora es prematura, y que ha de salir lógicamente de los campos. Es menester pensar que hay muchos clubs a los que la guerra ha privado de medios con mayor ensañamiento que a otros, y a esos es preciso ayudarles y estimularles, permitiéndoles disponer de un tiempo y de una asistencia que les convenza de que los tiempos han cambiado mucho. Por ejemplo, el caso del Oviedo es bien típico; sin campo, sin jugadores y sin dinero, no puede quedar excluido de un torneo, sino cuando deportivamente sea irremediable.
Forja de futbolistas
- ¿…?
- Por lo que hace a los jugadores y a la situación en el porvenir, ya le he hecho algunas indicaciones, pero respondiendo concretamente a su pregunta, tengo que decirle que tendrán todas nuestras simpatías y todos nuestros estímulos los clubs que se dediquen a la forja y pulimento de los futbolistas. Ahora, en plena guerra, yo que he aprovechado algunos instantes para presenciar distintos encuentros, me he visto sorprendido con el descubrimiento de varios equipos (concretamente la Real Sociedad y el Athletic de Bilbao) donde apuntan valores muy jóvenes, pero de indiscutibles posibilidades. Creo que ese es el verdadero, y si me apuran el único, sistema: hacerse cada uno sus propios jugadores, sin mengua de las libertades de los muchachos a la hora de los traslados justificados. En este alborear de futbolistas notables, lo único que habrá de ser regulada es la edad: ahora he visto jugar en primera categoría a muchachos de dieciséis y diecisiete años, y si eso en plena guerra era lógico, porque mayores estaban sirviendo a la Patria en las trincheras, en lo sucesivo será objeto de preocupación que nos llegará de arriba, puesto que el fútbol es un derroche de energías, y estas no pueden consumirlas sino los que tengan abundante caudal de ellas. No ha de olvidarse que la cultura física es la preocupación esencial de nuestro Consejo General de Deportes.
Cuestión zanjada
- ¿…?
- Ese es asunto terminantemente zanjado, y no me explico cómo todavía se le pueden dar vueltas. Ahora quiero hacerle alguna revelación para que juzgue: en su tiempo, y no una sino dos veces, fui yo personalmente en busca de esos futbolistas que componían el quimérico equipo vasco. Eran muchachos que no habían hecho armas, eran jugadores que podían interesar a España y eran elementos, con algunas excepciones, que creía aprovechables. Dos de aquellos muchachos creyeron en mis ofertas y en muchos sentimientos. Con uno de ellos (con Gorostiza) volví al extranjero para que fuera él quien hablara a sus compañeros y les dijera con esta rotunda sinceridad que informa nuestros actos en la nueva Patria, cómo se trataba a los que decidieron regresar; y con qué hondo afecto de compenetrada efusión se les estimaba todavía. No le creyeron tampoco, o no les convino aceptar; y entonces, no ahora, quedó resuelto el incidente. Ni yo podía llegar a más ni probablemente debí de haber insistido tanto. En el porvenir ni me importan, ni tendrán trato distinto al de los restantes españoles que por distintas causas se marcharon al extranjero; y por supuesto, y para siempre, han concluido para el fútbol nacional. Vuelvan pronto o se les olvide el camino de la Patria, a la que si regresan será luego de entenderse con la ley.
- ¿…?
- Precisamente esta rectilínea conducta en un país como el nuestro, es la que me garantiza de la reorganización del equipo nacional con elementos jóvenes forjados muchos en el sentir de la nueva Patria y encauzados por la disciplina que nos dará sensacionales sorpresas inmediatas. Surgirán los futuros “ases” y tal vez algunos de ellos están ya a la vista de los públicos.
© Vicent Masià. Abril 2011.