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El municipio de Bilbao, capital provincial del territorio histórico de Vizcaya y cabeza regional de Euskadi, gran centro portuario y localidad clave en la industrialización del siglo XIX, es hoy en día una competitiva ciudad de servicios volcada con el comercio, sede de importantes asientos financieros y energéticos que ejerce un papel preponderante ante su entorno geográfico más próximo, muy poblado, pero también ante las regiones que la circundan donde extiende una gran influencia.
Ciudad inquieta y alineada con todo lo que signifique modernidad, la aparición de un deporte originalmente desconocido y procedente de otras tierras como es el fútbol se remonta a finales de los años ochenta decimonónicos cuando, en las riberas de Abando, junto a la Ría del Nervión, los marineros británicos enrolados en la marina mercante de la naviera MacAndrews & Company Ltd. solían darle patadas a un balón de forma organizada en las campas de Averly, conocidas también como de los Ingleses. Y es que Bilbao, cosmopolita con apenas ochenta mil habitantes en la época, prueba de su gran desarrollo y apogeo industrial, contaba en 1885 con ochenta y tres barcos a vapor matriculados pertenecientes a una flota de armadores británicos con delegaciones en el “Botxo”, máximos accionistas de varias navieras vizcaínas como eran La Flecha, Manuel María Arrotegui, la Línea de Vapores Serra, José María Serra y Font, Dionisio Eizaga, José María Martínez de La Riva o Eduardo Yeves.
Acaparar la atención de los bilbaínos, tan apasionados y volcados al deporte autóctono de la pelota vasca y sus variantes, no iba a ser tarea fácil con lo cual conseguir que algunos de ellos se implicasen en su ocasional práctica todavía tardaría unos años, concretamente hasta la implementación en 1888 de la compañía hispano-británica Sociedad Colectiva Martínez Rivas-Palmer -transformada en Astilleros del Nervión S.A. el 5 de enero de 1981-, capitalizada conjuntamente por los hermanos José María y Francisco Martínez de las Rivas Richardson en unión al británico Charles Mark Palmer, a consecuencia de la necesidad de construir una flota para la Armada, resultado del Real Decreto, de 28 de diciembre de 1887.
Con una plantilla aproximada a los cuatro mil empleados de los cuales doscientos eran británicos, parte de estos ciudadanos oriundos de Southampton, Portsmouth y Sunderland preferentemente, pronto se dispusieron a jugar en sus ratos de ocio de las tardes del sábado al rugby en las campas del barrio de Santutxu, situado en Begoña, pero también en el novísimo Hipódromo de Lamiako, estrenado el 18 de septiembre de 1887, constituyendo en un momento indeterminado del año 1891 coincidente con el pleno fervor constructivo de la empresa, el Club Atleta de los Astilleros del Nervión, identificado por los bilbaínos como el Club Atleta y por los británicos como Athletic Club, una sociedad presidida por Henry Jones Bird quien, acompañado por W.H. Calvert, tenía como presidente honorífico a Adolfo de Urquijo e Ibarra, consejero y uno de los máximos accionistas de la compañía tras los problemas que surgirían a principios de 1892 entre los hermanos Martínez de las Rivas y su socio Palmer.
De aquel Club Atleta, dominado ampliamente por la masiva presencia de británicos, recordado es el encuentro de rugby disputado el 1 de noviembre de 1892 en el Hipódromo de Lamiako -en el municipio de Leioa-, frente a un combinado procedente de Bilbao formado entera y expresamente para la ocasión por ciudadanos pertenecientes a la amplia colonia británica, actuando los atléticos con camiseta azul y los británicos residentes en el “Botxo” con divisa roja. Jugadores como: Gill, Smith, Livingstone, Dobbie, Officer, Armstrong, Simpson, Mackie, Ricketts, Caldecott, Stephens y Graham; entre tantísimos otros fueron pioneros, pero en el Club Atleta también había cabida para empleados vizcaínos con puestos de trabajo considerados de cierta relevancia como los hermanos Miguel Patricio y Rafael Ferrer Malzárraga, Andrés Bagineta Portuondo, Joaquín Galain y Julián Emperaile Enciso.
Si iniciados los años noventa el rugby fue el primer deporte favorito de este colectivo, una vez constituido el club cambiaron las preferencias y poco a poco el fútbol empezó a adquirir clara ventaja entre los asociados, perdiendo los trabajadores naturales de Bilbao y de los municipios adyacentes situados a ambos márgenes de la Ría el inicial temor a patear y correr tras una pelota. Fruto de su atrevimiento y gracias a la autorización de la empresa, deseosa de organizar un acto que distrajese a los operarios e hiciera olvidar los diversos incidentes laborales sucedidos en años anteriores donde se registraron varias huelgas, el jueves 3 de mayo de 1894 se concertó un desafío entre jugadores vizcaínos y británicos del club haciéndose coincidir el acontecimiento deportivo con la botadura del crucero Almirante Oquendo para lo que se les dio día libre a todos los empleados, disponiéndose de un concurrido Hipódromo de Lamiako donde había gran expectación para contemplar tan magno evento. Terminado el encuentro la superioridad británica quedó reflejada con un imponente 6-0, jugando por parte de los forasteros quienes vestían elástica color crema: Bair, Hamilton, Wilson, McDonald, Rearey, Sneddon, Bill, Bruce, Roblo, Armstrong y Brand; mientras tanto, por los vizcaínos, de color blanco: Borde, Alarcón, Lecue, Zabala, Milicua, Otero, Zubillaga, Unzueta, Azkue, San José y el británico Graves.
El tirón de los deportes británicos, al margen del tradicional juego de pelota vasca, empezaba a ser evidente y apenas un mes después, en junio, desde el Gimnasio Zamacois, popular centro de cultura física establecido en 1879 bajo la dirección de José María Zamacois Bengoa, quedaba constituida la Sociedad Gimnástica Zamacois, punto de unión de gran cantidad de deportistas que acabarían triunfando en distintos deportes y enclave fundamental para el fútbol bilbaíno en breves fechas. Mientras tanto entre 1894 y 1895 las instalaciones de Lamiako experimentan un crecimiento espectacular en cuanto a número de encuentros se refiere, siendo fundamentalmente los británicos, tanto operarios de los Astilleros como de las diversas empresas mineras de la zona los principales protagonistas en las mañanas dominicales, el habitual día de descanso.
Los prometedores Astilleros del Nervión S.A., como se temía desde cierto tiempo antes a tenor de los problemas surgidos entre la dirección y el Estado, a principios de 1896 -en 1900 serán reabiertos- cierran inoportunamente y la sociedad deportiva de la empresa, el Club Atleta, se ve condenada a la desaparición dejando atrás multitud de actividades atléticas como la organización de carreras de velocípedos, pedestres, amén de otras actividades de carácter lúdico suponiendo, de repente, cierto freno a una actividad que parecía haber cogido carrera.
Desaparecido el Club Atleta todo parecía indicar que el fútbol organizado acabaría tomando el sendero de la hibernación hasta que alguien, con nuevos ímpetus, lo rescatase del olvido pero, afortunadamente para los bilbaínos, quiso el destino que este periodo no fuese excesivamente largo y en pleno 1896 un grupo de amigos liderados por un hacendado muchacho que correspondía al nombre de Carlos de Castellanos y Jacquet, quienes solían veranear en sus aposentos junto al Abra de la getxotarra localidad de Las Arenas, no tardaron en conectar con un grupo de británicos que solían pasar sus ratos de ocio en el Hotel Antolín, junto al puente colgante que conecta ambas márgenes de la Ría, resultando de su amistad la idea de jugar juntos de vez en cuando en los arenales donde hoy se levanta el Paseo de Zugazarte y, en ocasiones, también en los aledaños de la ermita de Santa Ana.
Descubierto el fútbol y atrapado por su magia, en una de sus idas y venidas al Reino Unido, Castellanos tuvo la oportunidad de conocer de primera mano el fútbol profesional que triunfaba en las islas quedando tan prendado que, a través de la correspondencia que mantenía con su hermano Manuel y amistades entre las que se encontraban Luis Arana, Enrique González de Careaga, José Arana, Santiago Martínez de las Rivas, Luis Orbe, Rogelio Renovales y Ramón de Aras Jáuregui entre otros, recomendó a todos la conveniencia de constituirse en club, un gran paso que sería refrendado en el chalet del industrial José Luis de Villabaso tomando como nombre el de Bilbao Foot-ball Club, sociedad en la que él era su primer presidente viéndose acompañado de experimentados británicos como: Cockram, Davies, MacLennan, Dyer, Batwell y Langford.
