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Historial del Granada 74 Club de Fútbol, S.A.D

(ver Club de Fútbol Ciudad de Murcia S.A.D.)

 

 

DATOS GENERALES:

  • Nombre completo: Granada 74 Club de Fútbol, S.A.D.
  • Ciudad: Granada
  • Provincia: Granada
  • Comunidad Autónoma: Andalucía
  • Fecha de constitución: 1 de agosto de 1999
  • Fecha de federación: 1999

 

CAMBIOS DE NOMBRE:

  • Club de Fútbol Ciudad de Murcia (1999-2004)
  • Club de Fútbol Ciudad de Murcia, S.A.D. (2004-2007)
  • Granada 74 Club de Fútbol, S.A.D. (2007-2009)

 

TÍTULOS NACIONALES:

1 Liga de Tercera División:

  • 2000/01

 

ESTADIO:

  • Nombre: Estadio Municipal Escribano García
  • Año de inauguración: 1980
  • Cambios de nombre: Estadio Municipal Escribano García
  • Capacidad: 4.500 espectadores

OTROS ESTADIOS:

  • Polideportivo José Barnés, Murcia (1999-2001)
  • Estadio de La Condomina, Murcia (2001-2007)
  • Estadio Municipal Escribano Castilla, Motril (2007-2009

 

TRAYECTORIA EN LIGA:

 

ESCUDOS DEL GRANADA 74 CLUB DE FÚTBOL S.A.D. EVOLUCIÓN HISTÓRICA:

UNIFORMES DEL GRANADA 74 CLUB DE FÚTBOL S.A.D. EVOLUCIÓN HISTÓRICA:

 

ORÍGENES:

La historia del presente club es la síntesis de dos trayectorias personales, una la del exjugador nacido en la localidad murciana de Archena, Enrique Pina Campuzano, conocido como «Quique Pina» reconvertido en representante e intermediario de futbolistas y, por otro lado, la de un empresario madrileño afincado en Granada llamado Carlos Marsá Valdovinos que, por diversas circunstancias, cruzaron sus caminos en el año 2007.

Quique Pina, futbolista forjado en la cantera del Real Murcia C.F. entre mediados y finales de los años ochenta, pasó parte de su juventud jugando primero en el Juvenil del club pimentonero para luego ascender al Imperial C.F., nombre que por aquellos tiempos recibía en primer filial murcianista. Fichado por el Zamora C.F. en 1990, una serie de lesiones le llevaron la temporada siguiente al Barinas C.F. siendo traspasado al Mérida C.P., encadenando una nueva racha de lesiones que le llevaron al Caravaca C.F. y finalmente a convertirse, mediados los años noventa, en representante e intermediario de jugadores forjándose una importante de jugadores con los que amasó una importante cantidad de dinero. Vinculado al Atlético de Murcia, un club que nació en 1990 para ser el segundo en importancia de la capital y su llamada no cuajó entre la afición desapareciendo en 1995, Pina fue incrementando su negocio llevando jugadores de Primera y Segunda División, algunos de ellos internacionales, que le reportaron buenos dividendos.

Carlos Marsá, con veintipocos años constituyó en 1974 el Club Polideportivo Granada 74, una modesta iniciativa para adolescentes que, teniendo su sede en la barriada de La Chana, luego pasó al barrio del Almanjáyar. Pagando de su propio bolsillo unos terrenos, construyó un par de campos donde crecieron un buen número de equipos de todas las edades y se formaron muchos jóvenes, constituyendo un equipo amateur que, con el paso del tiempo vistiendo camiseta roja con pantalón blanco, alcanzó la Tercera División al término de la temporada 93/94 teniendo sus altibajos entre esta categoría y la Regional Preferente.

HISTORIA DEL CLUB:

1999 – 2000

Cuando rozando la treintena de años Quique Pina y su amigo, el también futbolista Juan Carlos Cordero se quedaron sin equipo, entre ambos surgió la idea de constituir en Murcia una nueva sociedad en la que pudieran terminar sus últimos años como jugadores y, de paso, hacer crecer un proyecto que en el futuro pudiera llegar lejos. Fruto de la amistad de los dos y contando con la colaboración de más personas vinculadas a este deporte, el 1 de agosto de 1999 quedó constituido el Club de Fútbol Ciudad de Murcia, teniendo como colores camiseta roja con pantalón negro mientras recinto para jugar era comprometido el Polideportivo José Barnés.

Inscrito en la Federación Murciana como club de Regional Preferente, la temporada de debut 99/00 resultó exitosa alcanzando el primer puesto con bastantes goleadas en su haber, ascendiendo al Grupo XIII de Tercera División en un año en el que Pina, al inicio jugador, terminó como presidente.

2000 – 2009

Ambicioso en su propósito, con un presupuesto importante para la categoría y una plantilla escogida a dedo, el C.F. Ciudad de Murcia debutó en el cuarto nivel nacional encadenando un segundo curso, si cabe, mejor que el anterior con rivales más cualificados quedando primero al sumar treinta victorias, nueve empates y tres derrotas, un solo punto por encima del Orihuela C.F. Clasificado para disputar la Promoción de Ascenso, en esta fase los murcianos fueron el gran dominador de su grupo al imponerse en cuatro de sus encuentros, empatando otro por una sola victoria, números con lo que sumó su segundo ascenso consecutivo, en esta ocasión a Segunda División B dejando atrás a C.D. Manacor, C.F. Balaguer y Pego C.F.

Contando con Alfonso José Guzmán en el banquillo, el club inició su andadura en la categoría de bronce durante la campaña 01/02 inmerso en el Grupo IV donde competían andaluces, norteafricanos, extremeños, murcianos y el Real C.D. Mallorca «B» teniendo opciones de clasificarse para disputar la Promoción de Ascenso a Segunda División. Una mala racha de resultados produjo el cese de Guzmán y Diego Rodríguez, a falta de diez jornadas para el final, lo relevó debiéndose conformar con el quinto puesto. Entre la directiva rojinegra había especial interés en acceder a la categoría de plata y, en función de ello, llegaron al club nuevos jugadores de reconocida calidad que en la campaña 02/03, ahora sí, dieron el salto cualitativo que requerían los murcianos aunque el camino no fue fácil. Hasta cuatro entrenadores pasaron aquel curso empezando Francisco Javier López, continuando Rafael Alcaide «Crispi», siguiendo Rafa Muñoz para terminar Carlos Orúe. Terceros en Liga tras Algeciras C.F. y Málaga C.F. “B”, en la Promoción de Ascenso había que entregarse a fondo y así sucedió. Inserto en un grupo entre clubs históricos, el C.F. Ciudad de Murcia se llevó el ascenso al imponerse en casa la última jornada ante el C.D. Castellón, segundo, mientras cerraban el grupo Barakaldo C.F. y Pontevedra C.F.

El ascenso a Segunda División, logrado en el Estadio Municipal de La Condomina, tradicional feudo del Real Murcia C.F. que los rojinegros venían disfrutando desde su ascenso a Segunda División B y había enturbiado profundamente la relación entre ambos clubs, fue celebrado a lo grande renovándose, para el estreno y disputa de la temporada 03/04, a pocos jugadores por lo que se tuvo que hacer un fuerte desembolso en nuevos. El banquillo lo ocupó Juan Manuel Lillo pero lo malos resultados propiciaron su destitución nada más empezar la segunda vuelta contratándose a Juan José Enríquez «Juanjo» que duró trece jornadas. Al final fue Fernando Zambrano quien mantuvo el tipo y la permanencia con victorias trascendentes para ser decimoséptimo. En la campaña 04/05 la plantilla sufrió un nuevo correctivo con el traspaso de numerosos jugadores y el debut de Miguel Álvarez en el banquillo, técnico quien pese a su esfuerzo fue sustituido en la segunda vuelta por el veterano Julián Rubio. Una victoria en la penúltima jornada en el Estadio Helmántico ante la U.D. Salamanca certificó su continuidad concluyendo decimoctavo.

Cumpliendo con la Ley del Deporte y dado que era su segundo curso en la categoría, el club se vio obligado a iniciar los trámites para convertirse en Sociedad Anónima Deportiva, requisito indispensable que se solventó el 13 de mayo de 2004 pasando el club a titularse C.F. Ciudad de Murcia S.A.D. Continuando Quique Pina al frente de la sociedad, ahora como presidente del Consejo de Administración y máximo accionista, para la sesión 05/06 se renovó, una vez más, el fondo de armario con jugadores afamados y, en mente, la idea de llegar tan lejos como se pudiera y, a poder ser, ascender a Primera División. El proyecto se encargó a Abel Resino, técnico de prestigio que catapultó a los murcianos hasta los primeros puestos. Ilusionada la afición con la posibilidad de ascender, cada domingo se vieron los graderíos de La Condomina bastante concurridos pero al final, la firme competencia de Real Club Recreativo de Huelva, Gimnàtic de Tarragona y Levante U.D., le privaron por escasos puntos de lo que hubiese sido un ascenso histórico.