Castellanos, de quien se dice fue el primer español en traer un balón y unas botas de fútbol a la península, tomó el mando del nuevo centro deportivo funcionando con toda regularidad pese a prescindir de requisitos legales como publicitar su existencia en el Gobierno Civil, omisión que sería subsanada años después y que no le impediría ser reconocido durante mucho tiempo como el primer club de fútbol constituido en España ante el desconocimiento general acerca de la existencia de otras sociedades previas en el sur de las que apenas se tenían referencias y a las que, si se las conocía, se consideraban como “no españolas” al estar integradas mayoritariamente por británicos como el Huelva Recreation Club y el Sevilla Foot-ball Club.
Entre 1896 y 1898 las tripulaciones de la naviera MacAndrews y ciudadanos británicos residentes en la zona por cuestiones laborales fueron los principales contendientes del Bilbao F.C. quien, uniformado reglamentariamente con camisa y pantalón blanco de forma metódica, a través de sus asociados hacía arriendo de algunas de las cercanas campas de Lamiako para jugar sin problemas cuando exigiese la ocasión. La habitual práctica de estos encuentros fue atrayendo progresivamente a un notable número de adeptos y curiosos siendo uno de ellos el joven entusiasta Juan de Astorquia Landabaso, persona muy interesada en unirse a la sociedad por su conocimiento de la materia tras haber realizado sus estudios durante cuatro años en un “college” británico de Manchester e importante pieza a la hora de concertar encuentros frente a operarios de los talleres de la Ría del Nervión.
HISTORIA DEL CLUB:
1898 – 1900
Astorquia, gran deportista con implicación en disciplinas tan dispares como el fútbol y el ciclismo, actividad de la cual era un gran enamorado formando parte del Club Velocipedista de Bilbao constituido en 1885, por causas que se desconocen bien no congenió con algunos de los socios del Bilbao F.C., bien se sintió molesto por la masiva presencia de británicos en sus filas deseando ser partícipe de un club con mayoría de integrantes locales, bien pensó que eran demasiados o quizás, deseoso de liderar una sociedad donde él mismo tuviera mayor protagonismo tomando las riendas, lo cierto es que en 1898 organizó una secesión dentro del entorno de Lamiako liderando un reducido grupo de sportman donde estaban: Luis Silva, Alejandro Acha, Enrique Goiri, Luis Márquez y Fernando Iraolagotia, entre sus más allegados, por lo que reunir más personas para su proyecto tan solo era cuestión de tiempo y recursos.
La Sociedad Gimnástica Zamacois, representante del mayor centro deportivo de Bilbao en esas fechas y el Club Velocipedista de Bilbao, núcleo de grandes deportistas donde conservaba amistades por su militancia como socio, se convirtieron ineludiblemente en los principales objetos de reclutamiento y así, una vez sumado un número de voluntarios suficiente, a mediados de año quedaba constituido el Athletic Club como resultado del acuerdo de voluntades pactado entre todos ellos, una sociedad que como indica su nombre pretendía fomentar distintas disciplinas atléticas siendo estas lideradas por el fútbol, la más importante de todas.
El grupo liderado por Astorquia, que vestía camisa partida a dos mitades blanca y azul con pantalón azul oscuro y cuyas sesiones de entrenamientos se realizaban en la getxotarra Campa de Santa Eugenia, a diferencia de su homónimo el Bilbao F.C. contó inicialmente con una plantilla integrada casi en su totalidad por jugadores vizcaínos mezcla de noveles procedentes del mundo del ciclismo como: Alejandro Acha, Luis Silva -quien empezó a jugar al fútbol en la localidad francesa de Bayona-, Enrique Goiri, José María Barquín, Mario Arana -estos dos últimos iniciados en la escocesa Dumfries-, Ramón Silva, Alejandro de la Sota -futbolista iniciado en la británica Plymouth- y el propio Astorquia; todos ellos socios del Club Velocipédico al igual que Alfred Edward Mills, el único británico de origen y también ciclista, sumándose otros más experimentados como Gregorio Eguren, quien había jugado en Manchester y más tarde el portugalajo Pedro de Larrañaga, formado como futbolista en Newcastle-on-Tine.
Entre 1898 y 1900, tanto los componentes del Bilbao F.C. como los del Athletic Club, pese a no estar registrados en el Gobierno Civil y permanecer alejados del enunciado de la Ley de Asociaciones de 1887 como viene sucediendo con las sociedades futbolísticas localizadas en el sur peninsular u otros emplazamientos geográficos del territorio nacional tal cual era costumbre a lo largo de esos años, seguirán manteniendo su personalidad jurídica intacta disputando durante la temporada en juego, desde octubre a mayo ambos meses inclusive, un buen número de encuentros al margen de la atención periodística hasta que primero en 1900 bajo el gobierno del conservador Marcelo Azcárraga se levanten las primeras voces sobre este general proceder y a continuación, en 1901 y 1902 con el nuevo impulso del Gobierno regeneracionista del liberal Práxedes Mateo-Sagasta, tales costumbres empiecen a ser profundamente cuestionadas y se imponga la obligatoria fiscalización.
1900 – 1910
Anticipándose a los reales decretos y órdenes gubernamentales que en breve se impondrán, el Bilbao F.C. como club Decano con mejor organización y clarividencia a la hora de cumplir con la Ley será quien primero regularice su situación publicitándose ante el ayuntamiento local en un momento indeterminado del verano de 1900 cuando constituyan su primera junta directiva contando con Carlos Castellanos ratificado como presidente, José Zulueta como secretario y Ramón Aras de Jáuregui en el puesto de tesorero. Meses después, en febrero de 1901 tras una serie de reuniones efectuadas en el Café García y siguiendo el ejemplo de su antecesor, será una comitiva del Athletic Club quien se encargue de redactar unos Estatutos celebrando el 5 de abril la asamblea de constitución definitiva de la sociedad, que serán aprobados el 11 de junio resultando así mismo elegida la primera junta directiva oficial con Luis Márquez como presidente, Francisco Iñiguez como vicepresidente y Juan Astorquia en el puesto de capitán, Estatutos que serán definitivamente aprobados por el Gobernador Civil el 5 de septiembre.
Cubiertos los expedientes del Bilbao F.C. y Athletic Club respectivamente ante el ayuntamiento y Gobierno Civil, los athléticos, ya con mayoría de edad, fueron llamados en otoño por sus vecinos del Bilbao F.C. con vistas a compartir los gastos que ocasionaba el arriendo de los terrenos de Lamiako -superficie mejor acondicionada que la Campa de Santa Eugenia-, siendo al principio un solo campo para, en breve, adecentarse uno continuo de modo que ambos clubs pudieran cultivar a la multitud de futbolistas que se iban sumando a sus respectivas iniciativas.
La relación entre blancos y blanquiazules era, como era de esperar, excelente a tenor de haberse fraguado ambos grupos en las campas lindantes con el Nervión durante años de modo que, una vez regularizada su situación ante las autoridades, se pensó de inmediato concertar una serie de encuentros donde dilucidar cuál de los dos primeros teams -equipos- de cada sociedad era mejor despertando, ahora sí, el interés de la prensa. Finalizados los dos primeros encuentros en tablas, de los directivos de ambos clubs surgió la idea de formalizar una selección con los mejores jugadores que resultara imbatible frente a terceros, concretándose a finales de 1901 el Club Bizcaya, una especie de team provincial reservado para las grandes ocasiones.
La igualdad de fuerzas, rota en el tercer encuentro del 16 de diciembre por 1-0 a favor de los blancos, sería vengada en el cuarto del 19 de enero de 1902 con victoria para los athléticos, coincidiéndose en el mismo mes con el surgimiento de dos nuevas sociedades: de un lado el Deusto Foot-ball Club, nacido al albergue de la Universidad con estudiantes en todas sus líneas y, a continuación, The Union Foot-ball Club, entidad que viste camisa rojiblanca a rayas con pantalón blanco donde se verifica una gran presencia de británicos en sus filas y en menor medida de vizcaínos que en el futuro se convertirá en cantera de grandes futbolistas quienes pasarán a formar parte del Athletic Club.
En el mes de marzo la popularidad del fútbol vizcaíno traspasa fronteras y los bilbaínos reciben la invitación por parte del conjunto francés Burdigala, un club constituido en 1890 radicado en la localidad de Burdeos, para realizar una serie de encuentros en ambas ciudades, presentándose la hora del estreno del flamante Club Bizcaya capitaneado por Juan Astorquia quien se impone el 9 de marzo por 0-2 en tierras galas y semanas después, en la devolución de la visita del 30 del mismo mes, por un contundente 7-0 en Lamiako. Ambos resultados, rotundos, causan sensación entre la afición local, entre los directivos que se muestran eufóricos y en el resto del país al difundirse sobremanera la noticia, produciéndose un notable crecimiento en el ego de los vizcaínos quienes se ven a sí mismos como invencibles.
Consecuencia de ello es el inmediato reto que se lanza al F.C. Barcelona, considerado el club más prestigioso y con tradición de la época a pesar de haberse constituido en 1899, una sociedad pujante que en Cataluña pisa fuerte y con la que piensan medirse en breve para valorar su real estado de forma. Nos encontramos en los inicios del siglo XX y en España empiezan a consolidarse sociedades dedicadas exclusivamente a este deporte en núcleos como Madrid y Barcelona. Son entidades organizadas, con directiva, estatutos y con una mentalidad muy similar a la bilbaína y a la que predomina en los principales países europeos, conscientes de que el asociacionismo deportivo tiene un lugar en la sociedad y que en el futuro será una pieza importante.
No habiendo sido recogido todavía por los catalanes el guante lanzado desde el combinado bilbaíno, paralelamente a estos acontecimientos y procedente de la corte española, durante los meses de marzo y abril la directiva del Madrid F.C., sociedad constituida en octubre de 1900 deseosa de demostrar su liderazgo a nivel nacional, convoca un Concurso en el cual se entregará un importante trofeo en la capital del Reino al vencedor empleando como excusa la Jura de la Constitución por parte de S.M. el Rey D. Alfonso XIII, acto al que se invita a lo más distinguido del país a nivel futbolístico. Tanto Bilbao F.C. como Athletic Club, los clubs con mayor rango en Vizcaya, son llamados al evento y, aunque inicialmente aceptan de buen grado el ofrecimiento madridista por la posibilidad de enfrentarse a los barcelonistas, finalmente a un par de días de concluir el plazo de la inscripción renuncian a lo convenido abriéndose un considerable e inesperada brecha.
Constatada la retirada de los vizcaínos, decepcionados los azulgranas por no poder actuar ante sus desafiadores, estos comunican igualmente su incomparecencia y en esas, Carlos Padrós, hermano del presidente madridista y en vistas al probable fracaso que le viene encima, empleando todas su dialéctica intercede a toda prisa para que unos y otros recompongan su actitud en beneficio del Concurso consiguiéndose, tras unos días de intenso diálogo a cuatro bandas donde Padrós ejerce de mediador, que los vizcaínos aceptan su presencia bajo la condición de acudir a Madrid no por separado sino con un combinado formado por lo mejor de las dos sociedades, el Club Bizcaya, inscribiéndose dicho team en el Concurso final y sorprendentemente como Vizcaya-Bilbao. El combinado bilbaíno, denominado Club Bizcaya en su tierra y Club Vizcaya, incluso Vizcaya Athletic Club en la prensa nacional, ocasiona acto seguido que los barcelonistas también reconsideren su predisposición y queden definitivamente inscritos, aunque a regañadientes, al ser conscientes de la gran potencialidad que el combinado vizcaíno pueda reunir.
Puesto en marcha el Concurso, los bilbaínos del Team Vizcaya superan en su primer encuentro al barcelonés Club Español de Foot-ball por 5-1, humillan al madrileño New F.C. en el segundo con el escandaloso resultado de 8-1 y acceden a la Final del día 16 de mayo donde, como deseaban, se imponen al F.C. Barcelona por 2-1 teniendo el resultado una enorme repercusión en todo el país. La alineación campeona la forman: Luisón Arana; Enrique Careaga, Pedro Larrañaga; Enrique Goiri, Amado Arana, Luis Silva; Armand Cazeaux, Juan de Astorquia, Lewis Dyer, Ramón Silva y Walter Ewans. Concluido el torneo como segundos clasificados, los azulgranas tras la derrota vierten su profundo malestar en prensa alegando que no se han podido enfrentar en igualdad de condiciones a Athletic Club y Bilbao F.C. por separado como hubiera sido lo justo, sino a un combinado de ambos muy potente aunque esta condición, con el paso de las semanas, poco a poco termina por perder consistencia al entenderse que antes de acudir a la Corte ya se sabía quiénes eran los rivales.
Tras el Concurso de Madrid las dos grandes sociedades bilbaínas vuelven a la realidad y a finales de año el Bilbao F.C. empieza a dar señales de agotamiento económico debido a la falta de pago de las oportunas cuotas por parte de algunos de sus socios que, con su actitud, comprometen el futuro de la entidad. La disminución de socios entre las filas de los blancos se acrecienta nada más empezar 1903 y Juan Astorquia, líder de los blanquiazules y con una excelente relación con sus vecinos, trata de convencer a su homónimo Luis Arana, presidente en activo del Bilbao F.C., para forzar una fusión entre ambos que dé como resultado una sociedad que sea referente en España. Iniciadas las negociaciones, el súbito fallecimiento de Carlos Castellanos precipita el desenlace en pocos días consumándose el acuerdo final el 29 de marzo cuando ambos presidentes firman la fusión, unión en la que el Bilbao F.C. queda disuelto como sociedad, todos sus socios pasan a formar parte del Athletic Club y este último, como absorbente, adquiere el patrimonio de los blancos.
La gran fortaleza que adquiere el potenciado Athletic Club es considerable y el 8 de abril de 1903 se adjudican el I Campeonato de España de Clubs de Foot-ball que organiza el Madrid F.C. en el Campo del Hipódromo, precisamente imponiéndose al titular merengue por 2-3 en un torneo que se consolidará como el más importante a nivel nacional hasta que se instaure el Campeonato Nacional de Liga por clubs a finales de los años veinte. A raíz del éxito obtenido, el Athletic Club, quien cuenta en la capital española con un importante núcleo de socios y simpatizantes de origen vizcaíno, constituye el 26 de abril en tierras castellanas una sucursal que recibe el mismo nombre, Athletic Club, pero de Madrid, siendo el origen del club colchonero que años más tarde adquirirá independencia respecto a los bilbaínos y que, en primera instancia, es presidido por Enrique Allende.
Durante la primera década del Siglo XX el fútbol bilbaíno es, junto al barcelonés, el más aventajado de todo el país seguido a corta distancia por el madrileño y en la ciudad, al margen de Bilbao F.C. y Athletic Club, los centros educativos se convierten gracias a sus modernos métodos de enseñanza en auténticos semilleros de grandes futbolistas. La Campa de los Ingleses, nombrada así por asentarse en ella un cementerio protestante donde reposan los cuerpos de muchos trabajadores británicos procedentes de las industrias cercanas y marineros de la popularísima naviera MacAndrews, se transforma para los escolares y jóvenes locales en un templo con el mismo alcance que tiene Lamiako para los athléticos, siendo sus tierras firme testigo de las carreras, patadas, pases, paradas y goles de muchachos adolescentes y en edad juvenil que juegan asociados bajo diversas.
Durante los meses de mayo y junio, en pleno disfrute del título nacional recién conquistado, el Athletic Club organiza un Campeonato Infantil, que se repetirá en lo sucesivo, para estos futbolistas en ciernes donde se inscriben hasta un total de diez clubs: Lejona F.C., de la localidad del mismo nombre, Hispania Foot-ball Club, el lasaliano The Rival Foot-ball Club constituido con alumnos del Colegio Santiago Apostol quienes mantendrán una fuerte pugna con el Basconia Foot-ball Club, formado por estudiantes escolapios, el Universidad Foot-ball Club con alumnado de la Universidad de Deusto, el Iberia Foot-ball Club, conjunto que viste camisa partida a dos mitades roja y blanca con pantalón blanco vencedor de torneo por 1-0 en la Final sobre The Rival F.C., el Victoria Foot-ball Club, el getxotarra Arenas Foot-ball Club, no vinculable con el club que adoptará el mismo nombre años después, el Estrella Foot-ball Club, el Vizcaya Foot-ball Club y el Small Athletic, versión infantil del primer club local. Con posterioridad se incorporarán el Euskeria Foot-ball Club, el Hesperia Foot-ball Club y el Aurrerá, formado también con alumnado de la productiva Universidad de Deusto.
Pese a la conquista de su primer título absoluto a nivel nacional, la reciente fusión con los blancos del Bilbao F.C. y la promesa de constituir una sociedad pujante, a finales de año los blanquiazules no atraviesan un buen momento deportivo al hallarse sin rivales de enjundia en su territorio y se teme por su continuidad, convocándose el 15 de noviembre de ese año una trascendental reunión para dilucidar el futuro del club ante la falta de entrenamientos, encuentros y pago de cuotas de los asociados optándose, para fortuna del club, seguir en activo.
Con Enrique González de Careaga en la presidencia, durante los años 1904 y 1905 el Athletic Club apenas disputa encuentros convirtiéndose The Union F.C. progresivamente en el único adversario digno de su consideración. Sin embargo, paradójicamente, siguen sumando trofeos y en 1904, organizado en esta ocasión por la Agrupación Madrileña de Clubs de Foot-ball que preside Ceferino Rodríguez Avecilla, a la par presidente del Español F.C., de Madrid, se adjudica el II Campeonato de España sin jugar un solo encuentro después del enorme lío que el máximo mandatario monta al saltarse a su antojo algunos reglas del torneo. En 1905, todavía no recuperados de la crisis institucional en la que se hallan inmersos en los últimos tiempos, los bilbaínos se presentan al III Campeonato de España con una plantilla integrada por jugadores del filial madrileño, perdiendo la Final ante el Madrid F.C. por 0-1. El revés es grande y muy sentido en Bilbao para lo cual en 1906, siendo presidente Ramón Aras, ya más recuperados y esta vez con jugadores vizcaínos, se plantan en otra Final donde les espera nuevamente el Madrid F.C. al que se le perjura venganza. No será así y el 10 de abril pierden por un abultado resultado de 1-4.
Abochornados por lo sucedido en el IV Campeonato, empezada en noviembre la nueva temporada futbolística comienzan a escucharse voces que sugieren la fusión de las dos entidades bilbaínas más importantes: Athletic Club y The Union F.C., con el fin de reunir a lo más destacado del panorama local tal cual sucediera años antes revitalizando la fórmula Club Bizcaya. Lo que suena como un rumor, pronto toma visos de realidad programándose varios encuentros entre los primeros equipos de cada club con el fin de hacer una selección pero, no bajo el formato de un ocasional equipo como se hizo en 1902, sino bajo el paraguas legal de una sociedad con Estatutos y directiva convencional que pueda acudir al Campeonato de España sin el temor de ser rechazada por no cumplir con los requisitos legales. El 29 de enero de 1907 queda formalizada la junta directiva del Club Bizkaya con Alberto Zárraga como presidente y Juan Arzuaga ostentando la capitanía de un potente club que pasa, a nivel deportivo, a estar por encima de athléticos y unionistas vistiendo camisa blanca con pantalón azul oscuro y superando en número de socios a ambos con más de trescientos adscritos frente al centenar escaso de los dos tradicionales.
Transcurridos los primeros meses de 1907 el Club Bizkaya concentra las miras de los aficionados bilbaínos sumando cada semana nuevos jugadores con los que se pretende conjuntar un buen once que acuda con garantías al V Campeonato de España, produciéndose igualmente cambios en la directiva al acceder el abogado Eugenio Martínez Sevilla, quien será años después alcalde, a la presidencia en sustitución de Zárraga. Llegado el momento de la verdad en marzo se disputa el torneo nacional que, salvo la edición de 1904, viene organizando tradicionalmente el Madrid F.C., certamen en el cual el club que más puntos y goles, en caso de empate, consiga se proclamará Campeón. Los vizcaínos, inscritos como Club Vizcaya, se imponen por 3-2 al Madrid F.C., 5-0 frente al Hamilton F.C., equipo representante del Real Colegio San Patricio de Nobles Irlandeses de Salamanca formado íntegramente por jugadores de esta nacionalidad, son derrotados dolorosamente 2-1 por el Vigo F.C. y vencen 4-0 frente al Huelva Recreation Club en la última jornada, adjudicándose supuestamente el torneo al tener mejor coeficiente anotador que el Madrid F.C. Sin embargo, a posteriori, el club organizador estima que la igualdad ha de ser rota de otra forma y planifica un encuentro de desempate a jugar el 30 de marzo, decisión que encrespa a los vizcaínos quienes, después de haberse enfrentado a Hamilton F.C. y Vigo F.C., dos sociedades a las que estiman como no inscritas en el Registro Civil contrariamente a lo establecido en las normas del torneo y cuyos partidos impugna, han de verse las caras ante los madridistas cuando, según lo establecido, el título había de viajar a Bilbao. Aceptado el desempate a regañadientes, la victoria cae en el bando madrileño por 1-0, retirándose los vizcaínos hacia su tierra enojados por lo sucedido y con la prensa bilbaína enfrentada a la organización por el trato recibido. La alineación de los representantes bilbaínos en la Final fue la siguiente: Larrea, A. Sena, Arzuaga, M. Sena, Simmons, García, Cardenas, Murga, Irizar, Celada y Asuero.
En 1908 Alberto Zarraoa accede a la presidencia del Athletic Club, sociedad que pasa por horas bajas al igual que sucede con The Union F.C., ambos superados por la aparente consistencia del Club Bizkaya, entidad que en el mes de abril declina acudir al VI campeonato de España muy dolido por la actuación del Madrid F.C. en la edición anterior. A la Fase Final, disputada en el Estadio O’Donnell, tan sólo accederán Madrid F.C. y Vigo F.C. imponiéndose los primeros en medio de una crispación general a nivel nacional. En el ámbito regional, desde Bilbao se impulsa la constitución de una Federación del Norte que aglutine sociedades vizcaínas, guipuzcoanas, alavesas, cántabras y asturianas que no llega a buen puerto, llevando así mismo el liderazgo para la constitución de otra, pero a nivel nacional, que organice de forma independiente un Campeonato de España donde presuntamente no se imponga la voluntad de unos sobre los otros.
El experimento del Club Bizkaya a medida que pasan los meses va perdiendo fuelle y, recién empezada la temporada 08/09, su presencia es nula. La situación futbolística en Bilbao parece tomar otro cariz, los cambios llegan lentamente y, con la gestión de Zarraoa, el otrora indiscutible Athletic Club comienza a finales de 1908 a recuperar el cetro local convirtiéndose en el máximo representante en cuestiones futbolísticas. La directiva bilbaína, consciente de la crítica situación por la que ha pasado el club en los últimos tiempos, impulsa el fútbol en los centros colegiales animando a los chavales su práctica para con los más destacados del día de mañana revitalizar su débil cantera y lo mismo sucede con la Universidad de Deusto, institución que promueve el fútbol para recuperar parte de los clubs que de ella salieron apenas hace unos años.
A finales de año los blanquiazules acuerdan una serie de encuentros con el donostiarra San Sebastián F.C. de reciente constitución que está en proceso de transformación para asociarse con el Club Ciclista y poder así, bajo el paraguas legal de estos, acudir al Campeonato de España dado que se requieren participantes con al menos un año de registro. Los encuentros son disputadísimos y la fortaleza de los donostiarras puede con los bilbaínos quienes, sorprendidos por su alto nivel, proponen a los guipuzcoanos crear un team combinado por lo mejor de ambos que represente al fútbol vasco en el máximo torneo nacional. Las negociaciones, llenas de trabas, no fructificarán y en el VII Campeonato de España de 1909 acuden ambos clubs por separado debiéndose enfrentar entre sí en ronda previa con victoria de los donostiarras, a la postre vencedores del torneo, antes de acceder a las Semifinales por 4-2 ante un once bilbaíno plagado de jugadores residentes en Madrid. Cabizbajos por su derrota, al Athletic Club todavía le queda un importante trecho antes de recuperar su mejor nivel competitivo.
1910 – 1920
Durante 1910 existen dos Federaciones Nacionales separadas entre sí, la Federación Española de Foot-ball y la Unión Española de Clubs de Foot-ball, perteneciendo los conjuntos vascos a esta última. El 7 de septiembre de 1909 nace la Sociedad de Foot-ball al cambiar de nombre el Ciclista F.C. de San Sebastián, pero la Unión Española de Clubs no admite entidades con pocos años de vida, con lo cual los donostiarras se inscriben en el torneo con el nombre de otro club, el Vasconia Sporting Club, sociedad de mayor antigüedad, llegando a la Final ante el Athletic Club en la que son derrotados por 0-1.
En 1910 el Athletic Club se traslada al Campo de Jolaseta en Neguri por el aumento de su masa social, adoptando la hoy en día clásica camisa rojiblanca y ganando la Copa de 1911 en su propio feudo ante el C.D. Español de Barcelona por 3-1. Como el Campo de Jolaseta anda distante del propio Bilbao, se decide construir un nuevo campo, ahora en la misma villa, dando como resultado el 21 de agosto de 1913 el estreno del Campo de San Mamés, junto a la Gran Vía bilbaína, con un encuentro entre el Athletic Club y el Racing Club de Irún, con resultado final de empate 1-1 anotando el primer gol Pichichi. En la Copa del Rey se pierde la Final disputada en Madrid ante el Racing Club de Irún: 2-2 tras prórroga en el primer encuentro y 0-1 en el segundo encuentro de desempate. Aún ganarán los bilbaínos tres Copas más mostrando su poderío, la de 1914 ante el España F.C. de Barcelona, 2-1; la de 1915 ante el Real C.D. Español, 5-0; y la de 1916 ante el Madrid F.C. por 4-0. Son los tiempos de: Belauste, Ibarretxe, Pitxitxi, Zubizarreta y Acedo. El Athletic Club consigue también el Campeonato del Norte en las ediciones de 1914, 1915 y 1916; pero a partir de entonces es superado por el Arenas Club de Guecho, quien pasa a disputar la Copa de España.
1920 – 1930
Recién estrenados los años veinte, el club conquista el Campeonato del Norte en las ediciones 1920 y 1921, pasando desde 1922 a ser denominado Campeonato de Vizcaya por la separación de Guipúzcoa. El club bilbaíno es el gran dominador de este torneo, ganando también en los años siguientes: 1923, 1924, 1926, 1928 y 1929. En la Copa del Rey pierde la Final de 1920 ante el F.C. Barcelona por 0-2, conquistando las ediciones de 1921 ante el Athletic Club de Madrid, ya independizado, con el resultado final de 4-1, y la de 1923 ante el C.D. Europa por 1-0. Socialmente el club gana adeptos y San Mamés se amplia con nuevas gradas. Los rojiblancos que cuentan con Sesúmaga y Sabino en los primeros años, en el segundo lustro ya no consiguen levantar el título de Copa. En 1928 se acuerda formar el Campeonato Nacional de Liga y el Athletic Club como entidad más laureada, entra a formar parte de la Primera División, debutando en la temporada 28/29 con un tercer puesto. En la campaña 29/30 consigue su primer título de Liga sin perder un solo encuentro.
1930 – 1940
Se inicia en la década de los treinta un periodo espléndido, cortado de raíz por la Guerra Civil, en el que se obtendrán numerosos títulos. A nivel regional se conquista el Campeonato de Vizcaya en los años 1931, 1932, 1933 y 1934. En la Copa de España (de la II República entre 1932 y 1936), se obtiene el entorchado en cuatro ocasiones consecutivas: en 1930 ante ante el Real Madrid F.C., 3-2; en 1931 ante el Real Betis Balompié, 3-1; en 1932 ante el F.C. Barcelona, 1-0; y en 1933 ante el ahora Madrid F.C. por 2-1. El Athletic Club cuenta con un equipazo que es base de la Selección Nacional, destacando grandes jugadores como el meta Blasco, Castellanos, Urquizu, Muguerza, Lafuente, Iraragorri, Bata y Gorostiza. En el Campeonato de Liga se convierte en el gran dominador siendo el club más admirado de todo el estado, pues en la temporada 30/31 es Campeón en un triple empate con Real Racing Club de Santander y Real Sociedad de Foot-ball, en la 31/32 es subcampeón a tres puntos del Madrid F.C., en la 32/33 nuevamente subcampeón tras los merengues y en la campaña 33/34 Campeón absoluto. En la temporada 34/35 es cuarto, mientras que en la 35/36 consigue su tercer título de la década.
La Guerra marca profundamente a la institución vizcaína y los acontecimientos políticos propician que, tras unos meses de incertidumbre, gran aparte de la plantilla se integre en el combinado Euskadi, un equipo formado íntegramente por jugadores vascos procedentes de varios clubs que iniciará una gira internacional por varios países durante un par de años y que como si de una selección vasca se tratase, concertará numerosos encuentros hasta que en junio de 1939 acabe su aventura incorporándose algunos de sus jugadores a clubs sudamericanos, colgando las botas otros y volviendo el resto a la península meses o años después.
La Guerra es cruenta con el club y este queda diezmado, no pudiendo acudir a la Copa del Generalísimo de 1938-39 ante la falta de mimbres. En su lugar y desde el club rojiblanco, se compone un equipo que actúa bajo el nombre de Bilbao Athletic Club y que está compuesto por numerosos juveniles y jugadores de la provincia con mucho porvenir. La vida de este equipo es efímera y pronto la sociedad bilbaína recompone su estructura en 1939 para garantizar la continuidad del club. Se incorporan nuevos jugadores, se peina el territorio vasco en busca de talentos y con algunos jugadores en activo del pasado, se arma de nuevo el equipo.
1940 – 1950
Con estos mimbres participa ya en el Campeonato de Liga 39/40, obteniendo el tercer puesto y mejorando en la edición 40/41 en la que es subcampeón. En 1941 cambian de denominación por la ley gubernamental anti extranjerismos, pasando a ser Atlético de Bilbao y abandonando el clásico de Athletic Club. Empiezan a despuntar grandes jugadores como Lezama, Iriondo, Zarra, Unamuno, Panizo y Gaínza, conquistando en la temporada 42/43 el título de Liga. Llega el Atlético copero, y durante la década se adjudican la Copa del Generalísimo en tres ocasiones: la de 1943 ante el Real Madrid C.F., 1-0 con gol de Zarra en la prórroga; la de 1944 ante el Valencia C.F., 2-0 obra de Zarra y Escudero; y la de 1945 igualmente ante el Valencia C.F. por 3-2 con gol de Iriondo en el último minuto; y perdiendo la de 1942 ante el C.F. Barcelona, 3-4 al final de la prórroga; y la de 1949 ante el Valencia C.F., con un ajustado 0-1 anotado por el valencianista Epi.
1950 – 1960
Los años cincuenta, sobre todo a partir del segundo lustro en el cual se consiente la participación de jugadores extranjeros, va a significar la pérdida de potencial frente a los poderosos clubs de Madrid y Barcelona. El Atlético de Bilbao fragua el empleo exclusivo de jugadores nacionales durante este tiempo, vascos en gran medida, consiguiendo llevar esta postura hasta nuestros días. Son años en los que permanece como aspirante al título, pero la entrada de extranjeros supone un freno a sus aspiraciones. El único título de Liga se obtiene la campaña 55/56, lo que le da derecho a participar por primera vez en la Copa de Europa, en la que es eliminado en octavos ante el Liverpool F.C.. En el torneo de Copa echa el resto y consigue conquistar cuatro títulos: el de 1950 ante el Real Valladolid Deportivo, 4-1; en 1955 ante el Sevilla C.F., 1-0; en 1956 ante el Club Atlético de Madrid, 2-1; y en 1958 ante el Real Madrid C.F., 2-0; perdiendo la Final de 1953 ante el C.F. Barcelona por 1-2. El equipo de finales de los cincuenta es recordado como el de “los aldeanos”, con: Carmelo, Artetxe, Mauri, Uribe, Etura, Arieta y Aguirre.
1960 – 1970
Los años sesenta son mucho más duros en el Campeonato de Liga pues no se obtiene título alguno, todo lo más cercano es el subcampeonato de la temporada 69/70. La entidad bilbaína ha de conformarse con la Copa de 1969 ganada al Elche C.F. tras vencer 1-0, dado que las finales de 1966 y 1967 se pierden ante Real Zaragoza C.D., 0-2 y Valencia C.F., 1-2, respectivamente. Desde la sesión 1965/66 la denominación del club pasa federativamente a ser Club Atlético de Bilbao, paseándola por todo el continente gracias a sus numerosas intervenciones en competición europea. Varias son sus participaciones en la Copa de Ferias, disputando la edición 64/65, y de manera consecutiva las de las temporadas 66/67, 67/68 y 68/69, sin llegar nunca a superar los cuartos de final. Su debut en la Recopa se produce la 69/70, siendo eliminado en dieciseisavos frente al Manchester City F.C., futuro campeón. Con todo, el gran triunfador de la década es el meta Iríbar, apodado el “Txopo”.
1970 – 1980
Iniciados los años setenta, en enero de 1971 se efectúa la inauguración de las instalaciones de Lezama, que con una inversión inicial de cuarenta millones de pesetas será base de la cantera bilbaína de la que saldrán tantos jugadores y que se convertirá con el tiempo en un icono. Ese mismo año de 1971 la entidad bilbaína empieza a emplear a nivel federativo su denominación primitiva con vocablos británicos aunque ya lo venía haciendo de modo interno, siendo uno de los pioneros y pasando a ser Athletic Club de Bilbao, paso que posteriormente será oficializado a nivel nacional dando pie en 1973 a la derogación de la Ley que prohibía los extranjerismos. Es precisamente ese año cuando se conquista una nueva edición de la Copa del Generalísimo, ante el C.D. Castellón y por 2-0.
En el año 1977 tienen una nueva oportunidad, pero la desaprovechan al caer en la tanda de penaltis ante el Real Betis Balompié tras empate final de 2-2. Durante esta Final se lanzan veinte penaltis nada menos. En Liga no se obtienen buenos resultados, tan solo pasaportes a la Copa de la UEFA y Recopa, destacando jugadores como: Irureta, Villar, Churruca, Dani, Rojo y Amorrortu, en un año en el que vuelven a ser Athletic Club como antaño. Pero el gran logro es su presencia en la Final de la Copa de la UEFA de 1977 a doble partido, con Koldo Aguirre de entrenador, y tras eliminar a rivales de la talla de: Újpest Dózsa S.C., F.C. Basel, A.C. Milan, F.C. Barcelona y R.W.D. Molenbeek. El rival es la Juventus F.C. de Turín; 1-0 en la ciudad italiana y 2-1 en San Mamés, valiendo doble los goles obtenidos fuera de casa y siendo inútiles los goles anotados por Irureta y Carlos Ruiz.
1980 – 1990
Los ochenta significan la vuelta de “los leones” y la obtención de dos títulos de Liga, temporadas 82/83 y 83/84, con Javier Clemente en el banquillo. Ambas se obtienen en el último partido de Liga y suponen una gran alegría para una afición que no la disfrutaba desde 1956. Grandes jugadores como: Zubizarreta, Goikoetxea, De la Fuente, De Andrés, Liceranzu, Patxi Salinas, Noriega, Argote y Sarabia, son sus estrellas, conquistando la Copa del Rey de 1984 ante el F.C. Barcelona por 1-0. La consecución de las dos ligas le permite entrar de nuevo en la máxima competición continental, cayendo la edición 83/84 en octavos ante el futuro campeón, Liverpool F.C., y la 84/85 en dieciseisavos frente al F.C. Girondins de Bordeaux. Tras unos años consiguiendo entrar en competición europea, el Athletic Club sufre un bajón a finales de década por el envejecimiento de su plantilla. San Mamés es sede oficial durante el Campeonato del Mundo de 1982, siendo reformado para la disputa de tal evento.
1990 – 2000
Su gran cantera de Lezama no rinde los frutos esperados durante los noventa, pese a la entrada de nuevos valores procedentes del filial, y el club entra en una crisis evidente de resultados. Dada su condición de club económicamente saneado, en 1992 no entra en el plan de Sociedades Anónimas Deportivas establecido para los clubs endeudados, con lo cual es uno de los cuatro en todo el país que disfruta esta condición en competición profesional. A medida que progresa la década, las clasificaciones son más preocupantes y en la temporada 95/96 se finaliza decimoquinto temiéndose por su descenso a Segunda División, categoría en la que es junto a Real Madrid C.F. y F.C. Barcelona, único club que no ha descendido desde la fundación de la Liga en la temporada 1928/29.
En la campaña 97/98 obtienen el subcampeonato en Liga con jugadores como: Larrazabal, Alkiza, Karanka, Ziganda, Roberto Rios, Lasa y Lacruz, además de poder jugar la campaña 98/99 en la Liga de Campeones. En este torneo comparte grupo con Juventus F.C. de Turín, Galatasaray S.K. de Estambul y Rosenborg B.K. de Trondheim, consiguiendo una victoria, tres empates y dos derrotas que impiden su pase a octavos de final al acabar último de grupo. A destacar que es la primera década en la que no obtiene título alguno, ni en Liga ni en Copa, siendo este último un torneo del que era clásico en todas sus ediciones.
2000 – 2010
Estrenado el nuevo siglo, el Athletic Club renueva su plantilla y combina jugadores experimentados con nuevos talentos, destacando piezas como Julen Guerrero, Del Horno, Yeste, Orbaiz y Aranzubia, que tampoco consiguen devolver a la entidad a tiempos pretéritos y gloriosos. Su última participación en competición europea se remonta a la edición 2004/05 en la Copa de la UEFA, superando en primera ronda al Trabzonspor Kulübü, proclamándose campeón de la fase de grupos junto a: F.C. Steaua Bucaresti, Parma F.C., Besiktas J.K., Royal Standard de Liège; y caer eliminado en dieciseisavos frente al F.K. Austria Wien.
Se caracteriza el club vizcaíno por su política de jugadores, siendo el único club profesional que no admite los procedentes del extranjero, centrándose en especial en la contratación de nativos de Euskadi, Navarra, País Vasco francés y jugadores que aunque procedentes de otras regiones, hayan sido formados en su cantera. En la actualidad, el club anda inmerso en una gran crisis deportiva y la escasa salida de talentos les está cargando sobremanera de tensión en cada temporada.
Pese a ello, en la edición de la Copa del Rey de 2009 llegan a la Final ante el F.C. Barcelona disputada en Valencia, perdiéndola por un resultado desfavorable de 1-4 con único gol de Toquero. En la campaña 09/10 ocupan el octavo puesto en Liga tras mostrar su fortaleza en San Mamés, concentrando parte de sus ilusiones en la Europa League en donde entran en la Tercera Ronda Previa ante los suizos del B.S.C. Young Boys: 0-1 en casa y 1-2 en Berna; y en donde superan en Cuarta Ronda al noruego Tromso I.L.: 3-2 en casa y 1-1 en la vuelta; pasando a la Fase de Grupos en donde quedan segundos tras el S.V. Werder Bremen y superan a C.D. Nacional de Madeira y F.K. Austria Wien, con escándalo incluído en la vuelta por el pésimo comportamiento de los aficionados del club vienés. En dieciseisavos son eliminados por el R.S.C. Anderlecht: 1-1 en casa y 4-0 en Bruselas. En la Copa sin embargo son apeados sorpresivamente en dieciseisavos por el Rayo Vallecano de Madrid: 2-0 en la capital y 2-2 en San Mamés.
2010 – 2020
En la temporada 10/11 mejoran su rendimiento en Liga y con la llegada y confirmación de nuevos valores son sextos tras un torneo en el que San Mamés es decisivo para sumar puntos y en donde a domicilio muestran una imagen más combativa que en años precedentes, notándose la mano de su técnico Caparrós quien imprime su impronta en el conjunto rojiblanco. La edición 11/12 es magnífica y de la mano del técnico argentino Marcelo Bielsa la afición bilbaína consigue recobrar viejas sensaciones al disponer de hasta dos ocasiones para conseguir un título. Lamentablemente estos no llegan, pero el papel de los vizcaínos es notable. En la Liga de Europa comandan su grupo precediendo a F.C. Red Bull Salzburg, Paris Saint-Germain F.C. y S.K. Slovan Bratislava, eliminando en Dieciseisavos al F.C. Lokomotiv Moscú; 2-1 en la capital rusa y 1-0 en casa, en Octavos al Manchester United F.C.; 2-3 en la ciudad británica y 2-1 en casa, al F.C. Gelsenkirchen Schalke 04 en Cuartos; 2-4 en la ida y 2-2 en casa y al Sporting Clube de Portugal en Semifinales; 2-1 en la ida y 3-1 en casa. En la Final son superados claramente por el Club Atlético de Madrid por 0-3. En el Campeonato de España realizan también un gran torneo y llegan a la Final que se disputa en el Vicente Calderón de Madrid. Allí les espera el F.C. Barcelona quien les derrota igualmente por 0-3. Su comportamiento en Liga es mucho más discreto y terminan décimos. El 16 de septiembre de 2013 se inauguró el Nuevo Estadio de San Mamés, con un encuentro de Liga frente al R.C. Celta de Vigo con resultado final de 3-2 para los locales, anotando el brasileño Charles Dias el primer gol del nuevo terreno de juego.
BIBLIOGRAFÍA Y HEMEROGRAFÍA:
Foot-ball, Basse-ball y Lawn-Tennis. Alejandro Barba. Ed. Sucesores de M. Soler (1912).
Enciclopedia Fútbol 1950/51. Ángel Rodríguez y Francisco Narbona (1951).
Álbum Nacional de Fútbol. Ediciones Álvarez y López (1947).
Athletic Club, 1898-1998: Crónica de una leyenda. Alfonso Carlos Sáiz Valdivieso. Editorial Everest (1998).
Historia del Athletic Club. José Mari Múgica, Paco Crespo y Juanjo Baños. Ed. Athletic Club de Bilbao (1985).
Historia y estadística del fútbol español. Vicente Martínez Calatrava. Fundación Zerumuga (2002).
Historia básica de los principales clubs de fútbol españoles. Vicent Masià Pous (2009).
UNIFORMES DEL BILBAO ATHLETIC. EVOLUCIÓN HISTÓRICA:
ORÍGENES DEL FÚTBOL EN BILBAO:
Tras la fusión realizada el 29 de marzo de 1903 entre el Athletic Club y el Bilbao Foot-ball Club, el ahora reforzadoAthletic Club de Bilbao adquirió un potencial deportivo considerable que hizo que al poco tiempo, desde Madrid, la amplia colonia vasca allí residente sintiese la necesidad de fundar en la capital un apéndice de este con sus mismos estatutos y derechos. Esto sucedía el 26 de abril y el Athletic Club de Madrid se convertía en sucursal -término empleado en la época-, de los bilbaínos. Esta relación vinculante entre ambas sociedades permitía el libre paso de jugadores entre uno y otro club, siendo alargada hasta 1912, año en el que el Athletic Club de Madrid a través de su presidente Julián Ruete se independiza del club vizcaíno.
En los años siguientes, el Athletic Club de Bilbao empieza a tomar cuerpo dentro del panorama nacional y a estabilizarse económica y deportivamente, consiguiendo dar continuidad a un proyecto que le convierte en un club referente. Muchos jugadores vizcaínos ansían formar parte del club de Bilbao y este no tiene demasiados problemas en alojar la flor y nata de lo mejor de la extensa cantera vizcaína. Clubs vecinos como el Baracaldo F.C., Arenas Club de Guecho, C.D. Basconia, Sestao S.C. ó Portugalete F.C. se convierten en fuentes inagotables de jugadores, siendo especialmente numerosa la aportación de estos a partir de finales de los veinte cuando la profesionalización invade el país.
En la década de los años treinta, el Athletic Club de Bilbao es el conjunto más importante de España y tan sólo el estallido de la Guerra Civil es capaz de frenar su reinado. Poco antes de acabar esta, el debilitamiento que había sufrido el Athletic Club al perder jugadores clave por la contienda, surge la necesidad de proteger el nombre de la entidad ante las pocas garantías que ofrecían los escasos jugadores con los que contaba entre sus filas, por lo que en 1938 inscriben un equipo amateur para competir en el Campeonato Regional bajo el nombre de Bilbao Athletic Club, evitando ensuciar el nombre del club en caso de descalabro deportivo. La sesión 39/40 termina tercero tras la S.D. Deusto y el C.D. Basconia.
Tras la finalización de la Guerra Civil, el ahora denominado Atlético de Bilbao crea su propio filial en forma del Club Deportivo Bilbao, entidad que viste como los leones y juega igualmente en San Mamés. El C.D. Bilbao pronto muestra su potencial y en breve tiempo ocupa los primeros puestos de la Primera Categoría vizcaína, consiguiendo ser admitido en la temporada 43/44 en la reestructurada Tercera División. Sin embargo, un par de meses antes de la iniciación del torneo la ejecutiva del primer club bilbaíno declina que su filial actúe en el tercer nivel nacional y cede sus jugadores más destacados al Arenas Club de Guecho, conjunto que pasa a jugar en San Mamés y actuará durante unos años como filial, arrastrando al C.D. Bilbao a la desaparición.
En los años cuarenta y cincuenta se conquistan títulos de Liga y Copa con parte de jugadores formados en el Arenas Club de Guecho, pero la irrupción en la ciudad de Bilbao a mediados los cincuenta de una potente S.D. Indauchu resta potencialidad a los atléticos, siendo los indautxutarras capaces de mantenerse de forma ininterrumpida en Segunda División durante doce años, siendo la 68/69 la última en la categoría de plata.
HISTORIA COMO CLUB:
1964 – 1970
En los años sesenta, los títulos empiezan a ser caros y difíciles de lograr siendo el equipo juvenil el único que presta alegrías. Dado que no existe un puente que conecte a los noveles jugadores juveniles con la primera plantilla, desde el club se reclama la creación de un club intermedio que foguee a los más destacados, naciendo en 1964 ya una vez avanzada la temporada, el Club Atlético de Bilbao Amateur.
En la temporada 65/66, bajo la presidencia de Julio Egusquiza Echave, debuta en Primera Regional jugando en el Campo de San Ignacio, en el barrio de Deusto, de la mano del ex jugador Piru Gainza, resultando Campeón y ascendiendo a Tercera División. Ya en Categoría Nacional, para no coincidir con el club de Primera División, cambia de nombre a Bilbao Atlético Club, trasladándose al Estadio de San Mamés. El filial bilbaíno debuta en Tercera División durante la campaña 66/67 proclamándose Campeón de su grupo. En la Fase de Ascenso elimina a la S.D. Huesca: 0-0 en la ida y 1-0 en casa; pasando a una Final en la que es eliminado por el C.D. Badajoz: 2-0 en El Vivero y 2-1 en San Mamés. Tras obtener un tercer puesto en la sesión 67/68, en la campaña 68/69 resulta de nuevo Campeón con el técnico Rafael Iriondo, y en la Fase de Ascenso se enfrenta al C.D. Orense siendo eliminado: 2-1 en la capital gallega y 0-1 en casa. Como equipo eliminado acude a la Promoción de Permanencia, encontrándose al Deportivo Alavés al cual logra vencer: 3-0 en San Mamés y 1-0 en Vitoria, consiguiendo ascender a Segunda División. El estreno en la categoría de plata se produce en la temporada 69/70 bajo la presidencia de Ramón Barbier Uría, no consiguiendo los bilbaínos el objetivo de la permanencia. En una Liga muy igualada, pese al buen arranque de temporada obtenido al final es decimotercero y ha de defender su plaza frente al aspirante Villarreal C.F. al que no supera: 2-1 en casa, 2-1 en El Madrigal y 1-2 en el desempate disputado en Madrid. Por sus filas pasan esa temporada promesas como: el meta Víctor Marro, José Ángel Rojo, Carlos Ruiz, Félix Zubiaga, Daniel Astrain ó Josu Ortuondo.
1970 – 1980
Descendido a Tercera División, inicia la década de los años setenta obteniendo puestos discretos en la tabla clasificatoria en unas campañas y próximos al ascenso en otras, en una categoría de bronce muy competitiva formada por cuatro grupos, destacando las temporadas 70/71 y 72/73 en el primer lustro al terminar en quinto puesto en sendas campañas, pero lejos de conseguir una de las dos primeras plazas con opciones de ascenso directo y promoción. En este periodo destaca ante todo la inauguración el 12 de enero de 1971 de la Ciudad Deportiva de Lezama, instalación llevada a cabo bajo la presidencia de Félix Oraá San Martín, en la que hay cabida para varios campos de fútbol y en la que la cantera inicia su formación; así como que en 1972 el club filial bilbaíno cambia de nombre pasando a ser conocido como Bilbao Athletic Club.
En el segundo lustro de la década, siendo presidente de la entidad José Ignacio Olascoaga, el filial mejora su rendimiento y termina cuarto la sesión 75/76, para repetir el cuarto puesto en la temporada siguiente 76/77, en la que termina con cuarenta y nueve puntos en un triple empate con C.D. Orense y C.D. Ensidesa, pasando a integrar parte de la recién estrenada Segunda División B al ascender los clasificados entre el segundo y décimo puesto de cada grupo. En la nueva categoría de bronce, que se inicia en la campaña 77/78, termina con un quinto puesto y mantiene sin problemas en los años posteriores de lo que resta de década.
1980 – 1990
Pero sin duda el gran salto cualitativo se produce en los primeros ochenta coincidiendo con la obtención de dos Ligas consecutivas por la primera plantilla. En la campaña 82/83 el filial rojiblanco conquista el título liguero con autoridad, ascendiendo por segunda vez en su historia a la categoría de plata y destacando jugadores como Patxi y Julio Salinas, Andrinúa, Pizo Gómez y Joseba Agirre. El reestreno en Segunda División A se produce en la campaña 83/84 siendo presidente Juan Ignacio Apoita y tiene como protagonista a un joven Julio Salinas que marca veintitrés tantos. El Bilbao Athletic Club dirigido por el técnico José Ángel Iribar es subcampeón empatado a cincuenta puntos con el Castilla C.F. y sólo la reglamentación impide su ascenso a Primera División.
El paso de sus estrellas a la primera plantilla merma su potencial y en la temporada 84/85 a punto están de descender pese a contar todavía con jugadores como Ayúcar, Sarriugarte, Iñigo Lizarralde o Ferreira. Tras una brillante campaña 85/86 en la que son séptimos con jóvenes promesas como Rafael Alkorta o Ander Garitano, su fútbol decae y salva la temporada 86/87 llamada del Play-off con apuros, bajo las órdenes de Txetxu Rojo y José María Arrate presidente, no siendo así en la siguiente 87/88 en la que es decimoséptimo. En esta última temporada vuelve Iribar al banquillo, pero en la jornada quince es sustituido por Iñaki Sáez tras ser colista desde la segunda jornada. Pese a la entrada del técnico bilbaino, la reacción llega tarde y tras quedar empatado a 31 puntos con el R.C. Deportivo de La Coruña, el gol avarge le es desfavorable, consumándose el descenso. Pese al duro golpe que significa la pérdida de categoría, la temporada 88/89 resulta magnífica y la plantilla de los jóvenes leones se lleva el campeonato sin problemas, ascendiendo directamente a Segunda División A.
HISTORIA COMO EQUIPO DEPENDIENTE:
1990 – 2000
Esta tercera estancia en la categoría de plata la empieza fuerte al ser tercero en la campaña 89/90 dirigidos por Sáez, sin embargo, a pesar de que este ciclo va a ser el más longevo de todos, el esfuerzo para mantenerse en cada una de las sesiones será una lucha sin cuartel, finalizando cada una de ellas rozando el descenso. Aún así, siete son las campañas consecutivas que aguanta, proporcionando notables jugadores a la primera plantilla del Athletic Club como: Valencia, Iñaki Lafuente, Imanol Etxeberría, Aitor Larrazábal, Josu Urrutia, Tabuenka, Carlos García, Aitor Karanka, Óskar Vales, Mikel Kortina, Javi González, Bolo ó Julen Guerrero.
En 1990 la RFEF modifica su Reglamento General incluyendo la nueva Ley del Deporte 10/1990. Esta Ley que, entre otras cosas, obliga a los clubs profesionales a transformarse en Sociedad Anónima Deportiva, provoca que los clubs hasta entonces filiales relacionados con estos se extingan y sean asimilados por los clubs profesionales quedando integrados en su estructura. El Athletic Club, pese a no convertirse en SAD, sigue siendo un club profesional y cumpliendo con la Ley, el Bilbao Athletic Club se disuelve en el verano de 1991 desapareciendo como club, pasando a ser equipo dependiente y adoptando el nombre de Athletic Club “B”, respetándose la plaza y categoría disfrutadas hasta el momento del cambio.
En la campaña 95/96 se finaliza este periodo de lucha y entrega con el consabido descenso a Segunda División B. En esta categoría, el equipo dependiente bilbaíno pelea por volver a tomar el camino recién abandonado, pero las cosas no son fáciles a pesar de su voluntariedad. En la temporada 97/98 tiene una oportunidad tras ser subcampeón de Liga, pero la desaprovecha siendo tercero en la Liguilla de Ascenso al ser superado por: Real C.D. Mallorca “B” y Granada C.F., mientras colista es el C.P. Cacereño. Lo que resta de década terminará en la zona tranquila de la tabla, cerca de los puesto de promoción.
2000 – 2010
En los inicios del nuevo siglo, el Athletic Club “B” entra en una recesión deportiva y las aportaciones a la primera plantilla pese a ser numerosas no contienen la calidad de las pasadas décadas, resintiéndose sin duda el conjunto de San Mamés muy precisado de estas aportaciones debido a su característica y personal forma de confeccionar las plantillas sin extranjeros y jugadores no vascos. La sesión 00/01 termina en un meritorio sexto puesto dirigidos por Edorta Murúa, a tan sólo dos puntos de jugar la promoción. La siguiente 01/02 repetirá puesto al ser sexto, esta vez bajo las órdenes de Carlos Terrazas, pero más alejado de los puestos que otorgan plaza para jugar la liguilla de ascenso. Destacar la temporada 02/03 con la obtención de un cuarto puesto en Liga dirigidos por Ernesto Valverde, situación que le permite luchar por el ascenso pero que no solventa por un solo punto de margen al ser superado por el Algeciras C.F. Les acompañaron en esta Promoción el Burgos C.F. y el Zamora C.F., que termina colista de grupo. Aceptable será la campaña 05/06 en la que será sexto con Sarriugarte como entrenador. El Athletic Club “B” cambia para la temporada 2006/07 su denominación oficial a Bilbao Athletic porque la primera denominación, impuesta en 1991 con la aplicación de la Ley del Deporte, no era del agrado de los socios. A pesar de que el club emplea este nombre desde 2006, la RFEF no lo ha hecho oficial y sigue empleando la denominación Athletic Club “B” en los calendarios de la competición.
En los últimos años de la década viene manteniendo problemas para seguir en la categoría y en varias de ellas sufre más de la cuenta, como en la 09/10 con un decimoquinto puesto, pero en la fértil cantera vizcaína, a pesar de todo reina el optimismo y en cualquier instante puede surgir una pléyade de figuras que nutran al primer equipo. Ejemplos de ello son jugadores como: Aritz Adúriz, Carlos Gurpegui, Unai Expósito, Andoni Iraola, Javi Casas, Ustaritz, Amorebieta, Fernando Llorente, Susaeta, Beñat, Iturraspe ó Iker Muniain.
2010 – 2020
La temporada 10/11 resulta insulsa y la plantilla rojiblanca queda decimosegunda, empleando el técnico De la Fuente un sinfín de jugadores que se mantienen alejados de las primeras plazas y afortunadamente, también de las últimas. En la edición 11/12 mejora el rendimiento de los cachorros y se alcanza el octavo puesto aunque muy alejado de las plazas que dan opción a promocionar, un objetivo por el cual al menos durante este torneo no se acaba de perseguir.
BIBLIOGRAFÍA Y HEMEROGRAFÍA:
Historia del Athletic Club. José Mari Múgica, Paco Crespo y Juanjo Baños. Ed. Athletic Club de Bilbao (1985).
Athletic Club, 1898-1998: Crónica de una leyenda. Alfonso Carlos Sáiz Valdivieso. Editorial Everest (1998).
Historia y estadística del fútbol español. Vicente Martínez Calatrava. Fundación Zerumuga (2002)
Historia básica de los principales clubs de fútbol españoles. Vicent Masià Pous (2009).