La edición 06/07 se presentó en un principio complicada para los rojinegros, de un lado la moratoria para el usufructo de La Condomina finalizaba en este campeonato y, de otro, las cuentas presentaban una deuda considerable que requería atención. El C.F. Ciudad de Murcia apostó al doble o nada con la ida de ascender a Primera División haciéndose con los servicios del técnico José Luis Oltra y un nutrido grupo de jugadores de nivel. Sin embargo, aunque el equipo empezó bien y se mantuvieron esperanzas durante gran parte del torneo, la existencia de tres rivales a otro nivel le impidió su sueño manifestándose sobre el terreno de juego que Real Valladolid C.F., Almería C.F. y el archirival, Real Murcia C.F., eran superiores.

Cuartos y sin premio, finalizando la temporada Quique Pina puso la S.A.D. en venta. Con una deuda cercana a los siete millones de euros, sin un campo asegurado donde jugar el siguiente año y con diversos problemas como falta de arraigo en la ciudad al margen de algunas importantes trabas para construir un nuevo campo, la situación era agónica. Tras recibir varias ofertas desde diversos puntos de España interesados en la compra de la S.A.D., una llamada la noche del 5 de junio de Carlos Marsá, presidente del C.P. Granada 74 que acababa de ascender a Tercera División, abrió una negociación expresa en la que Marsá se quedó la totalidad de las acciones del club murciano y parte de la plantilla. Para satisfacer la compra, el empresario vendió la Ciudad Deportiva de Almanjáyar a una empresa almeriense y con lo obtenido, veinte millones de euros, abonó trece millones a Quique Pina por el total de las acciones y otros siete para cubrir la deuda. La S.A.D. pasaba de Murcia a Granada tras un apretón de manos.

Tras la compra-venta los problemas de Carlos Marsá, ilusionado por lo conseguido y materializar la ilusión de presidir un club profesional, no hicieron más que comenzar. A la contratación de un técnico de confianza y jugadores hubo que sumar no disponer de un campo reglamentario para la categoría. Negado el uso por parte de las autoridades locales del Estadio de Los Cármenes al ser usufructo del club histórico, Granada C.F. y de un club con protección del consistorio, el Granada Atlético C.F., una sociedad constituida el 1 de septiembre de 2004 que jugaba en Tercera División, el problemón fue considerable. Negociado poder jugar en Atarfe y Albolote, localidades del área metropolitana granadina, ninguna fructificó como tampoco Almuñécar o Guadix, localidades de la provincia pero más distantes. A medida que fueron avanzando los días se especuló incluso por jugar en la ciudad de Sevilla o incluso Toledo, ambas finalmente descartadas hasta que se alcanzó el acuerdo con el consistorio de Motril para emplear el Estadio Escribano Castilla, un recinto inaugurado en 1980 pero reformado ampliamente en 2000 para albergar una aforo próximo a las cinco mil localidades.

Resuelto el embrollo del campo con los elevados costes extra que les supondría a los granadinos sólo con los largos desplazamientos desde la capital donde tenían la sede hasta Motril, un nuevo problema, también de extrema gravedad, se sumó a una compra-venta que pareció maldita desde el inicio: la R.F.E.F., considerando que la venta de las acciones y cambio de residencia del C.F. Ciudad de Murcia S.A.D. a Granada era una maniobra ilegítima que camuflaba una compra de plaza en Segunda División sin mediar méritos deportivos por parte del propietario de un club como el C.P. Granada 74 que acababa de ascender a Tercera División, hizo saber que se oponía a la compra-venta y elevó una queja a la U.E.F.A. que se puso de su lado poniendo en vilo la participación del ahora denominado Granada 74 Club de Fútbol S.A.D. en la categoría de plata. Contando el club granadino y su máximo accionista, Carlos Marsá, con el apoyo de la L.F.P. y del C.S.D. que consideraban legal toda la maniobra al ajustarse a derecho y cumplir con unas normas aprobadas recientemente por la cual una S.A.D. podía cambiar de sede, toda la operación fue puesta en manos del T.A.S. para que intermediara y emitiera una solución. Transcurridas varias semanas y con el inicio del campeonato en marcha, llegó el fallo favorable del T.A.S. avalando la participación de los granadinos en Liga, un precedente que abrió una gran polémica en la sociedad deportiva española pues fue la primera vez que esto ocurría, al menos en el fútbol profesional y con una S.A.D. por el medio.

Adquirida la S.A.D., Carlos Marsá manifestó públicamente que su interés, como así sucedió, era convertir al C.P. Granada 74 en filial del Granada 74 C.F. S.A.D. y aprovechar sus categorías base despreocupándose de toda la infraestructura que dejaba en Murcia con una notable cantidad de equipos pertenecientes a las categorías inferiores y un equipo dependiente, el C.F. Ciudad de Murcia «B» jugando en el Grupo XIII de la Tercera División murciana. Puesta en contacto la Federación de Peñas del C.F. Ciudad de Murcia con Marsá para solicitarle la cesión de toda esta infraestructura que ya tenía su equivalente en Granada, el empresario granadino aceptó planteándole de inmediato, tras su respuesta afirmativa, a la Federación Murciana un nuevo problema pues ésta argumentó que, trasladada la sede desde Murcia a Granada, con el paquete iban también las categorías inferiores y el dependiente de Tercera División. Desamparados un buen número de niños, adolescentes y juveniles, además del primer equipo dependiente, el que fuera directivo del C.F. Ciudad de Murcia, Evedasto Lifante, consiguió llegar a un acuerdo con el ayuntamiento de la localidad de Lorquí, propietario del Escuelas Municipales de Deporte de Lorquí, un club constituido en 2003 con plaza en Tercera División, para que la escuela del C.F. Ciudad de Murcia se trasladara hasta la vecina población quedando ambas unidas. Fusionados los dos clubs tras una aportación económica de Lifante al consistorio, el resultante fue titulado Club Atlético Ciudad de Lorquí, adoptando los colores del conjunto ciudadano hasta entonces con sede en Murcia, camiseta roja con pantalón negro e iniciando una meteórica carrera que le llevó a Segunda División B, a adoptar en 2008 el nombre de Club de Fútbol Atlético Ciudad y a desaparecer en 2010 en medio de un mar de deudas con cerca de ochocientos mil euros en rojo.

Resuelto el campo y la licencia para competir en la categoría de plata, los granadinos que jugarían con camisa roja y pantalón blanco, ficharon al técnico Antonio Tapia empezando el campeonato con fuerza estando cerca de la cabeza. Sin embargo, a medida que fueron transcurriendo las jornadas, el equipo se desinfló y no respondió como se esperaba siendo la segunda vuelta nefasta. A falta de ocho jornadas Marcos Alonso sustituyó a Tapia, pero ni aun así hubo solución vigésimo primero a cinco puntos de la salvación. Concluido el ejercicio la debacle financiera fue considerable perdiendo Marsá una importante cantidad de dinero en un error de cálculos que no esperaba ni calculó como se merecía un club profesional pese a que todo se le complicó más de la cuenta, poniendo las acciones venta para no sufrir más. Aunque hubo ofertas, no se llegó a ningún trato asumiendo que la cosa podía ir a peor como así fue.

Descendido a Segunda División B, la campaña 08/09 se llevó a cabo en el Grupo IV con participantes del sur peninsular empezando con Miguel Rivera en el banquillo. Con un equipo deshecho respecto al de la edición anterior los resultados no acompañaron lo más mínimo y en las últimas dieciséis jornadas Carlos Rodríguez se hizo cargo no enmendando la plana por lo que se concluyó decimoctavo a cuatro puntos de la continuidad perdiéndose la categoría. Por si fuera poco se adeudaron varias nóminas a los jugadores y estos denunciaron al club ante la falta de cobro por lo que, cumpliendo con el Reglamento pasó de tener plaza en Tercera División a Primera Andaluza, la primera de las categorías regionales de aquella Territorial, una categoría insostenible para un club que necesitaba dinero urgentemente. No inscrito para la temporada 09/10, la S.A.D. entró en proceso de liquidación afectando al club hasta entonces filial, el C.P. Granada 74 que, siendo decimoprimero en la sesión 07/08 en el Grupo IX y decimoctavo en la edición 08/09 descendiendo a Primera Andaluza, su primer equipo no salió a competir en la temporada 09/10 sí haciéndolo las categorías inferiores.

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BIBLIOGRAFÍA Y HEMEROGRAFÍA: